Mi amigo y yo

Mi amigo y yo

ZAZA

03/10/2021

Tal vez esta sea la primera y última vez que escuchen su historia. Porque tengo que

mantener el secreto, él no se puede enterar que estoy contando su historia.

Cuando lo conocí pasó un tiempo para que me diga su nombre, creo que era por miedo

pero hasta el día de hoy no me ha dicho el porqué.

Su nombre es Ignacio pero le gusta que le digan Rick, en realidad no se que relación tienen

esos dos nombres pero supongo que esta bien, Rick tenía catorce cuando su padre falleció

lo cual fue un golpe bastante grande, su padre era su escape de la realidad. Yo lo conocí

cuando él cumplía sus dieciséis después de cambiarse de escuela porque ya no aguantaba

los crueles comentarios de sus compañeros por el acoso que siempre recibía.

Al principio en su nueva escuela era un chico raro. Nadie se le acercaba y él se sentaba en

la parte de atrás del aula donde nadie le daba demasiada importancia, al parecer los

humanos le tienen miedo a lo nuevo. El año seguía pasando y Rick cada vez tenía más

problemas, Carla su madre decía que era por la adolescencia, él se sentía mal siempre,

estaba triste y no tenía ánimos para hacer nada. Se metía en problemas todo el tiempo en

la escuela y cuando se enojaba solo gritaba y se iba a su cuarto, una charla o discusión

frecuente con su madre era:

– ¿Qué es lo que te pasa Ignacio? – Preguntaba angustiada su madre

– Que te importa, siempre crees tener la respuesta a cada cosa que me pasa pero ¿sabes

que? ¡NO ES ASÍ! – Y luego se iba a su cuarto

Su madre siempre se quedaba pensando que lo habría hecho enojar para que le hable de

esa manera, pero no encontraba razón aparente para eso, ella solo le tenía paciencia sabía

que su hijo seguía afrontando lo que había pasado con su padre al igual que ella.

De repente empezó a encerrarse en su habitación dejó de hablar con su mamá y su

hermana Stella, lo único que hacía era sentarse en la punta de la cama a llorar porque hace

un tiempo había perdido a su padre. Rick empezó a ir al psicólogo donde no duró

demasiado porque nunca fue un chico de muchas palabras lo cual no fue de gran ayuda con

aquel especialista, así que aproximadamente por navidad dejó de ir; en las noches no

dormía y se quedaba viendo el techo pensando en formas de desaparecer de la faz de la

tierra y aparecer en Marte, el solo quería que su vida volviera a la normalidad, ¿Pero que

normalidad?, para él nunca nada fue normal siempre había algo que lo hacía sentirse

extraño, indefenso y torpe…

– Hola… ¿Cómo estás hoy Rick? – Entró preguntando su hermana

– De la misma manera que todos los días… ¿Qué quieres Stella? No tengos ganas de

aguantarte ahora – dijo viendo su teléfono

– ¿Quieres tomar helado? – Pregunto tratando de cambiarle el humor a su hermano

– Quiero que te vayas de mi pieza… Ahora por favor, si es posible

Como dije no hablaba con nadie, no hacía sociales, y las pocas conversaciones que tenía

eran de esa forma.

Yo llegué después de un tiempo pasando eso, está bien al principio mentí no lo conocí en su

cumpleaños número dieciséis, me hice parte de la familia ese día.

Lo empecé a seguir todos los días de la escuela hasta su casa, él me daba parte de su

sándwich o de lo que llevaba de comida, al parecer me veía con hambre, cosa que siempre

tengo pero no importa eso ahora.

Carla siempre me veía con mala cara porque no me tenía confianza, al parecer, pero con el

tiempo me fue recibiendo en su casa me dejaba pasar a tomar agua e irme luego, ya que yo

caminaba todo el día y siempre estaba con sed, eso me reconfortaba demasiado. Un dia yo

estaba sentado en la vereda de la casa de Rick y Carla se me acercó y dijo:

-Desde que llegaste a nuestras vidas, Ignacio ha estado mucho más feliz, el vuelve contento

y hasta ha vuelto a hablar con nosotras… Gracias por llegar a nuestras vidas

¿Qué puedo decir? Soy una máquina de felicidad para todas las personas con las que me

cruzo.

Soy Rocky un perro, si un perro… Y conté un poco la historia de mi mejor amigo porque yo

pude alegrar su vida, y él le dio sentido a la mía, cuando Rick me pasó la mano por el lomo

la primera vez supe que él era mi humano perfecto, la persona con la que congeniaba, a

veces no somos personas el mejor amigo o amiga de un humano pero podemos dar la

misma cantidad de cariño que uno o inclusive más.

– Rocky, por favor deja de ladrar… Son las 6 a.m amiguito, ya duérmete

– Lo bueno es que Rick no entiende el idioma canino, sino se enfadaría demasiado si se

entera que yo fui quien hizo pis en sus zapatillas…

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