Amor en tiempo de Pandemia.
Esta es una historia de la vida real y yo soy la protagonista.
Debido a la grave crisis que enfrenta mi país de origen tuve que tomar la decisión de abandonar la comodidad de mi hogar, abandonar las cosas por las que había luchado toda mi vida y peor aún abandonar a mi familia.
La razón de mi vida es mi único hijo, no hay nada en el mundo que me impediría hacer lo que fuera necesario por su bienestar, soy todo lo que tiene ya que su padre nunca estuvo presente y realmente no es algo que nos preocupe. Para nosotros ha sido una bendición tenernos mutuamente y poder disfrutar el uno del otro es la felicidad misma.
Mi madre es una persona muy mayor. Dios me ha dado la fortuna de tenerla conmigo por muchos años es por esto por lo que, además de alejarme de mi hijo, el saber que las posibilidades de volver a ver a mi mama con vida son remotas, sencillamente, me destrozan el corazón día a día.
Decisiones como esta no son nada fáciles y más de 5 millones de venezolanos hemos pasado por lo mismo estos últimos años teniendo que dejar todo atrás y salir huyendo de los peligros, el hambre y la desesperación en que el Chavismo hundió a nuestro hermoso país.
Estuve en Venezuela luchando incansablemente por más de 20 años en contra de un gobierno que literalmente destrozo una nación en otrora prospera y llena de riquezas y cuyo único logro ha sido convertirlo en uno de los países más pobres de todo el planeta.
Con una hermosa oficina amueblada a todo dar desde mi computadora hacia negocios fructíferos que me permitieron vivir holgadamente por algunos años a pesar de la crisis que se venía agudizando cada vez más hasta que llego el fin. Nos quedamos sin clientes, sin contactos y ya uno de los socios había abandonado el barco y partido a tierras lejanas así que sin ninguna otra salida tuve que tomar mi maleta ya bastante desgastada por los años, colocar en ella mi ropa desteñida de tanto lavar y mi único par de zapatos que quedaba aun sin romperse. Peor aún me encontraba llena de deudas y con una familia que mantener así que pedí prestado para comprar los pasajes y tomé un vuelo rumbo a los Estados Unidos.
Lo único que tenía en mi cartera eran 50 dólares, ese era todo mi capital, pase por inmigración en Miami, y me tocó vivir la desagradable experiencia de que me enviaran al cuartico, me revisaron, me interrogaron y después de mucho rato me dejaron pasar.
Tuve muchísima suerte de que mi sobrina me acogiera en su casa en la ciudad de Orlando FL, a pesar de los inconvenientes del momento. Tenía el apartamento lleno y no dudo en recibirme y ayudarme en todo lo que fuera necesario. Me toco dormir en el mueble y al día siguiente de mi llegada ya estaba aplicando en varios sitios de empleo para inmigrantes. Estos empleos que en su mayoría son de limpieza, es decir, buscan personal para la limpieza de las habitaciones de los hoteles entre otros.
Me gradué en la Universidad Central de Venezuela y tengo un postgrado en la misma universidad. Trabaje en trasnacionales y al final logre tener mi propia empresa, pero resulta que a mis 45 años y con una artritis reumatoidea dormida gracias a los tratamientos recibidos algún tiempo atrás tenía que comenzar de menos cero en un país donde mis títulos me los puedo comer con salsa de tomate porque sencillamente no valen nada.
La necesidad es así, angustiosa, no te deja preocuparte en nada más que en ella, en resolver, en tratar de salir del apuro, en buscar solucionar sin importar lo que se tenga que hacer siempre y cuando sea trabajo honesto, claro está.
Sin embargo, no hubo mucho que hacer. Luego de haber sido entrevistada con éxito en una de las empresas que busca personal para hoteles quedando conforme con mi experiencia inexistente en limpieza de habitaciones estuvieron de acuerdo en contratarme.
Mi experiencia en hoteles no es tan mala. Fui Gerente de Compras en una cadena de hoteles en mi país, allí pude codearme con todos los departamentos que conforman un hotel. La gerente de ama de llaves y yo nos hicimos muy amigas, pero eso fue lo más cercano que estuve de limpiar un cuarto de hotel.
Y es que ni siquiera como ama de casa. Yo no era la encargada de hacer oficios en el hogar. Mi trabajo consistía en llevar el alimento y costear gastos. Mi madre se encargaba de la cocina y mi hermana retirada ya del trabajo se ocupaba de la limpieza y el lavado de la ropa. Yo llegaba a una casa limpia y ordenada con mi comida caliente después de un día de trabajo.
La vida te puede dar este tipo de giros sin siquiera pasarte una carta de advertencia, así que después de todo, ¿qué tan malo podía ser?
No lo iba a descubrir de manera inmediata ya que pasada dos semanas esperando la llamada para comenzar a trabajar cerraron todos los hoteles, restaurantes, sitios de atracciones y en resumen cerraron todo lo que no fuera absolutamente indispensable.
No creo necesario explicarle a nadie en este momento lo que es el Coronavirus y porque el mundo entero tuvo que paralizarse casi por completo debido a ello. Sin embargo, si alguien en el futuro se le ocurre leer esta historia les puedo decir que desde mi punto de vista el coronavirus ha sido por mucho lo más horroroso que le ha pasado a la humanidad hasta este momento, no sé si más adelante suceda algo peor, pero le pido a Dios con toda mi alma que se apiade de la humanidad y nos evite este tipo de dificultades.
No fue si no después de 3 meses de encierro absoluto que una luz se encendió al final del túnel.
Luego de 3 meses sentada en el sofá frente al televisor de día y acostada en el mismo sofá de noche que apareció una sorpresiva oferta de empleo. En todo ese tiempo todas las ofertas de empleo desaparecieron como arte de magia. Nadie estaba necesitando personal muy por el contrario las empresas estaban despidiendo a todo aquel que no fuera necesario y millones de personas alrededor del mundo se quedaron sin ningún sustento.
Vaya suerte la mía, vengo a los Estados Unidos a tratar de resolver mi situación económica y quedo encerrada.
Tengo que aclarar que mi sobrina se portó como un ángel. A pesar de tampoco contar con muchos recursos y con una beba de 1 año cubrió todas mis necesidades tomando en cuenta de que en ese momento no podía ayudarla más que en limpiar un poco la casa y cuidarle a la beba todas las veces que fueran necesarias.
La situación para mí era angustiante ya que, aunque no tuviera recursos tenía que seguir manteniendo a mi familia en Venezuela, pero especialmente a mi único hijo a quien debía cubrir a toda costa todas sus necesidades básicas entre ellas el pago del colegio.
Tome prestado el ultimo dinero que quedaba de la empresa y con eso mi deuda aumento, pero termine de pagar el colegio del niño y pude enviar suficiente dinero para que compraran la comida entre otras necesidades.
Ahora sí que no tenía más de donde agarrar, o salía a trabajar o todos nos quedábamos sin comer. Me agarré como pude de esa luz al final del camino. En Instagram había aparecido un anuncio en el que decían estar buscando personal de Housekeeping para un hotel en Panamá City Beach, una ciudad turística en Florida de la cual nunca había escuchado antes, pero bajo las circunstancias poco me importaba donde quedaba o como era.
De inmediato y a pesar de la hora, eran ya casi las 10 de la noche, envié un mensaje al número de la publicación pidiendo información. Para mi sorpresa mi teléfono sonó apenas enviado el mensaje y una voz masculina en español me hablo.
Se trataba de Roberto, un venezolano que había emigrado como todos los demás buscando una mejor calidad de vida ya que sus negocios en Venezuela habían cerrado por culpa de la situación económica.
Le habían encomendado la tarea de reclutar personal para una cadena de hoteles en Panamá City Beach ya que era conocido del dueño de la empresa y la temporada alta de verano estaba a punto de comenzar.
El caballero fue bastante agradable y como suele pasar entre paisanos tuvimos una conversación muy amena contándonos las razones de nuestra migración y las situaciones por las cuales habíamos tenido que pasar para llegar hasta a este punto.
A la final me envió el numero de una señora con la que había hablado anteriormente y que pensaba salir de Orlando rumbo a Panamá City Beach al siguiente día ya que era apremiante la necesidad de personal y cuanto antes pudiera comenzar mejor.
Termine la conversación con una sensación de no saber si estaba haciendo lo correcto.
Irme a una ciudad de más de 6 horas de distancia del único familiar y la única persona que conocía en los Estados Unidos para mí fue atemorizante.
No sabía si debía tomar ese riesgo o seguir esperando a que en algún momento se reactivara la vida en Orlando y aparecieran de nuevos los empleos en abundancia como habían sido siempre antes de mi llegada.
Después de pensarlo por muchas horas durante la noche desperté en la mañana con la certeza de que debía aprovechar ese empleo, de lo contrario sería muy arriesgado seguir esperando y no contar con el dinero que necesitaba para poder vivir aquí y mantener a mi familia en Venezuela además de comenzar a pagar deudas.
Llame a la señora, otra paisana que del mismo modo me atendió con mucho cariño y comprensión ya que nos encontrábamos en la misma situación. Teníamos la obligación de salir a trabajar para llevar el sustento a nuestras familias. Llegamos al acuerdo de irnos al siguiente día y el monto a pagar serian 100 dólares ya que ella no era la dueña del auto que nos llevaría si no otra persona que estaba cobrando ese dinero por el traslado.
Trague grueso, a duras penas me quedaban 20 dólares que hasta la fecha no sé cómo aparecieron en mi cartera, yo creo que mi sobrina viendo lo mal que estaba por no tener dinero sin darme cuenta me coloco 20 dólares y un día fui a buscar algo en la cartera y me encontré con esa agradable sorpresa.
Pedirle a mi sobrina 100 dólares sería demasiado abuso de mi parte además de que estaba casi segura de que ella no tenía ese dinero disponible en su cuenta.
Tuve que optar por la única solución razonable. Llamar a un amigo.
Molle (diminutivo de molleja que es una expresión popular en el Zulia, un estado de Venezuela de donde mi amigo es oriundo) ha sido mi amigo por más de 20 años, lo más gracioso es que hemos sido amigos solo por internet. Nos conocimos en una sala de chat cuando para conectarse a internet había que ir a un ciber café. Eran los 90 y teníamos 25 años, él se encontraba en Miami y era soltero, se sentía muy solo y apenas se estaba acostumbrando a la vida en USA. Yo con mi Nokia que se ponía caliente de tantas horas de uso pegado a la oreja pasaba noches enteras hablando con Molle. Esa amistad ha perdurado en el tiempo, pasamos de hablar por chat a hablar por correo electrónico. Luego hablábamos por Messenger, después por mensaje de texto y ahora hablamos por WhatsApp. Molle se casó, tuvo unos gemelos, yo tuve a mi hijo, pero jamás hemos dejado de hablarnos de tanto en tanto.
Cuando me vine a Estados Unidos le hablé, él me dijo que cualquier emergencia que le avisara y en efecto esta era una emergencia.
Con mucho gusto me brindo el apoyo y me deposito 100 dólares. La decisión ya estaba tomada.
Espere la llamada de la Señora para finiquitar los detalles del viaje, me había dicho que me avisaría la hora y el lugar de encuentro, sin embargo, había pasado la mañana y parte de la tarde y la señora no daba señales de vida. Me llamo Roberto para preguntarme porque no había llegado aún. Resulta que nunca me llamaron, me dejaron botada en Orlando y no me avisaron. No les voy a mentir, por una parte, me sentí aliviada, tanto que ni siquiera había preparado maleta ni recogido mis cosas con la esperanza de no irme. Pero Roberto insistió, me envió el número de otra señora que también estaba interesada en irse a trabajar a Panamá City Beach y saldría bien temprano en la mañana al día siguiente, de inmediato la llame.
De igual manera la señora venezolana por su puesto tuvo una conversación muy amena conmigo y me pidió para ayudar con el viaje 12 dólares para cambiarle el aceite a su auto y que en el camino la ayudara con la gasolina. Ahora sí que me levante del sofá que había sido mi refugio durante 3 meses y empaque en un bolso que me presto mi sobrina solo algunas cosas puesto que el trabajo era solo por 2 o 3 meses no sería necesario llevarme toda mi maleta además de que la señora Sofia me había advertido que por favor no llevara una maleta muy grande puesto que no había espacio suficiente para todos.
Los nervios no me dejaron dormir casi nada toda esa noche, más que todo por la duda de si en realidad me vendrían a buscar o no, ya había vivido la experiencia anterior y me puse fastidiosa enviando mensajes cada cierto tiempo a la señora Sofia para que no se le fuera a olvidar que debía pasarme a buscar. La hora acordada era a las 6 y 30 de la mañana por lo que muy temprano me pare del sofá, hice café ya que no salgo a ninguna parte sin mi café con leche, me vestí, me maquille de nuevo después de tanto tiempo de andar con la cara lavada y me senté a esperar. Para colmo de males comenzó a llover torrencialmente.
La señora Sofia muy amablemente me pasaba mensajes tranquilizadores, pero ya eran las 8 de la mañana y seguía sin aparecer.
De repente me escribió que estaba afuera y como pude en medio de la lluvia corrí a montarme en el auto con mucho cuidado de no resbalarme en el piso mojado o de tropezarme con el bolso que estaba bastante pesado.
No recuerdo la marca del auto, pero sé que era negro, aunque lo más que recuerdo es el ruido ensordecedor de los resonadores. Sofia resulto ser una señora de casi 60 años pero que le gusta usar ropa a la moda, maquillaje y verse lo más guapa posible. Proveniente del estado zulia había conseguido comprar por medio de un conocido el auto en el que estábamos viajando, su anterior dueño había sido un chico joven y esa es la razón por la cual el auto contaba con unos resonadores muy potentes. Del lado del copiloto se encontraba Mariela, rato después descubrí que ambos nombres eran falsos.
Mariela había llegado a los Estados Unidos también proveniente del Estado Zulia – Venezuela y era familia lejana de Sofia, ambas vivían juntas en un apartamento de 3 habitaciones en Orlando FL y tenían experiencia limpiando cuartos de hotel ya que básicamente era lo que habían hecho desde que llegaron a trabajar a este país. Sofia tenía más tiempo que había llegado a los Estados Unidos con la intención de pasar unos días de vacaciones, pero decidió quedarse y ya hasta había logrado casarse con un boricua por lo cual era cuestión de tiempo para tener sus papeles en regla y optar a mejores empleos.
El viaje de 6 horas transcurrió muy ameno, entre cuento y cuento y bajo una lluvia incesante logramos arribar a Panamá City Beach antes de que callera la noche.
Nos recibió el dueño de la empresa, un brasilero muy simpático que hablaba perfectamente español, inglés y por su puesto su natal portugués.
Yo seguía con el estómago comprimido de los nervios, no sabía que esperar puesto que era la primera vez en la vida que tendría un trabajo de este estilo en un sitio totalmente desconocido y rodeada de gente a la que no había visto nunca.
Después que el Sr. Jaime nos dio la bienvenida y nos preguntó como estuvo el viaje nos dirigió a unas habitaciones cuyas puertas de entrada daban directo a la calle. Abrió una habitación primero y nos mostró el interior. Se trataba de una habitación sumamente antigua y desprolija con 4 literas, una nevera, un baño, pero lo que más resaltante era el desagradable olor proveniente de la alfombra más horrible que había visto en mi vida. Nos preguntó que si estábamos de acuerdo en quedarnos en ella y Sofia de inmediato pidió que le mostrara alguna otra habitación con la firme esperanza de conseguir un lugar mejor para vivir ese tiempo que estaríamos allí.
Pero la siguiente habitación que nos mostró no era mucho mejor, de nuevo otra habitación que daba ya no a la calle principal, pero si a la diagonal, 2 literas, un baño, una cocina, una nevera, una mesa para comer, un televisor que no funcionaba, pero, aunque no había alfombra mal oliente si había una cantidad inmensa de mugre, chiripas y cucarachas. Por un momento pensé en que había cometido el peor error de mi vida, ¿cómo podrías hacer de ese sitio tan asqueroso un lugar ameno para vivir?, la respuesta de Sofia me agarro por sorpresa. Nos quedamos aquí.
Nos pusimos las 3 manos a la obra, después de todo seriamos personal de limpieza y era nuestro trabajo demostrar que somos buenas para desempeñar la labor para lo que nos contrataron.
Con las insipientes herramientas de limpieza con la que contábamos en ese momento hicimos nuestro mayor esfuerzo y en poco tiempo dejamos el lugar mucho mejor, oliendo bien y sin ninguna alimaña, por lo menos ninguna que estuviera a la vista.
Procedimos a desempacar, tanto Sofia como Mariela habían sido muy precavidas y habían metido en una caja ollas, sartenes, platos y cuanto utensilio de cocina fuera indispensable. Luego de dejar todo en orden salimos a realizar las compras en Walmart, afortunadamente contaba con el dinero que Molle me había prestado y con eso pude pagar mi parte de las compras. Sofia de manera voluntaria asumió el cargo de cocinera y nosotras muy contentas aceptamos el trato puesto que este último iba acompañado de la condición de pagar nosotras por el total de la comida para que Sofia se encargara de nuestro traslado y de la elaboración de los alimentos.
Les puedo decir que, a pesar de estar cansada del viaje, del trasnoche de la noche anterior y de todas las emociones vivida me resulto bastante difícil conciliar el sueño en esa litera. Y es que, aunque me había tocado una litera para mi sola ya que éramos solo 3. Mariela y Sofia dormían en la litera más cercana a la puerta de entrada y yo me había acomodado sola en la litera del fondo, por una parte tenía una privacidad enviable pero por otra sentía que estaba en un bunker, allí no llegaba señal de internet ni de línea telefonía alguna, además de que el grueso de la colchoneta era como de 4 dedos, la incomodidad era evidente pero no había ido allí a pasar vacaciones en un resort, estaba allí para trabajar por unos meses así que aguantar era lo primordial en ese momento.
No pude ingerir alimento alguno ya que los nervios me pegan en el estómago, pero traté de llevarme algo que pudiera comer de desayuno más tarde además de la deliciosa comida que a partir de ese día y religiosamente Sofia nos preparaba como almuerzo. El Sr. Jaime nos había entregado el día anterior unas franelas blancas con el logo de la empresa con una calidad muy básica. De hecho, nos había dado 2 a cada una. Llegamos a la oficina que se encontraba en la esquina de la calle principal muy cerca de nuestra habitación y esperamos ansiosas que nos dieran las instrucciones para comenzar nuestro primer día de trabajo.
Paso un buen rato para la llegada del Sr. Jaime hasta que por fin apareció con su radiante sonrisa y con su español perfecto y entre llamada y llamada termino por decidir enviarnos al Chateau.
Había otros hoteles de la cadena que estaban situados justo al cruzar la calle de donde vivíamos, pero para poder llegar al Chateau debíamos ir en auto así que nos montamos con Sofia y con el GPS de Google Map en menos de 10 minutos habíamos arribado a nuestro destino.
La Ciudad de Panamá City Beach nos había resultado bastante bonita. Estábamos en la zona turística con una cantidad impresionante de hoteles de todas las categorías para todos los gustos, pero sobre todo para todos los bolsillos. Es una Ciudad bastante costosa donde los turistas van a disfrutar de unas playas hermosas y bien cuidadas con un clima cálido y acogedor lleno de restaurantes y tiendas playeras, mucha vida nocturna, paseos en helicóptero y deportes acuáticos.
Lo que más me sorprendió en ese momento fue la inexistencia absoluta de prevención y cuidados contra el coronavirus. En esa Ciudad nadie guardaba el distanciamiento social, la gente en la calle andaba sin mascarilla, los restaurantes tenían las mesas llenas sin miramientos, por ninguna parte se escuchaban noticias de cantidad de infectado, parecía que la ciudad estaba metida en un domo donde a nadie había tocado ese virus.
Cuando llegamos al hotel de inmediato notamos que era muy antiguo, se había quedado estacionado en los años 60. En esa época había gozado de gran prestigio y categoría, pero ahora era solo una infraestructura vieja a la cual había que seguir sacando provecho.
Mis temores se habían quedado cortos, tengo que confesarles que el Chateau se convirtió en mi peor pesadilla. Las 3 nos dirigimos a la oficina donde nos recibió una señorita jamaiquina. A partir de ese momento descubrimos que básicamente estaríamos rodeadas de jamaiquinos por todas partes. Al parecer la Ciudad de Panamá City Beach tiene un acuerdo con Jamaica para que le envíen personal y por consiguiente todos los sitios turísticos están acaparados por trabajadores provenientes de ese país.
Solo resaltaba una señora rubia de cabellera larga bastante descuidada y con un rostro cansado, de resto todas las demás en la oficina eran jamaiquinas. Esperamos que nos dieran las instrucciones y de todas yo era la única que entendía el inglés, ni Mariela ni Sofia saben nada del idioma y yo tampoco lo domino en su totalidad, pero por lo menos tengo algo de vocabulario y también entiendo bastante bien lo que me dicen.
Pasada ya media hora desde nuestra llegada apareció en la escena una nueva jamaiquina con una gran sonrisa y un porte altivo, ella fue la elegida para que nos entrenara y con la mejor disposición nos llevó a realizar la faena del día.
Como les he comentado nunca había realizado un trabajo parecido así que no contaba con punto de referencia alguno.
Nos metió en un almacén que quedaba afuera del edificio principal, abarrotado de cosas en completo desorden, con un calor agobiante porque ya comenzaba a calentarse el día, tomo unas bolsas negras y comenzamos a ayudarla a llenar con sábanas y toallas.
El Chateau tenía una arquitectura diferente, no había aire acondicionado en los pasillos todo era al aire libre, las habitaciones estaban repartidas de una manera muy singular, había 4 pisos, pero no era un edificio de 4 pisos todos en orden, había un piso a la derecha otro a la izquierda otro de un lado y el otro piso del otro lado, parecía un laberinto. Con el tiempo pude entender y no perderme entre la confusión de pisos y número de habitaciones.
La jamaiquina encargada de entrenarnos de una vez nos tomó cariño, se veía bastante amable y comprensiva, tenía una fisionomía muy potente, una energía y una fuerza que me hacían recordar una yegua, siempre activa, rápida, sabía exactamente lo que había que hacer lo más rápido posible porque casi todas luego de limpiar habitaciones se iban a otro trabajo, para mí eso era digno de admiración porque mi energía apenas era la suficiente para terminar la jornada de trabajo en el Chateau.
Nuestra entrenadora jamaiquina también se llamaba Sophia aunque se escribía diferente, la terminamos llamando Sophi, ella se dio cuenta que el eslabón más débil era yo, apenas comenzó el entrenamiento trate de buscar algo que pudiera hacer en lo que fuera eficiente pero realmente mi inexperiencia me lo complicaba un poco. Las habitaciones eran horribles, las alfombras llenas de arena de playa, así como las bañeras, algunas tenían cocina y eso las hacia aún más complicadas, los microondas estaban oxidados, las sabanas desgastadas, los cubrecamas tenían huecos, nos tocó limpiar habitaciones en diferentes pisos y cada vez que cambiábamos de piso había que cargar las cosas porque carrito de ama de llaves solo había en uno de los pisos, tampoco había aspiradora, con el cepillo había que barrer las alfombras y sacar los kilos de arena de playa.
Como éramos muchas en cada habitación el trabajo el primer día no fue nada complicado comparándolo con los días por venir. Como les había dicho Sophie ya sabía que yo no era muy enérgica y me ayudaba en todo. El primer día ya a las 2 de la tarde mi cara de agotamiento era notoria, no había comido mucho y casi no había dormido así que llegue a un punto en el que pensé que no podía más, trataba de esconderme y sentarme en donde fuera posible, ayudaba a hacer la cama y luego simulaba limpiar un sitio que ya se había limpiado, trataba de no moverme mucho para ahorrar toda la energía posible, afortunadamente llego el final del primer día y solo pensaba en que por lo menos había ganado algo de dinero.
Me estaban pagando a 11 dólares la hora. Es muy poco, pero para mí era mucho, yo venía de ganar en Venezuela 100 dólares el mes y con suerte así que, cada minuto que pudiéramos pasar trabajando en el Chateau valía la pena.
Los días venideros se fueron haciendo cada vez más intensos, llego el momento en que nos separaron, después de la primera semana nos mandaron a cada una a limpiar habitaciones solas. Nunca me pude acostumbrar a realizar ese trabajo, comenzar en la mañana era lo más difícil, salía de la casa ya con la opresión en el pecho pensando en cuantas habitaciones me asignarían para limpiar ese día, no sabía si tendría disponibilidad de ropa de cama, no sabía en cuantos diferentes pisos tendría que estar, no sabía si alguien me brindaría ayuda o si por el contrario los supervisores encontrarían mi trabajo mal, a veces para poder tomar fuerzas ponía la canción de Ricardo Montaner y Evaluna que se llama La Gloria de Dios, y esa canción me daba un poco de tranquilidad y comenzaba mi trabajo con más calma.
Llegaba un momento en que el agotamiento me dominaba y lloraba, a veces drenaba mentando la madre de quien me había puesto en esta situación que por supuesto desde todo punto de vista el culpable de que me tocara hacer ese trabajo tan duro es el mismo que destruyo la economía de mi país. De lo contrario estaría muy cómoda trabajando en mi tierra, rodeada de mis seres queridos y ejerciendo mi profesión.
A parte de limpiar las habitaciones lo más rápido posible también teníamos que estar pendiente de cuando llegara el camión de la lavandería y salir corriendo literalmente a pelear con las demás housekeeping para poder tener la ropa de cama y las toallas suficientes para terminar las habitaciones, teníamos que cargar las bolsas negras llenas y pesadas por todo el hotel, ya el verano había entrado de lleno y el calor era agobiante, caminar bajo más de 40 grados centígrados con 2 bolsas negras pesadas y subir varias escaleras era sencillamente extenuante, habían días que teníamos que limpiar hasta las 8 de la noche, la presión porque lo hiciéramos cada vez más rápido era casi que insoportable, los jefes nuevos iban y venían y unos eran menos déspotas que otros.
Nunca había vivido bajo tanta presión y angustia, odiaba el trabajo, odiaba a los jefes y peor aún odiaba al Chateau con todas mis fuerzas, era el hotel más barato de la zona, el nivel educativo de la gente que se quedaba allí era muy bajo, dejaban las habitaciones ridículamente cochinas, la rotación era casi inmediata, en la mañana se iban y en la tarde ya las habitaciones se habían vendido de nuevo, las áreas de la piscina y pasillos eran deplorables, lo único bonito del chateau era la vista, de resto era un hotel asqueroso por decirlo menos.
Afortunadamente contaba con Mariela y Sofia que me apoyaron mucho, me brindaron consejos, me ayudaban con las habitaciones y entre las 3 nos dábamos el aliento necesario para seguir adelante.
Hicimos una bonita relación amistosa, incluso con Roberto y su mejor amigo Saul quien nos visitaban de tanto en tanto en la habitación para tomar algo y echarnos los cuentos.
A pesar del trabajo en el Chateau tuvimos momentos buenos de paseos, reuniones y comidas juntos, disfrutamos los fuegos artificiales del 4 de Julio y tuvimos gratas visitas a la playa, en realidad no todo fue malo.
Pude comenzar a pagar mi deuda y lo mejor es que pude enviarle dinero a mi familia en Venezuela de forma regular, comencé a comprarme mis cosas, un par de zapatos para trabajar, una que otra blusita, y esas cositas que a las mujeres nos gusta tener pero que por falta de recursos había tenido que abandonar su uso como cremas, perfumes, artículos de aseo personal entre otros.
Le tomé cariño a la habitación, comencé a encontrar cómodo mi colchoneta de 4 dedos de grosor y me encariñé con todos menos con el Chateau.
Un día llegue a mi punto de quiebre, me asignaron limpiar 9 habitaciones en menos de 6 horas en los 4 diferentes pisos.
Yo no tengo la energía para cargar bolsas desde el almacén afuera para después subir piso por piso haciendo habitaciones, lo peor es que siempre había que volver a buscar más ropa de cama porque o no había suficiente y había que esperar que llegara el camión de la lavandería o sencillamente no podía cargar tantas bolsas pesadas al mismo tiempo. Me costó muchísimo terminar las habitaciones, subir, bajar, volver a subir con las bolsas, me venían a inspeccionar 3 personas distintas, me pedían que me apurara, no me ayudaban en nada solo venían a presionarme hasta que les dije no puedo con esto y no volví nunca más al Chateau.
Afortunadamente el jefe pudo ubicarme en otro hotel, lo malo es que ya no estaba ni con Mariela ni con Sofia, ahora trabaja en otro sitio más lejos y debía irme con el transporte.
El nuevo hotel era mucho más limpio y bonito, el nivel educativo de los visitantes era mucho mejor, las habitaciones se veían hermosas solo que eran enormes y todas tenían cocina así que por una parte el trabajo era más pesado pero las herramientas estaban a la mano.
No tenía que buscar ropa de cama bajo 40 grados centígrados en bolsas negras, tenía un carrito de ama de llaves para mi sola con todos sus implementos a la mano. Todo lo que necesitaba estaba en armarios en cada piso, teníamos un chico que nos ayudaba a sacar la basura y la ropa de cama sucia, la presión de las inspecciones era solo una vez al día por lo que para mí comparado con el Chateau era el paraíso.
Después de haber trabajado en el Chateau trabajar en el Sugar Sand era un paseo en bicicleta. A pesar de que igual era un desgaste físico importante era un trabajo más llevadero.
Lo que si note es que mi energía había subido de forma exponencial, había bajado muchísimo de peso, podía caminar largos periodos de tiempo sin cansarme, subía y bajaba las escaleras como una atleta y eso me pareció bastante positivo considerando que antes del Chateau mi única actividad física en la vida era caminar algunos pasos y sentarme a ver tele.
Cuando comencé a trabajar en el Sugar Sand ya se estaba terminando el verano, los niños estaban regresando a clases por lo que los hoteles comenzaban a quedar desiertos, las horas de trabajo comenzaron a bajar, ya se iban a cumplir los 3 meses prometidos para estar en esta zona y los trabajadores que habían ido para aprovechar la temporada comenzaban a marcharse.
Mariela fue la primera en expresar su deseo de regresar a Orlando, luego fue Sofia, pero a la final fui yo la primera en marcharse de la ciudad.
Mi sobrina en Orlando se ayudaba para poder pagar el alquiler del apartamento rentando una habitación. Durante los 3 meses de encierro que estuve en el apartamento de mi sobrina en esa habitación alquilada vivía Liliana, una chica venezolana que se portó super bien conmigo. Me acompaño en mis días triste, me ofrecía de su comida e incluso fue la que me regalo los zapatos con los que comencé a trabajar ya que no tenía más que unas sandalias viejas y con esas no se podía ir a trabajar.
Esos zapatos como no eran necesariamente de mi talla me hicieron daño en los dedos gordos de los pies los cuales se me pusieron morados y posteriormente se me cayeron las uñas fue cuestión de tiempo para que se pudieran recuperar.
Liliana siempre estuvo pendiente de mí y hasta la fecha nos llamamos y estamos en contacto cada vez que podemos.
Ella sabía que ya la temporada de trabajo en los hoteles de playa estaba llegando a su fin por lo cual me envió el teléfono de uno de sus contactos en Florida que al parecer estaba necesitando personal.
En Orlando los trabajos seguían sumamente escasos, los hoteles y todas las atracciones turísticas seguían cerradas por culpa del coronavirus, por lo que regresar a Orlando a sentarme en el sofá de nuevo era una opción que no quería considerar.
Contacte a la persona que Liliana me recomendó y me informo que en ese momento no tenía disponible ningún empleo pero que tan pronto contara con algo de inmediato me contactaría. Y así lo hizo. Dos semanas después de nuestra primera conversación Miguel se contactó conmigo para ofrecerme un trabajo de Housekeeping en Texas.
El año anterior había ido de visita a Texas con mi hijo. Nos habíamos quedado en San Antonio en casa de un ex veterano de guerra que buscaba personal que lo cuidara ya que había quedado lisiado después de un accidente en moto.
Al escuchar que la oferta de trabajo era en un sitio cercano a San Antonio y considerando que ya había estado por allí el año anterior me dio el coraje para pensarlo y después de meditarlo un rato determine que entre irme al sofá de mi sobrina o seguir trabajando ahora desde Texas esta última opción era la mejor desde todo punto de vista.
Lo que hizo realmente difícil tomar la decisión de irme en ese momento cuando nadie más lo había hecho era separarme de la gente que se había convertido en mi familia.
El afecto que había encontrado en esa gente que habían sido unos totales desconocidos apenas 3 meses antes era enorme. Se convirtieron en mi soporte, eran alegres, afectuosos y colaboradores, y a pesar de todo ese cuarto feo y pequeño se había convertido en mi hogar.
Cuando se los dije comenzaron las lágrimas, pero a pesar de la tristeza el saber que me iba a un sitio donde podía seguir trabajando era lo mejor, todos necesitábamos seguir produciendo y en ese momento era prioridad.
Todos reunidos me ayudaron a preparar mi viaje, compramos por internet mis boletos de bus y al día siguiente avise en la oficina que me iba. Ya muchos habían agarrado camino así que no fue una sorpresa cuando les dije que había conseguido empleo en otro sitio.
Con el corazón hecho pedazos recogí mis cosas y en una maleta nueva que Sofia me había llevado a comprar metí todas mis pertenencias. Había comprado bastantes cosas nuevas para mi uso personal por lo que mi maleta pesaba un montón, pero era todo lo que tenía y debía hacer un viaje muy largo para comenzar una nueva vida en otro estado.
Como les dije le había tomado cariño a la ciudad, a mis compañeros e incluso a la habitación, me despedí llorando de todos y de todo, no les voy a mentir fue bastante difícil, mientras esperábamos el bus nos tomamos fotos para el recuerdo y le pedimos mucho a Dios porque nos fuera a todas muy bien y que algún día pudiéramos encontrarnos de nuevo.
Me monte en el bus con mucho miedo de lo que vendría, pasaría toda la noche viajando hacia el otro extremo del país en medio de una pandemia sin manejar muy bien el idioma e incluso indocumentada porque ya los 6 meses que me habían permitido quedarme en los estados unidos habían pasado y me había convertido en una inmigrante ilegal más.
El viaje fue largo y agotador, por el camino iba pensando en mi futuro, en la posibilidad de traerme pronto a mi hijo al cual extrañaba horrores, pero también pensaba en mis amigos a los que había dejado atrás, llore mucho por todo el viaje, sentía una tristeza grande porque ellos habían sido mi familia todos esos meses y ahora estaba sola de nuevo.
Cuando llegué a Houston tuve que hacer trasbordo en otro bus, pero debía esperar algunas horas para embarcar de nuevo. Asustada por no saber que esperar me senté resignada y con mucha hambre a esperar llegar a algún sitio donde pudiera comer algo. Había pasado toda la noche viajando y con un tapaboca puesto y aún faltaban 4 horas de camino en el siguiente bus y luego una hora más al pueblo donde se encontraba mi nuevo destino.
Una chica mexicana se dio cuenta que hablaba español y que íbamos al mismo sitio así que se sentó a conversar conmigo y a partir de ese momento nos hicimos compañía. Ella iba a El Paso Texas para cruzar a México, pero en San Antonio cambiaba de bus así que hasta allí me hizo compañía. Pude comer algo por el camino y en San Antonio pedí un Uber que me llevo hasta un pequeño pueblo texano al que jamás había soñado ir.
El camino hacia Johnson City se me hizo interminable, carreteras enormes, y mucha vegetación por el camino, nada de edificios, ni casas, ni centros comerciales, solo la inmensidad de tierras sin habitar, una que otra gasolinera y haciendas con vacas, todo muy verde y bonito.
Ya estaba cayendo la noche cuando finalmente arribamos a Jonhson City, encontramos afortunadamente la entrada al hotel que no era ni cerca lo que había imaginado.
Se trataba de una carretera de tierra con una entrada y el nombre del hotel, nada más, tuvimos que recorrer un buen pedazo para encontrar unas banderas y una edificación. Nada de gente alrededor. Un poco confundidos de donde era la casa a donde debía llegar recibí la llamada de una de las chicas que vivirían conmigo. La Sra. Ana me indico como entrar y donde estaba la casa, un poco complicado de arribar, pero finalmente había llegado a mi nuevo hogar.
La bienvenida de la señora Ana fue muy hermosa y nunca la podre olvidar, me recibió de mil amores, tenía una cama hermosamente tendida en una habitación que compartiría con ella, me presento ante las otras compañeras de trabajo y me enseño la casa.
Eran 4 mujeres que tenían ya 3 semanas conviviendo y trabajando en el lugar. A simple vistas todas se llevaban muy bien y tenían un alto nivel de confianza entre ellas. Una de las chicas, la que tenía casi la misma edad mía me trato muy fríamente. Su saludo fue apenas cordial. Las otras 2 chicas dormían juntas en un cuarto con baño, eran jóvenes y activas, andaban con ropa deportiva haciendo ejercicios, su trato fue amable y sincero conmigo.
Estaba bastante cansada después de más de 24 horas viajando por carretera y al día siguiente tenía que ir a trabajar así que después que me dieron algunas instrucciones, comí algo y luego de tomar una ducha en el baño que compartíamos 3 de nosotras me acosté a dormir.
La casa era enorme, hermosa, cómoda, era una casa de los años 70 con una que otra renovación, mi cama era individual, pero tenía un colchón extremadamente cómodo comparado con la colchoneta en la que venía de dormir por 3 meses. La Sra. Ana no molestaba para nada, se acostó a dormir temprano, en la mañana se levantó sin hacer ruido y salió del cuarto.
No lo voy a negar seguía muy triste de haberme ido de Panamá City Beach, tenía mucho miedo de como seria este nuevo trabajo, no conocía a estas mujeres que de entrada una de ellas ya me había hecho sentir poco bienvenida. Estaba muy nerviosa, no sabía que pensar ni que decir, me levanté de la cama, me fui al baño con temor de encontrarme con alguien allí ocupándolo porque las puertas no tenían seguro, algo bastante extraño. Me arreglé y sali a la cocina donde me encontré con la Sra. Ana muy amena haciendo su desayuno que me ofreció muy amablemente. Yo solo quería café, el café con leche para mi es indispensable en las mañanas, lo demás podía esperar.
La nevera tenía bastante comida, ellas acababan de comprar los víveres y me incluyeron en las compras, sin embargo, nada de lo que había en la nevera me gustaba y aunque pague mi parte creo que no utilice prácticamente nada de lo que había allí.
La sensación de estar en un lugar desconocido con gente desconocida con la que tenía que convivir es bastante desagradable, es entre miedo, zozobra y malestar, el no saber cómo lidiar con lo desconocido te hace sentir abrumado y te bloquea hasta la mente. Me sentí perdida y con mucho temor, pero del mismo modo sabía que era cuestión de tiempo acostumbrarme y emprender mi viaje hacia una nueva vida.
Me fui a trabajar el primer día con toda la disposición del mundo, me presentaron al mánager, un mexicano buena onda, joven como de treinta y tantos años cuyo rostro reflejaba tranquilidad y confianza.
