Todos
estamos rotos
en
este agujero inmenso
donde
hierven nuestras angosturas
y
se percibe un claro reflejo de luz.
En
las entrañas maternales
tierra
aire sur hallo
una
nebulosa de tiempo perdido.
Lo
normal es combatirlo.
Porque
desde siempre
lo
normal
fue
romperse por dentro,
sacar
las hidras afuera,
paliar
el naufragio
con
restos de avituallamiento.
Así
que
no
importa que claven ídolos
a
su espalda; venideras
como
campos de ortigas o amapolas,
sus
largas trenzas caminarán
como
una ola sobre las olas muertas-.
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