Blaze! Capítulo 94

Capítulo 94 – Persecución.

Dentro de la amurallada ciudad se escuchaban gritos de personas desesperadas, macabros chillidos y guturales vociferaciones, enfrentándose los ciudadanos y soldados que quedaban contra los muertos caminantes, corredores, casi voladores algunos. Blaze y Starmancer lograron refugiarse en una de las celdas vacías y abiertas de la prisión de Ílio, comenzando a iluminarse todo con los primeros rayos del sol.

Deja… recuperarme un… poco… –exhaló Blaze, apoyando sus manos en sus rodillas con su torso doblado mientras intentaba recuperar el aliento, sudando por todos los poros de su cansado cuerpo—. Debemos volver, esto es nuestra culpa, no podemos dejarlos pelear solos.

Tienes razón –respondió escuetamente Starmancer, mientras miraba el pasillo por el que acababan de correr, esperando que sus enemigos no comenzaran a infiltrarse en un espacio tan estrecho que le impidiera utilizar la espada prestada que estaba cargando, intentando encender su poder mágico sin resultados positivos—. ¡Mierda!

Vas a tener que ayudarme, no tengo con qué pelear –dijo Blaze, mirando a los alrededores, viendo a los presos en sus celdas, temerosos por los ruidos provenientes desde el exterior—. Vamos con cuidado, me cubres la espalda y cogeré la primera arma que encuentre en el camino.

Sí –dijo Starmancer, poniéndose al lado de la muchacha, alejándose rápidamente al observar que su mano derecha comenzó a incendiarse sin aparente control—. ¿No que no tenías más magia?

Blaze iba a responder, pero fue interrumpida por una voz que salió de la llama encendida en su mano.

Hola, niña –dijo Soulphydia, rascándose la cabeza mientras bostezaba, viéndose como una imagen flameante dentro del fuego en la mano de Blaze, sacándose las legañas de los ojos.

¡LAGARTIJA! –exclamó Blaze, con los ojos llenos de energía y brillo, descolocando a la salamandra.

¡¿Qué clase de recibimiento es ese, sudorosa e impotente cría humana?! –exclamó Soulphydia con desdén—. Yo preocupándome por ti, comunicándome contigo para saber cómo estás… ¡Me has tenido toda la noche con un nudo en la tripa, sumergido en terribles pesadillas en vez de en mis apacibles sueños! Y me llamas lagartija, de seguro ni recuerdas mi nombre ya, maldita…

¡Soul! –exclamó Blaze, mientras Starmancer se acercaba cada vez más al fuego que parecía ser completamente inocuo, al menos para la mano de su amiga, quemándose unos pocos cabellos de su blanca y desordenada chasquilla—. No voy a mentir, no me había acordado de ti, pero justamente ahora te necesito.

¿Y por qué crees que te estoy llamando? –dijo Soulphydia, sacando pecho, para ocultar una pequeñísima lágrima que se deslizó por el rabillo de su ojo, evaporándose de inmediato—. No es solo un trato, un contrato, lo que hicimos; es un vínculo, una conexión. Dejémonos de cursilerías, ¡vamos a incinerar todo!

Blaze sintió como su espíritu se llenaba nuevamente de poder mágico, secándose el sudor de la superficie de su cuerpo, mirando a Starmancer con renovadas fuerzas.

Vamos a pelear –dijo Blaze, avanzando con seguridad hacia la salida de las celdas.

Me voy de acá –dijo la salamandra, apagándose la flama en la mano de la maga, quien se detuvo antes de salir—. Si me necesitas, estoy a tu lado.

Espera… tengo una idea –dijo Blaze, empujando a Starmancer al interior de nuevo—. ¿Tienes papel?

¿Qué? No –dijo el mago, tocándose el cuerpo y sus ropajes—. No, nada, ¿para qué?

Acá tengo un trozo, pero está escrito –dijo uno de los presidiarios, quienes ya estaban enterados de la masacre que estaba ocurriendo fuera de las celdas, intentando asegurar su supervivencia al ayudar a los magos.

Sirve igual –respondió Blaze, tomando el trozo de una carta escrita por un amigo al hombre que se encontraba encarcelado, hablándole luego a Starmancer—. Pícame el dedo con la punta de la espada.

Blaze rápidamente escribió con la sangre que emanaba su dedo punzado, cargando al trozo de papel con su energía mágica, devolviéndoselo al preso.

Si quieren sobrevivir, por nada del mundo deje que le pase algo a ese talismán –dijo Blaze al hombre, girándose hacia su amigo—. Qué no les pase nada, te dejo a cargo.

Claro –respondió Starmancer, sin entender lo que estaba pasando, confiando en que lo que tenía planeado su amiga iba a funcionar, aunque no sabía que esperar.

Blaze salió corriendo del subsuelo, arrojando Explosive Balls a los muertos para destruir sus cabezas, quedando los cuerpos a medio quemar y sin movimiento sobre el piso, buscando por todos lados algo que formaba parte de su plan, atacando a cuanto enemigo se le pusiera en frente.