De inmediato me llevo a conocer mi nuevo lugar de trabajo, la lavandería. En principio no me lo podía creer, tenía mis dudas, me está entrenando en todo pensé en ese momento y luego de seguro me pondrá a limpiar habitaciones, eso era lo que venía haciendo por 3 meses y era lo que tendría que seguir haciendo quien sabe hasta cuando a pesar de que no me gustaba para nada. Me enseño con detenimiento todo lo que tenía que hacer en la lavandería, pero luego me saco a conocer las habitaciones y me enseñó a dejarlas listas para que las chicas que limpian la encuentren sin ropa de cama ni basura. Después de mi entrenamiento inicial me dejo instalada en la lavandería donde comenzó mi faena diaria.
Para ser sincera no me lo podía creer, el trabajo en la lavandería comparado con lo que había venido haciendo durante 3 meses era pan comido, estaba en un solo sitio no tenia que correr a uno y otro lado con un carrito de limpieza, solo tenía que meter ropa en la lavadora, ponerla a secar, doblarla y guardarla y así todo el ciclo hasta que se hiciera la hora de salida. Adicionalmente afuera estaba muy caliente ya que era pleno verano, pero la lavandería estaba siempre fresca con una temperatura ideal, podía escuchar música y nadie me molestaba ni me supervisaba. Por mucho tiempo tuve miedo de que me sacaran de la lavandería, era demasiado bueno para ser verdad, le di gracias a Dios por esta oportunidad. Me encantaba mi trabajo nuevo.
Todas salíamos a la misma hora así que al terminar la jornada juntas caminábamos hasta la casa que se encontraba dentro de la misma propiedad a solo 5 minutos a pie. Hacía mucho calor.
Cuando llegamos a la casa ese día me entere que habían coordinado con un señor que nos hacia los traslados para llevarnos a comprar algunas cosas, yo no tenía dinero, así que les dije que no podría acompañarlas ese día, Ana de inmediato se ofreció a prestarme pero yo me negué, me daba demasiada pena que llegando ya molestara de esa manera pero justo cuando se iban a montar en el carro me escribió mi amigo Saul que ya me había depositado el dinero que me faltaba por cobrar de mi trabajo anterior así que corrí al carro y pude acompañarlas a realizar algunas compras que bastante falta me hacía porque básicamente no tenía nada para comer. El señor nos llevó a un sitio cerca y pude comprar algunas cosas básicas para poder cocinar y llevarme comida que me gustara, yo soy un poco difícil para comer, de hecho, las muchachas de muy buena fe habían hecho comida para todas nosotras el día anterior y me habían incluido así que gracias a ellas pude comer ese día. No me gusto la comida, pero pude comer algo.
Entre las 4 mujeres había confianza, ellas ya llevaban conviviendo más tiempo entre ellas que conmigo, yo me sentía más apartada, aunque como dormía con Ana era con ella con quien me sentía mejor además que se notaba que era la más amigable y comprensiva del grupo.
Llegado el día siguiente sucedió lo que temía, me sacaron de la lavandería. Todo había sido muy bonito para ser verdad, tenía que limpiar y no me iba a salvar. Me llevaron a limpiar las áreas públicas, eso tampoco lo había hecho antes así que Rafael el Manager me llevo y me dio instrucciones muy básicas sobre lo que tendría que hacer. A Grosso modo debía limpiar los baños del restaurante, tenía que aspirar y mopear todo el piso del restaurante, luego tenía que irme hasta la recepción del hotel, allí debía limpiar y mopear el piso además de limpiar el baño y listo, de regreso a la lavandería. Realmente el trabajo de limpiar las áreas no me pareció tan pesado, los baños estaban bastante limpios y el restaurante también, todas las zonas se mantenían en buen estado y limpias así que no me pareció un trabajo del otro mundo, terminaba al medio día almorzaba y me iba a la lavandería a seguir en mi trabajito soñado.
En la casa la incomodidad para mi persistía, había una chica en especial que me hacía sentir incomoda, ella era algo así como la líder del grupo, se hacia la importante, la que tomaba las decisiones, ella hablaba y me ignoraba, no me miraba a los ojos, no tomaba en cuenta lo que yo decía ni me incluía en las actividades de la casa, para ella yo no existía todavía. Ana se dio cuenta y trato de alguna manera de mejorar la situación, pero en líneas generales yo prefería mantenerme apartada y no molestar, estaba esperando que llegara mi turno, sabía que esta incomodidad en algún momento pasaría así que le di tiempo al tiempo y me mantuve bajo perfil.
Al día siguiente Laura y Janina estuvieron libres, esta última es la que me hacía sentir especialmente incomoda, llegamos del trabajo a la casa y Manuela la otra chica que conformaba el grupo le llego a Janina con la noticia de que había conseguido vino en una habitación para probarlo entre todas, Janina muy contenta le dejo saber que les había hecho comida y entre risas y abrazos se fueron a compartir. Yo solo las miraba y pensaba dentro de mí, que desgraciadas, ni siquiera me invitaron por educación, me retire a mi cuarto y me prepare para dormir.
El día siguiente era domingo, los sábados y los domingos entrabamos a trabajar una hora más tarde así que había más tiempo para dormir. Ese domingo escuche que Ana estaba mirando en su celular la santa misa y le deje saber que era una bonita actividad la que estaba haciendo, no solo lo dije por educación o porque quería congraciarme con ella, en realidad sentí bonito cuando escuche la misa porque me recordó a mi mama y eso me reconforto. Ella agradeció mis palabras y se sentó a mi lado para compartir conmigo la palabra de Dios, creo que desde ese momento me comenzó a apreciar de verdad y yo a ella, nos dimos cuenta de que nuestros sentimientos no eran de gente mala o complicada y puedo decir que desde ese día comenzó entre nosotras una bonita amistad sincera.
Mi trabajo era ir a limpiar las áreas comunes y en las tardes trabajar en la lavandería, pero había días en que el restaurant estaba cerrado así que no era necesario ir a limpiar las áreas y me quedaba el día entero en la lavandería. No se crean que no había nada que hacer, había cantidad enorme de trabajo acumulado porque tenían tiempo sin personal para la lavandería así que se había acumulado muchísimo trabajo, me preocupe por tratar de hacer todo lo más eficiente y rápido posible y mi buen desempeño se notó muy rápido.
Las chicas de la casa comenzaron a ceder un poco conmigo, pero sobre todo Ana quien me incluyo en un grupo que tenían en WhatsApp y que habían denominado “familia Texas” quizás ya me estaban comenzado a considerar como parte de la “familia”. Sin embargo, por la noche la líder decidió que debíamos ver una película porque al día siguiente estarían todas libres, excepto yo, pero como para ella yo no existía poco importaba. Escogió la película y se sentaron todas juntas en el sofá. No había sitio para mi allí con ellas así que me senté como siempre apartada. Estuve disfrutando de la película un rato, pero como ya la había visto y tenía que despertarme temprano al día siguiente para trabajar di las buenas noches y me retiré a dormir.
Fue el primer día que me toco trabajar completamente sola, todos estaban libres en el departamento, pensé que trabajaría tranquila en la lavandería, pero a media mañana recibí un mensaje de Rafael el mánager para que fuera a limpiar las oficinas y que el “tío” me acompañaría.
Al rato en efecto el tío me llego a buscar. Se trataba de un mexicano que llevaba trabajando en mantenimiento varios años y por ende era personal de confianza, era un mexicano de condición humilde y trabajador como tantos otros, un poco indiscreto en sus preguntas, pero bastante buena gente.
Me llevo en su carrito de golf con el que se trasladaba por toda la propiedad hasta las oficinas en la planta alta del restaurant. Me ayudo a cargar la aspiradora y los implementos de limpieza por las escaleras y se quedó conmigo ayudándome a limpiar. Realmente lo que hice fue limpiar el pequeño baño y aspirar todo el pasillo y cada una de las oficinas que tenían la alfombra bastante sucia.
Fue muy cómodo y educativo trabajar con el tío porque a parte de su valiosa ayuda me fue explicando de quien era cada oficina, que hacían y como era la persona que desempeñaba el cargo.
La última oficina que limpie fue la del chef, no lo conocía personalmente, pero tenía un par de zapatos debajo de su escritorio que tuve que mover para poder limpiar por debajo y se veían de una talla bastante grande así que me imagine que sería muy alto, la oficina no estaba particularmente sucia, pero si un poco desordenada, allí sentí un aura especial y pensé, esta persona debe ser interesante de conocer. El tío al parecer tampoco lo conocía muy bien porque no pudo darme detalles, solo me confirmo de que se trataba de un hombre bastante grande.
Después de terminar mi labor de limpieza en las oficinas con la gran ayuda del tío seguí en mi trabajo en la lavandería y aproveché de adelantar bastante porque no tenía interrupción alguna. Realmente me esforcé en adelantar todo el trabajo posible y dejé la lavandería bastante limpia.
Finalmente llego mi primer día libre y lo disfrute en casa descansando con Ana y Manuela quienes también estuvieron libres ese día. No hicimos mayor cosa, solo descansamos y conversamos de tanto en tanto. El siguiente día ellas se fueron a trabajar, pero yo lo tuve libre así que me quedé totalmente sola en la casa, quería salir a comprar algunas cosas, pero a otro sitio más grande y alejado. El pueblito donde me encontraba era muy distante y no contaba con muchas opciones para comprar. Solo un Lowe’s que no estaba muy bien surtido y un General Dollar que tampoco tenía muchas opciones por lo que mi intención era que nos trasladaran a un Walmart donde normalmente se consigue de todo, pero el más cercano se encontraba a 1 hora de distancia. Converse con el señor que nos hacia el traslado y estuvo de acuerdo en llevarnos a la hora de la salida de las chicas así que por medio del grupo les deje saber a todas que teníamos un viaje programado para Walmart, todas se pusieron contentas a excepción por supuesto de la líder quien se molestó porque yo coordine el viaje sin su autorización, porque fue mi idea y porque en realidad y básicamente quería llevarme la contraria en todo. No quiso ir, pero le insistí que fuera para comprar algunas cosas que nos hacían falta y a la final cedió.
Ese era nuestro único paseo o mejor dicho era la única oportunidad que teníamos de salir de la casa, que nos llevaran a hacer las compras, sin embargo, era incomodo porque el señor se quedaba afuera aburrido esperándonos y nosotras adentro disfrutando de ver cosas ricas y querer comprar de todo. Casi todas veníamos de vivir una gran escases y falta de recursos en Venezuela, por lo tanto, teníamos una necesidad acumulada de querer de todo. Nuestras compras eran enormes, todas salíamos con muchas bolsas llenas de productos de toda clase, el carro lo llenábamos de bolsas y realmente poder hacer eso nos daba mucha satisfacción, estábamos trabajando y teníamos la oportunidad de comprar todo lo que necesitáramos, por mi parte solo pensaba en mi familia y las ganas que tenia de que ellos vivieran la misma satisfacción de tenerlo todo a la mano y a la disposición como yo lo estaba teniendo.
Durante ese “paseo” pude notar por primera vez algo que no había visto, entre Janina y Ana había cierto roce, me pareció raro que cuando Ana se apartó para comprar las cosas que ella iba a necesitar Janine se acercó a mi para decirme un comentario negativo de Ana y del mismo modo cuando Ana se quedó sola conmigo me comento algo negativo de Janine y de inmediato se me encendieron las alarmas. Resulta que tanta perfección y amistad no era tal, resulta que había un descontento latente entre las amigas y yo no lo voy a negar, por un lado, sentí un respiro, no era la única que no se sentía a gusto con Janina.
Se comenzó a abrir una brecha entre la perfecta amistad de todas en la casa, Manuela y Ana se llevaban bien porque trabajan juntas, ellas hacían equipo mientras que Janina y Laura hacían otro equipo, pero como Manuela y Laura dormían juntas en la misma habitación se llevaban muy bien así que si se armaban las alianzas la única que a la final quedaba por fuera era Janina porque yo dormía en la habitación con Ana y Janina dormía sola.
Janina por ser la líder se quedó con el único cuarto de la casa que tiene una habitación matrimonial. Para mi ese cuarto era la dimensión desconocida, ella llegaba a la casa y se encerraba en su habitación, tenía acceso directo al baño, pero jamás dejaba la puerta abierta.
He de confesarles que el día que me quede sola la curiosidad pudo más que yo y con mucho temor abrí la puerta que comunicaba al baño con la habitación de Janina, entre sigilosamente a sabiendas de que no había nadie en la casa, me encontré con un cuarto enorme, una cama enorme y todo muy bonito y vacío, al parecer Janina no tenía mayores cosas, la puerta de entrada a su cuarto estaba bloqueada con una silla que me imagino ella coloco allí para que nadie pudiera entrar pero igual se olvidó de la puerta del baño. Fue solo unos segundos que estuve allí solo para matar mi curiosidad, inmediatamente salí, cerré la puerta y me olvidé de la situación.
El sábado cuando llegamos a laborar nos encontramos con la sorpresa de que habían contratado a una persona nueva como supervisora, era una chica joven nativa del pueblo, con apariencia bastante amigable y humilde se dejó querer de forma inmediata. Manuela y yo nos podíamos comunicar bastante bien en ingles con ella ya que no manejaba para nada el español como hacíamos con Rafael.
Le explique cuál era mi trabajo en la lavandería y en las áreas comunes a las que regularmente tenía que ir a limpiar. Ella se portó muy receptiva con todas y me dijo que le habían hablado muy bien de mi porque estaba haciendo un excelente trabajo en la lavandería, eso me hizo sentir bastante orgullosa.
En las áreas públicas también debo confesar que me iba muy bien, dejaba todo lo más limpio y con buen olor posible. Había un producto en especial que se usaba en la limpieza que tenía un olor delicioso que se sentía a lo lejos, realmente era bastante agradable.
Mi trabajo en las áreas era a primera hora de la mañana y lo primero que tenía que limpiar era el restaurante ya que debía estar listo antes de su apertura a las 11 am para servir el almuerzo, por lo tanto, a las 8 am ya estaba allí.
La mayoría de las veces la única persona que llegaba al restaurant a esa hora era el chef quien llegaba silencioso y a veces hasta sin dar los buenos días se metía en su cocina o subía a su oficina.
Por varios días el chef ni siquiera se daba cuenta de que había alguien en el restaurant, al parecer tenía muchas cosas en la cabeza como para notar la presencia de un ser humano alrededor pero un día bajo de su oficina y el olor del producto de limpieza que estaba usando llamo su atención, he de imaginar que al ser chef el sentido del olfato y del gusto deben estar bien desarrollados.
El simplemente sintió el olor, me miro y dijo en tono simpático: ¡Fabuloso!, en ese momento pensé que simplemente era una expresión que quiso usar en español para dejarme saber que olía rico, tiempo después me enteré de que en realidad Fabuloso es un producto de limpieza que huele muy rico también y él pensó que yo estaba usando ese producto en el piso y por eso olía así.
Esa fue mi primera interacción con el Chef, era un tipo realmente alto y ancho, andaba siempre con una filipina azul y todos los implementos que un Chef debe necesitar como termómetros y esas cosas dentro de uno de los bolsillos de su traje, además tenía siempre una bandana que le tapaba desde el cuello hasta la boca y que usaba como mascarilla para protegerse del coronavirus la cual no se quitaba jamás. Caminaba con pasos lentos y firmes, tenía gafas y sencillamente se mantenía lejano e inalcanzable. Se trataba de la mayor autoridad no solo en su cocina y el restaurant, era una de las personas con más poder en toda la propiedad y sobre sus hombres pesaba la responsabilidad de sacar adelante el restaurant, estaba entrado en los 50 aunque su cabello se mantenía abundante de color rubio cenizo.
Su voz era potente y clara, su altivez lo hacía parecer siempre rodeado de un aura de misterio e inaccesibilidad, me parecía interesante así que cuando limpiaba el restaurant y sin que se diera cuenta me lo quedaba mirando cada vez que pasaba.
Un sábado Manuela y Laura decidieron ir a comer al restaurant, se pusieron muy bonitas y salieron a degustar la comida del chef. Las demás nos quedamos esa noche en la casa, Janina encerrada en su habitación mientras que Ana y yo nos sentábamos en las noches a ver La Rosa de Guadalupe que siempre tienen historias aleccionadoras y nos gustaba quedarnos un rato mirando la tele después de la cena y de preparar la comida para el día siguiente.
Aun mirábamos la tv cuando llegaron las chicas de regreso del restaurant. La habían pasado muy bien y habían comido delicioso, pero además de eso se abrieron con nosotras. Resulta que Manuela había vivido lo mismo que yo sentí con respecto al desprecio de Janina, por su parte Laura que trabajaba con ella tampoco la soportaba, yo me quedé en una pieza. Después de todo no era la única que tenía problemas con la actitud de Janina; todas nos sentíamos afectadas por su comportamiento, respiré profundo y dije, hay que hacer algo para arreglar la situación.
Además de esto Manuela también nos trajo la noticia de que había conversado con Andrés, el mánager del restaurant; en ese momento no sabía de quien me estaba hablando porque en general el personal del restaurant no llegaba a la hora que yo estaba limpiando, solo me había encontrado con el chef y uno que otro empleado del bar que llegaba temprano. En la conversación de Manuela con Andrés le dejo saber que en la casa estábamos viviendo y trabajando como Housekeeping 5 mujeres y que todas estábamos a su completa disposición para trabajar horas extras por las noches en el restaurant.
En principio la información me resulto atemorizante, de donde iba a sacar energía para trabajar en las noches también. Luego recordé que ya no trabajaba en el Chateau y me dije, creo que puedo hacerlo. Nos alegramos con la noticia, se lo dejamos saber a Janina cuando salió del encierro de su cuarto, por un momento dudo porque la información la estaba proporcionando Manuela y al parecer se estaba haciendo más que evidente que entre ellas había un especial desagrado mutuo.
A partir de ese día la situación se fue poniendo cada vez más tensa en lo que respecta a la convivencia en el trabajo y en la casa con Janine. Manuela y Ana le declararon la guerra directamente, Laura trabajaba en el día con ella, pero casi ni le hablaba y en las noches estaba siempre con Manuela así que a Janine no le quedó más remedio que buscar refugio en mí.
Se iba a la lavandería supuestamente para ayudarme, pero en realidad se iba a desahogar conmigo, me hablaba mal de todas y de lo desagradable que le resultaba vivir allí, en mi mente me decía, después que me despreciaste y me ignoraste ahora me buscas; pero no quise hacerle lo mismo que ella me hizo a mí y le presta atención, escuchaba sus quejas y le daba consejos, se sintió mejor al saber que había alguien que la escuchaba.
Llegamos al punto en el cual ya nadie le hablaba a Janine solo yo, ella se apoyó en todo momento en la amistad que yo le estaba brindando, pero he de decirles que igual era amiga de todas, me relacionaba con cada una de las chicas por igual y me llevaba bien con todas.
Las cosas cambiaron mucho en la casa desde el día de mi llegada, ya no me ignoraban ni estaba apartada todo el tiempo, ahora siempre estaba integrada en la conversación y en las decisiones mientras que Janine se convirtió en la manzana de la discordia, las cosas pueden voltearse bastante rápido.
El martes de esa semana nos dieron libre a todas y la nueva supervisora Carly nos invitó a su casa para congraciarse con nosotras. Íbamos a tener todo un día de relax haciendo una parrillada y compartiendo. Rafael nos pasó buscando por la casa, nos pusimos muy hermosas, nos tomamos fotos muy alegres, pero Janine no compartía con el grupo ni se tomaba fotos con nosotros. Solo hablaba conmigo y nada más.
En casa de Carley la pasamos muy bien, jugamos con su hija de 9 años, jugamos con sus animales, jugamos algunos juegos afuera y comimos. Compartimos con su abuela y su esposo y en general tuvimos un día diferente y entretenido. Janine por su parte sentada a la distancia sin compartir para nada con el grupo.
Al día siguiente Manuela y Ana se fueron a trabajar, Laura se quedó encerrada en su cuarto mientras que Janine y yo le pedimos al señor del transporte que nos llevara a la ciudad para pagar la línea telefónica y salir a ver algo distinto. Con Janine no me llevaba tan mal, la comencé a tratar con confianza y ella se dejó, después de todo no tenía a nadie más que la soportara así que nos hicimos bastante cercanas.
El viernes después de nuestra jornada laboral Janine me invito a ir al restaurant como clientas y me pareció buena idea, queríamos degustar alguno de los vinos que allí se realizaban además de disfrutar de la deliciosa comida del chef.
Nos pusimos nuestra mejor vestimenta, nos arreglamos y salimos irreconocibles de la casa rumbo al restaurant.
La casa queda a escasos metros del restaurant así que llegamos de inmediato, escogimos una mesa y ese día habían llamado a Laura y Manuela a trabajar por primera vez en el restaurant así que ellas fueron las que se encargaron de servirnos la comida.
Las muchachas se veían bastante nerviosas trabajando en el restaurant, pero lo estaban haciendo muy bien. Janina se encargó de pedir la botella de vino y nos deleitamos con un delicioso vino rose ganador de varios premios locales, en realidad estaba bastante sabroso, tanto que nos tomamos entre Janina y yo 2 botellas. Además del vino pedimos unas costillas deliciosas para Janine y una ensalada cesar con pollo para mí. Las muchachas llegaron con sendos platos de comida y realmente todo estaba sencillamente fabuloso. No sé si fue el vino o la música country en vivo, pero realmente estaba disfrutando de todo incluso de la compañía de Janine que muchas veces esa noche me dio las gracias por acompañarla y por hacerle tan grata la noche.
Estábamos en una mesa un poco retirada, el restaurante es un sitio abierto con mesas al aire libre y una tarima grande donde tocan las bandas en vivo. Para ir al baño hay que caminar un buen trecho así que cada vez que pasaba por el camino al baño y debido al alcohol que ya tenía en mi organismo caminaba bien erguida y con paso melodioso, tal como si se tratara de una pasarela, sentía que las miradas se dirigían a mi pues no se si era porque estaba haciendo el ridículo o porque me veía muy bonita, pero llamaba la atención. En mi camino de regreso note una mirada a lo lejos, dentro de la cocina y por la ventana en que se entrega la comida estaba el chef y no dejaba de mirarme, no tengo idea si sabía que se trataba de la misma persona que le limpiaba el restaurant todos los días, pero por dentro me sentí muy bien por llamar su atención.
Después de que cierran la cocina el chef acostumbra a salir a saludar a las mesas y preguntar si les gusto la comida, esa noche al terminar su labor salió como todas las noches y fue de mesa en mesa conversando con los comensales de forma muy amena y cordial. A la mesa de nosotras llego después de varios minutos. Aun no tengo claro si sabía quiénes éramos, no sé si alguien le comento sobre nuestra presencia o si sencillamente se acercó solo a saludar como si se tratara de clientes normales, pero llego a nuestra mesa y con mucha emoción lo salude y converse con él por primera vez, afortunadamente manejo algo de inglés y entiendo y me defiendo hablando pero Janine no tiene esa habilidad. Así que con mucho agrado lo felicite por tan deliciosa comida y entre halago y halago se dirigió a otra mesa para seguir con sus acostumbrados saludos.
Pocos minutos después volvió a nuestra mesa y fue entonces cuando le deje saber que yo era la persona que le había limpiado su oficina y le había movido los zapatos de lugar, avergonzado me hizo un gesto como de que esos zapatos apestan.
Al rato y por tercera vez se acercó a nuestra mesa y en esa oportunidad hizo algo que no había hecho nunca hasta ese momento. Se quito la bandana que usaba como mascarilla y por primera vez le vimos la cara al chef. Tanto Janice como yo tuvimos la misma reacción, nos vimos la cara asombrada, y exclamamos el chef esta guapo ¡
Resulta que detrás de esa horrible bandana color azul oscuro se escondía un hermoso rostro y una más hermosa sonrisa.
Encantadas con el descubrimiento y después de dejárselo saber y retirarse contento lleno de nuestros piropos nos quedamos conversando sobre el descubrimiento. Janine llego a la conclusión de que el Chef había quedado especialmente prendado de ella y yo la secunde en su pensamiento. No tenía por qué dudar, Janine era una mujer realmente hermosa, tenía una cara angelical y además un cuerpo de guitarra con unos senos operados hermosos y un trasero que produce sensaciones en los hombres que la miran así que cualquier caballero incluyendo al chef podría verse atraído por semejante belleza.
Yo por el contrario no cuento con un cuerpo tan agraciado, y una cara quizás hermosa, aunque ya los estragos del tiempo están dejándose ver.
Al terminal regresamos a la casa y nos dispusimos a descansar, al día siguiente teníamos que ir a trabajar.
Era sábado y debía ir a limpiar al restaurante como siempre a las 8 am, por supuesto la persona que llego primero al restaurant fue el chef. Él tenía una habitación asignada los fines de semana en el hotel para que se quedara y pudiera atender el restaurant hasta tarde en la noche y temprano en la mañana y eso hacía. Esa mañana en lo que me vio de inmediato se fue a conversar conmigo. Ya no parecía ignorarme, por el contrario, llego como buscándome, lo primero que hizo fue saludarme y preguntarme mi nombre. Me llamo Marianella le conteste, pero como es un nombre difícil para ustedes me puede decir Mary como todo el mundo. Me contesto que no era difícil que lo podía recordar porque sonaba igual que marinara (la salsa) simplemente solté la risa porque realmente no es un alago precisamente que tu nombre lo relaciones con una salsa, pero insistí que por favor simplemente me llamara Mary.
Me saco conversación y se quedó haciéndome compañía por un buen rato, me sentí un poco incomoda al ser observada mientras realizaba mis labores diarias en el restaurant, pero en el fondo también me sentí un poco alagada de que finalmente me tomara en cuenta y no fuera un simple punto perdido a lo lejos de su mirada.
A partir de ese día no solo me saludaba, me sacaba conversación y se quedaba haciéndome compañía, sino que también me ofrecía café. El café del chef era realmente sabroso, no sé si era la calidad o lo bien que lo preparaba, pero le explique una sola vez como me gustaba: con 2 de crema y 2 de azúcar y siempre le quedaba muy rico, evidentemente era un chef y siempre todo le quedaba rico. Un día llego una chica a saludar al chef y él le dio un abrazo y un beso lleno de cariño y ternura, me llamo la atención porque no tenía idea de quien se trataba, le pregunto que, si había tomado desayuno y ella contesto que sí, se retiró al bar y luego el chef me comento que se trataba de su hija. Nunca lo hubiese sospechado ya que el chef tenía aspecto de gringo, grande, muy blanco casi rosado y rubio de ojos claros, muy por el contrario, la señorita era morena, baja y con rasgos asiáticos. Posteriormente entendí la razón, su segunda esposa era de Filipinas y sus dos hijos con ella habían heredados los rasgos asiáticos de la madre.
El domingo mientras todas estábamos trabajando Rafael nos llegó con la noticia de que nos necesitaban a todas en el restaurante para trabajar en la noche. Por un momento sentí miedo, pero por otro sentí la confianza de que todas estaríamos allí y de que era muy positivo el tener horas extras ya que eso representaría más dinero a la hora de cobrar nuestro salario.
Hubo un momento en que nos dijeron que fuéramos todas pero que en caso de que no nos necesitaran, el chef tendría la facultad de escoger en el momento con quien se quedaría. Janine de inmediato me miro y en voz baja me comento: por supuesto que el chef nos va a escoger a nosotras y yo le sonreí, sabía que era verdad.
Al terminal la jornada rápidamente nos fuimos a retocar a la casa y de inmediato llegamos al restaurante para comenzar la nueva jornada nocturna. Llena de miedo e incertidumbre al no saber cómo era el trabajo en el restaurant llegue con Janine y Laura directo a que el chef nos indicara que debíamos hacer. Laura ya había trabajo allí así que sabía perfectamente como desempeñarse en el restaurant, pero Janine y yo no así que esperamos a que el chef nos diera instrucciones. Él se encontraba del lado de afuera de la ventanilla donde se dispensaba la comida. Andrés se encontraba cobrando en las cajas y nosotras nos teníamos que encargar de llevar la comida a las mesas. A Janine de una vez la mando dentro de la cocina para que se encargara de llenar los dispensadores de salsa de tomate y conmigo se quedó conversando.
- ¿Te puedes quitar el bolsito? Me pregunto indicando el bolsito cruzado que había llevado con mi celular adentro y mi tarjeta de débito por si me antojaba de algo.
- Es que esta mi celular adentro – conteste.
- Ok quédatelo- Dijo.
Igual al rato me lo quite porque realmente se veía horrible despachar comida con un bolsito guindando de un costado.
- ¿Quieres entregar la comida? Me pregunto.
- ¿Alguna otra cosa que pueda hacer? Le conteste.
- ¿Quieres ir a mi oficina? Mis ojos extrañados le dieron la respuesta.
- ¿Quieres irte a tu casa? Mis ojos aún más extrañados le volvieron a dar la respuesta.
- Es broma. Contesto- Solo tienes que llevar la comida al número que vez en las mesas.
- Ok- respondí y al rato llegaron Manuela y Ana y con ellas además de Janine y Laura pasamos la noche entera hasta las 10 pm repartiendo y buscando números por todo el restaurante.
No fue tan fácil como se veía y realmente resulto bastante agotador, buscar por todos partes el número que te toco repartir y no encontrarlo es frustrante sobre todo porque llevas comida caliente que debe ser entregada lo más pronto posible para que no pierda su calor.
Al final de la noche cuando cerro el restaurant y nos dispusimos a partir tanto el chef como Andrés nos llenaron de gracias y halagos, al parecer lo habíamos hecho bastante bien y habíamos ayudado muchísimo a que todo fluyera correctamente. Nos prometieron propinas en efectivo e incluso el chef antes de irnos repartió abrazos y nos ofreció café para el día siguiente. Yo me aparte un poco, ya estaba muy cansada y de mal humor y lo menos que quería en ese momento era seguir allí y recibir abrazos ni café de nadie.
Era lunes y habíamos trabajado duro el día anterior así que con poco ánimo y bien cansadas nos levantamos a trabajar, estaba como de costumbre haciendo mi labor en la lavandería cuando de repente sentí una voz potente dando los buenos días.
Se trataba del chef que había ido especialmente a la lavandería a darnos las gracias de nuevo por haber ayudado la noche anterior en el restaurant. Me pareció raro tanto agradecimiento, pero lo recibí con mi mejor sonrisa, al final de la noche no había estado de ánimo para recibir sus abrazos así que de alguna manera quería redimirme por haber sido un poco antipática.
Luego de sus agradecimientos se retiró, pero no paso mucho tiempo cuando volví a escuchar su voz estridente en mi lavandería, me había traído el café que había ofrecido la noche anterior, me encanto el detalle, lo había llevado en un vaso con tapa, su removedor, dos bolsitas de azúcar y dos envases de crema, tal cual como él sabía que a mí me gustaba.
El ofrecimiento de la noche anterior había sido para todas, pensé que se había encargado de repartir café por todo el hotel al resto del equipo, pero en cuanto Janine entro a la lavandería le pregunte: dime por favor que el chef te llevo café. Su respuesta fue: No y si te trajo a ti ya sabemos de quien realmente está interesado. Solo le mostré el hermoso vaso de café que mantenía en la mesa sin ser tocado aún. Evidentemente lo compartí con Janine.
Una vez finalizado nuestro almuerzo y después de que todas las chicas se retiraran a seguir la faena del día volvió a aparecer el chef en la lavandería, esta vez con una bolsa de paños de cocina sucios. ¿Tendrás tiempo de que me ayudes a lavar estos paños de cocina? Realmente los necesito. Me pregunto al mismo tiempo que me mostraba la bolsa, no era muy grande y ya había adelantado bastante trabajo, además de cierta manera me di cuenta de que tal vez esta solo era una excusa para volver a la lavandería, desde que había llegado jamás había tenido que lavar nada proveniente del restaurante así que no vi mayor problema en ayudarlo y con mucho gusto me ofrecí a tenerlos listo lo más pronto posible.
Ya cuando se estaba retirando le pregunte: ¿Tienes WhatsApp? No tengo, pero lo puedo descargar si quieres me contesto muy amablemente. Acto seguido le explique que por allí le podría avisar de inmediato cuando sus paños estuvieran listos y entonces podría venir a retirarlos. En ese momento Carley llego a la lavandería y se unió a la charla.
Entre el Chef y Carley comenzó una conversación, pero ya yo me había apoderado del teléfono del chef para ayudarlo a descargar la aplicación, una vez finalizada se lo devolví y Carley con mirada extrañada exclamo: yo también debo bajar esa aplicación. Acto seguido el chef se retiró de la lavandería y yo me dispuse a continuar con mi labor.
Me concentre en sacar mi trabajo lo más pronto posible, pero sobre todo quería tener listo el requerimiento del chef, sin embargo, he de confesar que en mi cabeza surgieron muchas dudas. ¿Realmente el chef necesitaba de forma urgente como me había expresado esos paños de cocina? Básicamente se trataban de harapos de cocina muy dañados y con fuerte olor a condimento, me pareció muy extraño que realmente no contaran con más de esos paños en la cocina, adicionalmente nunca me habían pedido antes esa tarea, ¿Por qué ahora sí?
Ya los paños estaban lavados y me disponía a doblarlos cuando me llego un mensaje en mi WhatsApp. Era el chef preguntando si sus paños estaban listos, apenas había comenzado a doblarlos y pensé, le respondo cuando termine. Pero en menos de 5 minutos tenía al chef de nuevo en la lavandería. Me encontró doblando sus paños y me dijo que no era necesario, los metí en la bolsa, me dio las gracias con una sonrisa y se retiró. De inmediato Carley estaba a mi lado escudriñándome con la mirada.
Mary, exclamo Carley. Me podrías explicar ¿porque el chef, que jamás había venido a la lavandería hoy estuvo aquí 4 veces? La miré a los ojos y con cara de desconcierto le respondí: No tengo idea.
Al día siguiente estuvimos todos libres en el departamento, además era el cumpleaños de mi mama y me encontraba un poco triste por estar lejos de ella, sin embargo, me encargué de enviarle el pastel más hermoso que le pude mandar a hacer. Estaba tan orgullosa del hermoso pastel que le mande al chef una foto por WhatsApp para que lo viera. A partir de ese momento las conversaciones por WhatsApp con el chef comenzaron a ser frecuentes, de alguna manera me sentí con confianza de mandarle saludos o simplemente hacerle algún comentario.
Ese mismo día sucedió lo que veníamos temiendo. Estábamos todas en la casa haciendo nuestras actividades respectivas y Manuela expreso la necesidad de hacer un plan de limpieza en la casa para mantenerla en orden y pulcra y para ello debíamos repartirnos las actividades. Llamamos a una reunión en la sala de la casa y la palabra la tomo Manuela. De entrada, la cara de Janine al ver que ya ella no tenía el control ni tomaba las decisiones era de predisposición, se notaba su enojo y al parecer no tenía ni la menor gana de participar en la reunión. Apenas Manuela comenzó a expresar las razones de la reunión empezaron los problemas. Janine hizo un comentario, Manuela le respondió y de inmediato comenzó un enfrentamiento de palabras fuertes, una le respondía a la otra y entre cada palabra aumentaba el tono de voz y los insultos. Mientras tanto las otras tres mirábamos sin saber que hacer o que decir para volver a tener la situación bajo control, sin embargo, no llego a ser necesario ya que pocos minutos después de comenzado el enfrentamiento Janine se paró de la silla y comento: Yo no tengo porque soportar este tipo de situaciones. Acto seguido se retiró a su habitación donde se quedó por un rato largo. Nosotras permanecimos en la sala tratando de descifrar lo que acababa de pasar. La situación con Janine se había vuelto insoportable para todas, sin embargo, el problema no duro mucho. Aproximadamente 30 minutos después del enfrentamiento apareció Janine vestida, arreglada y con maleta en mano procedió a despedirse solo de mí. Me voy con Rafael para San Antonio y desde allá voy a ver que hago, no soporto estar ni un minuto más aquí, gracias por todo, Adiós. Nunca más volvimos a saber nada de Janine desde ese día.
Tome ventaja de la confusión, ya había estado en el cuarto de Janine y me había fascinado la privacidad y el tamaño enorme de la habitación, entramos todas en él y valiéndome de que yo era la única que había tenido una relación más cercana con Janine les deje saber que ella antes de irse me cedido el cuarto para que yo lo ocupara además de que esa habitación estaba llena de malas energías pero que yo haría el sacrificio de mudarme a ella para que las otras no tuvieran que lidiar con la negatividad que dejo Janine en la habitación. Me hice la mártir, pero en realidad lo que quería era quedarme con tamaño cuarto. Mude de inmediato mis cosas, Ana hizo un sahumerio, quemo algunas hiervas y el humo lo paso por toda la casa para limpiar el ambiente de cualquier toxicidad existente.
No lo puedo negar, estaba contenta, esa habitación era enorme, cómoda, tenía un closet del tamaño de una habitación por sí mismo, una cama matrimonial con un colchón cómodo estaba hermosamente decorada, tenía lavadero dentro de la habitación y comunicación por una puerta al baño principal que delicia de cuarto y ahora era mío.
En la tarde nos pusimos lindas y nos fuimos con el señor del transporte a Walmart, nuestra única salida oficinal de la casa, por el camino le cantamos cumpleaños a mi mama por video llamada, ya se sentía el cambio en la atmosfera, estábamos super felices de que Janine se hubiese ido, y para ser honesta lo estábamos pasando muy bien sin ella cerca.
La mañana del miércoles se respiraba un aire de paz en la casa, estábamos todas de tan buen humor que decidimos hacer un gran desayuno y comer afuera a pesar de que estaba lloviendo y que incluso había una amenaza de inundación, el clima estaba fresco, y no pudimos dejar pasar el momento de alegría, comimos afuera juntas y disfrutamos mucho de la grata compañía.
Por mi parte no perdía ocasión de dejarle saber al chef lo que estábamos haciendo o lo que pasaba a mi alrededor, le mande foto de nuestro desayuno y siempre había comunicación entre nosotros. Como note que no había colocado aun foto de perfil en su WhatsApp lo inste a que colocara una porque resultaba incomodo hablar con un perfil sin foto, se siente como si no se hablara con nadie. El me contesto apenado que era muy feo y viejo para poner una foto de el en su perfil y que me podía asustar, pero yo le conteste muy seriamente que no debía decir eso porque en realidad era un hombre atractivo y no me parecía que estaba viejo, inmediatamente dio las gracias por mi comentario y puso una foto de perfil que aún conserva en su WhatsApp
La alegría por la salida de la casa y del trabajo de Janine me duro poco. Una vez que llegué a mi amada lavandería me conseguí con la desagradable sorpresa de que debido a que faltaba una housekeeping por la partida de Janine la tenían que reemplazar conmigo. Pusieron a Manuela a trabajar con Laura y me pusieron a mí a trabajar limpiando habitaciones con Ana. Mi descontento fue inmediato, pero no podía quejarme demasiado, realmente entendía que ese puesto debía ser cubierto por alguien y que yo estaba allí para cumplir cualquier actividad en la cual fuera requerida así que, aunque se notaba en mi cara de disgusto lo descontenta que estaba, hice de tripas corazón y me encamine a realizar lo mejor que pude las labores de housekeeping.
