Son las 6 de otra mañana normal, me siento y mi alrededor se encuentra vacío, solo un puro terminado a medias y mi abrigo que me da la espalda. Un soplo frio y agradable me dice: quédate… y sigamos…, cierro los ojos, no quiero volver a sentir este sentimiento, me agarro la cabeza, solo quiero despertar de esta pesadilla, pero todo sigue igual. De repente, tus manos acarician mi cuerpo, logran hacerme sentir todo lo que desea un hombre. Me comienzas a besar, me miras con consuelo y yo con lastima, en tus ojos se comienza a crear una tormenta y en los míos un diluvio, gota a gota todo se va acabando. No quiero estar así, tú sigues consolándome, pero ya no puedo más.
En mis piernas veo un puñal, te lo doy y solo quiero que termines conmigo. Apuñálame por delante, quiero saber si de verdad me amas, quiero que me aniquiles y saques mi corazón y veas que soy humano, has lo que quieras con él, pero ya no sigas.
Un silencio invade todo el cuarto, cuando comienzo a ver todo tu cuerpo desnudo, descansando entre el regazo de las sabanas, me enseñas tus senos y toda tu energía sexual me comienza a invadir, me llamas para estar a tu lado y mirándome directamente a los ojos me dices: » Fue muy divertido, ¿no lo crees, amor?»
De repente, todo comienza a tener sentido, comienzo a escuchar las campanas de la iglesia, veo que sigo con la misma ropa de ayer y que mi puro aún esta encendido, rápidamente agarro un espejo y solo puedo ver una cara demacrada, con ojeras, sueño y con cicatrices en el alma. Toda la conciencia me empieza a invadir, no esperaré más. Destruyo la imagen del espejo con mis manos y comienzo a salir de ese cuarto. Veo que mi saco, aún sigue allí y me espera con un sombrero, siento que todavía no me gano el derecho de no tenerlo puesto, solo comienzo a ponérmelo y, luego, agarro el puro para terminar lo que empecé. Alistándome para salir, escucho a una mujer desconsolada gritando y diciendo: «¡espera! No fue mi intención dañarte, por favor regresa a mi lado, te complaceré con todo lo que te prometí, pero no te vayas por favor». Volteo a mirarla e inclinando un poco la cabeza, sonriendo levemente y mirando a la puerta dije: » Fue la mejor broma que me han contado».
Salgo y cierro la puerta, aún escucho sus gritos, la desesperación y el enojo de ella. Acercándome para bajar las escaleras, veo que ella viene a lo lejos arrastrándose, jadeando mi nombre y pidiendo una última oportunidad. Me paro firmemente y solo le digo: «No puedes engañar a alguien que creyó en su propia mentira». Con esas palabras ella comienza alejarse hasta el punto de no poder verla. Un grito desgarrador de: «Nooo…» comienza a escucharse en toda la casa. Ya en la entrada escucho como desde arriba ella comienza a maldecirme y a insultarme en lenguas que no llego a entender. Yo solo la bendigo, porque no sabe lo que hace, me arrodillo hacia una estatua de su dios que está en la puerta y comienzo a rezar por ella. De repente, unas últimas palabras logro escuchar: «maldito hipócrita, estas condenando tu propia muerte, me vas a extrañar, vas a querer estar conmigo, abrazarme besarme, hacer el amor conmigo y yo estaré aquí esperándote, recuérdalo». Yo solo me pongo a pensar y lo único que puedo decir es: » Tienes razón, pero recuerda que hasta el propio universo tiene un final» Con esas últimas palabras me retiro de la casa.
Tal vez, no cambie nada esta decisión, pero al menos sé que hay una salida.
O alguien simplemente pueda aceptarlo, por los siglas de los siglos
Adiós.
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