¿Dónde, dónde estás…? –se preguntaba la maga, mirando en el piso, hasta que dio con lo que buscaba, tomándolo con premura y elevándose por el aire mientras los soldados miraban como se alejaba del lugar volando.

¿Está… escapando? –se preguntó uno de los soldados, después de aniquilar a uno de los muertos vivientes, abalanzándose sobre otro para continuar con la lucha.

Blaze voló por sobre la ciudadela como una saeta, mirando al piso desde la altura, comenzando a sentirse mal por su vértigo, apretando los dientes y endureciendo su rostro para aguantar las molestias, viendo a lo lejos al falso Chained God sentando sobre unas rocas, controlando la masacre a distancia, dirigiéndose hacia él a toda velocidad.

Sígueme si puedes, malnacido… –dijo Blaze, pasando como un bólido al lado del cuerpo poseído de Ed, elevándose nuevamente al despejado y brillante cielo, a pesar del mareo, volando derecho y con sus ojos cerrados.

¡Espera, Blaze! –exclamó el falso Chained God, comenzando a volar detrás de la chica, intentando alcanzarla.

Blaze voló con todas “sus” fuerzas, intentando alejarse lo más posible de la ciudad, sintiendo que ya era seguida por quien no era Ed, elevándose aún más para dejarle caer una lluvia de bolas de fuego a su persecutor, retomando el vuelo para alejar al titiritero de sus títeres.

Starmancer escuchó los lejanos estruendos, mirando a los encarcelados, agarrando los barrotes de la celda para comprobar su firmeza.

No servirá de nada si estoy cuidándolos acá abajo, proteja con su vida ese trozo de papel –dijo Starmancer, saliendo para cuidar la entrada a las celdas desde el exterior, alejándose un poco de estas al no encontrar contrincantes cerca que estuvieran poniendo en peligro a los presos.

Por su parte, Blaze seguía volando y alejándose, lanzando ataques hacia atrás para intentar darle al falso Chained God, causando grandes explosiones que asustaron a las aves que se encontraban dispuestas sobre los pocos árboles que encontró en su camino.

No, no, no… Nada sirve –dijo Blaze, viendo para todos lados, sabiendo que de seguir volando en esa dirección se iba a encontrar con las montañas y que debería elevar más su vuelo, algo que no le convenía si esperaba realizar su plan como lo había concebido.

Blaze cambió de dirección, siguiendo con sus sucesivos ataques a su retaguardia, para conservar la distancia de su contrincante y para poder buscar el lugar preciso para llevar a cabo su plan. Después de una hora de vuelo, dio con un poblado y verde bosque, justo lo que necesitaba.

Esto era en lo que estaba pensando –murmuró Blaze, mirando al piso, dejando de volar y quedándose sobre un bosque flotando, lanzando una nueva lluvia de Fire Balls, pero esta vez dirigida a los árboles dispuestos bajo sus pies, produciéndose un gran incendio que ennegreció el aire, perdiéndose dentro del humo.

¿Dónde fue? –se preguntó el falso Chained God, congestionándose sus humanos pulmones con el negro humo proveniente del incendio, tosiendo.

Una vez se disipó un poco el humo en el cielo, el falso Chained God se dio cuenta de que estaba solo flotando en el aire, por lo que decidió bajar al incendio y buscar a la escondida muchacha, quien lo esperaba oculta entre algunos árboles que ardían con pocas brasas. El falso demonio buscó a Blaze, pero no podía ver bien por el abrasador calor y el intoxicante humo, tampoco siendo capaz de sentir la energía mágica de la joven, dando vueltas infructuosas por el incendiado lugar mientras la maga respiraba aire fresco gracias a su Air Barrier.

Blaze esperó hasta encontrar el momento preciso, dejándose caer sobre el falso demonio mientras desenvainaba su quebrada espada de hueso, cubriendo la espalda y cabeza del cuerpo de Ed con el mortal veneno.

¿Qué es lo que acabas de lanzarme? –preguntó el falso Chained God, quien finalmente tenía enfrente a Blaze, mirándose en silencio los dos por unos segundos antes de que el venenoso líquido hiciera efecto, sintiendo como si le hubiesen robado el aliento y toda la energía del cuerpo, sacudiéndose sus extremidades hasta que perdió el equilibrio, sintiendo un frío que se caló en sus humanos huesos—. ¿Qué… fue… lo que me… hiciste?

Blaze salió del ángulo de visión del falso demonio, quien desfallecía en el ardoroso suelo, perdiendo el control de su poder mágico, lo que hizo que los muertos que atacaban la ciudad de Ílio perdieran parte de su fuerza y velocidad, lo que ayudó a los fatigados guerreros a hacerles frente. La maga al fin pudo relajarse un segundo, vomitando casi su alma por el mareo que le produjo el largo vuelo, detrás del árbol en el que se encontraba escondida. Una vez más repuesta, activó el talismán que dejó al cuidado del preso, desapareciendo del incendiado bosque y teletransportándose a la celda de la ciudad de Ílio, cayendo sobre el hombre que cuidaba el trozo de papel.

¡Perdón! –exclamó después de caer sobre el presidiario sin previo aviso mientras el talismán comenzaba a quemarse en la mano cerrada del hombre, quien sacudió su extremidad ante el ardor del papel.