Trabajar con Ana fue una bendición de Dios, se me había olvidado lo mal que la había pasado un solo día que me enviaron con Janine a limpiar un apartamento de los que usualmente les asignaban a los ejecutivos. Janine en esa oportunidad me hizo vivir un infierno, me corregía todo, me criticaba todo lo que hacía, limpiaba lo mismo que ya yo había limpiado y llego al colmo cuando pase 5 minutos sacando la mugre el microondas que estaba bastante sucio y una vez que termine y que me disponía a barrer afuera me fue a avisar que se me había olvidado limpiar el microondas, ¿en serio Janine?
Ana era totalmente diferente, solo me dio instrucciones de lo que tenía que hacer, ella se encargó de limpiar los baños que era lo más difícil y desagradable, yo me encargaba de quitar el polvo, revisar que el closet estuviera todo en orden y entre las dos hacíamos la cama, pero era ella la que se arrodillaba a hacer el dobles porque jamás aprendí a hacerlos y tampoco estuve interesada en aprender.
Para ese momento las conversaciones por WhatsApp con el chef se hacían cada vez más íntimas y personales, parecía que se sentía solo y conmigo tenía algo de compañía, desde temprano en la mañana me enviaba foto de su taza de café, de su desayuno y de lo que estuviera haciendo o me avisaba para donde iba, en la tarde me llego a enviar foto de su auto para indicarme que se retiraba a su casa en San Antonio.
Para mí también era muy agradable tener a alguien que estuviera escribiéndome todo el día, me sentía acompañada y feliz de contar con su amistad.
El chef sabía que estaba limpiando habitaciones con Ana y ese día era viernes, tenía que quedarse en el hotel hasta el domingo así que le asignaron una habitación. Tan pronto supo el número de habitación que le habían dado me pregunto si nosotras la teníamos que limpiar y en efecto, estaba en nuestra lista, se lo deje saber a Ana y como a ella también le caía muy bien el chef nos destacamos con esa limpieza que a propósito la habíamos dejado de ultima y la pusimos lo más impecable que pudimos además de usar el producto de limpieza que al chef le gustaba, el fabuloso según él.
Cuando llego Carley a inspeccionar la habitación se me escapo comentar que esa era la habitación en la cual el chef se quedaría e inmediatamente pregunto cómo era posible que yo manejara esa información. Le explique que él mismo me lo había dejado saber y al parecer no le gustó mucho.
Es importante que me dejes saber si el chef se ha sobrepasado contigo o con alguna de ustedes porque en una reunión de gerencia comento su deseo de casarse con cualquier de ustedes y eso me pareció muy grosero de su parte. Estas fueron las palabras que salieron de Carley inmediatamente se enterara que el chef y yo estábamos teniendo intercambio de conversaciones frecuentes por WhatsApp.
Mi cara de perturbación e incomodidad fue notoria, le deje saber que el chef jamás se había propasado conmigo ni con ninguna de nosotras muy por el contrario siempre se había comportado como un caballero y en todo caso yo tengo 45 años, creo que ya tengo edad suficiente como para cuidarme sola.
A pesar de la poca aprobación por parte de Carley y de la alerta que me había querido dar, seguí conversando con el chef constantemente, él me enviaba fotos de todo lo que hacía y yo también a él, siempre me dejaba saber lo bonita que le resultaba y eso me hacía sentir muy bien.
Era notorio que entre nosotros comenzaba a haber una relación amistosa en principio, desde muy temprano en la mañana hasta el final de la noche teníamos comunicación vía WhatsApp, incluso me dejaba saber dónde se encontraba en todo momento, quizás con la intención de coincidir en algún sitio.
Una ocasión me encontraba limpiando en la recepción y el llego con la supuesta intención de equipar el espacio del desayuno con algunos insumos de la cocina. Lo salude con mucho respeto y el a mí, pero se quedó largo rato haciendo tiempo y mirándome de tanto en tanto, me sentí muy incómoda porque trapear mientras tienes a alguien mirándote fijamente te hace sentir intimidada. Al rato se puso a conversar con Rafael que se encontraba detrás de la recepción instruyendo a las chicas recepcionistas y con la excusa de comentar cualquier cosa solo esperaba quedarse el mayor tiempo posible allí mirándome y enviándome mensajes por WhatsApp. No sé porque llegamos a la conversación de las arepas venezolanas y le dije que un día lo invitaría a comer una, su respuesta fue inmediata ¿Cuándo? Yo le sonreí a lo lejos y simplemente le contesté: Pronto.
Teníamos un ambiente tan agradable en la casa después de la partida de Janine que nos hicimos asiduas a relajarnos afuera de la casa cuando terminaba nuestra jornada laboral; Ana fumaba así que siempre se la pasaba sentada afuera, las demás le hacíamos compañía tomándonos una cerveza y comiendo algunos entremeses, pasábamos allí largas horas conversando hasta que se hacía de noche y nos retirábamos a nuestras habitaciones a descansar.
De tanto en tanto el chef me pasaba mensajes y hasta se había hecho experto enviando emoticones, pronto se hizo más personal y me envió fotos de todos sus hijos, tenía 3, la primera hija, la mayor había sido producto de su primer matrimonio con una norteamericana en su natal nueva york y allá vivía junto con su único nieto hasta los momentos, posteriormente de su segundo matrimonio tenía dos hijos, Jacky la que conocí en el restaurante y un varoncito de 9 años, ambos de rasgos parecidos a su madre y en nada parecidos a su padre. Era notorio el orgullo y el amor que sentía por sus hijos y eso me pareció muy hermoso de su parte, me comento que esa foto donde se veía muy contento compartiendo con todos sus hijos y su nieto había sido uno de los días más felices de su vida.
Creo que fue a Manuela que se le ocurrió la genial idea de coordinar un viaje para ir a conocer San Antonio, ellas no habían estado en la ciudad y querían pasear e indagar el lugar pues vivir tan cerca era una oportunidad inigualable para turistear un poco. Se hicieron todos los arreglos pertinentes y contamos con el apoyo tanto de Rafael como de Carley.
Para mi sorpresa la persona que se ofreció a venir a buscarnos a la casa y llevarnos a San Antonio fue el chef. Él no me había comentado nada por mensajes y nadie me lo había comentado tampoco hasta el día antes de la partida cuando nos informaron que el chef estaría buscándonos en la casa a las 8 de la mañana. Me pareció una linda sorpresa pues nada me gustaría más que compartir un rato en la vida real con la persona con la que tenía semanas hablando solo por WhatsApp básicamente todo el día así que todas nos levantamos temprano y nos pusimos muy bonitas para pasar dos días en San Antonio TX.
En efecto y muy puntual a las 8 am estaba la camioneta blanca del chef en la puerta de la casa, sin preguntar me monte adelante con el chef ya que quería estar lo más cerca posible para conversar con él y compartir un viaje de más de una hora hasta nuestro destino. En todo momento muy atento y respetuoso pregunto si necesitábamos algo como café y a pesar de que Manuela llevaba un vaso con café en la mano hizo que se desviara a una cafetería para que la niña comprara café, no le dimos mucha importancia al hecho, pero me pareció un poco desconsiderado de su parte.
Era incomodo que el chef no hablara español porque la mayor parte de las conversaciones que se sostuvieron durante todo el viaje fueron en ese idioma sin embargo de tanto en tanto Manuela y yo le explicábamos algunas cosas, pero muchas las dejamos pasar así que puedo imaginar como llego a sentirse.
La comunicación no fue tan fluida durante el viaje, él es una persona muy seria y mantuvo en todo momento su mirada fija en el camino como debe ser, no podíamos chequearnos en el hotel hasta después de las 4 pm así que nos preguntó si queríamos hacer algo, a Ana se le ocurrió comentar que había leído de la existencia en san Antonio de un sitio baquero que quería conocer, de inmediato el chef lo busco por internet y se enrumbo hacia allá. Resulto que el sitio baquero en realidad se trataba de un pequeño pueblo a 1 hora de San Antonio llamado Bandera y hasta allá nos llevó el chef. El pueblito era encantador, pequeño y con pocas cosas que ver, pero disfrutamos mucho tomando fotos y comentando todo. El chef estuvo siempre atento a nuestras necesidades y mientras tomábamos fotos me acerqué a él y juntos nos tomamos nuestra primera foto la cual le compartí de inmediato por WhatsApp con el comentario: Nos vemos realmente bien juntos, el me miro y acento con la cabeza.
En nuestras comunicaciones anteriores el chef me llego a preguntar sobre mi vida, quería conocer un poco más sobre la mujer con la cual había llegado a tener tanta confianza, aunque sea a través de la pantalla de un teléfono inteligente, le explique qué venia de Venezuela, un país que estaba pasando por una crisis muy fuerte que me había orillado a tomar la decisión de venir aquí a trabajar de lo que fuese. Le explique también que era graduada universitaria y que en mi país natal tenía una empresa. El muy orgulloso también me dejo saber que tiene más de 30 años de experiencia y que ha había aperturado muchos restaurantes alrededor del mundo, me enumero los países, pero en este momento no recuerdo cuales fueron.
Seguimos en nuestro paseo por el pueblo baquero de Bandera y el chef nos llevó a comer a un restaurante que parecía una antigua cantina de baqueros, nos sentamos a comer y a conversar parte en inglés, parte en español para que todos estuviéramos contentos. La comida estuvo bastante regular considerando que andábamos con una persona experta en la materia, la pasamos muy bien y al final el pago gustoso la cuenta por todas. Nos dio un poco de pena que se tomara tantas molestias por nosotras, pero dijo que estaba encantado de hacerlo. Muy agradecidas nos montamos en su auto y nos llevó hasta el hotel.
El hotel donde nos quedamos se encontraba en el centro de San Antonio, esto con la intención de tener acceso a las atracciones más populares de la ciudad. En el lobby del hotel nos esperaba Rafael quien se había encargado de preparar todo para nuestra llegada. Ana y yo nos quedamos en una habitación. Subimos a dejar las cosas y sin perder mucho tiempo nos fuimos a recorrer la ciudad juntas. Pasemos por el centro de San Antonio un sitio realmente hermoso y lleno de vida. Bajamos al rio y allí nos montamos en un bote, la experiencia fue realmente inolvidable. En la noche nos cambiamos y nos fuimos a cenar todos en los restaurantes que se encuentran alrededor del rio, la pasamos muy bien junto a Rafael, Carley, su esposo y su niña, la velada también quedo marcada en lo más profundo de nuestros corazones.
Mantuve comunicación con el chef vía WhatsApp como ya era costumbre y aprovechando la situación me invito a desayunar solo a mí, me comento que durante todo el camino en el auto le había provocado tomarme de la mano muchas veces pero que no lo había hecho por respeto a las demás chicas.
Les explique a mis compañeras que al otro día en la mañana tenía una salida a solas con el chef y que no podría acompañarlas en el recorrido, la receptividad de las chicas fue muy positiva, todas se pusieron contentas y expresaron su deseo de que todo saliera bien en esa primera cita.
A la hora pautada el chef me paso buscando por el hotel y me llevo a un sitio hermoso para desayunar. Se noto su esfuerzo por buscar un sitio de calidad, no solo en la comida si no también el ambiente y las áreas alrededor. Se trataba de una zona muy linda con mucha gente leyendo libros y relajándose. Todo se veía muy bien cuidado y tranquilo, parecía una zona de gente bohemia que venían a relajarse del estrés de la ciudad.
Nos sentamos en una mesa afuera y nos dispusimos a disfrutar de nuestro desayuno juntos. La conversación que sostuvimos fue lo más importante. Me hablo de su pasado, de lo que piensa que fallo en su matrimonio, de sus sentimientos, de su vida, incluso me llego a contar sobre una promesa que le había hecho a Dios. Al parecer su padre había sido un asiduo fumador de cigarrillos y su muerte fue bastante angustiosa así que él quería evitar un final como ese y le había prometido a Dios que no fumaria más pero que le permitiera tener una vida tranquila y apacible. Me pareció muy bonito que compartiera ese tipo de intimidades conmigo, yo no perdí oportunidad de hacerle muchas preguntas como por ejemplo si aún tenía sentimientos por su ex a lo que contesto con mucha seguridad que ya no. Parecía sincero en sus sentimientos, se notó que había sufrido mucho en esa separación porque ella lo había abandonado por otro hombre que le brindo más tiempo y le ofreció una vida mejor. Eso lo golpeo mucho en su autoestima y había llevado tiempo recuperarse, pero ya se sentía mejor y estaba dispuesto a comenzar una nueva y bonita vida.
Una vez terminamos nuestro rico desayuno nos paramos de la mesa para dar una vuelta caminando por el lugar. El sitio era hermoso, gente paseando a sus perros, sentados en la grama leyendo libros o conversando, muchas personas meditando en un ambiente que se sentía lleno de paz y tranquilidad, pero en realidad lo más bonito de todo fue que cuando comenzamos a caminar el chef me tomo de la mano.
En ese momento en que sentí el roce de su mano junto a la mía me embargo una sensación de regocijo, era como la afirmación final de que en realidad había interés genuino entre ambos.
Todo el ambiente se sintió aún más bonito, me vi flotar entre las nubes, tenía mucho tiempo de no experimentar tanta algarabía en mi corazón era una sensación de gozo, de las famosas maripositas en el estómago, le di libertad a mi ser de sentirse feliz, de que se olvidara de todas las penas y pudiera vivir de nuevo, el aire lo sentí más puro, los colores se veían más claros, mi corazón lo sentía latir en el pecho de forma armoniosa, la brisa era más cálida, que bonito es sentirse enamorado.
Dimos unas vueltas, nos tomamos unas fotos, sonreímos, hablamos, volvimos a sonreír, yo no sé lo que el chef sentía en ese momento, pero puedo dar fe de que su sonrisa se veía aún más hermosa de lo que la había visto hasta entonces, quiero pensar que se sentía igual que yo, renovado, emocionado, con ganas de comenzar una nueva aventura, dándose permiso para ser feliz, para compartir, para disfrutar. Ya no tenía puesto su uniforme de chef, andaba con una camisa tipo columbia manga corta color azul eléctrico con unos pantalones a la rodilla color beige, se veía relajado, apacible, ya no era aquella persona inalcanzable del restaurante, ahora lo tenía agarrado de la mano y lo sentí cercano, lo sentí mío.
Nos montamos en la camioneta sin hablar, parecía que entre nosotros ya todo estaba dicho, era tácito que sentíamos algo importante el uno por el otro, ya no estábamos suponiendo nada, había quedado bastante claro cuáles eran nuestras intenciones. No tuvimos ninguna conversación sobre el tema por el camino, solo seguía tomándome de la mano mientras manejaba, era como si quisiera decirme que no iba a soltarme, que esa mano solo quería fundirse con la mía, que no quería olvidar la sensación de mi mano cálida respondiendo a su mano grande y áspera, las manos del chef estaban ásperas de tanto lavarlas por su trabajo, pero para mí eran las manos más suaves y hermosas que habían osado tocar las mías.
Cuando llegamos al hotel nos despedimos con un beso, un besito pequeñito, un besito de abre bocas, un besito que solo era para tentarlo a querer más besos, más largos, más profundos, más pasionales, este pequeño beso solo nos dejó con ganas de muchos besos más y con la sensación de que necesitábamos vernos de nuevo pronto, urgentemente.
No tengo memoria de como llegué a la habitación ni que hice, yo estaba en otra dimensión, no recordaba nada de mi vida antes de aquella mañana, poco me importaba donde estaban las demás chicas ni que estaban haciendo, no recordaba ni donde estaba ni que debía hacer a continuación, no había visto la hora ni me interesaba tampoco. Yo solo quería disfrutar del gozo de lo que acababa de vivir, era inaudito para mi procesarlo, se trataba de algo poco usual desde todo punto de vista, me había gustado una persona, yo creo que me gusto incluso antes de conocerlo, desde que sentí su energía cuando limpie su oficina y estuve rodeada de sus cosas, desde que lo vi pasar altanero, superior, inaccesible, desde que se quitó la bandana y dejo ver su preciosa sonrisa, me gustaba, me atraía, pero yo soy una inmigrante ilegal que limpia los pisos de su restaurante, él es el todopoderoso chef, que chance tenia que se fijara en mí? Contra todo pronóstico lo había hecho, sus ojos se habían posado en mí y le había gustado lo que vio, el chef me estaba correspondiendo y para mí era casi un milagro.
Volví a la realidad cuando mi teléfono sonó, era Ana preguntándome si había regresado y como me había ido, le dije que todo bien, estaban todas ya rumbo a la habitación para recoger las cosas, Rafael estaba a punto de llegar para llevarnos a recorrer la ciudad en auto y posteriormente regresarnos a casa, ya las diminutas vacaciones estaban llegando a su fin.
No paso mucho tiempo para que el chef me enviara sus acostumbrados mensajes por WhatsApp, mi corazón brincaba de emoción cada vez que sonaba el timbre del teléfono que me alertaba cuando tenía un nuevo mensaje porque sabía que era de él, sus mensajes ahora eran más directos, amorosos, provocadores, me decía que le había encantado ese beso y que estaba deseoso de recibir más. No era el único, quede con ganas de continuar en donde quedamos, pero todo a su debido tiempo.
Terminamos de recoger las cosas y nos reunimos en el lobby con Rafael, siempre muy atento y servicial, nos montamos en su camioneta y nos llevó a dar vueltas por otras áreas de la ciudad, todo muy bonito, dimos un paseo por el jardín Japones, nos tomamos muchas fotos, bebimos un te relajante, luego nos dispusimos a comer, elegimos comida italiana, Rafael nos llevó a un restaurante realmente bueno, disfrutamos de una comida rica, nos divertimos mucho, y al final de la tarde nos dirigimos de nuevo a la casa.
En el camino de regreso, el chef quería que pasáramos por el bar donde se encontraba celebrando el cumpleaños de su hijo menor, resulta que el niño ese mismo día estaba cumpliendo 10 años y lo estaba celebrando con un pastel en su bar favorito rodeado de sus amigos. Me pareció un poco fuera de lugar compartir ese momento tan íntimo además de que era inapropiado desviar a Rafael solo por nuestro deseo de estar juntos así que ni lo mencione y seguimos rumbo a la casa. Me disculpe con el chef por no poder ir hasta allá y quedamos de vernos luego.
Llegue a la casa con un sabor dulce en la boca, era el dulce sabor del amor que recorría no solo mi paladar si no mi existencia entera. La vida me estaba sonriendo en ese momento, estaba rodeada de gente buena en una casa cómoda, con una habitación enorme para mi sola, con un colchón que parecía una nube acogedora y además con el amor inminente tocándome la puerta y con un trabajo estable fácil y con jefes a todo dar, lo único que me faltaba para ser completamente feliz es que mi familia y en especial mi único hijo estuviera conmigo disfrutando tanta dicha.
Al día siguiente había que ir a trabajar, me enrumbe contenta al restaurante, sabía que el estaría allí, la limpieza del restaurante a pesar de que era lo más pesado que tenía que hacer en mi trabajo también era lo que más disfrutaba y ahora era mejor, estaba segura de que el estaría allí esperando ansioso por verme y en efecto, no solo me estaba esperando, sino que además me había comprado chocolates.
En lo que entre me entrego mi acostumbrado café hecho como siempre a la perfección y una bolsita con unos chocolates dentro, no recuerdo cuando, pero en alguna de nuestras conversaciones en línea le había comentado que me gustaban los chocolates y como quería hacerme sentir especial me compro los más sabrosos que a su gusto había encontrado en la tienda. Si, eran unos chocolates deliciosos.
Ese día después de nuestra jornada regular nos pidieron que fuéramos a limpiar un área nueva que se iba a comenzar a usar, se trataba de un salón tipo bar donde los huéspedes iban a degustar los diferentes tipos de vino que allí se ofrecían. Conocido desde ese momento como testing room. Había comenzado a trabajar con nosotros una nueva housekeeping, era una gringa así que la pusieron como compañera de Manuela pues era la única que se podría comunicar con ella. Por su parte Ana unió fuerzas con Laura y yo de nuevo fui asignada a mi amada lavandería.
De nuevo en mi trabajito soñado podía darle rienda suelta a mi comunicación por WhatsApp con el chef, pasábamos todo el día intercambiando mensajes y fotos, él me enviaba fotos del camino cuando venía desde San Antonio, hasta de los momentos en que se paraba a poner gasolina en el auto, estábamos muy contentos de saber que había alguien que se emocionaba de recibir mensajes nuestros, pensábamos todo el día el uno en el otro, esa ilusión que uno tiene cuando comienza una relación es sabrosa y hay que disfrutar cada segundo porque no se sabe cuándo termina. Yo lo estaba disfrutando y mucho.
Ana y yo fuimos asignadas para trabajar en el restaurante ese sábado, me encantaba la idea de poder estar cerca del chef trabajando uno al lado del otro. Él se encargaba de entregarnos la comida una vez que la había revisado, chequeaba que la temperatura y la presentación estuvieran correctas además de estar pendiente de absolutamente todo en su cocina, tenía un equipo muy bueno, se notaba la confianza que le tenía a todos sus cocineros, todo engranaba y salía a la perfección en su cocina. El chef tan atento se aprendió los números en español, así era más fácil para nosotras no tener que pensar mucho de que numero se trataba sobre todo para Ana que no manejaba muy bien el inglés, sin embargo, había que estar pendiente porque algunos números le costaban más que otros y tendía a equivocarse sobre todo se confundía más entre el 14 y el 40.
Lo más lindo de todo es que el chef se paraba en la ventana solo para mimarme y decirme en español: Te quiero. Eso me derretía por completo, no solo por hacerlo en público donde cualquiera lo podía escuchar si no decírmelo mirándome a los ojos y además en mi idioma como para que no me quedara la menor duda de lo que estaba sintiendo por mí. Yo simplemente le respondía con una sonrisa, la más sincera y gran sonrisa que me salía del alma.
Esa noche me envió un mensaje mientras trabajamos, me pregunto si quería ir a su habitación para tomar una copa de vino, conversar y compartir un rato a solas. Lo pensé por un momento, se trataba de mi sitio de trabajo, no me pareció correcto y se lo dejé saber, pero el insistió, solo es un rato para poder estar a solas y conversar. Se lo comente a Ana y ella me convenció. Mary tu eres una persona adulta, no le debes nada a nadie, él es un caballero y quiere tener una relación contigo, haz lo que tengas que hacer para demostrarle que tú también estas interesada y dile que sí, no están haciendo nada malo.
En el fondo Ana tenía razón, le dije que sí y al final de la noche me entrego disimuladamente la llave de su habitación. La entrega de la llave fue muy emocionante, se supone que nadie debía darse cuenta, salió de la cocina, nos acercamos disimuladamente en la parte oscura donde están los baños, mirando ambos al frente nos hablamos sin vernos, me paso la mano por la espalda, y con la otra mano me entrego la llave, voltio, me sonrió, y se metió en su cocina de nuevo, cuando me acerque a Ana estaba riendo a carcajadas, ¿ustedes piensan que nadie se dio cuenta? Me dijo Ana entre carcajadas, fueron demasiado evidentes. Termino de decir, y de verdad poco me importaba si el mundo entero se había dado cuenta.
Al final de la noche ya cuando casi todos los comensales del restaurante se retiran llega el trabajador de mantenimiento para ayudar a sacar la basura, un boricua bien amable y dicharachero como la mayoría de los latinos, conversador y bromista se había convertido en nuestro amigo y nos ayudaba en las reparaciones de la casa, el andaba con el carrito de golf con el que se trasladaba por toda la propiedad, nos ofreció llevarnos hasta la casa para que no tuviéramos que caminar solas por la oscuridad del camino, le tuve que decir la verdad, llévate a Ana porque yo voy a ir a otro lado, estoy saliendo con el chef.
Fue la primera persona a parte de las chicas que oficialmente se enteró de mi salida con el chef, se lo tenía que decir porque de igual manera se iba a enterar y era mejor que lo supiera directamente de mi para tratar de que el chisme no se hiciera más grande.
Me miro con ojos de aprobación, está bien me dijo, te felicito, que lo aproveches.
Me despedí de Ana y le hice señas al Chef, me fui caminando hasta la habitación para esperarlo allí, tuve que caminar un trecho ya que le habían asignado una habitación frente a la piscina, entre, cerré la puerta, me refresqué en el baño y me senté frente al televisor a esperarlo.
No tuve que esperar demasiado, a los pocos minutos llego cargando con una botella de cerveza de las que se hacen en la propiedad y la cena para ambos. Se acerco a mí y me dijo: al llegar a casa lo primero que se debe hacer es dar un beso y a continuación me beso en la frente. Le sonreí con mucha ternura ya que me pareció un gesto hermoso. Se fue a tomar una ducha y yo me quede esperándolo para cenar juntos mientras tanto seguía mirando la tele.
Salió de la ducha con un pijama que decía CHEF en la camisa, se veía muy tierno enfundado en su pijama de algodón, se sentó a mi lado y procedimos a comer y a tomar, mientras comíamos nos tomábamos de la mano, me sentía relajada y tranquila, no había presión ni apuros, no me sentía mal ni un poquito, estábamos compartiendo y disfrutando el momento juntos.
Una vez terminada la cena recogimos todo y ahora si las miradas se hicieron más intensas, no hizo ningún movimiento, espero a que yo tomara la iniciativa, no quería molestarme o faltarme el respeto, yo me tomé mi tiempo, sentía deseos de saltarle encima y comerlo entero, pero no quería que saliera con la idea de que estaba loca así que me contuve solo unos minutos porque la tentación era muy grande, tan grande como él. Me le acerque y lo bese, comenzó como un beso apacible, calmado, solo para probar sus labios sin prisa, teníamos toda la noche, quería sentir su sabor, su calor, quería saber a qué huele, sentir la textura de su piel, quería disfrutar tenerlo cerca para mi sola por primera vez.
El beso fue prolongado, constante, se fue haciendo de a poco más y más intenso, parecía que queríamos fundirnos y desaparecer en ese beso, quedarnos así, para siempre, que la tierra siguiera dando vueltas, pero nosotros queríamos quedarnos viviendo en ese beso, un beso acogedor que se fue convirtiendo en fuego, en pasión, en deseo.
El retiro sus labios de los míos, me miro a los ojos y de sus hermosos labios salieron las siguientes palabras:
No quiero presionar a que hagas algo que no quieras hacer, yo no estoy aquí solo por una noche, quiero estar para siempre si me das esa oportunidad.
Sentí como mi corazón se hizo más grande porque de manera inmediata él se metió a vivir allí, me lo dijo mirándome a los ojos, unos ojos entre verdes y ámbar, llenos de calidez, de confianza, pero sobre todo de amor y ternura. Mi respuesta fue continuar besándolo, no había nada más que decir porque desde ese momento era el dueño de mi corazón.
Nos retiramos a la cama, no teníamos que decir nada, solo nos dejamos llevar, dejamos a un lado cualquier prejuicio, poco me importaba nada, estaba con la persona que quería estar en el sitio donde quería estar, nos entregamos el uno al otro y fue maravilloso, sin ningún tapujo, ni complejos ni ansiedad, éramos dos adultos bastante mayores, no le debemos nada a nadie, queríamos disfrutar de nuestra primera vez en la completa intimidad, y lo disfrutamos en todo su esplendor.
El chef fue todo un caballero, complaciente, preocupado por mi satisfacción, pendiente de cada detalle, se notaba muy deseoso de hacerme feliz, yo por mi parte trata de corresponderle y creo que ambos hicimos lo mejor que pudimos para que el otro se sintiera lo más cómodo, placentero y satisfecho posible.
Al final quedamos agotados quizás por la poca costumbre y después de muchos abrazos y besos nos dispusimos a dormir.
Desafortunadamente me cuesta mucho conciliar el sueño y adicionalmente es bastante ligero y como todo no podía ser color de rosa el chef se quedó dormido de inmediato y lo supe porque ronca. Pero no un ronquido normal, era un ronquido de esos que si son terremotos marca 10.0 en la escala de Richter. No sabía qué hacer, era sencillamente imposible dormir con semejante escandalo a mi lado, no quería despertarlo, tampoco incomodarlo, me pare muy sigilosamente de la cama y me fui al sofá pero que va, era inútil tratar de dormir, el ronquido llegaba hasta el sofá tan potente como si estuviera durmiendo a mi lado, lo pensé mucho, era quedarme allí sin dormir o retirarme a la casa, lo pensé y decidí irme, el día siguiente lo tendría libre pero de igual manera me sentía cansada y deseaba llegar a mi cama cómoda y mi silencioso y confortable cuarto para descansar después de una deliciosa velada. Sin hacer ruido me vestí, y cuando me disponía a salir la puerta crujió y se despertó, avergonzada me acerque y le deje saber que me iba a la casa porque Ana se despierta muy temprano y me daba un poco de vergüenza que me viera llegar en la mañana. Era una excusa, no quería decirle que su ronquido era más fuerte que una moto sin escape y no me dejaba dormir, le di un beso y siguió durmiendo, aliviada salí de la habitación y me dirigí a la casa, eran aproximadamente las 3 de la mañana, todo estaba completamente solo y oscuro, pensé en que si caminaba a esa hora por cualquier zona de mi país no la contaba, de solo pensarlo me entro miedo pero luego recordé que estaba en los Estados Unidos de Norteamérica en un pueblito donde nunca pasa nada y se me paso, seguí caminando a paso rápido tratando de llegar lo más pronto posible y en pocos minutos ya estaba en la tranquilidad de mi cama, durmiendo como un bebe.
Al día siguiente desperté tarde, casi a las 10 de la mañana, ni siquiera escuche cuando las chicas se fueron a trabajar, estaba sola en la casa, revise el teléfono, tenía varios mensajes del chef. En ellos me decía que la había pasado super bien anoche, que le había extrañado mucho que me retirara de la habitación pero que el entendía (no tenía idea de la verdadera razón) y que iba a la habitación para oler la bata de baño que me había puesto solo para volver a sentir mi olor.
Durante todo ese día me dediqué a limpiar y organizar las cosas ya que al día siguiente tenía que trabajar, no vi al chef, pero si nos estuvimos escribiendo durante todo el día. Me decía cosas muy bonitas, se notaba mucho su entusiasmo y sus ganas de que esta nueva relación fuera exitosa, tenía la mejor disposición tanto que me invito a su casa.
Me dijo que quizás era muy pronto pero que tal como iban las cosas quería involucrarme en su vida diaria de una vez, quería que yo viera su desorden, que notara el poco tiempo del que disponía, quería que compartiera su forma de vida a ver que tal me parecía, era como si no quisiera perder más tiempo, que para luego es tarde y yo tengo que confesar estaba sencillamente encantada, siempre he sido del tipo de personas que lo quiero todo y lo quiero todo ya, no me gusta dar vueltas para tomar decisiones, me gusta tomar acción rápido aunque a veces no siempre sale bien y del apuro queda el cansancio pero es algo que está en mi persona y a estas alturas de la vida es difícil cambiar.
Le conteste que estaba de acuerdo y que podía acompañarlo a su casa si era lo que realmente deseaba. Se puso muy contento.
Después de su trabajo se retiró a su casa en San Antonio esa noche, con la promesa que al día siguiente limpiaría su apartamento para ir a buscarme el martes después de mi trabajo. No quería que fuera a su departamento en el estado en que estaba así que se dispondría a dejarlo lo más limpio posible para mí.
Antes de llegar a su casa aquella noche paso por su bar favorito tomándose un trago, del cual por su puesto me envió una foto.
Ese lunes solo trabaje en la lavandería, y el chef casi no me escribió porque estaba ocupado aseando toda su casa, de tanto en tanto me decía que era increíble como había dejado acumular tanta mugre, yo solo sonreía, me parecía tan lindo y considerado que estuviera haciendo eso solo por mí, también estaba muy emocionada, no sabía que esperar, si estaba tomando la decisión de llevarme a su casa es porque se estaba poniendo serio, la relación iba de viento en popa y me sentía tan feliz porque ni en mis sueños más dorados había logrado que un personaje de esa categoría se fijara en mí, y se portara de la manera tan linda en que se estaba portando, sencillamente me sentía en la gloria.
Esa noche deje todo listo para irme con el chef a su casa, prepare un bolsito pequeño solo con lo indispensable para pasar la noche y casi no pude conciliar el sueño de la emoción, temprano al día siguiente me fui a trabajar ya con todo listo, me pasaría buscando directo por la lavandería así no tendríamos que perder tiempo viniendo a buscar nada a la casa, todas estaban libres ese día así que la única de la que me despedí fue de Ana que ya se había levantado cuando salí a trabajar.
El día pasa especialmente lento cuando quieres que se acabe pronto, a las 4 de la tarde el chef me paso una foto, estaba esperando que se hicieran las 4 y 30 para recogerme por la lavandería y mientras tanto degustaba una copa de vino en el castillo que se encontraba apenas a algunos metros de distancia de donde estaba. Tanta dedicación por verme pronto me tenía en las nubes, ningún hombre que yo recordara se había tomado tantas molestias por estar conmigo, no solo había dejado de descansar en sus días libres, sino que además se había dedicado a limpiar y luego manejado durante una hora solo para venir a buscarme; como si fuera poco tenía que manejar una hora más de viaje de regreso, no conforme con eso estaba esperándome media hora más temprano ansioso por estar conmigo.
Justo cuando estaba recogiendo y apagando todo para retirarme llego Rafael, se quedó asombrado cuando se percató que había lavado absolutamente todo, no quedaba nada pendiente por hacer más que doblar algunas sabanas y guardarlas.
Me felicito por el excelente trabajo que estaba haciendo y me indico que me llevaría a la casa, le pase un mensaje al chef preguntándole que hacía, me respondió que Rafael no era mi papa así que cuando salimos de la lavandería le señale que el chef me estaba esperando por lo que no necesitaba que me llevara. Se quedo en una sola pieza, no supo ni que decir, me despedí y me monté en la camioneta del chef.
Tenía una sensación entre nervios y emoción, irme con el chef a su casa por primera vez, estar juntos conviviendo por muchas horas con alguien que apenas conozco, que habla otro idioma, que tiene otras costumbres, es algo verdaderamente inquietante, pero alejé mis miedos y me dispuse a disfrutar del momento sin pensar en nada más, la vida es una sola como para perder oportunidades de ser feliz solo por temor.
En el camino me iba preguntando qué música quería escuchar, que si tenía hambre, que si quería tomar algo, que era lo que deseaba comer para el prepararlo, que si sentía frio, o calor, que si necesitaba comprar algo, y además cada cierta distancia me preguntaba si estaba bien y lo preguntaba realmente con preocupación tomándome de la mano.
También aprovechamos para conversar muchas cosas, entre ellas sobre nuestras familias, el me comento que su hija menor la misma que había conocido en el restaurant días atrás era muy posesiva y que le daba un poco de temor decirle sobre nuestra relación ya que está acostumbrada a ser el centro de atención de su papi, aunque eventualmente tendría que decirle, me comento que normalmente los hombres son cobardes bajo esas circunstancias.
Yo lo entiendo perfectamente, tengo un solo hijo que es la razón de mi vida y nunca le he impuesto un padrastro, ni siquiera un novio hasta los momentos así que básicamente tampoco sabía cómo manejar el tema muy bien.
Nos detuvimos en un HEB cerca de su casa, debía comprar unas cosas para preparar la cena, conmigo agarrándolo de un brazo hicimos las compras, me pregunto mil veces si quería algo en especial y solo le pedí que me comprara un cepillo de dientes porque el mío lo había olvidado en casa.
Aun con la luz del sol llegamos al estacionamiento de la zona residencial donde el chef tenía su apartamento, un conjunto residencial muy bonito y grande con varias piscinas, muchos departamentos, zonas verdes bien cuidadas, parques y muchos, pero muchísimos autos en el estacionamiento.
Cargados con mis cosas y las bolsas de las compras que acabábamos de hacer nos encaminamos a su apartamento, pero antes de que pudiera dar el primer paso el chef exclamo: mi hija está aquí.
Me quede paralizada, solo se me salió de la boca una pregunta: ¿Por qué? Me vino a visitar supongo, respondió el chef tratando de disimular su nerviosismo. Yo tragué grueso y volví a preguntar, ¿y ahora que hacemos? Ir a casa respondió restándole importancia al hecho y caminando hacia las escaleras que llegaban a su puerta. Me acababa de comentar en el camino que desde diciembre no salía con una dama, había invitado a una conquista a la fiesta de navidad de su sitio de trabajo en ese momento y luego de la fiesta no volvieron a salir y a ese apartamento donde estábamos subiendo solo había llevado a una chica hacía ya bastantes años, de resto nunca otra mujer había visitado su casa de soltero hasta ese día.
Ya frente a la puerta y con el montón de bolsas pesadas de las compras nos tomamos unos segundos para prepararnos y toco el timbre, quería que su hija supiera que estaba llegando de hecho ella nos abrió la puerta, yo estaba un poco alejada así que no pudo mirarme en el momento en que abrió la puerta solo saludo a su papa y se dio la vuelta para irse a su cuarto, ella no tenía ni la menor idea que esa noche su papito iba acompañado.
El chef la llamo y yo aparecí en la escena con la mejor sonrisa que pude sacar del fondo de mi alma, estaba muy nerviosa, no tenía idea de que reacción tendría la niña ni de cómo me iba a tratar, yo era una completa desconocida, ella me había visto limpiando el restaurant, ni siquiera hablo bien inglés, por mi cabeza paso de todo en ese momento. La chica sencillamente se devolvió, me miro, sonrió, me dijo hola y se quedó esperando.
Fue un momento muy pero muy incómodo, se percibía la tensión entre los tres, me hubiese gustado tener el poder de desaparecerme, pero ya estábamos frente a frente y el chef tomo la palabra.
Ella es Mary, estoy saliendo con ella y se va a quedar esta noche aquí conmigo.
Era la primera vez que le escuchaba al chef un tono de voz de autoridad, lo escuche más como un regaño y me hizo sentir aún peor de lo que ya me sentía, la chica me miro, sonrió aún más y se fue a su cuarto. Esos minutos fueron horribles, estaba parada allí como una intrusa, fuera de lugar, me pareció que esa niña me iba a odiar a partir de ese momento, ni siquiera pude decir nada porque el idioma ingles se me olvido en ese instante, solo quería que se abriera un hueco debajo de mis pies y me tragara.
Colocamos las bolsas en la mesa y comencé a ayudarlo a organizar las compras, de los nervios ni siquiera me había molestado en mirar el apartamento. La cocina era muy pequeña, demasiado pequeña diría yo considerando las proporciones del chef y más aun considerando que es un chef y que se supone su cocina debía ser “La Cocina”.
Apenas entrar en el apartamento se podía notar que estaba atiborrado de cosas, había cajas, en todas partes, adornos, fotos, en fin, muchas cosas para un apartamento tan pequeño, soy bien exigente con el orden y la limpieza a pesar de que no me gusta mucho desempeñar esa función tampoco me gustan las cosas sucias y fuera de lugar, tengo que reconocer un poco avergonzada que mi pensamiento en ese momento fue: si esta así después de pasar un día limpiando no me quiero imaginar como estaba antes.
