El Jazmin de Sandra
Solo pasar junto a él en el mes de diciembre ,cuando florecen sus primeros pimpollos, me remonta automáticamente a fines de los años 80. Mi hogar, familia de clase trabajadora donde todo costaba mucho, era moneda corriente ir a la almacén y dejar salir de nuestra boca la palabra “me lo anota” y automáticamente el comerciante entrado en años tomaba el cuaderno gloria de tapa blanda percudido por el ir y venir de los días y de tanta clientela que como nosotros hacía fila para comprar y dejar nuestros saldos impregnados en tinta ,era un sábado por la mañana y el sol ya golpeaba con fuerza cuando mi padre encendió en verde Torino ,flameante, como recién lavado ,listo para emprender en viaje hacia la bicicletería ,el sueño de mi primera bicicleta ya se palpaba latente esa mañana ,ansioso subo apresurado esperando que mi madre termine de cerrar el imponente portón de madera con formas de soles que por esa época resplandecía en la cuadra por su extraño diseño, con su seño fruncido como en cada salida se acerca ella mascando chicle de menta y emprendemos viaje hacia el local Marisol, fabricantes de bicicletas pintadas a fuego y en 3 colores ,su vidriera reluciente dejaba ver los modelos ,una catarata de rodados de todos colores y tamaños que quitaban el sueño a mas de un niño y esa soleada mañana aguardaba por mí ,entre tantas ,una BMX rodado 20 monocromática que pedía a gritos irse conmigo a vivir las mejores aventuras del verano que se avecinaba ,nada podía ser mejor..
Pasado el mediodía ya me encontraba haciendo girar sus ruedas sobre el tibio asfalto y haciendo rechinar las viejas maderas de roble que reposaban sobre el puente de Turdera que tantas veces su estructura de metal remachado de aspecto gótico fué testigo de nuestro paso ,delante mío y con un andar sereno se encontraba Rosi, los papeles indican que es mi tía pero para mí siempre fué mi hermana mayor ,ya que sus padres, los abuelos que nunca conocí ,dejaron este mundo en su corta edad y se quedó a vivir con mis padres que la criaron , gracias a ella viví lo mejor de los 80 ,en su minicomponente Sanyo Fuego sonaba Sting, Durán Durán Génesis ,Level 42 ,toda la escencia de esa maravillosa década se impregnaba en mí ,pero nada era gratis, tenía impuesta la misión de acudir al kiosko de pocha ,una señora entrada en años, de rasgos orientales y de nula paciencia para atender a los indecisos niños que apoyaban sus manos sobre el vidrio agrietado, gastado, percudido por el tiempo ,sostenido en partes con cinta scoth, capa sobre capa dejando ver lo añejo de dichas reparaciones e interponiéndose entre golosinas cual estrellas del lugar solo siendo opacadas por las majestuosas figuras de He-Man, en las penumbras, casi inalcanzables para un niño de mi estatus, pero no para Ferni mi vecino de cuadra poseedor de muchas figuras de acción y juguetes de todo tipo, pero en este caso yo estaba en el kiosco por otra cosa, mi misión… cada vez que se le agotaba el sachet de savia vegetal Inecto a Rosi debía acudir raudamente porque ella venia cansada de Filcar, la empresa en la cual cumplía sus labores diarias. Cruzando el puente los cabellos nutridos en savia danzaban al compás del tibio viento de diciembre , yo detrás en mi nuevo rodado siguiendo las finas ruedas de su bicicleta de carreras color celeste surcando las arboladas calles de Turdera donde se oye en el aire las voces del vecindario deseándose felices fiestas ,esas palabras alegraban mis días, el sol, el verano y la llegada de las fiestas eran un coctel delicioso para mi joven espíritu. Casi en un instante ya estábamos en la casa de Sandra,compañera de secundaria de Rosi, al fondo el sonido del eléctrico al pasar, a mi derecha una casa americana, antigua, gastada, con un ventanal que se imponía cual guardia de seguridad ante una blanca cortina de hilo y puntillas, seguramente cómplice de tantas charlas familiares ,y al frente casi interponiéndose en el paso ,exageradamente florecido ,seduciéndonos con su aroma natural estaba él ,protagonista de esta historia “el jazmín blanco de Sandra”, una mezcla de sensaciones invadían mi cuerpo y alma, brillaba la tierra en su base albergando litros de agua que fueron vertidos al parecer recientemente dejando fluir ese aroma tan particular a tierra mojada típico de los meses de calor que se elevan con la humedad evaporándose en el aire .El sonido metálico de las llaves rozaban el cedro rebalsado de blanco acrílico y el chillar suave de viejas bisagras vestidas de óxido daban paso y se superponían con una voz que podría caracterizarse como “Gangosa” la cual brindaba su bienvenida ,era Sandra ,una muchacha delgada de cabellos oscuros ondulados que se entreveraban con las patillas azuladas de sus gruesos lentes ,en el living la luz tenue se escabullía entre las cortinas para fundirse en el plástico mantel floreado que albergaba pequeños platos de blanca loza abundantes en refrigerios que casi ipnóticamente fijaban mi mirada pero frenaban mi cuerpo cual maniquí de vidriera al recordar una advertencia que se repetía en las salidas y la cual recordaba al pie de la letra ,casi como si viera las palabras grabadas en una marquesina que decían: “no te comas todo que me haces pasar vergüenza ” aunque con el pasar de los minutos no podía resistirme ante esos anillos glaseados de terrabusi que pedían impacientes que los tome con la habilidad y rapidez digna de un malhechor atento ante el primer descuido para ejecutar cual verdugo mi plan de apoderarme de todas ellas sin ser descubierto ,pero los espacios entre las glaseadas masas eran cada vez más evidentes ,pasó rápidamente la tarde entre charla y charla .el sol ya se estaba despidiendo tiñiendo de color naranja el cielo y ahí seguía el ,con su fragancia ,en esta ocasión cortejado por una orquestada banda de abejas enajenadas a su entorno ,pero al gran jazmin a modo de despedida nos acompañaba con su aroma .
Fue una salida, un paseo, tan solo una tarde de primavera , pero dejó marcada a fuego en los recovecos mas recónditos de mi mente hasta el dia de hoy. Con mis 43 otoños gracias a su aroma puedo transportarme automáticamente como en una máquina del tiempo al pasado, a esa tarde, a ese momento ,al recuerdo de ese jazmin ,el jazmin de Sandra.
FIN.
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