Existe un tiempo de flores y espinas que conviven.
Es el tiempo de enumerar las paginas como nudos
donde el amor y el desamor se parecen y se rozan
donde la sonrisa amanece en cada abrazo de fogata
y donde las lágrimas de la perdida riegan la sequedad.
Y así como se parecen, también se distancian sin mirarse
uno es el ejemplo de la siembra en cada finca
el de los pistilos en un heroico desfile de fulgor
y el otro es de la memoria en su surco oscuro
el no ser después de arrodillar al orgullo
el de la perfidia con un rostro borroso.
Existe desde el primer instante del mundo,
cuando el tiempo solo era un vientre con semillas
y ese tiempo dispar que cobijo la virtud y el odio
se fue separando como una y griega de la memoria.
Fue cuando en la bifurcación de los sentires
a algunos muchos no les importo cargar las mochilas,
con granos, con sueños, con la música en las venas
y otros tantos bajaron las cortinas de las auroras
sumiéndose en los follajes de la noche segura
para no ver el sol que desnude sus fracasos
o el deslumbramiento de un nuevo inicio
OPINIONES Y COMENTARIOS