Palabra ¿de hombre?

Palabra ¿de hombre?

Ara Sandoval

15/09/2021

Nada es lo que parece,
y ésta no fue la excepción.
Sentido es de lo que carece,
de acuerdo a mi percepción.

Caballero amable, «elocuente» y atento.
Sensible, casi como salido de un cuento.
Y aunque yo ya no creo en ésos,
mi atención se vio capturada por su talento.

Talento para hablar más o menos bien y, eso sí, bonito.
Aunque quizá sólo al principio,
pues siempre dejan de hacerlo más tardecito.

«Al fin un hombre decente y maduro,
que vio en mí grandes cualidades».
Romper la ilusión fue un golpe algo duro,
y es que tiendo a confiar mucho en las personalidades.

Palabras van y vienen, aire vacío.
Pero tienen impacto, queridos míos.
No representan la realidad,
pero a la ligera no se deben tomar.

Mucho de mí dijo admirar,
pero un momento de rabia,
ocasionada por alguien más,
bastó para sus palabras fácilmente cambiar.

En paz me acerqué, para dialogar.
Pero como niño en berrinche lo vi reaccionar.
Mucha autodefensa, poco autocontrol.
«¿A qué estás jugando, cuál es tu rol?»

«¿Dónde están la coherencia y la veracidad?»,
me pregunté en un momento de gran claridad.
«¿Dónde están la estabilidad e inteligencia emocional?»
Está claro que no se encuentran definidas por la edad.

Se me mal interpretó; nunca mencioné formalidad.
No sé qué de lo dicho lo pudo asustar.
Con los «suegros» se puede bromear,
pero broma no es juego, hay que diferenciar.

Ni juego soy yo, menos pasatiempo.
Incluso a mis hobbys les tengo afecto.
No es cualquier cosa, energía absorbemos.
Y el intercambio implica respeto.

Respeto no es sólo controlar el lenguaje.
Consiste en escuchar y no evadir inquietudes.
Cumplir con la palabra y no hacerse guaje.
Mucho hablan de uno las actitudes.

Quieren tomar el cuerpo e ignorar a la mente,
pero es imposible no involucrarse emocionalmente.
Humano que vive, humano que siente.
No somos objetos, ni muertos vivientes.

No hay nada malo en no querer estar,
pero se pudo haber dicho seis meses atrás.
Esperé un poco, esperé un par.
La espera nunca un problema pudo representar.

Las diferencias no fueron razón,
sino que se minimizara al corazón.
A veces quien más interés parece mostrar,
resulta tenerle sin cuidado lo que te pueda gustar.

No es tiempo perdido, ni crucifixión.
No es queja indirecta, sólo es una creación.
Aquí cada quién juega su papel y asume su rol.
«¡Luces, cámara, acción!», dice el Señor Director.

Todo esto y más es parte de esta vida.
Adiós expectativas y a sanarse las heridas.
El drama no queda, sólo personas agradecidas.
¿Aprendiste algo? Felicidades, misión cumplida.

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