Me enseño donde estaba su cuarto para que me duchara y cambiara, con mucho gusto accedí para retirarme por un rato de la zona donde acababa de pasar el mal rato. Su cuarto igual, abarrotado de cosas, pero medianamente en orden, la cama estaba tendida y el baño suficientemente limpio. Todo el lugar era viejo, incluso los muebles, nada era ostentoso en esa casa, a simple vista se notaba que el chef era un hombre bastante sencillo, lo único que resaltaba era Alexa que emitía su lucecita en cada espacio de la casa esperando instrucciones.
Me tome mi tiempo, quería dejar pasar un buen rato antes de volver a salir a la sala ya que sentía que iba a molestar allá afuera, el chef se había quedado preparando algunos aperitivos.
Una vez que terminé de bañarme y arreglarme salí a la sala y me encontré al chef sentado en el sofá con un plato de diferentes quesos, galletas y aceitunas para picar además de una botella de vino y 2 copas, le sonreí y me senté en sus piernas, nos abrazamos largo rato pero de repente se acordó que no se había bañado aun y andaba con la misma ropa de trabajo, yo ni cuenta me había dado, no olía mal ni nada pero evidentemente quería ducharse para sentirse mejor así que luego de darle muchos besitos se fue a bañar no sin antes dejarme saber que su hija se había retirado a la casa de su mama. No dije nada, pero por dentro pensé: ¡que alivio! aunque sabía que eso traería algún tipo de problema más adelante.
La velada esa noche fue maravillosa, comimos, tomamos vino, vimos televisión, nos abrazamos, nos acariciamos nos besamos mil beses esa noche, salimos a caminar, vimos la luna, seguimos conversando, y ya bien entrada la noche nos retiramos a dormir no sin antes recibir una buena dosis de amor.
No paso mucho tiempo cuando el chef cayo en su sueño profundo el cual viene acompañado de los más estruendosos ronquidos, en esa oportunidad no tenía a donde huir, fue una verdadera tortura, no había forma de quedarme dormida, me pare de la cama y me fui al sofá pero luego pensé que si me encontraba allí durmiendo se sentiría mal y no me volvería a invitar nunca más a su casa para no molestarme con los ronquidos, agarre una de las cobijas que estaban en el sofá, me la lleve a la cama y como pude la enrolle sobre mis oídos para apaciguar un poco el estruendo, después de muchas horas y ya rendida por el sueño me quede dormida.
Teníamos que ir a trabajar y estábamos a una hora de camino, Alexa nos despertó a las 5 de la mañana, de nuevo apareció la voz grave y prepotente del chef, segunda vez que la escuchaba, “Alexa Stop” dijo para luego darme los buenos días, un beso y quedarse dormido de nuevo con su respectivo concierto de ronquidos. Mis ojos estaban rojos por lo poco que había descansado, no entendí muy bien porque después de despertarnos se volvió a dormir, pero me imagine que lo tenía todo bajo control, a la media hora Alexa nos volvió a despertar y paso exactamente lo mismo media hora después. Yo me había quedado despierta desde el primer intento de Alexa por pararnos de la cama, lamentablemente no cuento con la facilidad de volver a dormir profundo como lo tienen otros, si había logrado dormir 3 horas esa noche era mucho.
Finalmente nos paramos de la cama, él se fue a hacer café, yo me quedé tendiendo la cama y en ese momento pude detallar la horrible cobija roja con adornos dorados chinos que tenía en la cama, no solo era feo a la vista, sino que también absolutamente incomodo y desagradable al tacto. Una vez dejada la cama bien tendida y todo acomodado me fui al baño y allá me llego el chef con una deliciosa y humeante taza de café que me entrego con un beso, además una vez que me vestí y me maquille salí a la sala y en el comedor me estaba esperando un rico desayuno.
Mientras yo desayunaba él se encargó de estar listo, vestido con todo preparado para marcharnos, yo termine, lave los platos, le deja la cocina lo más decente posible y tomamos camino rumbo a nuestro trabajo.
En el camino de igual manera estuvo en todo momento pendiente de mis necesidades, preguntándome de tanto en tanto si estaba bien y tomándome de la mano con fuerza no me le fuera a escapar.
Aunque la noche había sido muy dura todo eso quedo olvidado una vez lo tuve en frente, ese catire grandote era mi amor, mi oso de peluche particular, me invadía no solo la ternura y la pasión si no también un deseo enorme por estar siempre a su lado, tomándolo de la mano. Me dejo en la casa, deje las cosas, tome mi almuerzo, y salí rumbo a mi amada lavandería caminando con las chicas que entre risas y picardía escuchaban con detenimiento como la había pasado durante la velada con el chef. El esperaba dentro de su camioneta a que yo pasara para la lavandería solo para bajarse, lanzarme un beso a lo lejos y seguir su camino hasta la cocina del restaurant.
Ya habíamos entrado en otoño, las hojas comenzaban a caer y rodar por todas partes y un frio sabroso se sentía sobre todo por las mañanas, era hora de comenzar a usar los sweaters, yo solo disponía de uno que había tenido la precaución de comprar en el Ross de Panamá city beach por si sentía frio durante el viaje.
Estuve trabajando tranquila en mi lavandería, después que había comenzado a trabajar la nueva housekeeping me dejaron tranquila en mi zona de confort, ni siquiera me estaban mandando a limpiar las áreas, no estoy segura si tuvo que ver el hecho de que se enteraran de mi salida con el chef y querían mantenerme alejada de él pero estaban enviando a Laura a limpiar las áreas y dejaban sola a Ana limpiando habitaciones, a mí me daba lo mismo, de hecho era mucho mejor porque de igual manera me iba a seguir viendo con el chef quisieran ellos o no, adicionalmente favor que me hacían dejándome en la lavandería todo el día, precisamente eso era lo que deseaba.
Ana tenía por costumbre pedirme prestada la plancha para arreglarse el cabello y Manuela hacía lo propio, ese día cuando llegué a casa me encontré que mi plancha no estaba en su sitio, molesta comencé a buscarla por toda la casa y la encontré en el cuarto de Manuela, no solo la había tomado de mi cuarto sin permiso, sino que también la había dañado y lo peor de todo es que no me dijo nada y tampoco se quiso hacer responsable.
A partir de ese momento supe que Manuela no era una persona digna de mi confianza y comencé a alejarla de mí.
Esa tarde también me fui con el chef, el salía temprano de su trabajo y me espero, había dejado las cosas listas así que me volvió a recoger por la lavandería y nos encaminamos directo a su casa, por el camino me iba preguntando mucho sobre la comida venezolana, quería saberlo todo, como era, que me gustaba más, me comento que en uno de sus trabajos había compartido con un venezolano que se había hecho muy amigo, de hecho le pareció que los venezolanos son personas muy agradables y trabajadoras, para muestra la persona que tenía al lado.
Llame a mi hijo mientras íbamos en el camino, el escuchaba atento la conversación, pero realmente no entendía nada, siguió preguntando sobre la comida venezolana y note que había tomado una ruta distinta al camino que había tomado el día anterior, comencé a sospechar que algo estaba pasando.
Siguió andando por largo rato, pero yo no quería hacer ningún comentario, tenía algo entre manos y no quería preguntar mucho, después de recorrer un buen trecho finalmente llegamos a nuestro destino.
Le pregunte a mi amigo venezolano donde te podía llevar y me sugirió este lugar dijo el chef mirándome con una sonrisa en la cara; se trataba de un food truck donde vendían mi amada comida venezolana, había de todo, arepas, empanadas, cachapas, tequeños, casi lloro de la emoción, se había tomado la molestia de investigar a donde llevarme que me hiciera sentir en casa y lo había logrado. Tome la difícil decisión de comer empanadas, de pollo y mechada, con guasacaca y malta, el por su parte pidió la versión frita y asada de la arepa bien rellena con reina pepiada y pollo además de una chica. Disfrutamos de la cena a mas no poder, tomé fotos, reí, saboreé mi comida con mucho amor, lo compartí en mis historias y fue la dicha total. No sabía cómo darle las gracias por tan bonito detalle.
Llegamos a su casa, nos bañamos y descansamos juntos mirando televisión y comiendo helado, pero sobre todo disfrutando de nuestra compañía.
En la mañana estuvimos bien temprano de regreso a nuestro trabajo sin mayor inconveniente.
En la noche el chef me escribió, me dijo que sabía que sería muy poco tiempo y que entendía si le decía que no pero no deseaba llegar a su casa y encontrarse solo de nuevo durmiendo en esa cama sin mí. Se me arrugo el corazón de ternura, evidentemente le respondí que sí, que me pasara buscando que con gusto me iría con él de nuevo. Yo nada más veía mi apacible cama en mi silencioso y acogedor cuarto donde podría disfrutar de un delicioso y renovador sueño, pero para mí era más importante complacer al chef y si él me necesitaba yo estaría allí para él.
En efecto me vino a buscar tarde en la noche, me fui en pijamas de una vez, mi cepillo de dientes nuevo, el que me había comprado en HEB se quedó en su baño disimuladamente como símbolo de que ese era un territorio que poco a poco debía conquistar.
Pasamos la noche juntos abrazados y debe ser el cansancio que tenía, pero a pesar del estruendo me quede dormida profundamente bajo el calor de los brazos de mi amado chef.
Para la lavandería contrataron a una señora nueva que me ayudara durante los dos días que estaba libre, la señora solo podía trabajar sábados y domingos así que esos días siempre me los daban libre, no me convenian, los sábados y domingos a pesar de que son los mejores días para descansar no coincidían con los días libres del chef así que mientras yo descansaba el estaría trabajando y mientras el descansaba yo tenía que trabajar.
Carley ya tenía conocimiento de mi situación con el chef, Rafael le había comentado sobre mi partida en su camioneta el martes, así que me pregunto directamente y yo fui bien honesta, le dije que sí, que estaba saliendo con el chef y que de hecho éramos novios. La respuesta de Carley me dejo fría, me dijo sin siquiera pensarlo: Bien, allí tienes tu green card.
Para ser honesta la respuesta de Carley me dolió, ella me enseño lo que el resto de los mortales estaba mirando en esta relación, una inmigrante indocumentada saliendo con un gringo no significa nada más que querer sacarle los papeles. ¿En serio? ¿No había posibilidad alguna de que esa indocumentada realmente le gustara su gringo? Sentí miedo, no sabía cómo hacer para que ese estigma no llegara a nosotros, pero la tenía muy difícil.
De igual manera converse con ella sobre la posibilidad de que me diera libre lunes y martes, aunque sea de esa semana ya que deseaba enviarle una caja a mi familia en Venezuela con artículos de comida y aseo personal que tanto necesitaban. Ella es una persona bien solidaria y comprensiva, de inmediato dijo que sí y con eso pude además de asegurar el envío de la caja a mi país, la posibilidad de pasar dos días completos con el ser que amaba, aunque todos pensaran otra cosa.
Ese fin de semana fue muy incómodo de trabajar, me mandaron a dejar los cuartos listos para las housekeeping, luego me mandaron a limpiar las áreas y al final de la tarde cuando ya no me quedaba más por hacer ayudaba a Betty en la lavandería. Betty es la señora nueva que trabaja en la lavandería los sábados y domingos, podría haberme puesto celosa de que otra persona estuviera en mis dominios pero para ser honesta Betty es una bendición de Dios, una señora entrada en los 60 gringa, rubia, bien arreglada, hermosa, alta, con el corazón más puro, dispuesta a ayudar y colaborar en todo, me enseño un montón de cosas en la lavandería que me ayudaron a ser mucho más organizada y productiva, no tengo nada malo que decir de Betty porque desde el día que llego se convirtió en un ser especial y querido en mi vida.
El domingo por la noche después de finalizar su trabajo en el restaurante el chef me paso buscando por la casa, en esta oportunidad mi bolso fue más grande ya que tendría que pasar en su casa 3 noches completas.
De la misma manera por el camino estuvo pendiente de mis necesidades, que música quería escuchar, si tenía hambre, sed, sueño, me tomaba de la mano, me preguntaba cómo me sentía, si todo estaba bien, era tan feliz a su lado.
Pasamos comprando algunas cosas por HEB entre ellas helado, cuando llegamos a casa nos bañamos, comimos y nos sentamos a descansar frente al televisor comiendo helado, conversando, pero sobre todo abrazados, besándonos cada minuto, y sencillamente siendo felices.
A la mañana siguiente Alexa no nos despertó, dormimos mucho hasta bien entrada la mañana, nos levantamos con calma y sin apuros felices de estar juntos, nos besamos, nos abrazamos, nos acariciamos, el chef trataba siempre de tocarme toda, era como si quisiera aprenderse de memoria cada parte de mi cuerpo, aspiraba mi olor y cerraba los ojos, se notaba que lo disfrutaba, y yo me dejaba llevar, estaba con la persona que me gustaba y para mí era un honor que quisiera estar a mi lado. Era un compromiso, pero le había prometido que me encargaría del desayuno, quería que probara mis arepas así que con toda la mejor disposición prepare arepas, huevos, raye queso venezolano que habíamos conseguido en San Antonio y desayunamos al estilo de mi país, se comió toda su comida no se si por complacerme o si en realidad le gusto.
Salimos esa mañana a realizar las compras de las cosas que quería enviar a Venezuela, pero la primera parada fue en Sally Beauty para comprar una plancha de cabello, me sentía horrible sin poder arreglarme el pelo desde que Manuela me había dañado la plancha, además ahora estaba sola, Laura había decidido irse a trabajar a otro sitio donde supuestamente le pagarían mejor. La casa se estaba quedando vacía, con dos personas menos comencé a preocuparme, quizás nos eliminarían a todas puesto que el trabajo había sido solo por 2 o 3 meses y ya había pasado un mes de mi llegada.
Me baje sola al establecimiento mientras el chef me esperaba en el auto, rápidamente escogí una plancha muy parecida a la que tenía esperando que fuera igual de eficiente, pague y salí de allí lo más rápido que pude, no quería hacer esperar al chef, de allí nos fuimos a un Dollar tree, y me dispuse a comprar todo lo que mi familia podría necesitar, jabones, champús, medicinas, accesorios, en esa tienda todo es a dólar y gaste más de 100 dólares en artículos para llenar la caja. Medio asombrado el chef me ayudo con las cosas, y más asombrado aun quedo cuando le dije que quería ir a Ross. Esta última es una tienda donde venden artículos y ropa que las tiendas de marcas no vendieron en su momento y ahora las liquidan a precios mucho más económico, me encanta encontrar allí artículos de muy buena calidad a menos de la mitad de su precio así que allí pude comprar ropa para mi hijo y toda mi familia en Venezuela para enviarla en la caja. Ya eran pasado el mediodía y me imagine que el chef estaba cansado y aburrido así que, aunque me faltaban por lo menos una parada más nos fuimos a comer.
Me llevo a un restaurante de comida china, allí pedimos algunas cosas que en teoría conocía de los restaurantes chinos en Venezuela, pero la realidad es que esa comida china no se le parece en nada a la comida china venezolana, aquella es mucho mejor desde el punto de vista de mi paladar, abrí mi galleta de la fortuna y decía: “An Unexpected event Will bring you riches”. Algo así como que “un evento inesperado te traerá riquezas”. Aún estoy esperando ese evento.
Después de comer fuimos a nuestra última parada, Walmart, allí metí en el carrito lo último que sabía quería mandar a casa, pero cuando fui a pagar la tarjeta había quedado vacía, tuve que devolver algunas cosas que quería comprar para mí. Sin darme cuenta mientras pagaba, el chef había tomado las cosas que había devuelto por no poder pagarlas y las había pagado por mí, cuando me di cuenta le dije que no era necesario, pero me contesto que lo había hecho con mucho gusto, que no había problemas. Se me encogió el corazón de ternura porque el chef no solamente se tomó la molestia de llevarme con mucha paciencia a todos los sitios que le pedí, sino que también pago por mis cosas.
Cuando llegamos a la casa fue un trabajo sacar la cantidad de bolsas y subirlas al apartamento, tuvimos que hacer varios viajes, llene el piso de la sala con bolsas y más bolsas, abrí las cajas para llenarlas, no tenía idea de cómo comenzar a embalar esa cantidad de cosas en las cajas porque a estas alturas me había dado cuenta de que compre tantas cosas que una sola caja no sería suficiente.
El chef se sentó en su sofá favorito y me dijo, voy a quedarme aquí mirando como le vas a hacer, yo hice una video llamada a mi casa en Venezuela solo para que vieran la cantidad de cosas que les había comprado a todos, estaba realmente feliz porque era la primera vez que les enviaba algo y yo sé que allá se necesita de todo así que poder ayudarlos me llena de felicidad, el chef se quedó sentado en su sillón tranquilo mirándome feliz y mientras comencé a embalar escuche el característico sonido del chef dormido profundamente, sus estruendosos ronquidos.
Lo deje dormir en paz, sabía que estaba cansado, mientras tanto yo me dispuse a meter todo en las cajas pero fue una tarea titánica, una vez que termine el chef se despertó y quedo asombrado al ver que lo había logrado aunque tuvimos que buscar una caja más grande porque le había comprado un bolso al niño para su viaje en verano aquí a USA y no cabía bien en las cajas que tenía así que no se dé donde el chef saco una caja en donde el bolso cabía perfectamente, terminamos de embalar todo y las cajas quedaron a un lado sin sellar esperando que llegara el momento de la recolección.
Nos dispusimos a descansar juntos viendo tele y comiendo helado cuando de repente recibí la llamada de Ana, en esa llamada Ana me explico que su hija había llegado con su esposo a los estados unidos y que no tenían trabajo así que había hablado con Rafael y este estuvo de acuerdo en que ambos se vinieran con nosotros a vivir a la casa y trabajar en el hotel. Esa información realmente me dio alegría porque Ana estaría muy feliz de tener a su hija con ella, así como yo deseaba estar con mi hijo. El problema se presentó con las habitaciones, ya que Laura se había ido de la casa Manuela se quedó sola en la habitación más grande, dicha habitación era la única que contaba con baño privado, en teoría esa es la habitación ideal para que una pareja de recién casados llegue a la casa, sin embargo, Manuela no estaba dispuesta a entregar la habitación donde estaba durmiendo sola y muy plácidamente desde que Laura se fue.
La llamada era para que yo diera mi consentimiento de entregarle mi habitación a Manuela para que ella pudiera seguir durmiendo sola y los nuevos inquilinos se quedaran en la habitación más grande, yo como andaba todo el tiempo con el chef no tendría problema en compartir la habitación con Ana de nuevo.
Me quede en una sola pieza, ¿cómo se les ocurría a ambas que para que Manuela estuviera cómoda yo tenía que entregar la habitación que me gustaba tanto? Les explique que yo no sabía por cuanto tiempo tendría esa relación con el chef así que no me parecía justo que Manuela estuviera cómoda a expensas de mi incomodidad. Les pedí que me dieran tiempo para pensarlo y les colgué, me descompusieron la noche, estaba segura de que me iban a sacar del cuarto, no quería ni ver el teléfono, se lo deje saber al chef no se si me entendió, pero tampoco emitió ni una sola palabra.
Ya Manuela me estaba cayendo pesada con el asunto de la plancha, ahora con esto la detestaba, no sé cómo resolvieron el asunto, pero no me volvieron a llamar.
Al día siguiente me levante, le lave la ropa al chef, me lave y seque el cabello, el chef cocino algo para almorzar y ya entrada la tarde recibí la llamada de Ana para decirme que habían dispuesto de otro cuarto donde se guardaban cosas para los nuevos inquilinos, ella se había encargado de sacar todas las cosas y dejarlo apto para su hija y su esposa y ya todo estaba resuelto. Me llamaba solo para pedirme que como estaba en San Antonio le llevara queso venezolano que venden allí. Respire aliviada, me habían dejado el cuarto tranquilo por ahora, solo debía llevarle queso a Ana.
Con mucha pena porque la distancia donde hay que ir a comprar el queso es larga le pedí al chef que me llevara, me dijo que estaba bien pero que después iríamos a casa de sus mejores amigos para ver el debate entre Trump y Biden que tendría lugar esa noche.
Estaba emocionada porque el chef estaba tan comprometido en esa relación que estuvo dispuesto a llevarme con sus mejores amigos, me comento que eran más que amigos, eran como su familia, conocían y querían a sus hijos y siempre podía contar con ellos, pude notar como los quería solo con sus palabras.
Tuvimos que hacer un largo recorrido hasta el sitio donde compraríamos los quesos, aproveche de comprar tequeños también, luego pasamos por una licorería y nos fuimos a la casa de sus amigos.
Me comencé a sentir nerviosa, ¿qué pensarían sobre mí? ¿Como me tratarían? ¿Qué debía decir? ¿Como debía comportarme?, entramos a una zona residencial de casas hermosas, grandes, acaudaladas, con mucha protección.
El chef se bajó con una máscara de Trump y toco el timbre, yo baje una caja de tequeños para compartir durante la velada. Abrió la puerta una señora muy bonita, rubia, con pestanas postizas y ropa sencilla pero costosa, se le notaba la clase, con una gran sonrisa y entre carcajadas recibieron al chef con la máscara de Trump puesta, había varias personas en la sala y me invitaron a pasar.
Estaba apropiadamente vestida, no me fui muy arreglada pero tampoco me veía tan mal, con mi largo cabello suelto y mi maquillaje arreglado sencillo me sentí bien, además de la dueña de casa estaba una amiga de ella, una gringa muy agradable y sencilla, aunque también se le notaba la clase. La dueña de casa resulto ser descendiente de mexicanos así que podía hablar en español a pesar de ello insistí en comunicarme en inglés, no quería que nadie se sintiera mal.
El chef muy contento me presento a su mejor amigo, un hombre como de su edad, con una sonrisa pícara, más delgado y por la casa donde vivían pude notar que eran de mucho dinero.
Era una casa hermosa, grande, tipo mansión, delicadamente decorada, había piscina con luces todo muy bien organizado pero lo más lindo de todo era Duke, un pastor alemán dueño absoluto del corazón de todos los que estábamos compartiendo ese día.
El chef preparo las bebidas y luego de conversar un rato nos fuimos afuera donde tenían dispuesto un gran televisor y sillas para disfrutar del debate. No vi mucha comida, de hecho ni siquiera dio tiempo de freír los tequeños, solo bebimos, hablamos, gritamos, los hombres discutían con Biden cada vez que decía algo, como si a través del televisor los iban a escuchar, fue bastante interesante encontrarme en ese ambiente totalmente distinto para mí con gente con la que nunca había tenido roce, creo que no lo hice tan mal y al final de la velada sentí que todos éramos amigos, no sé si por las bebidas pero me fui de allí con ganas de volver pronto.
Llegamos a casa y solo recuerdo vagamente haberme ido a la cama, no estoy segura si me bañe, ni como me desvestí no recuerdo absolutamente nada hasta la mañana siguiente que Alexa nos despertó, o por lo menos inicio su proceso de despertarnos, desde las 5 de la mañana, me pare de la cama con un dolor de cabeza agudo, todo me daba vuelta, tuve que salir de la cama corriendo a vomitar, me sentía muy pero muy mal.
Las bebidas habían hecho estragos en mí, me sentí morir, el chef se dio cuenta y de inmediato quiso ayudarme, pero realmente no sabía cómo, él estaba perfecto, acostumbrado a tomar esa bebida fuerte no se sintió afectado en nada yo por el contrario estaba totalmente enferma.
No recuerdo ni como me vestí y estuve lista para irme a trabajar, solo recuerdo que me monte en la camioneta y por todo el camino sentí nauseas, el chef me bajaba el vidrio para que pudiera respirar, me lo subía para que no sintiera frio, me pasaba la mano por la cabeza, me daba apretones de mano, me preguntaba cada 5 minutos si quería comer algo, parar en alguna parte, tomar alguna bebida, ya no encontraba como hacerme sentir mejor, es que me siento culpable, me dijo, lo trate de hacer sentir mejor diciéndole que no era su culpa, que ya se me pasaría.
Llegue a la casa convencida de que era imposible para mi irme a trabajar, todos ya se habían ido de la casa, fui directo a mi cama y me recosté solo unos minutos, respire profundo, fui al baño, me calme, y sintiéndome horrible me fui a trabajar, necesitaba el dinero y no quería faltar, era mi responsabilidad mantener al día la lavandería y no podía fallar, un poco tarde de lo normal me dirigí a la lavandería no sin antes ver al chef a lo lejos bajándose de la camioneta para saludarme y enviarme un beso como hacia siempre.
Llegue a la lavandería y allí estaban todos, incluyendo a la hija de Ana y su esposo, los salude con mucho cariño, aunque mi cara era de devastación, les explique que la noche anterior había tomado mucho en una salida con el chef y que por lo tanto me sentía muy pero que muy mal.
Afortunadamente para el medio día el malestar ya había pasado, estaba bastante mejor y pude realizar mis actividades laborales con completa satisfacción.
Esa tarde cuando llegamos a la casa estuve conversando con Ana, teníamos tiempo que no hablábamos ya que me la pasaba casi siempre con el chef. Le conté todo con lujo de detalles y le explique lo bien que me sentía, Ana se había convertido para mí en familia, era mi amiga, confidente, la persona a la que le podía confiar cualquier problema y no solo me reconfortaba, sino que también me ayudaba a buscar soluciones, por lo tanto, abrirme con ella era fácil, recuerdo que mis palabras fueron algo así como: Estoy tan feliz que no me lo puedo creer, el chef es todo lo que había querido durante toda mi vida, siento que estoy en el cielo.
Esa noche dormí de nuevo en mi cama, pero ahora la sentía fría y solitaria, me estaba acostumbrando a los estruendos nocturnos del chef, miré la cruz que está cerca de mi cama y le di gracias a Dios por toda la felicidad que me estaba dando, le dije: Por fin señor, Gracias por escuchar mis suplicas y enviarme a la persona que tanto te pedí. Mil Gracias, mi señor, y me fui a dormir.
Carley y Manuela se habían hecho muy amigas, esta última era muy encantadora cuando le daba la gana, pero cuando no; se portaba como una persona desagradable, la amistad entre ellas era más cercana porque Manuela manejaba bien el inglés y además era una interesada, siempre quería sacar provecho de todo y al ser Carley la jefa y adicionalmente era gringa pensó que para ella era conveniente tenerla de su lado y así lo hizo. Carley nos invitó a ir al restaurante para el karaoke, los jueves en el restaurante hacían karaoke y ya Carley estaba enterada de todo lo que estaba pasando entre el chef y yo, de hecho, para que no se crearan comentarios mal sanos y chismes el chef había tenido una conversación con el gerente general del hotel donde le explico que él y yo estábamos saliendo; el gerente general no tuvo con ello ningún problema, por el contrario, respondió con una gran sonrisa de aprobación. Tuve que rechazar la invitación de Carley porque me sentía muy cansada, pero Manuela si fue, para ella mientras más tiempo pasara con Carley a solas era mejor porque le hacía ver que ella era mejor amiga que todas las demás.
Esa tarde no me pude aguantar y le deje saber a Ana mi descontento con Manuela, Ana me respondió que el descontento era general porque también a ella le estaba cayendo bastante pesada, le había hecho ya varias malas jugadas que la estaban haciendo enojar.
En la noche durante la velada Carley me envió foto del chef sentado en una mesa viendo el karaoke, pensé que debía haber ido, pero luego me dije, mejor que me extrañe un poco.
Ya entrabamos en octubre, para ese mes se celebra el October Fest, puesto que en la propiedad se fabrica cerveza se trata de emular la fiesta alemana de la cerveza para atraer turistas al hotel y al restaurante, el chef tuvo que crear un menú nuevo que incluyera comida alemana para ajustarse a la fecha, todo el restaurante fue decorado para la ocasión y el personal completo estaba comprometido para sacar adelante el evento.
Ese viernes Ana y yo fuimos a trabajar al restaurante, note tensión en el ambiente, era evidente que todos estaban muy concentrados en el trabajo, había un nuevo menú que sacar adelante y eso al parecer siempre resulta muy estresante, no quise darme mucha idea del asunto pero note que el chef estaba con la mente en otra parte, ya no se asomaba por la ventana a decirme cosas lindas, se limitaba a sonreírme de tanto en tanto y entregarnos los platos siempre tratando de decir los números en español. El siguiente sábado también fuimos a trabajar en el restaurante debido al incremento de las visitas, necesitaban más gente y nosotras siempre estábamos dispuestas a ayudar, de hecho, tanto la hija de Ana como su esposo también fueron llamados a trabajar en el restaurante ya que requerían de toda la ayuda posible. Al final de la noche el chef nos dio para que probáramos el nuevo menú, un plato distinto para cada uno, y nos deleitamos con su comida cuando nos retiramos a la casa agotados por la labor.
Ese sábado y domingo me lo dieron libre en la lavandería, se lo había dicho al chef, pero como estaba tan concentrado en sacar adelante el october fest ni siquiera se acordaba, el domingo en la noche me pregunto que cuales eran los planes para esa semana, pero ni siquiera me dejo contestarle, inmediatamente se acordó que no era posible irme con él porque tenía que trabajar lunes y martes. Sentí mucha tristeza de no poder irme con él, quería seguir compartiendo juntos, pero lamentablemente tenía que trabajar así que lo dejé tranquilo.
El lunes fui a trabajar como de costumbre después de haber descansado el domingo sola en la casa, casi no recibí mensajes del chef ese día, ya no me daba detalles de cada movimiento que hacía, me pareció raro, comencé a preocuparme, no sabía si había dicho o hecho algo, pero no quise agobiarme demasiado, sabía que había tenido un fin de semana muy difícil y ocupado y lo más seguro era que siguiera descansando.
El martes sucedió lo mismo, sus mensajes eran escuetos, pero cuando yo le escribía siempre contestaba, de hecho, me sentí tan segura que me lleve mi bolso para la lavandería, estaba esperando el mensaje de que me vendría a buscar, era martes y podríamos pasar juntos la noche porque él debía trabajar al día siguiente, al ver que llegaba la tarde y como no me decía nada tome la iniciativa y le escribí pero para mi sorpresa me contesto que no, que me podía ir con él al día siguiente una vez terminara su trabajo.
Me regrese a la casa cabizbaja con el bolso a cuestas, afortunadamente nadie se burló de mí, de hecho, estaban preparando una parrilla y eso me animo mucho, nos sentamos afuera a tomar cerveza, comer pasa palos y una vez que la parrilla estuvo lista degustamos la carne muy rica.
Le envié fotos al chef de la parrilla, el disfruta mucho de la carne así que le dio mucha envidia lo delicioso que se veía la comida, le dije que no se preocupara que pronto podríamos hacer otra todos juntos en la casa y si quería podía invitar a sus amigos también, su respuesta me dejo fría, solo me contesto: maybe. (quizás).
Al día siguiente me volví a llevar el bolso a la lavandería, esta vez el chef si me vino a buscar, apenas se hicieron las 4 y 30 lo espere afuera y me recogió, estaba como callado, preocupado, ausente, lo deje pasar porque a la final, tiene muchas cosas en que pensar y de qué preocuparse, encima de sus hombres carga un gran peso de responsabilidades no solo a nivel profesional sino incluso a nivel personal, se supone que yo estoy allí para distraerlo de las preocupaciones y hacerle la vida más fácil y placentera no para preocuparlo más así que me senté a su lado y me quede callada esperando que me dijera algo.
No paso mucho tiempo hasta que me agarro de la mano y me pregunto cómo estaba con su hermosa sonrisa que de solo verla me hacía sentir feliz, volvió a ser el chef que amaba el resto del camino, llamo a algunos amigos mientras recorríamos la ruta a San Antonio y luego me llevo directo a su bar favorito.
En su bar nos tomamos unas bebidas parecidas a las que me hicieron daño así que con precaución porque no quería volver a sentirme mal solo tome un vaso pequeño, allí estaba su mejor amigo Jame, la esposa no estaba. Jame me saludo con un gran abrazo, uno muy fuerte diría yo, en la cara de Jame siempre había picardía, me había comentado que en el pasado tuvo una novia venezolana, de Caracas, no quise preguntar mucho pero quizás se había hecho una idea de nosotras un poco errónea. Le reste importancia y nos instalamos a conversar con todos, dentro del grupo de amigos había un mexicano, por razones de idioma era con el que me podía comunicar mejor sin embargo no por ello dejamos de incluir al resto en la conversación, todos fueron muy amables y simpáticos, la pase muy bien sobre todo porque el chef me estaba incluyendo en su vida diaria, ese bar era parte de su rutina, siempre que terminaba su labor antes de llegar a casa se iba al bar a tomar algo y compartir con sus amigos que se habían convertido en su familia más cercana.
Después de compartir un rato nos fuimos a HEB, el chef quería hacerme una deliciosa cena, se fue directo a las carnes. Yo no soy amante de la carne, pero no quería quitarle sus ganas y su ilusión de comerse un jugoso bistec, si le decía que yo no como ese tipo de carne no la iba a comprar así que me calle y lo deje que buscara lo que quería. Se tomo casi una hora escoger la pieza de carne perfecta y luego decidió acompañarla con una ensalada cesar.
Nos fuimos a casa y se puso manos a la obra, mientras tanto yo termine de acomodar las cajas que se irían a Venezuela y que aún no estaban terminadas, una vez estuvo lista la cena con toda la vergüenza del mundo tuve que recordarle porque creo que ya se lo había comentado alguna vez que yo no comía ese tipo de carne, me imagino que se sintió mal, pero le explique que no había problema que yo comería ensalada cesar, eso era suficiente para mí, que por favor se comiera tranquilo su carne. No lo vi comiendo muy a gusto, me parece que se sintió mal por no haber recordado que no comía carne o porque yo estaba comiendo solo ensalada, trate de hacerlo sentir mejor dándole las gracias por todas las molestias que se tomaba por mí, pero el semblante no le cambio.
Como siempre nos sentamos a ver televisión y comer helado, teníamos ya por costumbre comprarnos un helado diferente cada vez para ir probando la variedad de sabores, en el ínterin nos dábamos muchos besos y arrumacos, era delicioso el pasar el tiempo juntos.
En el baño se quedó mi cepillo de dientes, en la cocina un queso, una leche y un paquete de harina para hacer arepas que apenas había comenzado a usar, esparcidos por todo el apartamento estaba mi cabello que por ser largo y abundante pierdo mucho y tal como confeti queda regado por donde quiera que vaya.
Al día siguiente me llevo a la casa, pero antes me paso comprando desayuno por McDonald, como siempre se quedó en su camioneta hasta que pase caminando rumbo a mi lavandería para luego bajarse, lanzarme un beso y dirigirse a su cocina.
Nos comunicamos vía WhatsApp durante el día, estuve deseando que no me pidiera que me fuera con él esa noche porque realmente quería quedarme en mi habitación y descansar, de todas maneras, le dije que por favor pasara por la casa antes de irse porque le había hecho la cena. Quería tener un detalle con él ya que siempre era el detallista. Una vez le deje una rosa con un mensaje de amor en la cama de su habitación en el hotel, pero creo que ese detalle no le gustó mucho porque solo recibí un gracias bien seco, quizás porque la rosa tenía muchas espinas y se pinchó.
Le había hecho arepas de reina pepiada, esa arepa es una de las más famosas, tradicionales y deliciosas de mi país, estaba bien contenta de que me hubiesen quedado tan ricas y sabía que él se deleitaría con su sabor.
Se hicieron las 7 p.m hora en que normalmente cierran el restaurant, las 8 de la noche, las 9 de la noche y el chef no aparecía así que preocupada le escribí, me contesto que había pasado algo que después me explicaba.
A las 10 de las noches me escribió, habían tenido que cerrar el restaurante porque una persona que trabajo allí unos días antes había salido positiva para coronavirus y por medidas de seguridad debían poner a todo el personal de la cocina en cuarentena.
Me dio miedo porque no solamente existía la posibilidad de que se hubiese contagiado si no que él me hubiese contagiado a mi sin embargo me dio más miedo el hecho de tener que estar 2 semanas separada de el sin poder verlo ni tocarlo, esperaba que me dijeran que tenía que hacer cuarentena yo también y conmigo todos los que vivíamos en la casa pero los jefes se hicieron de la vista gorda, si nos mandaban a nosotros de cuarentena también tendrían que cerrar todo el lugar por falta de personal y ya era suficiente con tener que cerrar el restaurante así que todos nos hicimos los locos pero más que nada porque estábamos muy seguros de no tener coronavirus.
Al día siguiente bien temprano le escribí, le dije que no se preocupara que él no estaba enfermo, me contesto que sabía perfectamente que no estaba enfermo pero que tenía que cumplir con las reglas así que se quedó en casa haciendo la cuarentena.
El resto del día casi no escribió, pensé que la preocupación lo tendría entretenido y no quise abrumarlo, lo deje tranquilo para que no sintiera el compromiso de tener que estar pendiente de mí también. Sin embargo, note algo raro, por dos oportunidades le dije que lo amaba y que lo extrañaba, él siempre se aseguraba de responderme, aunque sea un sencillo “yo también” era la primera vez que no me correspondía.
Trata de evitar malos pensamientos de mi cabeza, el chef me había demostrado montones de veces lo interesado que estaba en mí, se había tomado muchas molestias por hacerme sentir feliz, simplemente estaba pasando por un mal momento, su trabajo estaba en riesgo, su personal estaba en riesgo, tenía una responsabilidad muy grande en el hotel y sentía que estaba fallando a pesar de no tener la culpa; él debía sacar adelante el negocio y sus pensamientos tendrían que estar centrado en cómo ponerse al día y resolver los problemas que se estaban presentando. Yo debía estar allí para apoyarlo, de hecho, habíamos llegado al punto en el cual se sentía tan cómodo y en confianza conmigo que se tiraba gases en frente de mí, un poco asqueroso, pero afortunadamente no llegaron a oler mal.
No lo presione, no lo moleste con preguntas, trate de no escribirle muy seguido para que no se sintiera acosado por mí y así deje pasar los días.
Nos enteramos de que por ley no es posible vender licor sin tener comida disponible así que buscaron un food truck de la zona para resolver ese fin de semana la situación con el restaurante cerrado.
No les puedo negar que me sentí un poco consternada porque sencillamente el chef ya no me escribía, se supone que esta todo el día en casa sin hacer nada y ¿no piensa en mí? Yo pasaba el día entero pensando en él y quería escribirle como hacíamos antes, pero no quería molestarlo, sin embargo, si me angustiaba su silencio y trate de buscar respuesta con los amigos, hasta Manuela que no era muy cercana a mi noto mi incomodidad y trato de calmarme hablando conmigo sobre su experiencia con los hombres, ella también había sido testigo de lo bien que la estábamos pasando el chef y yo juntos así que me calmo con algunas palabras de aliento.
El sábado nos pidieron a todos que fuéramos a ayudar con el food truck, yo había tenido que ir a trabajar con Manuela con las habitaciones porque la gringa que trabajaba con ella se había ido de viaje por unos días, estaba muy cansada y el chef no estaría allí así que no me sentí obligada a ayudar y de inmediato les dije que conmigo no contaran ese día, Manuela me secundo y también se opuso a trabajar ese fin de semana, a la final los demás quisieron decir que no también pero prácticamente los obligaron porque no había más personal disponible para ayudar.
