Me gusta escribir. Desde que lo recuerdo, escribir fue la mejor manera de poder expresar lo que no podía decir, de hablar sobre lo que callaba o simplemente expresar las emociones que no podía demostrar. Cuando no podía hablar, escribía. Recuerdo escribir cartas de disculpas, amor, frustración, ira, tristeza, desamor, dolor. Muchas de esas cartas nunca fueron entregadas. Las pocas que llegaron a manos de las personas a las que estaban dirigidas. No me dejarán mentir que mis palabras escritas son totalmente distintas a como hablo. Siempre que hablo en persona soy poco expresivo, son las pocas veces en las que sonrío o hago gestos. Realmente las personas llegaron a creer que era la persona más apática y egocéntrica del mundo. En realidad no sabía qué decir o cómo hablar. Honestamente, no puedo siquiera saber cuando estoy feliz, triste, enojado. Los sentimientos se han convertido en algo complicado para mi. No sé qué o cómo expresarlo realmente, escribí cartas de amor para personas equivocadas, cartas de odio a situaciones que no eran reales. Pero las cartas que aun no escribo son las que más me atormentan. Por la simple razón de que son cosas que no puedo expresar solamente con palabras. Así salgan de mi boca o sean escritas, no las puedo decir. Pienso en esa hoja en blanco que no pude llenar jamás, esas lágrimas que caían sobre la hoja hasta dejarla húmeda. Esos pensamientos que no pude plasmar en ese papel. Creo que de eso se trata la vida, una mezcla de esas cartas que escribimos y de las que nunca lo fueron. De las que se entregaron y de las que no, todo se trata de eso quizá, muchas de esas cartas nunca fueron escritas por tiempo, oportunidad o quizá por carencia. No era el tiempo correcto, no tuvimos la oportunidad de escribirlas o simplemente estábamos carentes de emociones. Los tiempos cambian, ahora escribir una carta es igual que enviar un mensaje largo, una foto, un video. Las cartas cada día desaparecen poco a poco. Mi fascinación por las cartas inicia solo por las características de cómo lucía la letra de la otra persona, el sentimiento de cómo esa persona se sentía al momento de escribirla, la distancia. Incluso, sentir el aroma de la otra persona en el papel, a pesar de ser un objeto inanimado tenía vida. Increíble la manera de pensar en cómo una simple carta nos hacía sentir. Sigo sin creerlo que estén desapareciendo poco a poco desearía que todo volviera a ser como antes que las cartas volaban de lado a lado y al recibirlas solo sonreír. Mentiría si digo que no crecí en esa época, sin computadores, celulares o internet. Realmente solo quisiera que la gente subiera su mirada, quitara los ojos de la pantalla y se diera cuenta de los pequeños detalles, estamos en una época en la que todos dejaron de sentir, se burlan de algunas desgracias o culpan al desgraciado por su desgracia. Es triste, que he llegado a ver personas reírse de hacer daño a otras. Me preocupa que cada día que pasa todo lo lindo y simple de la vida desaparece cada vez un poco mas. Como todo proceso de evolución todo es reemplazado con algo digamos que mas útil y sencillo. El radio fue reemplazado por la televisión, porque esta podía mostrarnos lo mas cercano a lo que imaginábamos al escuchar el radio. Las maquinas de escribir y libros, bueno fueron reemplazados con una computadora que es capaz de eso y aun mas. Las cartas, postales, telegramas, fueron reemplazados con celulares. Si bien esto es para que conectemos aun mas, solo nos esta alejando físicamente un poco mas cada día. Las cartas fueron reemplazadas por notas de voz o mensajes de texto. Cada vez veo a todos mas apegados a mostrar al mundo lo que ven, cuando en realidad el mundo es lo que vemos. Todo alejado de una pantalla, siento que ya no tendría valides una carta por la misma razón. De que serviría pasar horas escribiendo paginas, soltando cada vez mas mis sentimientos, decir todo lo que siento, si una foto en el espejo lo podría llegar a superar, por esa maldita pereza que nos esta consumiendo cada vez mas. Soy un joven que no entiende a su generación, porque se dañan, porque se lastiman, porque tratan de mostrarse lo que no son. Porque no aman, porque hacen daño, porque no son honestos. Todo esto me duele. Los veo quejarse de el problema, pero el problema somos nosotros mismos. A caso no lo notan?. Dejaron de apreciar los detalles tan pequeños, que fueron cegados por esa avaricia y falsa perspectiva de éxito. Pero realmente, hoy nadie sabe expresar sus sentimientos. Aun asi, espero un día escribir y entregar esas cartas faltantes a las personas correctas. Aun asi si no pierdo la esperanza de que todos noten el verdadero sentido de los pequeños detalles. Porque cuando hacen falta, nada nos quitara el vacío de los mismos. Porque son tan pequeños que no los notamos, los sentimos. Al igual que esos pequeños detalles de una carta escrita a mano. 

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