Hasta pronto….

Que difícil son las despedidas, ¿verdad?, pero desde mi intrépida perspectiva lo más desolador es no poder despedirse, quedarte con ese arrepentimiento que día a día va desgarrando el alma, por lo que quisiste hacer, pero lamentablemente no pudiste, palabras que nunca pudieron ser escuchadas, brazos que nunca pudieron dar ese ultimo abrazo, es doloroso como una despiadada enfermedad te arrebata lo que más quieres en cuestión de poco tiempo, ver que esa brillante luz se va desvaneciendo cada día, sin poder hacer algo al respecto, que difícil son las despedidas, ¿verdad?, asimilar que llegara un día trágico en el cual ya jamas podrás ver esa sonrisa, asimilar que quieras o no tendrás que desprenderte a la existencia física de esa persona, no volver escuchar esa voz, que en tiempos de penumbra decía, «todo va a estar bien», recurrir a su pecho para que mediante ese abrazo encuentres un refugio seguro, quedarte esperando por las noches una llamada preguntándote, «¿que tal tu día?», esa realidad que atraviesa el alma, y que sin pensarlo las lagrimas no dejan de salir como si de una cascada se tratara, que difícil son las despedidas, ¿verdad?, lo irreal que es escuchar esa triste noticia, que me abre la puerta hacía una habitación sin tu presencia, pero poco a poco, ese dolor se va convirtiendo en nostalgia, ese anhelo de volver a encontrarnos más allá de este mundo sin sentido, y si esa no es una posibilidad, que se sepa que yo en vida y muerte te amaré, y dentro de mí ser guardare todos los momentos memorables que tuve junto a ti, ¡Oh!, que difícil y dolorosas son las despedidas, pero queda el consuelo de que las cosas suceden por algo, y que el destino es algo inédito y misterioso, sobretodo, que no esta en nuestras manos, aprender a vivir del día a día, aprovechando los instantes en esta insensata vida, y si bien no pude despedirme, tal vez en otro momento, pueda encontrarte y decirte, «me alegra volver a verte».

Hasta ese entonces, seguiré con mi dulce anhelo y tu bello recuerdo….