Los muchachos cuando llegaron de trabajar con el food truck nos contaron que todo había sido un completo desastre, la distribución de la comida era mala, la coordinación era mala, la comida era mala tanto que la gente la estaba dejando completa en la mesa, por un lado, me sentí bien porque eso daba a demostrar que la comida del chef era insuperable, y si, era insuperable.
En las tardes al llegar de trabajar continuamos con la rutina de sentarnos a conversar afuera tomándonos una cerveza, era un momento de distensión que disfrutábamos mucho, como compatriotas tenemos demasiados temas de conversación. Ya entrada la tarde casi noche recibí por fin un mensaje del chef en el que me decía que su cama estaba desordenada y que en la cocina había platos sucios. Yo siempre tiendo la cama antes de salir del cuarto, es una rutina que se me hace imposible dejar de practicar sea donde sea que este durmiendo. Y lavar los platos igual, no podría irme de la casa o irme a dormir sabiendo que hay platos sucios en la cocina, imagino que me lo dijo para dejarme saber que yo hacía falta en su casa, sonreí y realmente no recuerdo que le conteste, quizás para no hacerme la desesperada sencillamente no le respondí nada.
Mientras estaba limpiando una habitación con Manuela recibí un mensaje de la empresa que se encargaría de realizar el despacho de mis cajas a Venezuela, el resultado final después de recoger todo eran una caja grande y una caja pequeña. Me dijeron que procederían a recogerlas al día siguiente así que de inmediato le escribí al chef para dejarle saber y coordinar la recolecta. En efecto comenzamos a escribirnos mensajes, él se ofreció a terminar de cerrar correctamente las cajas y entregarlas tan pronto la vinieran a recoger, me paso su dirección exacta y la clave de la puerta principal para que el auto pudiera tener acceso al estacionamiento. Las cajas eran bastante pesadas y allí había escaleras, no tengo idea como las bajaron y tampoco pregunte.
Mientras trabajaba con Manuela no tuvimos mayor roce hasta que un día encontramos una habitación con las sabanas y la basura sin recoger. Se supone que ese era el trabajo de Gabriel, el esposo de Pamela, la hija de Ana. Yo no tengo problema en hacer ese trabajo, de hecho, lo hice muchas veces con anterioridad, pero parece que a Manuela le desagrada mucho tener que sacar basura y quitar las sabanas por lo que su molestia fue notoria. Apenas recibimos la visita de Carley quien siempre iba a revisar si estábamos bien o necesitábamos algo, Manuela le dejo saber sobre la situación en que encontramos la habitación, de inmediato comenzó a hablar mal de Gabriel, y no perdió oportunidad de hablar mal incluso de Ana y Pamela, frente de mí. Evidentemente la situación me molesto ya que me parecía injusto que atacara de esa manera a mis compañeros de trabajo frente a la supervisora, más aún cuando lo que decía no era cierto. Ella mencionaba que por el hecho de que Gabriel era el esposo de Pamela y yerno de Ana les daba prioridad a las habitaciones de ellas dejando de lado las habitaciones que Manuela debía limpiar, en realidad no era así, el simplemente comenzaba con las habitaciones que tenía en su lista en el orden que se las daban, ni siquiera sabía cuáles eran de quien, además Ana y Pamela son personas bien justas y jamás se permitirían sacar ventaja de nada, menos si eso afectaba de alguna manera su trabajo.
Ante mi intervención quedo bien claro de qué lado me estaba poniendo, y es que si antes Manuela me caía mal ahora era peor, de paso hizo un comentario que se salió de toda proporción, me dijo que la única razón por la cual Rafael y Carley habían dado su consentimiento para contratar a la hija y el esposo de Ana era porque ella se los había pedido así que Ana debería de ser agradecida al respecto.
Todo el ambiente se puso muy tenso en la casa de nuevo, peor que cuando vivía Janine con nosotras, el hecho de que 4 personas tuvieran que compartir un baño mientras que la princesa Manuela tenía uno en su cuarto para ella sola, sus comentarios y acciones, todo nos caía mal, no compartía nada con nosotros porque para ella solo era importante hablar con los jefes.
Una mañana la situación se puso peor que nunca y exploto, todos estábamos de muy mal humor ese día y cuando llegamos al trabajo se inició un enfrentamiento verbal, sobre todo entre Ana y Manuela, esta última llego a hacer un comentario despectivo contra los venezolanos, afortunadamente Rafael intervino en ese momento porque de lo contrario me le voy encima.
Los venezolanos estamos muy sensibles a cualquier comentario despectivo por parte de alguien ajeno a lo que nosotros hemos tenido que vivir todos estos años así que no estamos dispuestos a que nadie hable mal de nosotros, de nuestro país o de nuestras costumbres, ya bastante tenemos con haber pasado por las calamidades que nos ha tocado enfrentar.
A partir de ese momento Manuela fue absolutamente ignorada en la casa, ninguno le hablaba ni la tomaba en cuenta, si quiere guerra pues la tendrá, para nosotros ella sencillamente no existía.
El fin de semana fuimos todos a trabajar en el restaurante, estaba esperando que el chef volviera a ser el mismo de siempre pero se le notaba bastante distante, había mucho trabajo, quizás el personal no estaba siendo tan eficiente como de costumbre porque note varios errores en los pedidos, había tensión en la cocina, una incomodidad que no había sentido antes, sin embargo entre problema y problema la noche fluyo y salieron todos los platos lo mejor que se pudo, yo también estuve seria, quizás por el cansancio o quizás la preocupación en el cambio del chef que aunque no quería que me afectara no lo podía evitar, sin embargo estaba segura que todo era pasajero, tenía que tomar en cuenta que estaba lidiando con una forma de ser muy distinta a la mía, de hecho con una forma de pensar totalmente diferente a la de los hombres en mi país, cada quien tiene su forma particular de enfrentar las problemas, sentí que lo mejor sería darle espacio, dejar que se recuperara para que una vez se sintiera mejor volviera a mi buscando lo que yo tenía para ofrecerle, eso debía ser pronto así que era simplemente cuestión de tiempo.
El invierno estaba a la vuelta de la esquina y ya el frio comenzaba a dejarse sentir, el chef consiente de la situación preparo sopa caliente y nos dio a todos para que calentáramos un poco el cuerpo, además nos dio un envase para llevar con la condición de que se lo devolviéramos de vuelta.
La sopa estaba deliciosa y la degustamos con mucho gusto, al día siguiente estuve libre y pude tomar más de esa deliciosa sopa, de hecho, le envié una foto mientras me la tomaba. Quería que supiera que aún estaba allí pendiente de él, incluso le pregunte si podía cambiar la dirección de mi cuenta bancaria para su casa, la respuesta que me dio me rompió el corazón, me dijo que no porque tenía problemas con su dirección y muchas veces se perdían las cosas que se enviaban allí. Yo sabía que eso era mentira porque ya mi sobrina desde Alemania había enviado una tarjeta de crédito a su casa con autorización de él, si se perdían las cosas jamás hubiese permitido que algo tan delicado fuera enviado a su casa.
Justamente al día siguiente me escribió, me dijo que la tarjeta que mi sobrina había enviado desde Alemania había llegado a su casa y que al salir del trabajo me la pasaría llevando a la mía y así fue, tan pronto salió del restaurante me envió un mensaje para avisarme que estaba en camino a la casa, yo muy contenta salí a recibirlo, él tenía por costumbre bajarse de la camioneta y darme un gran abrazo y un beso tan pronto llegaba a la casa pero esa noche no se bajó de la camioneta, se limitó a sacar el brazo y entregarme el sobre, me sentí cohibida, no sabía cómo reaccionar, con una sonrisa tome el sobre y le acaricie el brazo, ese brazo blanco y gordito que apenas una semana antes recorría mi cuerpo sin querer soltarlo, le di las gracias, y me volteé para entrar a la casa, él se quedó un rato mirando como desaparecía por la puerta de entrada y la cerraba, en sus ojos había melancolía, ni en mi peor pesadilla imagine la razón por la cual quería dejar grabado en su mente ese momento.
Entre a la casa casi llorando, Ana estaba en su sillón favorito y le deje saber el motivo de mi tristeza, el chef no se había bajado de la camioneta y por lo tanto no me había dado su acostumbrada muestra de afecto, ya la situación era grave y no tenía la menor duda al respecto. Esa noche casi no pude dormir pensando que podría estar pasando, porque el chef me estaba tratando de esa manera tan diferente, se me ocurrieron mil cosas las cuales trate de descartar, el mismo tendría que explicarme que era lo que estaba pasando y tendría que preguntárselo directamente.
Al día siguiente después del trabajo no aguante más, tenía que saber que era lo que estaba pasando, me arme de valor porque realmente temía de lo que me pudiera contestar, pero era mejor saberlo a seguir viviendo en esa zozobra, mi mensaje más o menos decía: Pierdes el interés muy rápido”. Su respuesta me dejo helada: Si y no, estoy siendo precavido porque todo fue muy rápido.
La respuesta que estaba esperando era totalmente distinta, yo pensé que diría que por favor le diera tiempo porque estaba pasando por un mal momento y no tenía cabeza para dedicarme el tiempo que yo me merecía, por el contrario, su mensaje fue un cuchillo directo al corazón, ¿estas siendo precavido? ¿Ahora es que te das cuenta de que todo fue muy rápido y quieres dar marcha atrás? ¿es enserio? Mis manos temblaban, pero mi mente estaba a mil además de los latidos de mi corazón, de inmediato le respondí que todo había sido muy rápido porque pensé que eso era lo que ambos queríamos, ya no tenemos 20 años y por lo tanto no podemos darnos el lujo de perder tiempo. Su respuesta fue más hiriente aun: Ya no tenemos 20 años, demasiado rápido para mí. Primero tengo que arreglarme. Tengo problemas que debo abordar antes de entablar una relación. Definitivamente no eres tú. He estado solo durante mucho tiempo y no es fácil para mi cambiar de la noche a la mañana
Una vez leído todo el mensaje hice de tripas corazón, le respondí que estaba bien que en mi tenía una amiga, me dio las gracias, inmediatamente me llamo, no respondí, me volvió a llamar lo bloqueé.
No sé cómo explicar con palabras el dolor tan agudo que sentí en ese momento, la relación por la cual le había dado mil veces gracias a Dios se había terminado, me sentí humillada, me sentí usada, me sentí como un objeto que una vez que se disfrutó se abandonó en la basura, yo puedo entender muchas cosas, puedo entender que seas de otra cultura y tengas una manera de pensar y de hacer las cosas distintas, a lo mejor a las mujeres de Norteamérica no le interesa que la traten de esa manera pero yo necesito respeto, si las cosas fueron rápidas no fue precisamente porque yo lo propicie estuve de acuerdo en todo pero siempre fue su decisión el invitarme e involucrarme en su vida lo rápido que él quiso que fuera, ahora resulta que todo fue muy rápido y yo debía de borrar todo eso de un plumazo y comenzar de cero como si nada hubiese pasado. ¿Te diste cuenta de que estas roto después de que disfrutaste bastante conmigo? ¿Porque no recordaste que debías resolver tus asuntos internos antes de ilusionarme de esa manera?
Me quería morir, el dolor era insoportable, perdía la respiración entre cada sollozo, necesitaba un abrazo urgente, afortunadamente Ana estaba de nuevo en su sillón favorito, mi grito debió asustarla porque apenas la llame salió corriendo, se asustó aún más cuando me vio bañada en llanto.
Nos encerramos en su cuarto para explicarle lo que sucedía, no quería que los demás se enteraran aun, como pude me calme para contarle, era muy difícil parar de llorar, de inmediato me abrazo y me dio ánimo, no paso mucho tiempo antes de que Pamela se diera cuenta de que algo estaba pasando, toco la puerta del cuarto de su madre y nos encontró llorando a las dos, tuvimos que explicarle, entre las dos lograron que me calmara un poco, me hicieron un té de manzanilla para que pudiera dormir y después de sentirme un poco mejor me fui a mi cuarto a descansar.
Esa noche fue muy dura para mí, me volteé a ver la cruz cerca de mi cama y con lágrimas imparables saliendo de mis ojos le pregunté a Dios, ¿Por qué? ¿Por qué me duro tan poquito la felicidad? ¿acaso no soy digna de ella?
Solo dos veces con anterioridad había llevado un novio a mi casa, el primero porque realmente me lo descubrieron y tuve que decirles la verdad, no me quedo más remedio, se lo presenté a mi mama y fue un drama porque para ella ningún hombre era suficientemente digno para mí, y uno que tuve a los veintitantos años pero que duro poco porque se espantó con lo posesiva que es mi madre. Después de eso jamás lleve a nadie a la casa ni se enteraron de ninguna de mis relaciones de hecho hasta la fecha nadie de mi familia sabe ni cual es el nombre del padre de mi único hijo. Prefiero que ni se enteren pues en el caso de que la relación salga mal no tengo que estar dando explicaciones ni contando detalles.
Estaba tan segura y orgullosa de la relación que tenía con el chef que llegué al punto en el cual quería que el mundo entero lo supiera, se lo conté a mi familia y amigos, incluso algunos lo conocieron por video llamada, así era la confianza que había depositado en la relación.
Ahora resulta que tenía que hacer lo que tanto había evitado, explicarles a todos que la relación se acabó, no sabía cómo hacerlo, ni yo misma entendía que había pasado, a la final guardaba en el fondo de mi corazón la esperanza de que todo hubiese sido un malentendido y que el buscaría la manera de contactarse conmigo para decirme que era un error, que me amaba con toda su alma y no sabía cómo vivir sin mí. Me llamo una de esas noches en las que no había ido a dormí con él para decirme que para poder dormir estaba oliendo la almohada que yo utilizaba para sentir mi olor, y ese mismo hombre ahora me decía que todo había sido muy rápido y no estaba listo para una relación. No entendía nada.
En la mañana fui a trabajar con el ánimo por el subsuelo, tan pronto vi a Carley se lo conté, no solo porque era evidente en mi cara que algo me estaba pasando, tenía los ojos rojos e hinchados de tanto llorar y lo peor es que seguía llorando, le enseñe el mensaje que me había enviado el chef esa noche, ella es gringa y de inmediato me dijo que los hombres en USA son así, que lamentaba mucho por el dolor que estaba pasando, para completar ese día mi único hijo comenzaba clases de bachillerato en su nuevo colegio, me enviaron una foto con su uniforme nuevo, mi bebe y razón de mi vida se veía tan hermoso y grande, tenía ya 8 meses sin poder verlo, mi corazón no soportaba tanto dolor junto.
Los siguientes días fueron muy duros, trate de concentrarme en el día a día, celebramos el cumpleaños de Carley, me tome fotos, andaba distraída, tanto que rodé por las escaleras un día mientras limpiaba en la recepción, me habían enviado de nuevo a limpiar las áreas, me imagino porque ya sabían que mi relación con el chef se había terminado, me dispuse a bajar con el tobo del coleto lleno de agua sucia para desecharlo afuera y pise en falso, afortunadamente y a pesar de que el golpe fue fuerte no me paso nada grave.
El fin de semana que me toco trabajar en el restaurante fue sencillamente desagradable, no había forma que pudiera mirar al chef sin querer ponerme a llorar, de hecho no quería ni verlo lo cual era bastante difícil considerando que me entregaba la comida, su actitud fue extraña, yo lo ignoraba lo más que podía, el me pasaba a un lado tratando de hacer contacto físico conmigo, estaba como altivo, parecía que disfrutaba de verme sufrir por él, no busco hablarme, y mejor así porque tampoco lo iba a permitir, me encerré en mi caparazón protector, no quería ni que me hablara, ni que me tocara y si era posible que ni me mirara, lo quería demasiado y me estaba haciendo sufrir como nadie lo había hecho.
El domingo estuve descansando en casa, tengo una enfermedad incurable en la piel que se llama psoriasis y que se pone peor en momentos de estrés, me broto de una manera tal que hasta en la frente tuve ronchas muy grandes que se notaban bastante y se veían desagradables, tomé la decisión de cortarme el flequillo para tratar de disimularlos. Fue una buena decisión, lo hice yo misma porque en el sitio donde vivimos no hay absolutamente nada cerca y tampoco medios como para ir a cortarnos y arreglarnos el cabello así que tome unas tijeras, vi un tutorial en YouTube y me corte el flequillo, afortunadamente me quedo bastante aceptable, me veía distinta, más joven y lo mejor aún consiguió el objetivo inicial, logre esconder los feos brotes de psoriasis en mi frente.
El martes nos dieron libre a todos para ir a comprar ropa de invierno, ya el frio se había instalado para quedarse y ninguno contaba con la ropa apropiada para la ocasión, era la primera vez en mi vida que estaba en otro sitio en estas fechas que no fuera mi país donde se goza de un clima cálido, acogedor y estable durante todo el año, no sabía lo maravilloso que eso es hasta que me tocó vivir las 4 estaciones completas.
Tuve que hacerme de guantes, gorro, bufanda, pantalón y camisa térmica, afortunadamente Walmart cuenta con todo eso y más así que a bajo costo pudimos comprar lo que nos hacía falta y no volver a pasarla tan mal en el frio por no tener la ropa apropiada.
En la tarde del siguiente día se nos ocurrió ir a comprar papitas en el restaurante, las papitas fritas allí son deliciosas y con la salsa ranch las disfrutábamos un montón, luego de pedirlas y mientras esperábamos salió el chef de la cocina, yo me hice la desentendida y me puse a mirar el celular, él se acercó a nosotras y saludo muy amablemente, sencillamente lo ignore. Quería que me viera con mi nuevo estilo de flequillo, quería que viera que a pesar del dolor que me había causado seguía adelante, y ahora más bonita que nunca.
No puedo negar que verlo me hacía sentir una emoción dolorosa, el saber que estaba allí tan cerca y que no era ya mío que no lo podía tocar ni besar me ocasionaba una opresión entre pecho y espalda, lo seguía amando demasiado, solo bastaba la más mínima insinuación para correr a sus brazos, pero soy orgullosa, al mismo tiempo no quería dejarme llevar por ese sentimiento de amor, quería arrancarlo de raíz, él me había usado y desechado, no era digno de mi sufrimiento, lo seguí ignorando hasta que nos retiramos a casa.
Ese fin de semana me toco trabajar con Ana en el restaurante, nos fuimos enfundadas en nuestra nueva ropa térmica porque el frio ya se sentía muy fuerte, era color negro y da la casualidad de que justo ese día se celebraba Halloween así que todos creyeron que era nuestro disfraz de bruja, de hecho, el chef cuando nos vio llegar se rio a carcajadas, mi cara de pocos amigos le cortaron la risa de inmediato. El trataba de conversar con Ana lo cual era bastante difícil porque Ana no habla inglés, yo escuchaba haciéndome la desinteresada y le traducía a Ana lo que le quería decir, fue bastante incómodo. Muchas veces trato de mirarme a los ojos, pero yo como si no existiera, tomaba los platos sin siquiera alzar la mirada y me iba apenas me dejaba saber el número, era evidente mi malestar, estaba en el restaurante solo porque me hacía falta el dinero, pero lo que realmente quería era enterrar el dolor que significaba tenerlo tan cerca sin poderle siquiera reclamar.
Ana esa noche hablo conmigo, me dijo que no entendía lo que había pasado entre nosotros si estaba más que claro que el chef aún estaba interesado en mí, esa forma en que te ve Mary esos ojos de amor no es de una persona que ya no siente nada por la otra, tú te pierdes un momento y el de inmediato te busca con la mirada, dices algo y hace el esfuerzo de escuchar lo que dices, pides algo y se desespera en buscártelo, algo paso y debemos saber que fue. Esas fueron las palabras de Ana esa noche, pero no sé hasta qué punto me hicieron más mal que bien porque revivieron en mi la esperanza de volver a estar juntos.
Yo también lo había notado, ya no estaba esa altivez que sentí al principio, por el contrario, se veía dócil, amable, trataba de decirme algo con la mirada, yo esperaba impaciente que me llamara, que me dijera algo, que quisiera llevarme a parte para conversar, recordé que era cobarde con las mujeres, y yo soy orgullosa, él tendría que tomar la iniciativa si quería resolver las cosas conmigo.
Ese sábado mientras trabajaba en el restaurante el chef nos preguntó que si necesitábamos papas para cocinar porque había muchas y se estaban dañando en la cocina, le contestamos que, si y quedo en darnos algunas antes de irnos, pero esa noche nos retiramos y no recordamos el asunto de las papas.
Al día siguiente estuve libre, recordé de nuevo lo de las papas y lo utilicé como excusa para volverle a hablar por WhatsApp, lo desbloqueé más que todo con la intención de que me escribiera algo más, que dejara fluir sus intenciones de volver, solo me respondió que quedaban algunas papas y que si las quería las fuera a buscar.
Me sentí frustrada, dolida, tanto que decidí activar en Facebook la búsqueda de parejas, quería salir, conocer gente, pensar en otra cosa, comenzar a olvidar al chef, conocí a alguien, era un exmarine y policía de Jonhson City, yo, una inmigrante sin papeles, pero estaba tan desesperada que le dije que sí y salí con el policía, me estaba metiendo directo en la boca del lobo.
La policía no trabaja directamente con ICE (Inmigration and Customs Enforcement) pero en sus oficinas si hay personal adscrito a esa dirección, además, ellos están entrenados para detectar cualquier fraude, yo estaba saliendo con el policía por primera vez solo para conocernos, pero podría haber detectado algo si en realidad estaba investigándonos, he visto muchas películas, pero a mí me dio igual todo y me dije, vamos a arriesgarnos, tiendo a tomar decisiones así ojalá Dios me siga protegiendo.
El policía era un gringo normal, de esos muy rubios ojos azul intenso, a mí me encantan los uniformados pero evidentemente iba de civil, bastante sencillo, no era musculoso como me lo había imaginado por ser exmarine y trabajar en la policía, más bien delgado, se portó muy amable conmigo, no hubo ni la más mínima química, cuando me llevaba a mi casa me dijo que quería volver a salir conmigo, solo le sonreí, en mi mente pensaba solo déjame en mi casa y olvídate de mí y realmente así fue, jamás nos volvimos a ver ni tener comunicación.
El martes de esa semana fue muy importante para los estados unidos, se realizaron las elecciones presidenciales, los contrincantes Trump por la reelección representando a los Republicanos y Biden tratando de que los Demócratas regresaran al poder. No tenía idea de que era mejor para nosotros, Trump parecía haber hecho mucho por la libertad de Venezuela mientras que los demócratas jamás se metieron en esos asuntos, por lo menos no al nivel que había llegado Trump con las sanciones, como no vivía en estados unidos antes no tenía precedente de nada y viéndolo de esa manera mi inclinación inicial fue hacia la reelección de Trump, aunque en el fondo me daba igual.
Sabía que para el chef si era importante, se rasgaba las vestiduras por su partido y por lo tanto la reelección de Trump era relevante para él, sabía que estaría al pendiente de todos los detalles, nosotros en la casa prendimos el televisor y nos sentamos a mirar el proceso, pensábamos que siendo un país tan civilizado y con tanta tecnología tendríamos los resultados en horas y vaya que estaba equivocada. Nos cansamos de ver la tele y nos fuimos afuera a tomar algo, sonó el timbre que me indica que tengo un mensaje en WhatsApp, tome el teléfono, era un mensaje del chef, me decía que Duke me mandaba saludos.
Me puse firme, no quería que siguiera jugando conmigo, ¿me extrañas? Entonces porque no me lo dices directamente, tome la decisión de no responder ese mensaje, y allí quedo, sin ningún comentario de mi parte.
Entre semana nos enteramos de que al gerente del restaurante lo despidieron, había tomado varias decisiones que generaron molestias entre los empleados y público en general así que sin muchos miramientos lo mandaron a su casa. El chef quedo encargado no solo de la cocina si no de absolutamente todo en el restaurante, tendría un gran reto por delante.
Ese fin de semana apenas llegamos a trabajar al restaurante el chef nos recibió con la noticia del despido del gerente, no más Andrés nos dijo, nosotros ya lo sabíamos, pero le deseamos suerte ya que también sabíamos que ahora él tendría que encargarse de todo. Estaba haciendo mucho frio y atendíamos a los clientes desde afuera así que hubo un momento en que nuestras caras delataban lo mal que la estábamos pasando y de la nada el chef nos sacó sendas tazas de chocolate caliente con crema encima, no solo estaba delicioso sí que no también se veía hermoso. Yo seguía muy molesta y dolida, mi alejamiento e indiferencia eran notorias, trataba de no dirigirle la palabra ni mirarlo.
Ana y yo no perdíamos oportunidad de reírnos y tratar de pasarla bien, aunque estuvieses trabajando, un señor se sentó cerca de la ventana desde donde se dispensa la comida y desde donde nos paramos siempre esperando a que salgan los pedidos, note que no perdía pista de lo que Ana y yo decíamos, pero le reste importancia. Salió un pedido para llevar, resulta que el numero era del señor de la mesa de al lado, el que estaba atento a la conversación que teníamos Ana y yo, tome el pedido y con mi acostumbrada sonrisa para los clientes se la entregue, el señor me trato de hablar en español, quede encantada con su esfuerzo, comencé a hablarle en español, me pregunto de donde era, de inmediato le deje saber que era de Venezuela, el señor se emocionó, me encanta la arepa, mi familia dice que es su comida favorita, no pude contener un pequeño grito de la emoción, gracias le dije, y cuando me voltee de nuevo hacia la ventana estaba el chef mirando muy atento a todo lo que estaba pasando en la mesa y su cara era de una seriedad tal que me quede sin poder emitir una palabra, tal fue mi impresión que el señor al pasar frente a mí me grito “Viva Venezuela” y yo no pude devolverle el gesto porque el chef me había paralizado con su mirada.
Ana después que paso todo me dijo “El chef se puso celoso, estaba que se salía por la ventana para ver qué era lo que estaba pasando en esa mesa” le respondí que lo había notado perfectamente.
Pasaron los días sin mayor novedad, el chef seguía al mando del restaurante y nosotras seguimos trabajando en nuestros respectivas labores diarias, normalmente la empresa una vez al mes nos reúne para degustar un pastel con helado y así agasajar a los cumpleañeros del mes, yo sabía que el chef estaría allí y no tenía muchas ganas de ir pero Carley me convenció por lo que no me quedo más remedio que complacerla, en efecto allí estaba el chef coordinando todo, trate de ignorarlo como siempre, nos mirábamos el uno al otro por el rabillo del ojo, pero ninguno se atrevía nunca a decir nada.
Estábamos aprendiendo que el clima en Texas es impredecible, un día nos levantamos y cuando salimos de la casa rumbo al trabajo nos conseguimos con una neblina espesa, quedamos encantadas porque era la primera vez que teníamos que adentrarnos en semejante ambiente tenebroso, hicimos videos para ensenarles a nuestras familias en Venezuela, era toda una novedad.
Ese fin de semana Ana y yo nos alistamos y nos fuimos como de costumbre a trabajar en el restaurante, llegamos a la ventana, pero encontramos con sorpresa que había varios chicos nuevos trabajando con el chef llevando la comida, eran jovencitos gringos y se veían bastante atareados haciendo nuestro trabajo, me sentí incomoda, ¿Qué paso aquí? Le pregunte a Ana quien se encogió de hombros en señal de que no tenía idea. Me acerque al chef y sin mucho protocolo le pregunte ¿Nos necesitas o estas bien? El miro el reloj y respondió, estoy bien, se pueden ir.
Solo me volteé le dije a Ana vámonos, ella me miro con cara de que no entendía lo que estaba pasando y me siguió. El chef dice que no nos necesita así que vámonos. Nos pareció muy injusto por varias razones, en primer lugar, ellos saben perfectamente que nosotras teníamos pautado ir al restaurante, ¿Por qué buscaron personal para sustituirnos? En segundo lugar, no avisaron, nosotras dejamos de hacer nuestras cosas sean cuales fueran y fuimos a cumplir con nuestro compromiso, ¿Por qué no tuvieron la delicadeza de avisarnos con tiempo que no nos necesitaban? Nos causó demasiada molestia, tanta que tomamos la decisión de no ir mas a trabajar al restaurante. Le pase de inmediato un mensaje a Carley explicándole la situación e informándola sobre la determinación que habíamos tomado.
El día siguiente era domingo y yo estaba libre, me dispuse a hacer las labores de limpieza y lavado de mi ropa como de costumbre cuando recibí la llamada de Ana.
Mary, exclamo entusiasmada, nos llamaron para tener un almuerzo con el chef al medio día, quiere disculparse personalmente con nosotras por lo de anoche. De inmediato pensé, dejar de hacer mis cosas en la casa, bañarme, vestirme, arreglarme, no gracias, sonaba bastante halagador que el chef se tomara la molestia de tratar de enmendar por lo menos una cosa. Le conteste que yo no iría, que fuera ella si quería, pero no estaba interesada en recibir disculpas del chef.
Estuvo rato tratando de convencerme, ponte bonita me decía, para que te vea tan bella y se arrepienta de haberte dejado. Eso más bien hirió más mi orgullo, si de ponerme bonita se trata que el también haga lo propio ¿no?
No hubo forma que me convenciera, de hecho, lo volvió a intentar en una llamada posterior, le dije que a parte de ella a mí nadie me había avisado de ninguna reunión en el restaurante, parece que de una vez le dijo a Carley porque no paso mucho tiempo en que recibí el mensaje invitándome al almuerzo con el chef y disculpándose porque no lo había hecho antes por estar ocupada. Me excuse de nuevo, le explique que no estaba interesada en ir a esa reunión, que fueran ellas y luego me comentaran, Carley entendió que no había forma de hacerme cambiar de opinión y desistió. No me presente en el fulano almuerzo.
No sé qué paso en la reunión, por lo poco que supe simplemente comieron algo y el chef expreso sus disculpas y prometió que no volvería a pasar, Ana y Pamela acordaron seguir ayudando en el restaurante, en cuanto a mí, dieron por hecho de que no quería ir mas y me sacaron de la programación.
Por una parte, me dolió, pero yo había propiciado todo eso así que asumí mi culpa y lo tome como un descanso, venia de trabajar muy duro por mucho tiempo y mi cuerpo se estaba resintiendo así que fingí alegría por no tener que lidiar más con el chef tan cerca y que quizás más adelante cuando me sintiera mejor podría volver a trabajar en el restaurante.
En la casa la situación era igual de incomoda con Manuela, dábamos por hecho que tendríamos que calárnosla hasta el día que nos fuéramos de allí sin embargo un día la vimos encerrarse en la oficina con Carley, no supimos de que se trató la reunión privada hasta que más adelante nos dejó saber a todos que se iba. Nos reunió a Ana y a mí que éramos las que habíamos compartido más tiempo con ella y nos explicó que ya pronto se le vencía la extensión de la visa y debía regresar a su país Colombia para compartir con su madre y familia. Ella realmente vivía en Australia, pero había ido a USA para visitar a su hermana quien se encuentra radicada en Florida, pero con la pandemia se había quedado sin poder regresar lo que trajo consecuencias con su visa en Australia y hasta que no resolviera ese problema no podía volver allá. Al quedarse sin recursos tuvo que salir a trabajar y por esa razón se encontraba allí con nosotros. La sentí más cercana, realmente habíamos compartido mucho, le deseamos lo mejor y hasta sentí un poco de tristeza con su partida, al día siguiente tomo sus cosas y se fue, nunca más supimos de ella.
Seguía limpiando las áreas comunes de tanto en tanto, ya me había acostumbrado, el chef ya no llegaba temprano, habían contratado a un Sub-Chef que se encargaba de realizar las labores más pesadas, noté que ahora él no estaba tan pendiente y presente en el restaurante como antes, parecía que estaba descansando, pocas veces me lo encontré y si lo veía era de lejos. Tampoco tuvimos más comunicación vía WhatsApp comenzábamos a olvidarnos, o por lo menos lo estábamos tratando.
Yo conocí otra persona por Facebook, esta vez era un mexicano, enfermero, después de conversar varios días concretamos una salida, el vino desde San Antonio manejando por 1 hora solo para llevarme a cenar, se trataba de un hombre muy decente, de mirada dulce, le costaba un poco hablar español porque en realidad había nacido en Estados Unidos y sus padres eran Mexicanos, el único inconveniente que vi es que era muy bajito, me llegaba un poco más arriba de los hombros, pero igual pasamos una velada muy agradable, quedamos en vernos de nuevo pero a la larga no se bien que sucedió, perdimos interés y dejamos de hablarnos.
Finalmente contrataron a una nueva Houseekeping para suplantar a Manuela y adicionalmente también llego otra venezolana a la casa para que hiciera las áreas públicas, me estaba librando finalmente de ese trabajo extra. En principio nos parecía incomodo meter a otra persona en la casa, pero ni modo, la recibimos con nuestra mejor disposición, se quedó en la habitación donde dormían antes la pareja pues inmediatamente Manuela se fue de la casa ellos pudieron hacer uso por fin de la habitación con el baño privado.
Me toco entrenar a Mireya, era una señora bastante mayor, pero con una forma de ser y una actitud muy juvenil, tenía energía y se veía bastante bien para su edad. De entrada, no me gusto su forma altanera de decir y pedir las cosas, cuando uno llega a una casa donde hay otras personas que tienen tiempo conviviendo uno debe llegar por debajito, pero ella llego mandando, y se lo deje saber a Ana quien en realidad no emitió ningún juicio, apenas la estaba conociendo y no quería ser imprudente en pensar mal de nadie sin conocerla mejor.
Me entretuve con Mireya y trate de entender su forma de ser, a la final conversamos mucho durante su entrenamiento y llego a caerme bien, pensé que se convertiría en una aliada y amiga, no sabía lo equivocada que estaba.
Ese día en que llego Mireya a la casa también llegaron finalmente las cajas a Venezuela, mi hermana me envió una foto, habían arribado con algunos daños menores, pero casi todo estaba en buen estado. De inmediato recordé que sin la ayuda del chef esas cajas no hubiesen podido ser enviadas así que le mandé una foto y le di las gracias por su apoyo y colaboración para que todas esas cosas le llegaran a mi familia. Me respondió, de nada.
Era el final de noviembre y llego el día de acción de gracias, es un día muy especial para los norteamericanos y me encontraba bastante emocionada por celebrar por primera vez en la vida esa festividad, siempre me había gustado mirar en televisión películas al respecto, pero nunca había degustado ni participado en dicha celebración. Carley nos invitó a pasarla en su casa con su familia y nosotros aceptamos con gusto, pero además el chef se comprometió a realizar un almuerzo para todos los empleados en conmemoración del día de acción de gracias. En efecto al medio día fuimos todos a degustar de las exquisiteces que el chef había preparado, había un mesón lleno de chafing dish con comida caliente en ellos y el mismo chef estaba sirviendo los platos, había que tomar uno e ir pasando en fila frente al chef para que te colocara la comida en el plato, me pareció un poco incomodo así que en un momento de descuido mientras atendía a otra persona yo misma me serví la comida, cuando se dio cuenta solo hizo un gesto de desagrado y siguió sirviéndole a la persona que estaba detrás de mí, yo lo ignore y me senté con mis compañeras.
La comida era rara a mi paladar, distinta, tendría que acostumbrarme a ella, para los gringos es fenomenal, así como para nosotros las hallacas y el pan de jamón es fenomenal en diciembre, unas cosas me gustaron más que otras, todos disfrutaron la comida, a mi lado estaba Mireya, comentando y bromeando con todos. Al final de la comida apareció el chef en nuestra mesa preguntando qué tal nos había parecido la comida, yo mire a otro lado y como ya era costumbre lo ignore, me puse a conversar otra cosa con la persona que tenía a mi lado izquierdo que ya no recuerdo quien era pero que en ese momento me sirvió para disimular mi nerviosismo.
Una vez que abandonamos el restaurante Mireya se me acerco con un comentario que me saco una sonrisa “Mary, ¿Por qué el chef no te quitaba la vista de encima y cuando se acercó a la mesa solo estuvo interesado en lo que tu decías? Yo le estaba dando las gracias por la comida y ni siquiera me presto atención tratando de escuchar lo que tu estabas diciendo.
Mireya que no tenía idea de lo que había pasado entre el chef y yo se dio cuenta de inmediato de la tensión que había entre nosotros, tuve que contarle todo, ella misma aun recién llegada trataba de buscar razones por las cuales la relación se hubiese acabado considerando que el aun mostraba interés genuino, si, resultaba evidente para las personas alrededor.
Esa noche nos arreglamos y nos fuimos a cenar a la casa de Carley quien nos vino a buscar y nos recibió con mucho cariño en su hogar para compartir con el resto de su familia. He de decir que las costumbres son realmente distintas, nosotras todas estábamos bien arregladas, la familia de Carley tenía ropa normal de casa e incluso el esposo estuvo toda la velada sin zapatos, me causo risa porque estaba tan bien arreglada que la mama del esposo de Carley pensó que era modelo, modestia aparte que me confundieran con una modelo me hizo sentir bastante bien, aunque estamos claro que la señora debió haber tenido algún problema con la vista.
Esa noche Carley me comento que había recibido varios correos preguntando la razón por la cual había dejado de trabajar en el restaurante, no supe nunca que razones dio porque ella sabe muy bien que la única razón de querer mantenerme lejos de allí es porque no quería estar cerca del chef ya que me causaba daño. Además, recibió un mensaje en su celular y me miro, me dijo, es el chef preguntándome como está la velada y dándome las gracias por tenerlas aquí, yo sé que él lo hace por ti, porque sabe que tu estas aquí y no le voy a seguir el juego. Sonreí, era un día especial que se pasa con la familia y con la gente que se quiere, nosotros aun nos queríamos y debíamos pasarla juntos, pero por alguna razón, estábamos separados.
Mi cumpleaños estaba muy cerca, tengo la dicha de celebrar mi nacimiento el primer día del mes más bonito del año, diciembre, como no quería pasarla trabajando y caía martes día en que todos los demás estarían libres menos yo Carley consintió en dejarme trabajar el fin de semana y darme libre martes y miércoles con todos los demás. Ella misma quería pasarla conmigo ese día así que ese fin de semana hizo especialmente frio y además estaba cayendo una lluvia con granizo, tuve que andar de cuarto en cuarto bajo el frio y la lluvia sacando basura y sabanas, la pase bastante mal, pero uno tiene que hacer lo que tiene que hacer. Tenía una larga lista de habitaciones pendientes y poco a poco fui sacándolas hasta que llegue a una habitación en que con solo abrirla supe que era la del chef, allí estaba el envase de la cerveza que él siempre toma, además un vaso y su bebida energética favorita, me quede paralizada por un momento sintiendo su olor en la habitación, pensé que podría estar allí pero después tome impulso y pase, adentro frente a la cama estaba su bolso ya con sus cosas adentro, la habitación estaba bastante arreglada, parece que la uso muy poco, me arriesgue y le quite las sabanas y saque la poca basura que tenía, esa habitación estaba en la lista de Ana para ser limpiada pero mientras que estuvieran las cosas del chef adentro no podría, no me quedo más remedio que pasarle un mensaje. Disculpa, ¿la habitación 1001 es la tuya? Porque Ana la tiene que limpiar y tus cosas aún están allí. Me respondió de inmediato, si, ya voy en camino a retirarlas. Me escondí detrás de unos árboles para verlo cuando llegara, no paso mucho tiempo y apareció frente a la habitación, pero antes de entrar me paso un mensaje: Estoy entrando en la habitación. En ese momento llego Carley y me consiguió escondida entre los arbustos, justo cuando le iba a explicar salió el chef de la habitación con el bolso y se paró a enviarme otro mensaje: Ya saqué mis cosas de la habitación. De inmediato Carley entendió todo y se echó a reír, parecen unos niños exclamo, y se retiró aun riendo.
