Hoy te vi sonreír como nunca antes.
Dulce placer espontáneo que me llenó
el alma devastada por las inseguridades
de una vida asolapada por la incertidumbre.
Todo tiene un fecha de expiración, pienso
cuando te veo en desaliento
todo caduca y prescribe, digo
cuando me niego a pedirte un beso.
Hoy mostraste de más, por fortuna
Estuve ahí para leer el mensaje
que de tus labios salían
y que contenían tus muros naturales.
Bella expresión interminable de la felicidad
ja, no!
Incluso aquello que me dedicas, creo
se convierte en un bucle de tiempo
que me arroja al punto en el que termina,
en el que todo regresa a su estado natural,
preciso momento en el que lamento:
¡Esto volvió a expirar!
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