Llorar, llorar, llorar… Lagrimas caen desde tus ojos en un momento de tu vida en donde sientes que todo falta y que nada eres. Pierdes tu identidad o incluso sientes que nunca la tuviste; te das cuenta que no te conoces y que durante muchos años conviviendo con esa persona que eres tú simplemente no sabes nada de ella. ¿Qué le gusta, ¿Qué le inspira?, realmente ¿Qué ama hacer? o ¿Que quisiera ser o habría querido ser?. No, simplemente no sabes nada, solo eres una extraña de ti misma y tocas fondo, te siente en el fondo del mar, en el fondo de un agujero, en cualquier fondo muy lejos de la superficie.

Vuelve esa pregunta que no logras respuesta “ ¿Cómo puedo salir de aquí?”, pero te envuelves de más y más pensamiento; te vuelves dura contigo misma, te reprochas lo que hiciste y lo que no hiciste, pero lo más difícil de todo es que aun en ese punto de tu vida, solo tu eres la única que puede salir de ahí, solo tu puedes reencontrarte, solo tu puedes hacer el camino que te lleve hacia la superficie.

Lo más difícil de tocar fondo es querer salir de ahí; es buscar cada pieza dentro de ti y unirlas con las correctas.

Lagrimas caen desde tus ojos porque buscarte en el medio de toda esa oscuridad duele, si, duele, buscar tu identidad duele. Lagrimas caen por tu rostro en un momento de tu vida que no vez fin, en un momento donde se detiene el tiempo para ti tocando fondo.

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