En la noche de ese mismo día había quedado con ganas de sacarle conversación, se me ocurrió preguntarle el nombre y el contenido de aquella bebida que siempre tomaba y me había hecho daño, no solo me dio los detalles y el nombre de la bebida, sino que también me paso una foto porque justo se estaba tomando un vaso en su bar favorito, la conversación no paso a mayores.
Llego el lunes en la noche y al día siguiente seria mi cumpleaños, ya estaba muy frio para poder sentarnos afuera como antes así que nos instalamos todas en el comedor, el esposo de Pamela por ser hombre no compartía demasiado con nosotras, quizás se sentía fuera de lugar entre tantas mujeres. Ana como siempre hizo unos pasa palos muy divinos ya que ella se destacaba en la cocina, además sacamos las botellas de vino que teníamos y pusimos música, comenzó la celebración por mi cumpleaños.
Tomamos mucho, comimos, reímos, bailamos, cantamos, pero de tanto en tanto miraba el teléfono, tenía la ilusión de recibir un mensaje de la persona que amaba, y en efecto me escribió un seco: Feliz cumpleaños, me dijo que estaba en su bar favorito degustando su bebida favorita. Yo me encontraba realmente pasada de tragos y no me importaba nada, el orgullo se me había borrado del sistema y le pase un mensaje contra todo riesgo: Te extraño. Pasaron los minutos, pasaron las horas y no recibí ninguna respuesta de su parte. Hubo un momento en medio de la conversación en que Ana comenzó a comentar lo enamorado que el chef se veía de mi con esos ojitos que no dejaban de buscarme, pero de inmediato le pedí que por favor no dijera nunca más eso de nuevo, le deje la puerta abierta y no entro, le dije, ella me miro, se quedó cayada por un momento y cambio la conversación, no se habló del tema el resto de la noche.
Ya era de madrugada cuando decidimos ir a dormir, Ana estaba completamente borracha, yo igual, no sé ni como llegue a la cama, pero antes de quedarme dormida y sin mucha conciencia de lo que estaba haciendo le pase un mensaje al chef, en el mensaje solo le copie y pegue lo que él me había dicho al principio de la relación sobre su disposición de tener conmigo una relación larga y duradera y el último mensaje en que me dijo que todo había sido muy rápido y el necesitaba arreglarse para poder tener una relación conmigo. Al final le puse: La misma persona dos mensajes totalmente diferentes, ¿raro verdad? Me quedé dormida, pero de ese mensaje jamás recibí ninguna respuesta tampoco.
Cuando desperté fui como de costumbre a prepararme el café y tenía un camino de hermosos globos desde mi cuarto hasta la sala donde me esperaba un enorme Feliz cumpleaños, todos dormían aun, pero he de confesar que llore porque era la primera vez que alguien tenía un detalle tan bonito en mi cumpleaños. Ya entrada la mañana cuando todos despertamos comenzamos a buscar la forma de salir de ese encierro y que nos llevaran a la ciudad a hacer compras y comer algo, afortunadamente conseguimos un taxi, un muchacho joven que estaba comenzando a trabajar con Uber y por pura casualidad paso por el área, es tan remoto el sitio donde vivimos que ni siquiera llegan taxis, pero ese día tuvimos suerte. Nos llevó a Marbel Fall y allí disfrutamos caminando entre Ross, Walmart, Dollar tree, comimos en Chick- fil-a y luego regresamos a casa para armar y decorar el arbolito que habíamos comprado y cantarme cumpleaños, la pase muy bien gracias a la grata compañía de quienes se esforzaron por hacerme pasar un lindo día a pesar de no estar con mi hijo y mi amada familia.
Ya Mireya se iba a trabajar sola en las áreas y yo me quedaba tranquila en la lavandería todo el día, ella no parecía muy contenta con el trabajo, al parecer le gustaba más las habitaciones, trate de hacerle ver lo fácil que era el trabajo, ella como señora mayor debería de ir pensando en buscar trabajos que no requieran tanto esfuerzo físico y desde mi punto de vista las áreas no son tan fuertes como las habitaciones, pero cada cabeza es un mundo, termino por entender que ese era el trabajo que se le había asignado, sin embargo a los pocos días la gringa que sustituía a Manuela se enfermó, con la paranoia que hay con respecto al coronavirus la mandaron de inmediato a casa una vez tuvo síntomas, tanto Mireya como yo tuvimos que dejar nuestros trabajos habituales para ayudar a limpiar habitaciones porque se requerían un número importante de habitaciones limpias y no había suficiente personal, ese día Carley y Rafael tuvieron un encontronazo fuerte, cada uno tenía su forma de resolver las cosas diferentes, a la final nosotras hicimos las cosas como mejor nos parecía ya que ninguno de los dos daba opciones concretas y eficientes, por un momento Carley pensó que íbamos a fallar pero de inmediato le replicamos que en nuestra mente la palabra fallar no existe y le tuvimos las habitaciones listas incluso una hora antes de lo acordado.
Al día siguiente mientras nos retirábamos a casa Mireya llego con la noticia de que le habían asignado trabajo extra por las noches en las áreas públicas, debía estar pendiente de los baños y del restaurante mientras estuviera abierto ya que el dueño de la propiedad había dado esa orden.
Todos nos miramos las caras asombrados, una recién llegada estaba recibiendo de un solo golpe 4 horas extras por 4 días lo que significaban 16 horas extras a la semana, , de una vez me queje con Carley me parecía totalmente injusto que yo que tenía más tiempo y les había colaborado en todo no tenía horas extras y Mireya que acaba de llegar le habían dado 16 horas extras así que ante esta situación dividieron las horas extras entre Mireya y yo puesto que Ana y Pamela ya tenían las horas extras del restaurante y en total cada una tendría entonces equitativamente 8 horas extras.
Cuando se le dio la información a Mireya se molestó mucho, trate de explicarle que así todas tendríamos la misma cantidad de horas extras, pero no había forma de hacerle entender que era cuestión de justicia, para ella fue maldad y envidia de mi parte querer quitarle las horas que le habían asignado solo a ella. A todos nos pareció desagradable por parte de Mireya tomar esa actitud, pero no le quedo otra que aceptar la decisión de los jefes y limitarse a trabajar las horas que le habían asignado.
De esa manera ese fin de semana comencé a trabajar en las áreas públicas del restaurante de nuevo, pero ahora por las noches, tuve mucho cuidado que no tener ningún tipo de contacto con el chef, lo podía ver de lejos, pero era poco probable que el me viera a mi así que estaba a salvo en mis baños, el trabajo era fácil y muy aburrido, debíamos esperar horas y horas a que cerrara el restaurante y mientras tanto teníamos que mantener limpia las áreas, eso era todo.
Trate de que me vieran siempre ocupada y cuando no tenía nada que hacer me encerraba en el cuarto de guardar los implementos de limpieza y me ponía a ver videos con los audífonos hasta que llegara la hora de volver a revisar si todo seguía limpio, pero Mireya no tuvo esa precaución y se pasaba la noche entera mirando el teléfono delante de todos, de hecho, un día se sentó en los lavaderos y al parecer un huésped se quejó y la delato con los jefes.
Carley no sé qué cuenta saco o le dijeron algo desde recursos humanos, pero nos cambió el horario nocturno a Mireya y a mí, antes ella trabajaba Jueves y Viernes y yo sábados y Domingos pero ahora tendríamos que trabajar ella Viernes y Domingos y yo Jueves y Sábados. Una vez realizado el cambio Carley imprimió la nueva programación de trabajo y la pego en el sitio de siempre para que todas lo pudiéramos ver, cuando Mireya llego al final de la tarde y lo vio se puso a gritar como una loca, todos nos quedamos callados mirando como histérica se dirigía a Carley, de una vez pensó que todo había sido culpa mía porque no quería trabajar los domingos, al parecer para Mireya todo era mi culpa.
En esos días comenzó a trabajar un nuevo Gerente General; Max era un hombre grande, blanco, cabello castaño, ojos claros, se veía atractivo, de hecho, tenía un gran parecido al chef, lo mejor de todo es que era accesible, siempre tenía una sonrisa y buen sentido del humor, hizo una reunión en el restaurante para conocer bien al personal, el chef nos hizo pizza para compartir durante la reunión, pero afortunadamente no se dejó ver más que una vez que paso sin saludar a su cocina.
Los problemas entre Carley y Rafael se agudizaron, no sabíamos que era lo que estaba pasando hasta que un día Carley se acercó con mucha discreción y nos llevó a Ana y a mí a su oficina, tenía que decirnos algo importante. Resulta que Carley se enteró de las intenciones de Rafael en hacer pareja con algunas de las chicas de la casa, según Carley, Rafael mantuvo contacto telefónico primero con Laura y una vez que esta se fue prosiguió su casería con Manuela quien tenía en su poder mensajes insinuantes de Rafael pidiendo que salieran entre otras cosas. Carley nos pidió que fuéramos testigos de los hechos ya que le estaban abriendo un expediente en Recursos Humanos a Rafael por acoso. Ana y yo nos miramos como tratando de decirnos con los ojos que hacer, a la final estábamos entre la espada y la pared, Rafael era nuestro jefe pero él se había dedicado al departamento de reservaciones y prácticamente le había dejado todo el trabajo a Carley, además cuando la pelea con Manuela él se puso de su parte y no conforme con eso ya no nos atendía ni le importaba lo que pasaba con nosotros, en cambio Carley siempre estaba allí apoyándonos y defendiéndonos así que no nos quedó más remedio que testificar en contra de Rafael quien a los pocos días fue despedido.
Ya estábamos a la mitad de diciembre, se estaba haciendo imperativo la necesidad de salir a comprar las cosas para navidad, no solo regalos y ropa si no que era necesario hacernos de los implementos para elaborar nuestras hallacas, éramos todos de Venezuela en la casa y no podríamos pasar una navidad sin hallacas. Carley nos llevó a hacer las compras, en dólar tree encontramos unos cintillos de navidad para el cabello y cada una se compró uno distinto que representara su personalidad, el mío fue un sombrero de santa con una corona incorporada porque evidentemente yo soy la reina. Me tome una foto con mi nuevo cintillo que quedo muy linda y a manera de chiste se las mande a todos mis contactos diciéndoles de ahora en adelante se tienen que dirigir a mi como su alteza. Entre las personas que le envié la foto estuvo el chef que de inmediato comenzó a decirme en cada mensaje que me enviaba: “your majesty”.
Después de realizar las compras nos dimos cuenta de que las hojas para las hallacas serian un verdadero problema conseguirlas, tendríamos que tomar medidas drásticas como envolverlas con papel de aluminio, pero no era lo mismo. Se me ocurrió una idea, el chef por ser su trabajo debía saber dónde conseguir las hojas de plátano para poder hacer correctamente nuestro exquisito plato tradicional navideño, de inmediato le escribí preguntándole y su respuesta fue igual de inmediata: Hojas de plátano, ¿cuántas necesitas? Mañana la tendrás aquí. Me quedé impresionada, estaba muy colaborador, yo solo le había pedido indicaciones, pero para nosotros mucho mejor si se encargaba de eso, le respondí que con unas 3 libras sería suficiente. Me contesto que si necesitaba alguna otra cosa, y si, no habíamos encontrado tampoco el pabilo para amarrar las hallacas, eso lo tengo aquí en la cocina respondió, así que sin mucho problema ya estábamos resolviendo gracias al chef el tema de las hallacas bien hechas, pero él quería hacer más por mí y volvió a preguntar si eso era todo, en vista de tanta colaboración y como para ponerle la cosa más difícil le dije que si fuera posible conseguir el ponche crema Eliodoro González sería maravilloso, me dijo que trataría de conseguirlo.
A partir de ese momento nuestras conversaciones comenzaron a fluir de nuevo más seguidas, solo por WhatsApp porque en persona nunca nos veíamos, yo le pasaba fotos de la comida que hacía y que se veía bien, el me pasaba fotos de los platos nuevos que estaba incluyendo en el menú por ser navidad.
Apenas llegaron las hojas para las hallacas me escribió que las fueras a buscar, evidentemente le pedí a Ana que fuera ella pero no encontró al chef así que Pamela y Gabriel fueron más tardes a retirarlas, una vez en casa Ana procedió a cocinarlas para que quedaran perfectas a la hora de envolver la hallaca, le hice un video y se lo envié al chef para que mirara el proceso, le pregunte varias veces que cuanto le debía por las hojas porque no las habíamos pagado aun pero jamás quiso responder ese mensaje así que básicamente nos las regalo.
Al día siguiente Ana que es la experta en la cocina hizo las hallacas y nosotras creamos el ambiente poniendo gaitas, cantando y tomándonos un vino para calentarnos ya que para la fecha el invierno estaba en todo su apogeo, la temperatura había llegado hasta – 3 grados centígrados por lo que estar afuera era realmente imposible.
En mis 46 años que acaba de cumplir jamás había tenido vicios, comencé a tomar una o dos cervezas a diario cuando estaba en Panamá City Beach sobre todo para refrescarme del calor del verano y quizás también para acompañar a Sofia que, si era asidua tomadora de cerveza, en Jonhson City también me acostumbre a tomar ahora vino para calentarme por el frio, pero no era más que una o máximo dos copitas, el problema es que de tanto ver fumar a Ana se me antojo. Un día se consiguieron una cajetilla de cigarros Marlboro silver en una habitación y Mireya y yo nos las fumamos, no tengo idea de cómo se fuma, pero me resulto divertido y lo seguí haciendo
Terminamos ambas comprándonos varias cajas y diariamente me fumaba 2 cigarros con una copa de vino, debo decir que lo hacía más que todo para sentirme mejor, era diciembre y estaba lejos de las personas que más amo en mi vida, serían las primeras navidades sin mi bebe, y no tendría el abrazo de mi mama, el dolor de no tener a mi familia era muy grande así que quise de alguna manera aplacarla con los vicios, sabía que estaba haciendo mal pero realmente no me importaba.
El sábado en la noche Ana se dedicó a hacer pan de jamón y ensalada de pollo, tendría todo listo para nuestra reunión en el trabajo, quería que la gente que más nos había ayudado durante ese tiempo probara nuestra comida y así lo hizo. Con la ayuda de Pamela y algo de ayuda de Mireya se dedicaron a servir y repartir comida tradicional navideña a todos nuestros amigos más cercanos, entre ellos por supuesto el chef quien adicionalmente nos había ayudado con la envoltura de las hallacas. Todos quedaron muy agradecidos y encantados con la comida. El chef me escribió para agradecerme y decirme que estaba muy sabrosa la hallaca pero que la ensalada no le había gustado mucho. Yo no había colaborado mucho porque todos esos días me había tocado trabajar tanto de día como de noche.
Para festejar las festividades navideñas en la empresa organizaron el juego del elefante blanco donde cada quien lleva un regalo y a cambio te dan un número, en el momento en que llaman a tu número puedes escoger un regalo entre todos los que fueron llevados, lo abres delante de todos y cuando a otra persona le toca su turno puede escoger entre los regalos que ya fueron abiertos o puede escoger uno nuevo, es bastante divertido, yo quería escoger mi propio regalo pero no me dejaron así que le robe el regalo al sub chef, un hermoso reloj de pared que forma la palabra HOME, aun lo tengo en su caja esperando poder guindarlo cuando encuentre mi HOME.
Luego del intercambio de regalos comimos un almuerzo que le hizo el chef a todos los empleados, era comida muy parecida a la que habíamos degustado para el día de acción de gracias solo con algunas variantes a mi gusto esta comida estaba más sabrosa.
Era cómico porque el chef y yo conversábamos brevemente por WhatsApp, pero en persona no nos dirigíamos la palabra, yo lo ignoraba completamente y él tampoco se acercaba mucho. En esta oportunidad si le permití que me sirviera en el plato incluso hasta llegue a sonreírle.
Las chicas habían podido ir al intercambio bien vestidas y arregladas porque todas estaban libres excepto yo así que tuve que ir con mi feo uniforme gris. Al día siguiente tuvimos el intercambio en nuestro departamento, me quede sin regalo porque me toco la que estaba enferma, yo le entregue mi regalo a Pamela que afortunadamente me salió en el papelito cuando escogí a quien debía regalar porque sabía exactamente que quería comprarle.
Llego 24 de Diciembre, las demás estarían libres pero yo debía trabajar tanto de día como de noche, trabajar sola es duro más cuando es una fecha tan importante, mi compañía fue la radio, la emisora se dedicó todo el día a poner música de navidad en inglés, no tuve ni siquiera la disposición de cambiar la emisora, y es que la música me transportaba a momentos felices de mi infancia, cuando el arbolito se llenaba de regalos y la mayoría eran para mí por ser la menor, sentía el olor de las velas navideñas que prendía mi hermana para poner la casa en ambiente, podía escuchar el alboroto de platos en la cocina preparando la comida para la cena, podía ver a mi papa sentado afuera de la casa fumando y tomando café esperando para ir a bañarse y cambiarse para comer, escuchaba la risa de la vecina que había llegado de tierra firma a pasar navidad con sus padres, todo era sencillo, sin mucho dinero ni lujos pero era la felicidad misma, estar en mi casa rodeada de mi familia y escuchando los cuentos de siempre era lo único que quería de navidad, pero me encontraba sola, trabajando en una lavandería, en un país distinto, con un idioma y costumbres totalmente diferentes, llore, llore las 8 horas de trabajo, lo único que me quedaba era desahogar el dolor que sentía, trataba de calmarme de tanto en tanto pero a la final lo único que me quedo fue un dolor de cabeza insoportable.
En la noche me fui a trabajar tratando de salir lo más temprano posible ya que en la casa estaban esperándome para cenar, las muchachas se habían esmerado en la decoración de la mesa y la comida ya estaba lista. Como tenían hambre me pusieron presión para que me apurara, tuve que llegar corriendo a la casa para vestirme lo más rápido posible, es tradición para nosotros estrenar en navidad y año nuevo así que tenía mi ropa lista, me maquille y nos dispusimos a tener una hermosa y agradable cena tradicional navideña venezolana. Antes de comer todos dijimos unas palabras y después de cenar nos dimos los regalos y tomamos vino. Al día siguiente finalmente estaría libre y le di rienda suelta al vino, tomar me haría olvidar las penas así que al final de la noche me di cuenta de que había tomado demasiado y cuando me fui a acostar todo me daba vueltas, me sentí muy mal fue la peor resaca que tuve en toda mi vida, pase la noche vomitando casi no pude dormir.
Al final del día me sentí mejor y nos fuimos todos a mirar las luces de navidad de Jonhson City, recorrimos el pequeño pueblo que estaba decorado casi en su totalidad por miles de luces de navidad, el ambiente festivo era hermoso, mucha gente caminando y tomando videos y fotos, nosotros hicimos lo mismo ya que el lugar era digno de ser recordado. Estuvimos un rato, pero el frio se estaba haciendo ya un poco insoportable y decidimos volver a casa temprano.
El fin de semana me dedique a preparar el papeleo necesario para pedir asilo político, hasta ese momento me encontraba ilegal en el país así que debía trabajar en ese asunto de vital importancia, afortunadamente es una opción que tenemos los venezolanos sobre todo porque realmente es peligroso estar en Venezuela en estos momentos, así que arme todo mi caso, reuní todas las pruebas y con la ayuda de una paralegal trate de consignar toda la información lo más pronto posible.
Llegado el lunes nos enteramos de que otra vez habían encontrado a Mireya sentada viendo su teléfono sin hacer nada en horas laborales, esta vez fue en la recepción y la persona que la encontró tenía fotos. Carley decidió que era hora de que se fuera, ella nos dejó saber la situación, pero nos pidió que aún no le dijéramos nada a Mireya ya que el jefe era quien debía avisarle para que se retirara de la casa.
Paso ese día y Mireya seguía trabajando como si nada, el resto estábamos estresados porque no sabíamos que reacción iba a tener una vez que le comunicaran la decisión, llego el siguiente día y tampoco le habían dejado saber nada a Mireya, la tensión en la casa era enorme, yo no quería ni salir de la habitación para no encontrármela, todos estábamos expectantes.
Finalmente, en la mañana vimos a Mireya desesperada tratando de conseguir un taxi para irse de la casa, como ya había mencionado vivimos en medio de la nada y conseguir como salir de allí era supremamente difícil, trate de ayudarla pero no tenía como, se quedó arreglando las cosas mientras me iba a trabajar, evidentemente me mandaron para las áreas, ya no había quien hiciera el trabajo considerando que habían despedido a Mireya, estaba entretenida limpiando el restaurante cuando llego alterada acompañada por uno de los hombres de mantenimiento que hablan inglés, mi miro con rabia viendo que era yo la que estaba haciendo su trabajo y me dijo que subiría a hablar con Max el Gerente General a su oficina, le hice un gesto de ok, sinceramente poco me importaba lo que hacía, al rato bajo más alterada todavía, no me dirigió la palabra y me parece se fue a la casa, no supe más de ella hasta que llegue a la lavandería y Carley me puso al tanto de la situación.
Mireya se había encargado de hablar mal de todos nosotros, pero especialmente de mi con el gerente general, invento cosas como que nosotros alterábamos las horas para ganar más y quiso hacernos quedar como unos mentirosos y deshonesto. Lo que ella no sabía era que con su actitud demostraba lo poco que valían sus palabras. Había llegado a la oficina de Max batiendo la puerta y hablando fuerte, con ademanes fuera de lugar, ella no hablaba inglés, pero por los gestos Max pudo deducir la forma grosera en que se estaba expresando.
Ese día salió de la casa y no supimos nada de ella y realmente no quisiera saber nada de ella nunca más., solo supe que se fue pensando que la habían botado por mi culpa y no porque la consiguieron dos veces haciendo nada durante las horas de trabajo, definitivamente durante toda su estadía me echó la culpa de todo lo malo que le sucedió.
Había llegado el fin de año, otra fecha muy importante ya que se inician unos nuevos 365 días de oportunidades y retos, pero sobre todo el último día del año aparecen las nostalgias, los arrepentimientos y la tristeza está a flor de piel. De igual forma tuve que trabajar todo el 31 tanto de día como de noche, trate de no pensar en nada para no llorar, me había ido muy mal el 24 y no quería tener un día de llanto como ese, intente animarme, pensar en cosas buenas, sobre todo en que el año siguiente tendría que hacer mi mayor esfuerzo para traerme a mi hijo.
Ese 31 de Diciembre me pusieron a trabajar sacando basura y sabanas de los cuartos, estaba helando y no la pase realmente bien, el frio se calaba hasta mis huesos, intente estar lo menos posible afuera, en la tarde me quede en mi lavandería calentita y tranquila pero en la noche tuve que ir a trabajar en las áreas de nuevo, ahora que no estaba Mireya me tocaba a mi hacer todas las horas, por una parte era bueno por el dinero extra pero por otra entre el frio y la cantidad de trabajo me sentía agotada.
En la noche trate de no llegar tarde y tener que vestirme apurada, tuve un poco más de tiempo para arreglarme y nos dispusimos a comer y escuchar gaitas decembrinas, no me puedo quejar porque realmente la pasamos muy bien hasta que llegó la hora de llamar a mi casa a dar el feliz año, allí me quebré, me puse a llorar escuchando la voz de mi hijo por el teléfono, le prometí que ese nuevo año estaríamos juntos de nuevo, hable con mi mama y seguí llorando a ella si no sé si tendré la oportunidad de abrazarla de nuevo, salude a mis hermanos, mis sobrinos; que hubiese dado por haber estado con ellos como siempre. Terminamos de hablar y dos horas después partimos el año, brindamos con champaña luego de un rato nos fuimos a dormir.
Durante todas esas celebridades importante no recibí ningún mensaje del chef y tampoco me preocupé en enviarle mensajes, estaba demasiado triste tratando de sobrellevar las fiestas y salir airosa, afortunadamente ya todo había acabado, ahora quedaba seguir luchando ante este nuevo año que comenzaba.
El primer día del año tuvimos todos que ir a trabajar, había mucha gente en el hotel y por lo tanto teníamos mucho trabajo por delante, la semana se pintaba muy ocupada y todos estábamos preparados para cumplir lo mejor posible con nuestras tareas. No sé a quién se le ocurrió o si fue por iniciativa propia pero el chef nos llevó dos pizzas para que comiéramos durante la ajetreada jornada laboral de ese día. Fue un bonito detalle, él mismo las fue a llevar, grito en la entrada para que alguien saliera a recibir las pizzas, yo me hice la que no escuche y seguí cantando la canción que sonaba en la radio, no quiso entrar directamente a la lavandería, definitivamente era cobarde, él sabía que allí estaría yo sola, se limitó a dejar las pizzas en la oficina de Carley y se fue.
A mi me encantaba cantar mientras trabajaba en la lavandería, ya Carley estaba acostumbrada y hasta le resultaba agradable escucharme, la mayoría de las veces solo prendía el radio y escuchaba las canciones en inglés que cantaba a todo pulmón porque ya me las sabias de memoria, pero cuando me sentía melancólica o despechada recordando al chef tenía un repertorio especial en mi teléfono liderizada por la canción de Gloria Trevis que se llama “No querías lastimarme”
Los primeros días del año Pamela y Gabriel recibieron la noticia de que su proceso de asilo había avanzado y debían colocar las huellas dactilares, ellos habían realizado la petición de asilo en Orlando – Florida así que debían viajar hasta allá para poder poner sus huellas que era el paso siguiente que cumplir. Arreglaron un bolso, compraron su pasaje y se fueron.
Ana y yo nos quedamos solas en la casa, la partida de Ana estaba muy cerca, debía volver a Venezuela en pocos días y eso me asustaba mucho, ella se había convertido en una madre para mí, a su lado me sentía segura y protegida, no sabía que sería de mi sin su apoyo y consejo, trate de pasar el mayor tiempo posible a su lado para disfrutar el tiempo que nos quedaba juntas, quien sabe cuándo podríamos compartir de nuevo.
Después de su viaje a Orlando Pamela y Gabriel regresaron a la casa tarde en la noche, no los pude ver, yo me fui a trabajar y ellos se quedaron durmiendo, sin embargo, en el transcurso del día recibimos la noticia de que al haber estado en Florida y ser este uno de los estados con mayor número de contagios y muertes por coronavirus debían estar en cuarentena por lo menos 7 días para asegurarse de que no estuvieran contagiados. La noticia nos tomó absolutamente por sorpresa a todos, ya ellos habían estado en la casa, habían salido a hacer unas compras al pueblo y mientras estaban en camino los llamaron para que se fueran directo a uno de los apartamentos que usan los gerentes, estarían viviendo allí aislados por 7 días mientras pasaba el peligro.
Mientras tanto Ana y yo nos quedamos solas en la casa, ella se encargó de dejar todo recogido para su viaje y trabajo hasta el día antes de su partida, necesitaba llevarse la mayor cantidad de dinero posible puesto que en Venezuela solo podría vivir de los ahorros que se llevaba de su trabajo en USA. Esa noche mientras trabajaba en el restaurante le hicieron una sorpresa, le habían preparado un pastel con la frase: “Gracias por tu ayuda” en él, yo estaba trabajando en las áreas y me acerque por su puesto para rendirle homenaje a mi amiga, allí estaba todos los trabajadores del restaurante además de Carley y yo. Evidentemente el chef había sido el coordinador del evento, Ana le dio las gracias y un gran abrazo.
Al día siguiente a las 4 de la mañana Ana entro en mi cuarto para despedirse, la verdad es que no me había querido parar de la cama porque las despedidas me duelen mucho, había pasado toda la noche despierta, la tristeza no me dejaba dormir.
Sola en la casa traté de salir a trabajar temprano para olvidar mis sentimientos, me pusieron a trabajar en las áreas, le envié un mensaje al chef dándole las gracias por el detalle que había tenido con Ana, me pareció muy lindo de su parte.
Como no había nadie para trabajar en las áreas las asumí yo de nuevo, estábamos ya casi a mitad de enero y el frio seguía fuerte, esa mañana mientras caminada al restaurante comenzó a llover, pero la lluvia se convirtió en granizo y de repente el granizo se puso blanco y comenzó a caer en forma de nieve, fue muy emocionante darme cuenta de que todo se estaba poniendo blanco, la nieve de a poco caía con más intensidad y todos los espacios se llenaron de espesa nieve blanca.
Es poco común que caiga nieve en Texas así que había que disfrutar el evento, estaba tratando de limpiar en el Restaurante cuando llego Carley y me dijo que por medidas de seguridad nos retiráramos a casa, yo no perdí tiempo y aunque estaba sola en la casa me fui a tomarme algo caliente y a disfrutar desde la ventana en el calor del hogar de la hermosa nieve cayendo.
Era la primera vez en mi vida que veía y tocaba la nieve de esa manera, salí para hacerle una video llamada a mi hijo que también tiene muchos deseos de conocer la nieve, llamé a Ana quien justo se había ido un día antes sin poder disfrutar de la nieve, hice videos para compartir en mis redes sociales, y aunque me sentía sola pude disfrutar de esta maravillosa oportunidad.
La nieve cayo solo unas horas, ya en la noche había parado y cuando fui a trabajar al día siguiente se estaba derritiendo.
Tuve libre martes y miércoles, aproveche para salir a comprarme unos zapatos nuevos, los Nike que me había comprado para trabajar en el chateau ya estaban bastante deteriorados, habían sido mis caballitos de batallas desde hacía ya casi un año por lo que me dispuse a reemplazarlos, me costó un poco, pero al final conseguí unos que se sintieron muy bien en mis pies, además aproveche que estaba en San Antonio y fui a un Walmart. El chef cuando me dio la sorpresa de la comida venezolana pudo notar que la malta polar me había dado mucha emoción volverla a tomar porque realmente me encanta, es muy difícil conseguirla y la busco por internet, supuestamente la había conseguido en un Walmart y después de recorrer un largo trecho para llegar a ese Walmart resulto que no había en ese momento. Pues me lleve la sorpresa de que mientras hacía mercado en este Walmart que estaba visitando en San Antonio me encontré un estante completo lleno de Malta polar, me emocione tanto que de inmediato tome una foto y se la pase a mi familia en Venezuela para que se enteraran de mi grandiosa adquisición y se la pase al chef diciéndole” Finalmente conseguí la malta en un Walmart de San Antonio” me contesto: Que bueno.
Los muchachos al fin regresaron a casa después de 7 días sin trabajar en total aislamiento, afortunadamente y como ya sabíamos no tenían ninguna enfermedad, compartí con ellos las malta pues al ser venezolanos la disfrutan tanto como yo, de hecho, preparamos unas empanadas solo para poder disfrutar de la malta. Ya no me sentía tan sola, ellos fueron mis compañeros inseparables desde ese momento, nos llevamos muy bien y compartíamos mucho.
En Walmart también conseguí una muñeca Barbie a buen precio, parecía que la muñeca se había quedado rezagada y sola después de los regalos de navidad así que sin pensarlo mucho la compre, quería tener un detalle con la hija de Carley que me parece tan linda y educada que siento que la amo, esa noche Carley y su familia fueron a comer al restaurante y aproveche que estaba limpiando las áreas para ir a buscar el regalo de la niña a la casa y entregárselo mientras comían.
Llegue con el regalo en la mano y justo cuando entraba al restaurante me tropecé con el chef quien llevaba unos platos en la mano, sin emitir ni una palabra me encamine a la mesa donde estaba Carley y me puse a conversar con ellos sin percatarme de que tenía al chef detrás, resulta que la comida que llevaba en las manos era la de Carley y venía a entregarla personalmente. Me quité del medio para que pudiera colocar la comida en la mesa, me puse a conversar con la niña y darle su regalo, lo abrió de inmediato muy emocionada, pero se emocionó aún más cuando vio lo que era. Creo que a todas las niñas les gustan las barbies, es algo que va innato en nosotras, yo adoro las barbies desde que tengo uso de razón así que no encuentro otro juguete mejor para regalar a una niña que una barbie, después de estar un rato allí con la niña me retire a seguir con mi trabajo. Al día siguiente Carley me comento que la niña había dormido toda la noche abrazando a su muñeca, además me comento que el chef luego que me fuera de la mesa se acercó para ver el regalo y comentar que a él le encantan las barbies, nos reímos mucho porque el comentario es un poco fuera de lugar para un hombre.
Enero paso rápido, yo me dedique a trabajar muy duro porque no había personal para las áreas así que debía cumplir esa tarea de día y de noche además de atender mi lavandería. Atender las áreas de noche no era un trabajo realmente pesado, a veces no tenía nada que hacer, note que habían habilitado una nueva oficina que antes estuvo ocupada como deposito, la estaban preparando como lugar de reuniones, como no tenía nada mejor que hacer me puse a limpiarla, le pase la aspiradora, arregle los muebles y mientras limpiaba las ventanas paso el chef, nos quedamos mirando el uno al otro por unos minutos y luego esbozo una sonrisa, esa linda sonrisa que me encantaba, yo baje la mirada pues por un momento me recordó cuando por la ventana del restaurante me sonreía y decía que me quería, termine de limpiar y me retire a casa.
Muchas veces mientras caminaba de noche a limpiar la recepción tenía que pasar por la habitación donde se quedaba el chef, ahora solo le asignaban la habitación 1001 y cuando pasaba frente de ella era imposible no tratar de mirar para saber si estaba allí, la camioneta siempre la paraba en un mismo sitio, la conocía perfectamente, cuando pasaba por el estacionamiento era inevitable buscar la camioneta con la mirada para saber si él estaba en el restaurante en ese momento, a pesar de que hay miles de camionetas iguales yo reconocía la camioneta del chef inmediatamente, tenía 3 calcomanías seguidas en el lado izquierdo del vidrio de atrás, apenas veía una camioneta doble cabina blanca marca Ford buscaba las calcomanías, así sabía si era él o no. Muchas noches mientras realizaba el recorrido del restaurante a la recepción y veía la camioneta y miraba la habitación lloraba, trataba de exigirle a Dios una explicación, nunca había recibido una y quizás la evite, el chef no hizo el esfuerzo que yo esperaba ni para explicarme ni para tratar de resolver las cosas y volver conmigo, a veces me daba señales de quererme pero otras de no querer tener nada que ver conmigo, estaba confundida pero sobre todo dolida, el amor que sentía aun por él era muy grande y estaba muy dentro de mi ser, arrancármelo sería difícil, todos lo sabían incluso Carley quien me trato de hacer entender que los hombres norteamericanos son distintos a los latinos, ellos no luchan por sus mujeres, son flojos además había cometido el error de darle todo muy fácil, literal me comento que después que le di “la galleta” había obtenido lo que quería y simplemente se fue. Mi autoestima cayo en un hueco oscuro en ese momento, todo lo que decía Carley tenía sentido, ya los hechos no se podían cambiar, solo me quedaba llorar y de verdad llore muchísimo.
El nuevo gerente general Max se estaba portando muy bien con nosotros, yo cada vez que lo veía me ponía firme y le hacia un saludo como el de los soldados, luego le sonreía, era una broma entre nosotros, se llevaba muy bien conmigo y siempre estaba abierto a cualquier comentario para mejorar las cosas en nuestro sitio de trabajo.
Contrataron a una nueva integrante del equipo para limpiar cuartos, era una mexicana con un defecto en los ojos, no se veía muy agraciada físicamente y se portaba un poco tímida, Pamela fue la encargada de entrenarla. El día de la llegada de la mexicana nos llamaron al restaurante por el pastel con el helado para los cumpleañeros del mes, nos fuimos todas muy contentas a disfrutar de nuestro postre. Durante la actividad estuvo presente Max y por supuesto el chef quien se notó bastante perturbado y me lo dejo saber con su mirada cuando me vio compartiendo muy amena con Max, al chef se le notaba muy fácilmente cuando se ponía celoso.
Después de la llegada de la mexicana Natalia llego otra nueva integrante al equipo pero esta chica era de Honduras, muy tímida y sencilla me toco entrenarla ya que le asignaron las áreas públicas, finalmente me libraría de tanto trabajo junto, tuvimos que subir a las oficinas para explicarle lo que tenía que hacer, aprovechando que era domingo y que nadie estaría trabajando ese día podríamos estar tranquilas limpiando sin interrupción, sin embargo el chef si estaba en su oficina trabajando, no lo supe hasta después que tenía rato hablando con Nina y explicándole donde estaban las cosas cuando vimos que el chef se paró en la puerta de su oficina y allí se quedó mirándome, largo rato, esperando que me diera cuenta que él estaba allí, no sé si le molestaba nuestra conversación, no sé si quería decirme algo, el simplemente se quedó rato allí parado, yo lo vi y me puse a hacer otra cosa, no sabía si debía pedirle disculpa por el ruido que estaba haciendo o si simplemente quería un saludo, a la final al no obtener ninguna reacción de mi parte entro a su oficina, dejo la puerta abierta y se concentró en su computadora, no se inmuto cuando nos acercamos a pasar la aspiradora por su oficina.
Habían contratado una nueva Gerente en el restaurante, una chica joven dinámica con ganas de generar cambios positivos; el ambiente en el restaurante se veía más activo y moderno, además estaba dispuesta a luchar por nosotros y darnos mejores y más propinas, al darme cuenta de la situación decidí que era el momento de volver a trabajar en el restaurante y hable con la nueva gerente Dina, quien me atendió muy amable y de inmediato me invito a volver a formar parte de la programación del restaurante.
No sentía la misma ansiedad de trabajar de nuevo cara a cara frente al chef, estaba más tranquila y decidida a olvidar y recuperarme del dolor. En el departamento contrataron a otra persona nueva, otra mexicana que vino a ayudar en la limpieza de las habitaciones. Ya había suficiente personal así que me desligue de nuevo de la obligación de limpiar las áreas públicas y me concentre solo en mi querida lavandería.
Como ya formaba parte de nuevo de la programación del restaurante y el sábado estoy libre en la casa me llamaron bien temprano para que me fuera a ayudar, en principio sentí miedo porque estaría sola y además enfrentándome de nuevo al chef pero ni modo, tenía que cumplir con la obligación adquirida, me vestí, me arregle lo más bonita que pude y me fui al restaurante, apenas iba llegando note que el chef me miraba disimuladamente por la ventana, sabía que me veía genial, estaba más delgada y me había arreglado el cabello reciente, de hecho un huésped muy atento me dejo saber que me veía muy bonita ese día. En lo que llegue frente a la ventana en chef me recibió con un saludo modesto y me pregunto qué quería comer, le dije que más tarde porque acababa de tomar desayuno en casa así que acento con la cabeza y comenzamos a laborar como siempre. El trabajo fluyo tranquilo, no tuve mayor problema en volver a conversar con el chef, él estuvo pendiente en ayudarme siempre en cualquier cosa que necesitara, el día paso lento y ya cuando se acercaba la noche los signos del agotamiento comenzaron a aparecer, no es nada fácil trabajar todo el día llevando platos pesados por todo el restaurante que por ser al aire libre resulta enorme.