La maga se levantó apresurada, pisoteando al hombre en distintas partes de su cuerpo, inhabilitando sus capacidades reproductivas por unos momentos, disparando una Fire Ball a la cerradura de la celda para poder salir de esta, corriendo al exterior.

¡Blaze! ¿Cómo… cuándo volviste? –preguntó Starmancer después de cercenar la cabeza de uno de los debilitados muertos vivientes, dejando caer su espada al piso para descansar, no habiendo más enemigos cercanos con los cuales luchar.

Mientras, en las cercanías de un conocido volcán…

¿Alguien sabe que le pasó a Soulphydia? –preguntó Xileen, viendo a la salamandra tirada en el piso con los ojos perdidos, mientras una de sus patas traseras se movía involuntariamente como si estuviera pateando y su boca abierta dejaba escapar espuma blanca como la que se encuentra en las orillas del mar.

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La ciudad estaba completamente arruinada. Una de las fortificadas murallas había sido derretida por el Blazing Coronal Ejection de Blaze, trabajando algunos de los ciudadanos en la reconstrucción del muro para evitar que enemigos se metieran por aquel forado, retirando las rocas fundidas a punta de golpes con azadones y picotas después de enfriarlas varias veces con agua fría. El resto de los sobrevivientes de Ílio reconstruía las casas y techumbres destruidas en la batalla, atendían a los heridos y cremaban a los muertos, tanto de sus enemigos como de sus compatriotas, para evitar las enfermedades que pudiese traer la podredumbre de sus cuerpos sin vida.

Las bajas habían sido cuantiosas, no había tiempo para celebrar, pero tampoco para descansar. No sabían si habían acabado con todos sus enemigos, no sabían si el demonio que los potenció volvería, sólo sabían que debían reagruparse y reconstruir lo más rápido posible su fortaleza. Los magos se quedaron con ellos por varios días, pero la situación no cambió, siguiendo todo sereno y sin problemas, ayudando todos los días en lo que pudiesen para reconstruir la ciudad.

Blaze se despertó una de esas noches, sintiendo lo que hace tiempo venía viendo hacer a Starmancer, levantándose para preguntarle como estaba.

¡Hey! ¿Todo bien?, ¿sigue sin contestarte? –preguntó Blaze al mago que se encontraba medianamente encorvado, sobresaltándolo, quedando este con sus ojos saltones.

¿Qué?, ¿qué dices? –preguntó Starmancer, restregándose los ojos mientras se apagaban las estrellas falsas que iluminaban el cielo nocturno, no alcanzando a ver qué era lo que él mismo había escrito, mostrándose desorientado—. ¿Qué es lo que hago aquí?

¿Cómo?, ¿no estabas escribiéndole a Camellie para que te leyera? –preguntó Blaze, rascándose la cabeza, dudando ahora de lo que estaba pasando.

Yo… ¿no? No, estaba durmiendo, soñando con que escribía a alguien en el cielo, pero no puedo recordar el mensaje ni el remitente –dijo Starmancer, agarrándose la barbilla y arrugando el entrecejo—. ¿Acaso lo hice dormido? Espera, ¿dijiste “sigue sin contestarte” ?, ¿por qué?

Todas las noches desde que nos encontramos te levantas en algún punto de la noche y te pones a escribir con tus lucecitas, pero como nunca me enseñaste el cómo leerlas, no sé qué es lo que escribiste –respondió Blaze con suspicacia—. ¿Qué estás ocultando?

¿Qué? ¡Nada! ¡Es verdad! Te dije que estaba soñando –se defendió Starmancer, levantando sus manos hacia el frente como si estuviera intentando contener un ataque—. No recuerdo haberme despertado ninguna noche para escribir con mis estrellas, ya lo intenté y Cami nunca me respondió, sería un desperdicio de tiempo y de poder.

Eres demasiado directo y desubicado como para mentir después de haber sido encontrado haciendo algo malo, te creo, pero igualmente es raro que estés mandando mensajes dormido –dijo Blaze, relajándose Starmancer, bajando sus manos con alivio y suspirando con calma.

Pero viste el mensaje, ¿cierto? Si lo escribes podemos ver que era lo que decía y zanjar esto de una vez –ofreció Starmancer, intentado dejar atrás cualquier duda que su amiga tuviese de él.

Ehhh, ese es el problema, eran muchas estrellas y sólo vi el mensaje de reojo, no recuerdo ni el orden ni la cantidad –dijo Blaze, sacando la lengua mientras Starmancer dejaba caer su cabeza como si hubiese sido golpeado en la nuca—. Ya, relájate, cuando ocurra de nuevo me fijaré bien y veremos que escribes mientras duermes. Vamos a dormir, mañana temprano debemos seguir con nuestro viaje.

Sí, y ahora nuestro objetivo es doble: encontrar a Cami y recuperar a Ed –dijo Starmancer con cara de seriedad, mostrando su preocupación por su amada y por su amigo, caminando de vuelta al lugar donde debería haber estado durmiendo—. Vamos, Blaze.

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