Al norte del inmenso y peligroso «Bosque de Nhul» se encuentran unas cordilleras gigantescas, llamadas «Las Murallas de Gea», cubierta por innumerables montañas siendo la más pequeña un poco más alta que los doce mil metros, éstas cubren aproximadamente todo el norte del bosque consiguiendo una anchura de más de mil kilómetros e impidiendo que la mayoría de las bestias que aquí residen escapen al norte del continente «Gea» y provoquen masacres descomunales, dado que, la diferencia que existe entre la fuerza de las criaturas que viven al norte y sur del continente «Gea» es tan grande como el cielo y la tierra.

Una de las criaturas más débiles del «Bosque de Nhul» son los llamados «Jabalíes de Roca», aunque si bien no están hechos literalmente de Roca, su piel es tan o más dura que el metal, su altura puede llegar hasta los diez metros de alto y su peso logra alcanzar sin mucho esfuerzo las quince toneladas.

Tomando como ejemplo a los «Jabalíes de Roca» (considerándolos como los más débiles del bosque obviamente) y liberando solo uno a modo de prueba en el norte del continente, los desastres provocados y tribus que serían asoladas pueden llegar hasta los tres dígitos fácilmente antes de ser detenido.

Solo existe un paso seguro que atraviesa a «Las Murallas de Gea» con relativa comodidad y es un pequeño camino, pero lo suficientemente ancho para que pase una carroza sin problemas.

Éste camino tiene protegida su entrada sur por una aldea con alrededor de unos cientos de habitantes que residen justo a las afuera del bosque.

Considerando los peligros existentes en el bosque uno pensaría que la estabilidad de la aldea estaría en peligro cada cierto tiempo, por no decir siempre, pero los habitantes de ésta aldea tienen una cierta particularidad que los diferencia de las tribus al norte del continente, puesto que, para poder vivir a las afueras del «Bosque de Nhul» es necesaria una fuerza acorde a éste.

Los aldeanos de ésta aldea, la cual es llamada «Aldea Piedra Férrea», poseen una fuerza descomunal además de una defensa comparable a los «Jabalíes de Roca», lo que los hace los mas idóneos para proteger la entrada al norte del continente.

Pero lo más llamativo de los aldeanos que aquí residen no es su fuerza ni su defensa, si no más bien la piel que todos y cada uno de ellos tienen, dado que, ésta misma está completamente cubierta de piedra y metales varios, lo que les da una apariencia algo tosca y burda pero no menos imponente frente a las bestias.

Son conocidos como los guardianes de «Las Murallas de Gea», llevan cuidando el camino que lleva hacia el norte del continente desde hace cientos de años y son recompensados por ello.

Cada mes un carro con recursos del norte es enviado, principalmente con metales varios y objetos de uso diario.

Pero la ubicación de su aldea es esencialmente por conveniencia, desde el momento en que descubrieron que ésta zona era la más idónea para el crecimiento y desarrollo de sus habitantes, pues los alrededores de la aldea, a los pies de la cordillera es donde se hayan la mayor cantidad de metales y piedras raras, las cuales son la principal dieta de éstos.

Por lo mismo en las cercanías de la aldea se encuentran innumerables accesos a minas profundas creadas por los aldeanos con la única finalidad de buscar alimento dentro de ellas.

Mientras mayor sea la cantidad y dureza de los metales consumidos por lo aldeanos, mayor será su fuerza y resistencia, así como su esperanza de vida, la cual puede extenderse hasta los quinientos años.

Es entonces la mañana de ésta misma aldea, en la cual uno pensaría que la rareza es el pan de cada día, que se puede ver una expresión de sorpresa en el rostro de la mayoría de todos, y no es de extrañar mucho la verdad, ya que, la vista que se puede apreciar en dirección al bosque, en la cual siempre es similar a una pared de arboles gigantes y frondosos situados muy apegados uno al otro, en estos momentos es muy distinta.

Lo que anteriormente era una pared de arboles ahora cambió, primordialmente en el centro de ésta donde se puede distinguir una senda sin fin completamente oscura y en vista de que ya no se puede percibir ningún tipo de árbol alguno o señal de vida, le da un aire completamente terrorífico.

El primer pensamiento que cruza por la mente de todos es la idea de que alguna bestia realmente poderosa terminó haciendo un camino hacia su aldea.

Pensamiento el cual es descartado al poco tiempo, esto debido a que en ningún momento se escuchó el aviso del vigía, quien es la persona encargada de vigilar las cercanías del bosque y tampoco se puede ver ninguna bestia causando desmanes en los alrededores.

El siguiente pensamiento en la mente de todos es acercarse donde el vigía para verificar lo ocurrido.

Es entonces cuando desde la dirección de la casa del vigía se puede oír los llantos de un recién nacido.

Lo que solo trae más confusión a todos, considerando el hecho de que no existen recién nacidos en la aldea y que el vigía encargado es un hombre mayor.

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