En la noche recibí la ayuda de Pamela y entre las dos se hizo un poco más fácil el trabajo, cuando llegue a la casa sentí las cosquillas de nuevo, había comenzado a superar al chef pero trabajando juntos de nuevo volví a entender porque me gustaba tanto, era algo extraño, me sentía cómoda a su lado, me divertía con sus comentarios y se notaba que él también se sentía a gusto conmigo, no sabría cómo explicarlo pero es una sensación bonita, en mi cabeza luchaba por convencerme de que ese es un sentimiento que tenía que dejar de lado pero mi corazón me decía ese era el hombre de mi vida y algún día seria mío de nuevo.
Mi solicitud de asilo estaba avanzando, me llego la notificación que debía ir a poner las huellas a San Antonio el próximo mes, estaba progresando bastante rápido mi petición de asilo y eso me puso muy contenta.
En el restaurante había movimiento, muchas preparaciones y estrés, se aproximaba el día de los enamorados y habían programado un evento especial. Había platos nuevos, entre ellos un pescado rebosado con papas que me llamo mucho la atención tan pronto lo vi. Quise probarlo, pero el plato se vendió tan rápido que se acabó antes de que lo pudiera comprar. Al día siguiente llegue exigiendo que me guardaran uno, pero al parecer solo se vendían los viernes. Le deje saber al chef que me había quedado sin probar su nueva creación y como siempre tan atento el viernes siguiente tan pronto llegue me tenía listo el plato de pescado para que no me volviera a quedar sin probarlo.
Para el día de los enamorados hicieron un menú distinto acorde con la ocasión, vistieron las mesas con manteles y velas, decoraron el espacio con rosas y corazones, todo se veía muy bonito, tanto Pamela como yo estábamos un poco confundida, no sabíamos si directamente íbamos a trabajar en el evento o no, en todo caso estaríamos preparadas para cualquier cosa que se presentara.
Fuimos a trabajar ese viernes como lo normal, salimos de allí llenas de galletas, entremeses, pizza, probamos los platos y los postres que se iban a servir durante el evento, es que el chef nos invitó a sentarnos en una mesa con él y nos dio a probar para que le diéramos el visto bueno, todo estaba muy rico. Afuera hacia un frio como nunca, todo se estaba congelando literalmente, el agua de la fuente se quedó frizada, y lo más peligroso es que el piso se convirtió en hielo, cuando salimos del restaurante a la casa fue una agonía porque nos íbamos congelando y resbalando en el hielo, teníamos que caminar muy despacio con una temperatura de -10 grados centígrados y escuchando como crujía el hielo rompiéndose a cada paso que damos. A Dios gracia que mis zapatos nuevos eran anti resbalante y casi no me deslice, pero Pamela estuvo a punto de caerse varias veces, cuando llegue a casa estaba al borde de las lagrimas, la pase muy mal.
Como estaba libre por ser sábado me pidieron que me fuera a trabajar temprano al restaurante de nuevo, trabajaba desde adentro porque con semejante frio era imposible sentarse afuera así que todos los comensales ocupaban las mesas bajo techo con calefacción por lo que resultaba más cerca y fácil de atender las mesas. También la cercanía con el chef era aún mayor, ahora estábamos prácticamente pegados el uno al otro porque nos entregaba la comida adentro en la cocina, parece que desde que deje de trabajar en el restaurante no había practicado los números en español porque se le habían olvidado un poco, para asegurarme de que el número que me decía era el correcto porque más de una vez se equivocó le agarraba la mano para ver el papelito del despacho, podía sentir su olor y su calor tan cerca de mí, me gustaba mucho compartir con él, resultaba agradable el tiempo que estábamos juntos, a veces bromeaba y lo hacía molestar un poco pero jamás me grito ni me trato mal y él había sacado un mal genio que no le conocía, trataba a su personal con dureza, les exigía y los presionaba a dar el máximo, lo escuche gritando más de una vez a todo aquel que no estuviera haciendo su trabajo correctamente, pero a mi jamás me trato así, conmigo era delicado, paciente y comprensivo, y yo era la única que me atrevía a estar cerca, tocarlo y bromear con él, todos los demás de lejos porque le tenían miedo.
Esa noche hicieron la cena del día de los enamorados, todos estaban muy estresados, estaban trabajando en el restaurante todos los gerentes, incluyendo a Max y aunque se hizo lo que se pudo la cena no quedo tan perfecta como se esperaba, hubo mucha falta de coordinación, los ánimos de todo el personal estaban caldeados, el chef pegaba gritos a diestra y siniestra, yo no le tenía miedo pero todos los demás se notaban asustados, yo solo le pelaba los ojos a Max cada vez que los gritos del chef arreciaban, él se veía bastante preocupado pero no decía nada, el chef tiene absoluta autonomía en su cocina y puede hacer lo que se le venga en gana.
Esa noche termino horrible, hubo un momento en que la gerente del restaurante y el chef tuvieron una pelea enorme, el momento lo bautizamos como la pelea entre Godzilla Vs. King Kong, no fue nada agradable presenciar la pelea, nos fuimos a casa con preocupación de nuevo pasando por el hielo aún más grueso, la temperatura seguía bajando drásticamente y lo que era peor aún la casa se sentía helada tuvimos que llamar al personal de mantenimiento para que revisara que era lo que estaba pasando y no encontró un mejor momento para que se acabara el gas de la calefacción que ese, nos quedamos sin poder calentarnos en la casa lo cual resultaba extremadamente peligroso ya que con las bajas temperaturas que habían afuera podíamos sufrir una hipotermia, para completar el panorama comenzó a nevar, una nevada inmensa e imparable, la temperatura seguía cayendo, era una tormenta invernal que Texas no sufría desde hacía muchísimos años y para la cual no estaba preparada.
Llegamos a trabajar al restaurante ese domingo temprano pensando que estaríamos allí todo el día, el clima se ponía peor cada minuto, todo se había cubierto de hielo y nieve, era imposible estar afuera, no teníamos calefacción en la casa, los huéspedes estaban tratando de irse lo antes posible antes que cerraran las vías, las carreteras se habían convertido en rampas mortales, los carros de deslizaban debido al hielo y los accidentes estaban a la orden del día, cerca de Dallas ocurrió un accidente en la autopista que involucro a más de 100 carros con varios muertos y heridos, el camión del gas no podía venir a surtirnos porque era sumamente peligroso salir con las carreteras así, la gente en San Antonio y Austin se estaban quedando sin agua ni luz porque las tuberías se congelaban y explotaban, toda Texas estaba bajo emergencia.
Los jefes se sentaron en una de las mesas y llamaron a los dueños, tuvieron que tomar la decisión de cerrar el restaurante, además, todos los empleados debían quedarse en el hotel porque resultaba muy peligroso regresar a casa bajo esas condiciones climáticas, a nosotros también nos asignaron habitaciones en el hotel debido a que no podíamos quedarnos en la casa sin calefacción. Nos llevaron a buscar las cosas para pasar los días que fueran necesarios en la habitación de hotel, estaba cayendo mucha nieve y ya estábamos bajo – 13 grados centígrados. El frio duele, se siente como cuchillos entrando en la piel, tomamos todo lo que pensamos que nos haría falta incluyendo botellas de vino y chips, la poca comida que nos quedaba, ropa, etc.
Nos asignaron habitaciones relativamente cerca a todos, para mí era un sacrificio caminar por las áreas, solo salir del carro y caminar a la habitación fue un drama, la nieve estaba alta, me enterraba hasta casi las rodillas, sentía que perdía el equilibrio, entre el frio y el no poder caminar rápido y de paso cargada de cosas llegue a la habitación bañada en lágrimas, la estaba pasando mal.
Me calme cuando vi lo lindo del sitio donde me quedaría, conocía muy bien las habitaciones porque las había limpiado anteriormente pero nunca pensé que ocuparía una, las habitaciones son hermosas, cómodas y amplias y las muchachas se encargaban de dejarlas limpias y bien arregladas, tenía dos televisores enormes con muchos canales a mi disposición uno en la sala con chimenea eléctrica y otro en frente de una cama muy cómoda y espaciosa, y adicionalmente todo el tiempo libre. Después de trabajar tanto me habían tocado unas pequeñas vacaciones lo malo es que no nos iban a pagar, aunque no sea culpa de uno lo que estaba pasando si no se trabaja no se cobra tan sencillo como eso.
En la noche nos pusimos de acuerdo para compartir todos en mi habitación, no quería ni asomarme afuera, estaba nevando muy fuerte y la temperatura ya llegaba a los -26 grados centígrados, pusimos música, abrimos las botellas de vino, y compartimos una velada fabulosa.
Le pase al chef un video de lo que estábamos haciendo, él me dijo el numero de la habitación donde se estaba quedando para que buscara un sacacorchos, pero le conteste que estaba muy lejos, con ese frio no me atrevía ni siquiera a abrir la puerta. A la final tomamos demasiado vino, no sé ni cómo ni porque salimos a mitad de la noche, caminamos a la habitación de otros compañeros de cocina, estaban con los perros y su gato, jugué con ellos, bromeamos, fume para calmar el frio, no recuerdo bien que paso porque estaba realmente tomada, creo que hice algunos comentarios fuera de lugar con respecto al chef, salimos de nuevo a mi habitación que quedo echa un desastre y a pesar de que el frio era casi mortal ni lo sentí porque con el vino subido a la cabeza uno no sabe ni lo que hace.
Afortunadamente al día siguiente no me sentí tan mal, recibí un mensaje del chef, nos estaba haciendo comida ya que en las habitaciones no se podía cocinar, de hecho, ni siquiera tienen microondas, tan pronto estuvo la comida lista nos pidió que la fuéramos a buscar lo cual era un dilema porque caminar hacia el restaurante era un reto. Al final dejo la comida en el lobby del hotel que lo teníamos más cerca y todos nos acercamos para buscarla. Nos la llevamos a nuestras respectivas habitaciones y nos encerramos para mantenernos calientes y a salvo. Las noticias eran preocupantes, casi todo Texas estaba sin luz ni agua, habían muerto muchas personas en sus casas debido al frio incluyendo niños y ancianos, pedían que se movieran a los refugios todos aquellos que pudieran ya que tener alimento era otro grave problema, todo estaba cerrado y no había forma de trasladar nada.
Quizás el estar preocupados el uno por el otro nos llevó a comunicarnos más, el chef estaba pendiente de mí y yo estaba pendiente de él, la verdad es que quería que me dijera vente a mi habitación, yo le hubiese puesto mis objeciones, pero a la final me hubiese importado 3 pepinos el clima y le hubiese aparecido en la puerta. A lo mejor el esperaba que yo le dijera lo mismo, ninguno fue lo suficientemente valiente. Sin embargo, mensajes entre él y yo iban y venían.
Al día siguiente Pamela y yo tratamos de salir a trabajar, estábamos preocupadas por los días sin generar ingresos, pero era extremadamente difícil caminar entre una habitación y otra, cuando apenas íbamos por la cuarta habitación se fue la luz y con ella el agua. Nos fuimos de inmediato a nuestras habitaciones, debíamos de tratar de mantenernos calientes a como diera lugar. Hasta ese momento estuve relativamente tranquila pero ya sin luz y sin agua la situación cambiaba, los pocos huéspedes que quedaban se estaban marchando, el personal que se encontraba en el hotel tuvo que tomar la decisión de irse a sus casas contra todo riesgo, el problema es que nosotros no podíamos ir a casa, sería una muerte segura, temblando de frio y de miedo nos quedamos inerte en nuestras habitaciones, no sabía que iba a pasar.
El chef esa mañana había decidido irse a su casa para revisar los daños que debía tener allá, me dio mucho temor porque la vía hacia San Antonio es larga y con ese clima estaría realmente peligrosa, le pedí encarecidamente que se cuidara, nos había dejado comida en las neveras del lobby, él se preocupó mucho porque estuviera bien.
Al rato recibimos la llamada de la hija de los dueños, decidió trasladar a todo el personal que quedaba a su rancho donde aún había agua y luz, tomamos nuestras cosas y con mucho sacrificio caminamos al restaurante, esta caminata fue la peor de todas, el trayecto fue grande y teníamos que caminar sin ver el camino porque estaba totalmente tapado de nieve, Gabriel se iba adelante y nos dejaba las huellas por donde debíamos caminar, ellos por ser jóvenes y agiles aun llegaban mucho más rápido que yo, solo deseaba que esto se terminara porque ya se estaba poniendo demasiado arriesgado, sufrí horrores y sentí que mis fuerzas fallaban, nos montamos en la camioneta con los mexicanos que viven en la casa del frente y que también trabajan en la propiedad y nos fuimos al rancho que afortunadamente se encontraba cerca.
Fue una odisea llegar al rancho, las ruedas del carro se resbalaban y patinábamos, y una vez que llegamos a la colina fue imposible que el carro subiera, tuvimos que bajarnos y caminar con el montón de cosas encima y con la nieve hasta la rodilla, el frio por supuesto no daba tregua y con mucho sacrificio llegamos por fin al rancho, nos dividieron por sectores, a Pamela, Gabriel y a mí nos metieron en una motor home, una enorme casa rodante con todos los servicios, solo que no tenía agua y no se podía cocinar, básicamente solo podríamos estar calientes y cómodos, yo me ubique en uno de los sillones y los muchachos por ser pareja tomaron la recamara.
Estaba incomoda, tenía miedo, me sentía frustrada por todo lo que estaba pasando, llore, me queje mucho, trate de calmarme, era una situación desesperante. Teníamos que hacer nuestras necesidades en vasos y salir a botarlo en la nieve, no teníamos comida ni podíamos tomar café en la mañana, para bañarnos debíamos caminar un buen trecho hasta una de las casas, los muchachos se la tomaron con más calma y paciencia que yo, quizás por la edad tiendo a perder la compostura más rápido, a la final entendí que allí estaríamos a salvo y que sería solo pasajero, me calme y trate de buscar el lado positivo a la situación desafiante que estaba enfrentando.
Pasamos unos días difíciles hasta que finalmente arreglaron la luz y el agua en el hotel, nos vinieron a buscar para comenzar a trabajar y como aun la casa no tenía gas nos quedamos de nuevo en las habitaciones del hotel, ya el clima comenzaba a ceder, la temperatura gradualmente subió y el sol tímidamente comenzó a aparecer de nuevo, el personal comenzó a llegar a sus puestos de trabajo cada uno con sus historias particulares, una tuvo un accidente, se le voltio el carro y se dio en la cabeza, estuvo en el hospital, otra estuvo varios días durmiendo en el carro con sus bebes porque no tenían calefacción en la casa por falta de luz y tampoco tenían comida, y así cada quien enfrento la calamidad del frio a su manera, afortunadamente todos estábamos bien y listas para comenzar a trabajar de nuevo.
El nivel de trabajo que tenía era grande, todas las habitaciones estaban sucias por lo tanto tenía gran cantidad de ropa de cama para lavar, pero estaba en mi lavandería calentita de nuevo y allí era feliz.
El hielo comenzó a derretirse por fin, el camión del gas pudo transitar de nuevo y con mucha alegría regresamos a casa, la limpiamos y dejamos bonita otra vez, lavamos nuestra ropa sucia acumulada y pude dormir de nuevo en mi cómoda y confortable habitación.
Las cosas volvieron de a poco a la normalidad, todo Texas recuperaba su luz y agua y los establecimientos aun sin mercancía comenzaron a recibir sus camiones de despacho llenos, la nieve se desapareció, aun hacia frio, pero ya por lo menos eran temperaturas de 4 y 6 grados centígrados, mucho más manejable. Pudimos ir a hacer las compras y abastecernos de lo que necesitábamos porque nos habíamos quedado sin nada. La casa ya estaba calentita como siempre y un día hasta prendimos la chimenea solo para disfrutar un rato frente a ella, la casa tenía una chimenea vieja a leña y fue muy bonito quemar unos malvaviscos en ella.
Con el chef seguía teniendo constante comunicación vía WhatsApp, incluso le llegue a comentar lo de las huellas para mi asilo y además le deje saber que estaba intentando arreglar el problema del pasaporte de mi hijo para poder traerlo a USA. En Venezuela todo es un problema, el pasaporte es uno de los más graves, poder actualizarlo es un sacrifico, intente pagarle a una persona para que me hiciera el procedimiento sin tanta complicación y resulta que los 600 dólares que le pague me los robo, Se desapareció y no supe nada mas de esa persona, estuve muy triste no solo porque perdí el dinero sino también porque seguía sin solucionar el problema que me tenía sin poder traerme a mi hijo. Se lo dije de alguna manera para que supiera que ya mi situación migratoria había cambiado, no lo tengo claro pero era una posibilidad de que la razón por la cual hubiese decidido terminar conmigo era porque se sentía utilizado por mí, quizás pensó que yo andaba con el solo para que me diera los papeles, quizás alguien lo convenció de ello, por eso quise dejarle saber que no necesitaba que ni él ni de nadie me diera papeles porque yo estaba resolviendo por mi cuenta, estoy acostumbrada a luchar por mí misma para obtener lo que deseo, nadie me ha dado nada yo misma lo he conseguido con mi esfuerzo así que esta no sería la excepción. No fue muy comunicativo al respecto, en ambos casos solo expreso un seco “qué bueno” para lo de las huellas y un “lo lamento” por lo del robo del dinero.
Carley se convirtió en más que una jefa una amiga y siempre me decía que éramos familia, al irse Ana me sentía tranquila porque allí estaba Carley siempre pendiente de todo y dispuesta a ayudar, me costaba mucho pensar en el día que tuviera que irme solo porque no quería que pensara que la estaba abandonando, pero una mañana antes de hacer nuestra acostumbrada sesión de estiramiento para comenzar el día nos dio la noticia de que había renunciado para irse a otro trabajo. Me cayó por sorpresa, una mala y desagradable sorpresa, siempre pensé que primero me iría yo porque ella tenía un buen trabajo, estaba cómoda, imagino que ganaba bien, logro que le dieran el cargo de mánager, ¿porque tendría que irse? No entendía la razón de esa decisión y aun no la entiendo, en ese momento solo le deseé la mejor de las suertes en su nuevo reto y me sentí muy triste, me estaba quedando sola.
De todas maneras, teníamos 2 semanas para compartir con Carley porque tenía que cumplir con los requisitos de ley para poder irse tranquila, dos semanas mientras conseguían a otra persona para sustituirla.
Al día siguiente me fui a San Antonio para poner las huellas en mi proceso de asilo, estaba muy nerviosa y estresada pero fue un viaje rápido, al medio día ya estaba de vuelta, llegue a la casa lo más rápido que pude, me puse el uniforme y me fui a trabajar, mientras caminaba por el restaurante rumbo a la lavandería apareció el chef, nos encontramos frente a frente, nos vimos a los ojos, yo lo salude muy cariñosamente, el me miro, sonrió, no dijo nada, llegue molesta a la lavandería, ¿Qué le pasa a ese engreído que ni siquiera me respondió el saludo? No lo sé, pero al rato se me olvido y trabaje como normalmente.
Un día mientras estaba tranquila trabajando como siempre recibí un mensaje de Pamela, el restaurante lo habían cerrado de nuevo y por la misma razón, alguien tenía coronavirus, por un momento me asuste mucho, debía saber quién era, para ser honesta mi preocupación era el chef, debido a su sobrepeso y su edad el coronavirus podría ser mortal, siempre trataban de mantener oculta la información del portador de la enfermedad pero era algo prácticamente imposible, la persona tiene que decir con quien tuvo contacto para descartas posibles contagios. De una vez se supo que la infectada en esta oportunidad era la mánager del restaurante, Dina estaba enferma y había estado en contacto con prácticamente todo el personal del restaurante, adicionalmente Carley que estaba cumpliendo sus dos semanas de preaviso había tenía un almuerzo con ella el día anterior así que también tuvo que irse de inmediato a su casa a cumplir los días de cuarentena y hacerse la prueba.
En la casa Gabriel que trabajaba en el restaurante desde hacía unos meses atrás tuvo que salir de inmediato a hacerse la prueba para tratar de evitar contagio alguno con nosotras, afortunadamente consiguió hacerse una prueba que da resultados inmediatos y en efecto estaba negativo. Respiramos de tranquilidad y proseguimos con nuestro trabajo normalmente. Le pase un mensaje al chef para saber cómo estaba, me respondió que todo bien y que se estaba haciendo la prueba para descartar contagio, le pedí que me mantuviera informada.
Como estábamos a la deriva sin jefe ni supervisora enviaron a Betsy a ayudar en el departamento, una señora de la recepción del hotel muy colaboradora y efusiva, con demasiada energía y entusiasmo para mi gusto. No sabemos si se tomaba una pastilla o algo que la ponía hiperactiva pero siempre estaba corriendo, puso a las chicas a limpiar cantidades de cuartos el mismo día, además las presionaba con el tiempo y revisaba hasta el último rincón de la habitación para cerciorarse de que todo estaba limpio. Afortunadamente a mí no me molesto nunca para nada, pero si me generaba estrés su forma de ser.
Todo el personal del restaurante salió negativo para coronavirus, abrieron ese fin de semana de nuevo con más ganas y energía que nunca y por supuesto me llamaron en mi día libre bien temprano para ir a trabajar, les pedí que me dejaran por lo menos salir de la cama y tomarme un café, ya a las 10 de la mañana estaba repartiendo comida, solo estábamos Max y yo corriendo por todo el restaurante con los platos encima. La primavera había llegado, el frio insoportable se había acabado y le dio paso a un clima maravilloso, además hermosas flores de colores aparecieron por toda la propiedad, era un belleza a la vista y un deleite estar afuera así que casi todos los comensales estaban repartidos por todas las áreas del restaurante lo que generaba un esfuerzo adicional de buscar los números a los que debíamos despachar la comida por todos los rincones, las caminatas eran fuertes y a paso rápido para que no enfriara la comida. Me queje muchas veces del cansancio, decía que debía estar durmiendo en ese momento, el chef siempre pendiente de lo que decía me pregunto directamente, ¿estabas libre? Le respondí que sí, era mi día para descansar y se voltio apenado, no podía decirme que me fuera porque me necesitaba, pero estoy segura de que eso hubiese querido hacer.
Pasé todo el día trabajando en el restaurante, solo fui a la casa a almorzar y descansar un momento al medio día, el chef igual estuvo conmigo al lado todo el tiempo, hablamos y compartimos mucho, en la noche llego Pamela a ayudar y terminamos la labor super cansadas. De igual manera cuando llegué a la casa sentí la misma sensación que tenía cada vez que trabajaba con el chef y más ese día en particular que habíamos compartido prácticamente todo el día. Era un sentimiento agradable que se convertía en añoranza cuando se terminaba, en realidad lo extrañaba mucho, quería seguir a su lado todo el tiempo, me sentía muy bien teniéndolo cerca a pesar de todo lo que había pasado y lo que me había hecho sufrir; la conexión que teníamos seguía allí intacta y me parecía hasta sabroso sentir lo que estaba sintiendo, me imaginaba que el pasaba por lo mismo, no quiso ni siquiera ir a descansar o retirarse a su oficina, todo el día mientras estuve en el restaurante él estuvo allí a mi lado, por lo tanto en mi corazón, sabía que él estaba disfrutando de mi compañía tanto como yo disfrutaba de la de él.
Al día siguiente finalmente pude descansar, pero temprano recibí un mensaje del chef, estaba preguntando quien estaría en la lavandería el próximo día ya que necesitaba que le lavara unos paños de cocina. Inmediatamente recordé que así comenzó nuestra historia, pidiéndome exactamente ese mismo favor. Le dije que yo y que con mucho gusto lo podía ayudar con esa tarea. Me dio las gracias y me dijo que los dejaría esa noche en la lavandería para que yo mañana me ocupara de ellos.
Llegue directo buscando los paños de cocina al día siguiente en lo que aparecí en la lavandería, quería dejarlos listos antes de que el personal los necesitara, les pregunte a todas las chicas que estaban allí, pero ninguna había visto la bolsa, no me quedo más remedio que escribirle al chef para avisarle que no había ningunos paños en la lavandería. Después de indagar descubrimos que la persona de mantenimiento encargada de sacar la basura en la mañana había pensado que eran paños de descarte y los lanzo a la basura. Cuando se lo comente vía mensaje de WhatsApp como de costumbre no se molestó, le ofrecí que si tenía más los enviara y yo con gusto se los lavaría, en efecto eso hizo y al rato llego uno de sus cocineros con una bolsa de paños bien mugrientos de la cocina, se los lave lo más rápido que pude y le avise para que los mandara a buscar, estuvo muy agradecido por el favor y le conteste que si necesitaba más paños con gusto me los enviara que yo me encargaba de lavarlos, aprecio mucho mi gesto pero me dijo que con esos ya estaría bien.
El trabajo en la lavandería estaba pesado así que decidieron buscar una persona para que me ayudara en las noches, contrataron a una señora mexicana muy amable que llegaba una hora antes de que yo me fuera por lo tanto esa hora la compartíamos y conversábamos mucho. Un día el chef me envió una foto, estaba comprando el desinfectante Fabuloso, ese que él pensaba que yo usaba cuando limpiaba el restaurante porque olía delicioso, sonreí al ver su mensaje, eso me daba a entender que por lo menos estaba pensando en mí, me quise hacer la desinteresada y solo le respondí con un dedito arriba, también me encontraba ocupada como para ponerme a escribirle otras cosas, sin embargo, esa foto me hizo sentir bien, él estaba pensando en mí y eso me gustaba.
Llego el día del cumpleaños de mi hijo en Venezuela, eso me hacía sentir totalmente desdichada ya que era el segundo cumpleaños que pasábamos separados, trate por todos los medios de poner el dolor a un lado puesto que estaba decidida a que ese sería el ultimo cumpleaños que no lo celebráramos juntos, le mande a hacer una pequeña celebración, le dije que la disfrutara con sus amigos más cercanos ya que con el favor de Dios sería la última vez que pasaría su cumpleaños en Venezuela por lo menos por un buen tiempo, le mande a hacer un pastel especial, a él siempre le ha gustado el espacio y todo lo que tenga que ver con la NASA, así que una amiga que hace pasteles hermosos se encargó de la elaboración y el resultado final quedo bastante creativo y fuera de lo común además de delicioso.
Carley había regresado a cumplir su última semana de trabajo después de la cuarentena por la amenaza de coronavirus en el restaurante, ese era su ultimo día y le prepararon un almuerzo de despedida en el restaurante al cual por supuesto nos invitó a todas. Ya la nueva Manager había asumido su cargo, era la mánager que estaba manejando la recepción desde hacía un tiempo así que tendría doble trabajo, sin embargo, al no poder hacer todo al mismo tiempo le asigno directamente la tarea de coordinarnos a Betsy, esa noticia nos generó descontento ya que sabíamos cómo era la forma de trabajar que tenía Betsy.
Cuando llego la hora del almuerzo para despedir a Carley salí de la lavandería para pasar buscando a Pamela y Nina en las respectivas habitaciones que estaban limpiando y dirigirnos todas juntas al restaurante sin embargo cuando llegué a la habitación de Pamela me encontré con Betsy que de una vez y sin siquiera saludarme me dijo que ellas no iban a ninguna parte hasta que no terminaran de limpiar la habitación. Me pareció bastante grosero , no me quedo más remedio que ponerme a ayudar a Pamela para terminar rápido y poder irnos a almorzar, después que terminamos nos fuimos a ayudar a Nina pero ya había pasado más de media hora desde que le había avisado a Carley que nos dirigíamos al restaurante, al parecer se habían cansado de esperarnos y la gerente de recursos humanos en persona tuvo que ir hasta la habitación que estábamos limpiando para llamarle la atención a Betsy, igual terminamos la habitación y finalmente después de más de 45 minutos llegamos al almuerzo. La molestia era generalizada, hasta el chef se dio cuenta de que la forma de trabajar que nos estaban exigiendo era más ruda, Carley expreso directamente su molestia porque ella jamás nos había tratado así.
Una vez superado el impase nos dedicamos a disfrutar la comida que realmente estaba deliciosa y a conversar y disfrutar del almuerzo, la gerente del restaurante había regresado a trabajar ya totalmente recuperada del coronavirus, se veía bastante bien parecía que no le había afectado para nada, le mostré la foto del pastel de mi hijo y también se la mostré al chef, ambos quedaron encantados con lo bonito que quedo el pastel.
Llego el fin de semana y con ella el spring break, es un receso que toman los jóvenes universitarios en marzo cuando comienza la primavera por una semana para aprovechar que se acabó el frio y distenderse un poco de las actividades cotidianas, normalmente es una semana ocupada pero este año se salió de control, imagino que debido al encierro al cual nos hemos tenido que someter por el tema del coronavirus todos quisieron salir a distraerse, el año pasado fue suspendida toda actividad y con ella el spring break así que debían aprovechar esta oportunidad de salir del encierro y esto hizo que el hotel se llenara hasta su máxima capacidad de hecho hubo una gran rotación de habitaciones, se iban en la mañana y ya en la tarde estaban ocupadas de nuevo, las chicas de limpieza estaban trabajando tanto como podían , incluso Betsy y la manager se pusieron a limpiar habitaciones, yo tenía una cantidad de ropa de cama para lavar como jamás había visto desde que comencé a trabajar, fue descomunal y nos agarró a todos de sorpresa porque nadie nos advirtió de semejante acontecimiento, después que termine por el día en la lavandería tuve que irme sola a trabajar en el restaurante, Pamela siguió limpiando habitaciones hasta las 8 de la noche. Cuando llegue al restaurante me sentía realmente agotada, estaba Max como siempre ayudando con el despacho de la comida, pero la gente aún no había atiborrado las mesas, lo pensé por un momento, sentí el dolor en mis rodillas y me acerque a Max, le explique que el día había sido especialmente muy duro en la lavandería, que me sentía muy cansada y que como no había mucha gente prefería irme a descansar a la casa. El entendió de inmediato, me dijo que me fuera y descansara pero que al día siguiente si me iban a necesitar. Cuando fui a agarrar mi celular el chef me vio, yo ni lo salude, rápido me retire a la casa. Apenas estaba entrando por la puerta me llego un mensaje, era el chef preguntándome a donde me había ido si me estaba llamando para despachar un pedido, le explique que estaba muy cansada por el trabajo en la lavandería, que la jefa nueva no nos trataba de la misma manera que Carley porque nos ponía a trabajar de más, que de hecho Pamela aún estaba limpiando habitaciones y que le había explicado a Max y me dio autorización para retirarme. Me envió un mensaje con su respuesta de inmediato y parecía tener mucho sentimiento en el que decía: “Hoy vamos a estar muy ocupados y realmente te necesito, pero si ya Max te autorizo a irte no puedo hacer nada contra ello”. Después de leer el mensaje sentí ganas de devolverme, pero mis pies estaban muy resentidos y adoloridos, necesitaba descansar o de lo contrario no podría ni levantarme al día siguiente.
La semana entera fue muy ocupada, todos estábamos bastante cansados tratando de sacar la mayor cantidad de trabajo que fuera posible, afortunadamente la señora que me ayudaba de noche estaba haciendo un buen trabajo, pero aun nos quedaban montañas de ropa de cama por lavar que parecían interminables. Pamela y yo nos fuimos a trabajar en el restaurante, estábamos cansadas y de muy mal humor, de hecho sentía calambres en las piernas, Betsy y Betty también tuvieron que ir a ayudar, y no nos dábamos a vasto de tantos despachos de comida, la gente estaba de paso exigente, y a cada rato nos demandaban cosas y más cosas, hasta que a las 9 de la noche le dije a Pamela no aguanto más, me quite los guantes y los bote en el cesto de la basura frente al chef, el me miro con cara de desespero suplicante que le llevara el último de los pedidos que acaba de salir, lo mire y le dije lo siento pero estoy demasiado cansada, me voy.
Sali por esa puerta con desespero, en el camino me encontré a Pamela quien también iba quitándose los guantes para irse, te espero en la casa le dije, cuando iba ya por mitad de camino Pamela me alcanzo, me dijo que había terminado de despachar el pedido que el chef le pidió y se vino, ambas llegamos a la casa agotadas y por la noche fue muy difícil dormir por el dolor en los pies, tenía más de 12 horas de pie sin sentarme y el cuerpo me estaba pasando factura, tuve que tomarme 2 calmantes y así pude conciliar el sueño.
Las pastillas hicieron efecto y pude descansar, me levante ya mucho mejor del dolor en los pies, en la lavandería la cantidad de trabajo no daba tregua, mientras lavaba llegaba más y más bolsas de ropa de cama para lavar, ya casi que se salían del edificio, trate de no perder la calma, sabía que era capaz de sacar el trabajo porque lo había hecho antes, mientras trabajaba sentí remordimiento de conciencia, la noche anterior me porte grosera con el chef al final de la noche cuando no quise llevar el ultimo pedido, Me anime a pasarle un mensaje disculpándome y me excuse diciéndole que mi actitud se debió al estrés y cansancio por el trabajo que tenía. Lo que contesto no me gusto, me dijo que TODOS estábamos cansados y estresados porque TODOS tuvimos gran cantidad de trabajo. Me arrepentí de haberle escrito nada, incluso borre el mensaje sin siquiera mirarlo y me olvide el asunto. Al rato me paso otro mensaje, esta vez era una foto de una botella de Whisky y la descripción de la foto era “mi estación” me imagino que lo que quiso decir es que estaba tomando licor para relajarse de lo estresado que estaba. Pensé en no responderle nada, luego pensé en responderle algo grosero, pero a la final decidí hacerle un video, me fui por todo el camino de bolsas enormes y grandes montañas de ropa de cama pendiente por lavar y se lo mandé con la descripción “Mi estación y más está por llegar”. Con esto le quedaba claro que no era un cuento la cantidad de trabajo que tenía. Luego de 5 minutos solo recibí un mensaje de su parte que decía “Yikes” tuve que meter esa palabra en el traductor porque no tenía idea de que quería decir con eso la traducción fue: ¡Ay!.
Me olvidé del asunto, pero una hora después, mientras seguía entretenida en mi faena diaria sentí una voz potente detrás de mí, cuando volteé era el chef, con una bolsa en la mano que me mostro tan pronto volví en mí del asombro de su presencia en la lavandería, me dijo: “Te traje comida, donde la pongo”. Le di las gracias y le contesté que la dejara en la mesa. Esperé que se fuera y fui a revisar la bolsa, había varias comidas iguales en sus respectivos envases para llevar. Eran 5 y nosotros en el departamento en ese momento éramos 7 así que lamentablemente 2 se quedarían sin comida, las repartí entre quienes estábamos allí en ese momento, las 2 que faltaron aparte de que no estaban en ese momento también me caían un poco mal así que no le hice mucho problema a la situación y me comí mi deliciosa comida.
Al rato le pase un mensaje al chef dándole las gracias por la comida, me pareció que fue un gesto muy bonito, siempre preocupado por nosotras, claro está, sabemos perfectamente que lo hizo por mí.
Al día siguiente nos enteramos de que las dos chicas que se quedaron sin comida fueron a reclamar, eso me causo mucha risa, reclamar ¿a quién y por qué?, ese solo había sido un gesto del chef para conmigo, no era obligatorio entregarles comida a todas, en fin, dejamos pasar el asunto y más cuando a media tarde recibí de nuevo mensajes del chef, esta vez eran fotos de una casa,
La primera foto de la casa tenía la descripción de “Mi nueva casa”, era una foto de una casa enorme, bella, nueva, me quede gratamente asombrada, de hecho, le conteste con una carita de asombro, luego le puse “congratulation”, muchos deditos arriba y por un último le dije, por favor mantenla limpia y ordenada. Me dio un poco de vergüenza lo que acababa de enviarle así que la trate de acomodar con monitos tapándose la cara en señal de pena y caritas sonriendo que quisieran decir que había sido una broma, me parece que no le dio mucha importancia a lo que le estaba diciendo porque siguió enviándome fotos, de hecho me mando un video de la parte de atrás de la casa, era una obra en construcción ya casi terminada, el patio no tenía más que arena, algunos huecos hechos quizás para colocar árboles, y una hermosa y gran cerca de madera nuevecita, además me envió fotos de la casa por dentro, sencillamente una preciosidad, se notaba que era una casa costosa, tenía pisos de madera oscura y muebles blancos de lujo en la cocina, con sus respectivos gabinetes blancos y mesadas de mármol, un sueño de cocina digna de un chef. Le dije emocionada “una cocina blanca” me respondió contento ¡yeah! Le volví a decir de odiosa que por favor la mantuviera blanca, esta vez sí respondió con risas. Finalmente me paso una foto de una hornilla encendida de la cocina, era a gas, definitivamente esa era su cocina soñada.
Le dije que todo estaba muy bello, me contesto que era la primera inspección de la casa, que todavía había mucho trabajo por hacer y que se mudaría el mes próximo. Le termine diciendo que todo muy bien y respondió un simple gracias. No les voy a negar, me puso muy contenta porque sabía que estaba trabajando mucho y que se merecía lo mejor, además, el hecho de que quisiera compartir conmigo esa alegría me daba más alegría a mí que a él. Seguramente le estaba pasando las fotos a todas las personas que sabe que se pondrían contentas con sus logros, y me incluyo como una de ellas, y no lo voy a negar, soñé despierta, me imaginé como la señora de esa casa, me veían entrando en ella, me vi decorándola, me vi cocinando en esa cocina y limpiándola para mantenerla blanca y hermosa, me vi viviendo allí con el chef y teniendo una vida plena y feliz a su lado, el ruido de las secadoras parándose me devolvió a la realidad.
Esa noticia me dio tanta alegría que se lo conté a todo el que pude, le mostré las fotos a Gabriel y a Pamela, se lo comente a mi hermana y siempre todos me hacían la misma pregunta, y ¿porque el chef te mando fotos de su casa?, en broma siempre contestaba que a lo mejor era para que se la fuera a limpiar. Yo había sido parte de su vida, por un breve momento, pero creo que me quiso y si no fue así es un muy buen actor, le había demostrado que lo seguía queriendo a pesar de mi mala actitud, yo sé que el en el fondo estaba claro que lo amaba, quizás estaba tratando de organizar su vida y después de que todo estuviera a punto me pediría que volviera con él, esa siempre fue mi esperanza y a partir de ese momento vi un camino más claro hacia ese propósito.
Al día siguiente no me dijo nada, volvió a estar silencioso, yo tampoco quise mostrarme ansiosa o demasiado disponible enviándole mensajes, pero pasado un día me escribió, solo para preguntarme si me habían llevado los químicos de la lavandería, me pareció extraño ese mensaje, siempre me habían traído los químicos de la lavandería y el jamás me había preguntado si los había recibido, era algo que se hacía de forma constante y que nunca había sido supervisado por nadie, solo le respondí que si pero me pareció que era simplemente una forma de tratar de iniciar una conversación conmigo.
Cuando salí de la lavandería pasamos por el restaurante comprando papitas fritas, el chef me había dicho siempre que yo no tenía que pagar nada, que pidiera lo que quisiera que él se encargaba, pero jamás me aproveche de eso, todo lo que me comía o bebía lo pagaba, incluso una vez estaba pidiendo un postre y llego a la caja, le hizo señas a la cajera de que no me cobrara pero ella se hizo la desentendida e igual me cobro, yo no quería que sintiera que me estaba aprovechando de él porque realmente nunca fue esa mi intención.
Me habían dado 4 días libres seguidos en compensación por todo el trabajo arduo que vine realizando durante 10 días seguidos, le deje saber a la mánager del restaurante que no contara conmigo ese fin de semana porque me iría a San Antonio para realizar algunas gestiones. Quería distraerme un rato y salir a pasear, además en efecto debía sacar algunas copias para completar mi expediente para la oficina de inmigración.
No paso mucho tiempo cuando recibí un mensaje del chef.
- Escuche que te vas de vacaciones –
- Estaré libre desde hoy hasta el domingo – Le respondí con una carita sonriente al final del mensaje.
- Qué bueno, ¿A dónde?
- Necesito ir a San Antonio para enviar unos documentos a la oficina de inmigración –
- Ahhh. Que te diviertas en San Antonio –
- Gracias
Me imagino que la mánager el restaurante le comento sobre mi ausencia ese fin de semana y de inmediato quiso tener más detalles, a lo mejor pensó que me iría de viaje a Cancún o algo así, pero es que realmente no eran unas vacaciones, eran solo unos merecidos días libres que aprovecharía para hacer algunas diligencias, es todo.
Parece que a las 8 de la noche del siguiente día me estaba extrañando porque recibí su mensaje preguntándome como la estaba pasando en mis vacaciones, me encontraba ocupada cenando en ese momento, pensé en responderle más tarde. Su mensaje me había tomado por sorpresa no me imagine que estaría pendiente de mí. Al final se me olvido contestar, me entretuve en otras cosas. Con todo lo que venía pasando entre nosotros no quería volver a verme como la mujer inmigrante desesperada en cazar a una presa, quería que sintiera que ya no me importaba mucho, aunque por dentro me moría por decirle que lo amaba con toda mi alma y lo único que realmente necesitaba de él era su corazón.
Al día siguiente me sentí mal por no contestarle, le envié temprano unos buenos días con una carita bostezando, luego le envié una foto del fabuloso, me había ido a realizar las compras y tome una botella de fabuloso idéntica a la que él me había enviado con anterioridad y le puse a la foto: “Tengo la mía también” termine el mensaje con una carita feliz. Me contesto igual que yo le conteste en su momento cuando me mando la foto del fabuloso, con un dedito arriba.
El viernes en la noche estaba de vuelta en la casa, no quería pasar mucho tiempo encerrada de nuevo así que de inmediato hice los arreglos para irme ahora a Austin, ya lo que tenía que hacer en San Antonio estaba hecho, mientras estaba arreglando las cosas recibí un mensaje del chef, me decía que fuera a servir comida, me pareció bien raro ya que sabía que estaba libre y que no iba a trabajar ese fin de semana en el restaurante. Solo le respondí con un ¿AHHHH? Tratando de descifrar que había querido decir. No me contesto nada hasta que al día siguiente casi a la misma hora me dijo algo similar: Ven a servir comida. Tratando de no ser grosera le conteste que estaría disponible para trabajar en el restaurante a partir del jueves, que si me necesitaba en ese momento solo me lo dejara saber. Me contesto que OK y me pidió que fuera a su bar favorito y me tomara un trago en su nombre. Él pensaba que aún estaba en San Antonio no quise aclararle nada y le respondí con una copa de vino, me mando un dedito arriba.
Tan pronto regrese a trabajar Pamela y Betty que estuvieron laborando ese fin de semana en el restaurante me comentaron casi simultáneamente que el chef les estuvo preguntando por mí todo el tiempo. Ambas llegaron a la misma conclusión, el chef aun siente algo por ti porque este fin de semana que no fuiste a trabajar te extraño demasiado. Yo también lo extrañé mucho, deseaba que llegaran los fines de semana solo para poder ir a trabajar en el restaurante y así tenerlo cerca, no me importaba el cansancio al final de la noche, lo único que me importaba era sentir su olor, su piel cuando le agarraba la mano, sentir el calor que emanaba al estar tan cerca, moría por volverlo a besar, esa boca dulce y hermosa que me había dado tanto amor, me conformaba aunque sea con mirarlo, haciendo su trabajo, como un líder, grandote, prepotente, firme, para mi había sido un privilegio que ese hombre aunque por poco tiempo hubiese sido mío, y en el fondo de mi alma estaba segura que sus sentimientos hacia mi seguían siendo de amor, solo bastaba un empujoncito y estaba a punto de volver a mis brazos.
El lunes regrese a mi trabajo llena de energía y descansada, habían pasado los 4 días libres y ahora tenía por delante una fuerte semana laboral, estaba de buen ánimo y disposición, tenía la firme convicción de que la reconciliación con el chef estaba cerca, lo presentía, y eso me daba ánimo, me ponía de buen humor. En la tarde me escribió Carley, ya no era mi jefa, pero seguíamos estando en contacto, lo que me pregunto me dejo intrigada: ¿Volviste con el chef? Claro que le respondí que no, me dijo que le habían comentado que estuve en San Antonio con él. Me quede pensando, quien le pudo haber dicho eso a Carley, con qué intención, acaso el mismo chef género el rumor a propósito, acaso le comento a alguien su intención de volver conmigo y ese alguien saco conclusiones, acaso fue solo un vulgar chisme, si estuviéramos en Juan griego el pueblito donde vivo en margarita no me hubiese extrañado para nada porque allá todo es un chisme pero estaba en los estados unidos de Norteamérica y una gringa me estaba haciendo directamente una pregunta, me genero mucha curiosidad pero precisamente para tratar de hacer ver que no le daba mucha importancia al asunto no le pregunte nada, me limite a negarlo y punto.
De inmediato le envié un mensaje al chef con el propósito de que me diera más detalles, le escribí que Carley me acaba de mandar un mensaje donde me preguntaba si habíamos vuelto porque le habían dicho que me fui para san Antonio con él durante mis días libres. Espere ansiosamente su respuesta, creía que me iba a dar luz a mis interrogantes, pensé que de allí en adelante solo serían pocos días para que se concretara nuestro regreso, ya todas las señales estaban dadas y eran luz verde para continuar nuestro amor desde donde lo habíamos dejado. Su respuesta demoro 12 minutos que me parecieron eternos y lo único que recibí como respuesta fue una carita sonriendo con la lengua afuera y un ojo más grande que el otro, como entre diversión y locura.
No quise indagar más, ya tendría tiempo de descubrir quién fue el creador del comentario, por ahora debía concentrar en mi trabajo que estaba bastante fuerte, hice lo máximo posible ese día, le deje las instrucciones a la señora de la noche y me retire a casa a descansar, esperaba ansiosa que llegara el fin de semana para ir a trabajar al restaurante y poder ver al chef, quizás allí podríamos hablar más sobre el tema, además que no lo veía desde hacía rato y lo extrañaba mucho.
Al día siguiente fui a trabajar como de costumbre, los muchachos se quedaron durmiendo en la casa por ser día libre para ambos, normalmente cuando tengo que ir a trabajar sola y para sentirme acompañada me pongo a ver por YouTube las presentaciones del George Harris mientras camino a la lavandería. El George Harris es un Stand Up Venezolano que se hizo famoso en Miami y cuyos shows son muy buenos por su jocosidad, siempre hace comentarios sin tapujos y que generan polémicas pero que a la final son puntos de vistas muy válidos, ese show que estaba mirando era el primero que hacía después de recuperarse del coronavirus, se había contagiado de la enfermedad y por ende tuvo que estar en cuarentena absoluta hasta su total recuperación, en el show contaba todo lo que tuvo que pasar pues a pesar de que sus síntomas no fueron fuertes apenas si lo que sintió fue una gripe normal aparte de quedarse sin olfato ni gusto por un tiempo si tuvo que lidiar con las llamadas, mensajes y comentarios alarmistas de gente que le decía que se cuidara porque el día 10 de la enfermedad era fatal, y eso le causaba molestia pues algunas personas en vez de darle animo lo asustaban, además de eso comento que era importante bajar de peso porque las personas con sobrepeso no logran superar el coronavirus, con este comentario fue imposible no pensar en el chef espero que se ponga la vacuna rápido me dije.
Ya había pasado parte de la tarde cuando me llamo Pamela, tenemos un beta me dijo, nosotros le decimos en forma de broma beta a los problemas laborales que se complican, de inmediato me preocupe aunque muchas veces se han generado betas que no son tan graves el tono de la voz de Pamela me dejo saber que este si era digno de preocupación. Volvieron a cerrar el restaurante, otro caso de coronavirus dijo Pamela. Mi reacción inicial fue de fastidio, no puede ser otra vez, y ahora quien es. Un silencio se hizo en la llamada, luego me dijo, aun no se sabe, pero por lo que parece, (aquí hizo una pausa como para agarrar fuerzas), es el chef.
Me quede callada, apenas ayer le había enviado un mensaje y no me dijo nada, debía ser otra persona, no era posible, el chef está bien, está sano, en su casa, se va a mudar en unos días, va a volver conmigo, seremos felices juntos para siempre, ¿Qué estás diciendo? Todo eso me paso por la mente en fracciones de segundo. ¿Por qué piensas que es el chef que tiene coronavirus? Le pregunte angustiada a lo que respondió que porque les preguntaron directamente a ella y Betty si habían estado el fin de semana a menos de 6 pies de distancia del chef y luego las mandaron a todas a realizarse la prueba del coronavirus. La sangre se me congelo en las venas, tenía que corroborar esa información, literalmente colgué la llamada y de forma inmediata le escribí un mensaje al chef.
- ¿Estás bien?
- El Virus chino ataca de nuevo – Me contesto.
En ese momento estaba diciendo una plegaria en mi mente, por favor dime que no tienes los síntomas, por favor dime que solo sales positivo, pero no sientes nada, dime que estas bien por favor.
- Pero estas bien ¿verdad? – Le insistí
- Fiebre, tos seca, dolores, opresión en el pecho.
Me dejé caer en la silla, tenía todos los síntomas, las piernas me fallaban, un sentimiento de temor acompañado de un escalofrió desagradable invadió todo mi cuerpo, no sabía ni que decir, le envié una carita de asombro.
- ¿Ya viste al doctor? – Pregunte, en ese momento estaba tratando de buscar soluciones en mi cabeza, era imperativo que viera a un doctor, que se hiciera el tratamiento, que fuera internado, lo que sea necesario, ese virus ha matado millones de personas en el mundo, y en sus condiciones tenía unas altas posibilidades de pasarla mal, mi angustia no me dejaba pensar claramente.
- No – me contesto, yo no podía dar crédito.
- Me hice la prueba ayer y he estado tratando de conseguir a mi doctor.
Es decir que ayer cuando le envié el mensaje de lo que me había comentado Carley ya estaba enfermo, y no me dijo nada, lo que significa que ya estaba enfermo el fin de semana cuando estuvo en el restaurante trabajando y yo no fui, y resulta que el hecho de no haber ido a trabajar ese fin de semana al restaurante me salvo de un contagio seguro porque me lo hubiese pegado, eso estaba claro.
- ¿Por qué? – mi pregunta en realidad era una exclamación de angustia, mi porque significaba porque a él, porque se contagió, porque tenía que esperar para ver a un doctor, estamos en estados unidos hay miles de doctores, mi pregunta del porque era una súplica para que me explicara porque estaba pasando eso.
- Ok, por favor, cuídate porque el coronavirus no es un juego. Si necesitas algo que yo pueda hacer por ti por favor déjame saber ¿ok?
Necesitaba hacerle llegar mi afecto, mis ganas de salir corriendo a cuidarlo, mi deseo de que esa enfermedad se esfumara lo más rápido posible de su organismo.
- Voy a aferrarme a la posibilidad de sobrevivir, hay un 98% de tasa de supervivencia.
Tenía razón, la mayoría de la gente que se enferma sobrevive, pero también hay millones de personas que no lo lograron y en su mayoría eran personas con un sistema inmunitario debilitado, y justamente ese era su caso.
- Hazme una sopa- me dijo terminando con las siglas de carcajadas
- Preparo una sopa muy rica- le conteste terminando con la misma sigla de carcajadas
- Compre los ingredientes, pero no tengo ánimos de cocinar
- Lo sé, lo siento mucho- realmente me sentía afligida, – Pide una sopa en un restaurante, que te la despachen.
- A lo mejor- Contesto
- Estoy muy preocupada – confesé – Pero estarás bien – más que preocupada sentí miedo, en mi cabeza retumbaban las palabras que justamente esa mañana venia escuchando en el show del George Harris “Muchachos rebajen, que los gordos no lo logran”.
- Soy duro – dijo
- Mas te vale – replique.
- Ok voy a tener una consulta virtual con mi doctor – me escribió al rato, supongo que acababan de confirmarle en ese momento.
- Mejor eso que nada – conteste, pero realmente seguía sin entender porque era tan difícil tener una consulta con un doctor cuando estamos pasando por una pandemia en la cual es importantísimo ser atendido y recibir tratamiento lo antes posible pues de lo contrario las consecuencias son mortales sobre todo para personas de alto riesgo como era el caso.
- Yup- fue su respuesta, era su forma de decir que sí.
Deje pasar unas horas pero la verdad es que no había forma de que me tranquilizara, a partir de ese momento se apodero de mí una angustia muy fuerte, no sabía qué hacer, no quería pensar negativo pero los malos pensamientos no se alejaban de mi cabeza, era difícil que pudiera superar una enfermedad tan mortal, yo sabía que su sistema estaba muy debilitado, debía tener colesterol alto, triglicéridos, problemas de tensión, apnea de sueño, me estaba formando el peor escenario en mi cabeza, no me quedo más remedio que encomendárselo a la Virgen Delvalle y al Doctor José Gregorio Hernández les pedí que por favor hicieran el milagro de mantenerlo a salvo, no estaba segura que mis plegarias fueran suficientes pero era lo único que podía hacer.
- ¿Qué te dijo el doctor? Pregunte después de 2 horas de la primera conversación.
- La consulta virtual es mañana- me contesto. Sentí rabia, todavía tenía que esperar un día más para poder tomar acciones al respecto. ¿Cuánto tiempo ya tenía su organismo sufriendo los embates de la enfermedad? Me pareció una locura y solo respondí con una carita de sufrimiento.
- Voy a dormir, espero que estés bien por favor descansa y come algo – Le dije a las 10 de la noche, solo vi que leyó el mensaje y me quede tranquila, no me quiso contestar.
Al día siguiente temprano en la mañana le mande el primer mensaje, no había podido dormir bien en la noche con la preocupación.
- Solo déjame saber que estas bien- Paso una hora para que me contestara, fue una hora angustiosa, necesitaba saber que estaba bien, comencé a rezar.
- Estoy vivo – me contesto, respiré aliviada, le di gracias a Dios.
- Uffff que alivio- Le dije –
Me volvió a escribir al medio día para decirme que su hija le acababa de dejar te caliente y pho, aun no tengo claro que es pho quizás quiso escribir soup y se equivocó. Me sentí un poco aliviada de que su hija lo estuviera atendiendo, por lo menos tendría a alguien que estaría al pendiente de llevarle comida, yo había descargado la aplicación de envío de comida y trate de mandarle una sopa, pero por Dios que estaba tan nerviosa y angustiada que no supe cómo hacerlo y desistí.
- Excelente- le conteste- ¿Cuándo es la cita virtual con tu doctor?
- Temprano esta mañana. Un montón de medicinas serán entregadas en mi casa esta tarde.
- Ok muy bien, Déjame saber si necesitas algo.
Me dio las gracias y me dispuse a seguir trabajando, estaba más tranquila, se supone que ya el doctor le dio el tratamiento que debía seguir para curarse, se supone que si ya le dejo saber al doctor sus síntomas y las condiciones en las que se encontraba y el doctor solo le envió la receta es porque no estaba tan mal, se supone que si un doctor te hace una consulta y se da cuenta que estas en malas condiciones de inmediato te manda al hospital, se supone que estamos en los estados unidos y aquí los doctores se cuidan mucho de hacer las cosas bien porque de lo contrario serian demandados, se supone que el doctor había tomado la mejor decisión de dejarlo a salvo en casa haciendo su tratamiento tranquilo, yo solamente quería que ese tratamiento fuera lo suficientemente fuerte para que se recuperara pronto.
El restaurante abrió, no sé qué locura se le metió en la cabeza a la gerente del restaurante, ella estaba bien, ya le había dado coronavirus y en esta oportunidad salió negativa, pero aparte de Gabriel y otra chica todos los demás estaban en cuarentena esperando que le confirmaran los resultados, hasta ese momento estaban positivos con coronavirus el sub chef y el cocinero principal, los demás seguían esperando por los resultados.
La gerente del restaurante se dio a la tarea de hacer ella misma las pizzas que era lo único que podía preparar, hizo muchos intentos que fracasaron hasta que finalmente le salieron algunas que por lo menos se podían comer, pero estaban lejos, muy lejos de igualar a las pizzas del chef, algunos comensales se arriesgaron a comerlas, casi todas quedaron intactas en la cocina. Gabriel nos llevó una a la casa y yo ni siquiera me atreví a probarla, se veía realmente mal, le tomé una foto y se la envié al chef con la nota de: Pizza horrible de Dina. Sabía que ellos no se llevaban bien. No me contestó nada y después me arrepentí, quizás lo preocupe más de lo que ya estaba
A las 7 y media de la mañana cuando me preparaba para terminar de vestirme e irme al trabajo le envié mensaje.
- Buenos días, ¿cómo te ha ido con el coctel de medicinas?
- Maravilloso. No puedo dormir.
- ¿Por qué?
- No puedo sentirme cómodo
- A lo mejor tu horrible cobija no te está ayudando- Se lo dije con par de caritas llorando de la risa, me refería a la cobija roja horrible que tenía en la cama, él sabía que la odiaba, me había dicho que compraríamos una nueva entre otras cosas para la casa, además me había prometido comprar flores para cultivarlas en la terraza del apartamento, todo eso por supuesto antes de nuestra separación.
- Estas completamente en lo cierto- me contesto.
- Lo sé – conteste. Sentía nostalgia, lo podía ver tirado en su cama envuelto en la horrible cobija roja, podía ver su casa hecha un desastre, todo tirado, la cocina sucia y con el lavaplatos lleno de platos y ollas sucias, la basura sin recoger, el piso lleno de ropa y zapatos regados por doquier, como quisiera ir a ayudar, como quisiera ir a mimarlo con comida caliente, a sobarle la cabeza y decirle que todo estará bien, si tan solo esa enfermedad no fuera tan contagiosa, si tan solo pudiera ser inmune a ella, si tuviera un super poder para estar allí sin estar, hacerle compañía, besarlo, ayudarlo en todo lo que necesite. Se me salieron las lágrimas, él debía recuperarse, era testarudo y fuerte, tenía que estar saludable pronto de nuevo.
Antes de irme a dormir le volví a escribir para saber cómo se sentía, me respondió:
- Asqueroso –
- Pobre bebe – le respondí, estaba frustrada de no poder hacer nada para que se sintiera mejor.
- Esto está pateándome el trasero –
- Lo sé, pero tienes que ser fuerte y salir de esto rápido –
- Mi hija quiere llevarme al hospital – Realmente me preocupe, se estaba sintiendo tan mal que lo estaba expresando y, además, consideraba ir al hospital, la enfermedad lo estaba arrinconando.
- Esa es una buena idea – conteste.
- Tuve que usar toda mi energía para tomar una ducha hoy, pero lo necesitaba – me dijo
- Es mejor que los doctores puedan estar pendiente de ti en el hospital- le dije, quería entusiasmarlo a que se fuera al hospital, si en alguna parte podrían hacerlo sentir mejor era en el hospital rodeado de médicos, enfermeras y maquinas que podrían sacarle ese virus del cuerpo.
- A lo mejor – Odiaba cuando me contestaba con el “maybe”, para él eso era exactamente lo mismo que decir “no” pero sin tener que decirlo.
- Voy a tratar de dormir – Ya eran las 11 de la noche.
- Por favor haz lo que sea necesario para que te recuperes pronto – esa fue realmente una súplica, estaba ahora más preocupada que nunca, si su hija quería llevarlo al hospital era porque lo estaba viendo desmejorar, era necesario tomar acciones, pero no sé si este hombre testarudo iba a aceptar consejos.
A la hora de siempre en la mañana le mande el primer mensaje del día.
- ¿Pudiste dormir algo? Yo no pude dormir, estoy muy preocupada por ti, por favor, usa toda tu fuerza y lucha.
- Estoy bien – me contesto, creo que quería calmarme.
- Gracias a Dios.
Me quede tranquila, me había dicho que estaba bien así que lo deje descansar el resto del día, lo que hacía era entrar y revisar su última conexión, si veía que se había conectado hacia poco respiraba aliviada, eso significaba que estaba vivo y con fuerzas aun de revisar su teléfono, no quería atosigarlo a mensajes, lo único que yo necesitaba era saber que estaba allí luchando con la enfermedad.
- ¿Como te sentiste el día de hoy? Le escribí antes de irme a dormir.
- Muy cansado. Acabo de tomar una medicina para ayudarme a dormir.
- Que tengas un buen descanso
- Ojalá
Al día siguiente quería saber si había logrado dormir y a la hora acostumbrada le envíe mensaje.
- Buenos días ¿Pudiste dormir?
- Dormí un par de horas
- No es mucho
- Voy a intentarlo de nuevo ahora
- ¿Estas comiendo bien? ¿Quieres que te envíe algo de comida a tu casa?
- Muy amable de tu parte, pero no tengo hambre.
- Pero tienes que comer, aunque no sientas hambre porque de lo contrario te pondrás débil y eso no te ayudara.
- Comeré luego
- Ok
En la noche le pregunte que si había comido, como de costumbre me mantuve pendiente de sus conexiones, a veces no se conectaba para nada y eso me generaba angustia, otras veces se conectaba seguido y me sentía más tranquila, me contesto que sí, le conteste buen muchacho y su respuesta me dio mucha risa porque me mando un perrito con la lengua afuera, le había dicho como se le dice a los perritos cuando se portan bien y no me había dado cuenta, por lo menos mantenía su buen humor y eso era un signo positivo.
Los días pasaban y yo los iba contando, estaba esperando con mortificación el famoso día 10, pensaba que si él lograba superar ese día ya seria cosa de tiempo para su total recuperación. Para colmo de males mi hermano y su familia en Venezuela enfermaron de coronavirus también, enfermarse en Venezuela de lo que sea ya es preocupante, aún más si se trata de un virus tan mortal, inmediatamente quise ayudar en lo que fuera necesario, por mi hermano y su familia me sentí tranquila, no tenían síntomas alarmantes y aunque eso no es garantía de que saldrás librado de la enfermedad el hecho de que son personas sanas, delgadas, sin enfermedades previas y con buena alimentación a pesar de la crisis, me tranquilizaba mucho, sabía que mi hermano y su familia estarían bien.
Ya era semana santa, en los estados unidos no se celebra de la misma manera, para nosotros es una semana de ir a los templos, rendirle homenaje a Dios nuestro señor, ver documentales de cristo en la tele, ir a la playa y comer pescado, aquí se celebra la pascua con conejos y huevos de colores, el domingo era el día de pascua y para nosotros domingo de resurrección, un día especial porque representa el día en que el hijo de Dios resucita entre los muertos. Ese día le pregunté si había dormido, me dijo que un poco, quise saber si se sentía mejor o peor y me contesto que igual y al rato recordó que día era y me deseo una feliz pascua. Le explique que para nosotros en Venezuela era un día especial por ser la resurrección de cristo, le dije que estaba en mis oraciones para que recuperara su salud pronto, me dio las gracias, en la tarde le pregunte si había comido, había tomado sopa y le conteste de nuevo buen chico ahora con la imagen del perrito sacando la lengua.
Sali a trabajar y en la lavandería me sentía intranquila por no haberle enviado un mensaje al chef para mí era imperativo saber que seguía allí luchando por curarse, tan pronto pude le pregunte como se sentía y me contesto que muy adolorido, sentí mucha pena, quería ayudarlo a sentirse mejor pero no tenía manera, a él no le gustaba molestar, parecía que no quería que nadie sintiera pena por lo que estaba pasando, le explique que deseaba tener algún modo de hacerlo sentir mejor y me respondió que no me preocupara pero como no me iba a preocupar, la persona que amo esta pasado por un momento difícil, siente dolor, siente que va perdiendo las fuerzas, hubiese dado lo que sea por ayudarlo, por mitigar su sufrimiento por hacer desaparecer ese desgraciado virus que lo estaba apagando, un titan, un gigante, un poderoso como él debía salir airoso, pero solo Dios tenía la última palabra sobre este virus que parece más bien una macabra lotería del infierno porque a unos les toca vivir y a otros morir.
Le comenté que mi hermano y su familia se habían contagiado también de coronavirus en Venezuela y que estaba muy preocupada por eso, quise que sintiera que no era el único que tenía que luchar ni el único que la estaba pasando mal, solo me contesto un Oh No.
En la mañana del siguiente día quise hacerlo reír y le mande un video cómico pero un poco picante a la vez, también le pregunte como se sentía, pero ya al final de la mañana me contesto solo para reírse por el video, no me dijo nada más, al no obtener respuesta en la noche le volví a escribir preguntándole como se sentía.
- Aburrido- Me contesto.
- Pero ¿, mejor?
- Mejor
- Qué bueno
- Si
Sentí un alivio y una alegría tan grande que me dijera que estaba mejor, salí del cuarto para dejárselo saber a los muchachos, también llame a mi hermana y mi sobrina que estaban pendientes de la salud del chef, quería gritar de alegría, el chef se iba a salvar y ahora tenía que haberse dado cuenta que yo lo amaba con todo mi corazón, saldría de su casa a buscarme, a decirme que yo soy la mujer de su vida, que nadie le había demostrado tanto interés y afecto antes, que nadie estuvo al pendiente como yo, el correría a mis brazos, me veía llorando de felicidad abrazándolo de nuevo, me veía entrando en nuestra nueva casa con las flores que sembraríamos en el patio, cargados de bolsas de HEB para hacer la cena, me veía caminando a su lado después de comer, haciéndolo tomar sus vitaminas para recuperarlo totalmente de las secuelas del coronavirus, me veía siendo amiga de sus hijos e invitándolos a quedarse con nosotros en la casa, veía a mi hijo compartiendo con él, ensenándolo a cocinar. Él estaba mejor, mucho mejor, estaba ya casi recuperado, ¿qué más felicidad que esa?
Llego el día siguiente y me relaje, no le envié mensaje temprano en la mañana, ya estaba mejor, espere que el me enviara algún saludo o algo, paso todo el día y no supe nada, tampoco lo vi conectarse, después de hablar con mi hijo por teléfono y bañarme no aguante más y le mande un mensaje, le pregunte como se sentía eran las 6 de la tarde.
Cada vez que recordaba revisaba el teléfono para ver si se había conectado, nada, tampoco veía el mensaje, se hizo muy tarde y debía irme a dormir, comencé a pensar muchas cosas, en todo el día no me había enviado mensaje alguno y tampoco se había conectado, el mensaje que le había enviado a las 6 de la tarde seguía sin ser visto a las 11 de la noche, ¿Por qué?
Apenas desperté al día siguiente revise el teléfono con la esperanza de conseguir respuesta a mi mensaje del día anterior, el corazón se oprimió cuando no vi respuesta, tampoco se había conectado, comencé a rezar, por favor, Dios mío que no le haya pasado nada, me pare de la cama, me arregle para irme, cada 5 minutos revisaba el teléfono, nada.
Por el camino le exprese a Pamela mi preocupación, el chef no me contesto nada y no se conecta desde ayer, no entiendo que pasa si me había dicho que estaba mejor, estoy demasiado preocupada. Llámalo me dijo Pamela, lo pensé, si de aquí a esta noche no aparece tendré que llamarlo. Paso toda la mañana y nada, ya estaba entrando en pánico, Pamela trataba de calmarme, no seas negativa, él está bien, no te preocupes. Tenía mis dudas, algo estaba pasando, cada vez que tomaba el teléfono para revisar rezaba con todas mis fuerzas, a la 1 y 47 de la tarde apareció,
- Estoy luchando con esto. –
Tan pronto recibí el mensaje y vi que era suyo grité de alivio, estaba vivo, me estaba enviando un mensaje, seguía allí luchando y eso era lo importante.
- Gracias por escribirme he estado muy preocupada por ti.
- Sigue luchando yo sé que puedes porque eres un campeón
- OK
Eran las 1 y 47 de la tarde del 8 de abril, no le mande más mensajes, pero como siempre estuve al pendiente de sus conexiones, esa noche no quise decirle nada más solo revise que se conectó un poco antes de las 11 de la noche, me fui a dormir tranquila, el seguía allí.
Esa noche, mientras trataba de conciliar el sueño le hice una promesa a Dios, igual a la que él le había hecho, le prometí que si el chef se salvaba nunca más volvería a fumar en mi vida.
Temprano como siempre le envié mi acostumbrado saludo matutino.
- Buenos días, espero de todo corazón que hoy te sientas mucho mejor.
Ese mensaje lo envié con todo el amor y los buenos deseos del mundo, según mis cuentas era el día 10 de la enfermedad, la noche anterior se conectó así que estaba allí, a partir de ese día tenía que comenzar a mejorar.
Paso toda la mañana sin recibir respuesta y de nuevo la angustia se apodero de mí, no se conectaba, no respondía, sin embargo, ya había pasado antes así que era cuestión de tiempo para que volviera a aparecer, casi no pude probar bocado, estaba nerviosa, tenía una sensación desagradable en el cuerpo, le pedía a Dios constantemente que por favor apareciera, que estuviera bien, que comenzara a salir de la enfermedad, le comente a Pamela que como tendría el sábado y el domingo libres quizás podía irme y atender al chef, la respuesta de Pamela me desalentó, me dijo que si iba a atender al chef a la casa no regresara y tenía razón, irme a atender al chef significaba contagiarme y por lo tanto no podría ni regresar a la casa ni tampoco trabajar hasta que saliera negativa, además correría el riesgo de tener un virus mortal que no sabía cómo iba a reaccionar en mi organismo, algunos le va bien pero otros mueren, no era una buena idea arriesgarme de esa manera teniendo un hijo que depende solo de mi porque soy lo único que tiene, así que desistí de esa posibilidad, termino la jornada laboral y seguía sin recibir señales del chef.
Me fui a casa con el corazón oprimido, ni siquiera pude llamar a mi hijo, necesitaba calmarme, me quite la ropa y me metí en la ducha de seguro el agua caliente me ayudaría a relajarme un poco pero no, fue todo lo contrario, tan pronto el agua caliente mojo mi cuerpo no pude aguantar más, y comencé a llorar, caí de rodillas suplicando por favor Dios no te lo lleves, lloraba y lloraba sin poderme calmar, por favor mi Dios no te lo lleves, sentí que todo lo que habíamos vivido pasaba como una película frente a mis ojos, yo no sabría cómo explicarlo, jamás tuve una sensación como esa anteriormente, solo quería llorar sabía que algo estaba pasando, mi corazón lo presentía, toda mi alma lo estaba sintiendo, algo mal estaba pasando y que el chef no me contestara me hacía pensar lo peor.
Sali de la ducha con un dolor fuerte en mi alma, me serví una copa de vino y comencé a escribir en el grupo de las compañeras de trabajo para tratar de calmarme, les dije que sentía mucho miedo, el chef no me respondía los mensajes y tenía un mal presentimiento. Ellas trataron de calmarme con bromas y palabras de aliento, mi corazón seguía oprimido.
Al día siguiente estaba libre, me quede durmiendo hasta tarde porque apenas había podido conciliar el sueño la noche anterior la pase tratando de alejar los malos pensamientos de mi cabeza, inmediatamente tome el teléfono, no tenía respuesta del chef, tampoco se había conectado.
Me pare de la cama para tratar de entretenerme en mis actividades diarias, debía lavar, cocinar, limpiar, entre otras cosas, estuve ocupada con todos los quehaceres, deje el teléfono cargando en el cuarto mientras salía a mopear el piso. Gabriel llego a almorzar, fue tarde porque tenían mucho trabajo en el restaurante, la mayoría se habían reincorporado a sus labores, casi todos habían salido negativos en las pruebas y la cocina estaba andando sin el chef, muchos trabajaban contentos sin sus gritos y no lo extrañaban para nada. Otros lo estaban esperando con ansias para que pusiera orden y comenzaran a fluir las cosas de manera correcta como solo el chef sabía hacerlas.
Estábamos conversando en la sala Gabriel y yo sobre cualquier cosa cuando sonó el teléfono, Sali corriendo a contestar, era Omar, uno de los muchachos de mantenimiento, el que tiene más tiempo en la propiedad y por lo tanto mantiene mucha confianza con todo el personal incluyendo con los dueños.
- ¿Es verdad? Me pregunto. Omar sabia de la relación que había tenido con el chef, sabía que mantenía comunicación constante con él, es más, las veces que quiso saber cómo seguía el chef de la enfermedad me lo preguntaba a mi porque sabía que yo tenía información de primera mano. Esa es la razón por la cual me llamo de inmediato una vez se enteró.
- ¿Qué cosa?
- Que el chef se murió
Ya había caminado hacia la sala, estaba mirando a Gabriel en el momento en que Omar me soltó la bomba, caí en el sofá.
- Por favor dime que es mentira – las lágrimas comenzaban a rodar imparables por mis mejillas – es mentira, por favor, dime que es mentira –
La familia llamo para avisar a la compañía esa mañana, el dueño le hizo la llamada a Omar para avisarle y este quería confirmarlo conmigo porque tampoco lo podía creer.
- Déjame volver a llamar- me dijo para tratar de calmarme- a lo mejor fue un error-
Inmediatamente que colgó le dije a Gabriel, él trabajaba en el restaurante y quedo sin poder emitir palabra alguna, tome el teléfono y llame a Pamela.
- ¿Viste que tenía razón? – Le dije entre lágrimas – Yo sabía, yo lo presentía, el chef se murió.
Pamela no dijo mucho, solo se quedó pensando, tratando de entender que era lo que le acababa de decir, al rato fue que pudo emitir palabra estaba sencillamente impactada con la noticia.
Después de colgar con Pamela todo se me nublo, volvió a sonar el teléfono, era de nuevo Omar, lo atendí desesperada, aún tenía la esperanza de que todo fuera una confusión.
- El dueño dice que si, que lo llamaron las hijas murió ayer, pero que por favor no digan nada aun, él se encargara luego de dar la noticia en el restaurante.
Lo único que alcance a decir fue OK, el teléfono se me callo de las manos.
Comencé a llorar, a tratar de sacar el dolor tan grande que sentía en todo mi ser a través de las lágrimas, vi la cruz en la pared, le pregunte de nuevo a Dios porque me lo quito definitivamente, porque cuando pensé que todo se iba a arreglar entre nosotros decido llevárselo.
Además del dolor por la pérdida sentía remordimiento de conciencia, no había podido hacer nada para ayudarlo, lo imaginaba solo, sufriendo sin nadie a su lado que le tomara la mano, que le diera por lo menos un vaso de agua para mitigar el dolor, que le dijera que todo iba a estar bien, lo imagine agonizando solo en su sofá, sin querer molestar a nadie, testarudo pensando que no necesitaba ir al hospital, buscando la respiración, sintiéndose cada vez más dolor, y no pude hacer nada para salvarlo, no estuve allí para llamar al 911, yo lo hubiese salvado me decía una y otra vez, si se hubiese quedado conmigo no se habría muerto,
Sonó el teléfono de nuevo, era Ana desde Venezuela, Pamela le había avisado.
- Amiga te necesito – Fue lo único que pude decir antes de perder la voz entre los sollozos.
- Tranquila amiga, el está ahora en un lugar mejor, ya no tiene dolor, tienes que tranquilizarte, piensa en el bonito.
Ella sabía lo enamorada que estaba del chef, ella me vio muchas veces llorando por él, sabía que guardaba la esperanza de nuestra reconciliación, sabia por el dolor que estaba pasando, sus palabras me ayudaban, me dijo que lo despidiera, que le prendiera una vela para que buscara la luz, que escribiera en un papel lo que quería decirle, luego de tranquilizarme un poco le colgué.
Busque la manera de concentrarme, de dedicarle unas palabras bonitas para despedirlo, no podía, lo único que hacía era llorar y llorar, pensaba en la hija, él estaba supremamente orgulloso de su niña, acababa de irse a la universidad, podía imaginar el dolor por el que estaba pasando, pensaba en su hijo menor, de apenas 10 años, lo mucho que le haría falta su papa, en su hija mayor, la que lo cuido cuando se tuvo que operar de la vesícula un año antes, y por la que también le brillaban los ojos llenos de amor cuando hablaba de ella.
Esa noche no pude pegar un ojo, y por varias noches fue igual, el primer día que tuve que pasar por el restaurante después de su muerte fue el peor, lo vi caminando por todas las áreas, lo vi revisando las mesas, lo vi parado en la ventana donde se despacha la comida con su hermosa sonrisa, lo vi sentado en el carrito de golf que seguía parado en el mismo sitio donde lo dejo, lo vi saliendo de su habitación 1001 cuando pase por el frente, vi su camioneta parada en el sitio de siempre, lo vi surtiendo el área del desayuno en la recepción, la realidad es que nunca más lo volvería a ver en ninguno de esos sitios.
La primavera seguía allí, llena de hermosas flores, era la primera vez que la sentía, con su brisa suave, con pájaros hermosos llenando las copas de los árboles, en cada detalle sentía que estaba el, que venía a avisarme que está bien y que me estaría acompañando hasta que me sintiera mejor.
Una amiga me llevo a Walmart, allí imprimí algunas fotos de las que teníamos juntos, compre unos portarretratos y las coloque frente a mi cama, miraba sus fotos y le hablaba todos los días, cada vez que salía me despedía, cada vez que llegaba le contaba lo que me había pasado, tome un jarrón y lo llene de flores silvestres que corte durante el camino a casa, quedaron hermosas, son para ti mi amor, del sitio donde te hicieron trabajar tanto, le dije.
Un día lo sentí muy cerca de mí, mire su foto, le acaricie la mejilla y le cante una canción de cuna, sabía que los últimos días no había podido dormir, le dije que se fuera, que ya era hora de partir, que algún día terminaríamos lo que habíamos empezado allá en el cielo, que lo amaba y lo amaría por siempre.
Me fui de Jonhson City a los pocos días, me era imposible seguir allí recordándolo en cada mínima cosa que hacía, sé que mi vida continua y que algún día encontrare otro amor, pero también sé que el chef seguirá en mi corazón, él vive en mis recuerdos más bonitos aquellos que me hicieron feliz. Gracias, mi campeón el último mensaje que te envié jamás lo viste, te buscare en el cielo y allá si comeré carne contigo.
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