CARTAS A MI

Por Sara Negrón




“Escribe para ti mismo.”



PRÓLOGO

Me he encontrado en esta misma posición incontables veces, sentada frente a la computadora con las páginas en blanco, mi mente llena de ideas e historias que podrían o no ser un best seller y mis dedos jugando entre ellos armándose de valor para poder escribir al menos un párrafo.

Hay algo a lo que le temo más que al no escribir y es que quien vaya a leer la sinceridad de mis palabras termine rechazando lo que salga de muy dentro mí. Le temo a no ser tan buena como creo serlo. Le temo al resultado de desnudar mis sentimientos y convertirlos en palabras. Le temo a aquello que se pueda decir de mí pero también le temo a aquello que no se vaya a decir.

No hay motivo o razón específica para hacerlo, simplemente tengo esta enfermiza necesidad de hacerlo, y aquellos que alguna vez sintieron lo mismo lo comprenderán. Quiero escribir, aun si las personas me vayan a decir que no puedo. Quiero agarrar el valor suficiente y sacar a la luz mis sentimientos y mostrarlos como realmente son. Quiero convertir en palabras lo que voy arrastrando conmigo y que nadie más puede verlo o sentirlo.

He decidido tomar una actitud cínica y egoísta que podría dañar a otros, pero que daría paso a que las alas de mi alma se extiendan y vuelen por primera vez. Sin embargo, la misma decisión que tomo podría desencadenar en el encierro de mi propio ser y oscurecerme con la agonizante frustración del fracaso.

No soy ningún escritor, pero ahora me convertiré en uno escribiendo para mí, deshaciéndome de las cadenas de mi propia condena y revelando lo negro, lo azul y lo blanco de mí ser.

19 de junio de 2021

Querida Yo,

Me ha llevado algún tiempo el armarme de valor para escribirte estas palabras. La verdad es que no estoy bien. Las cosas en casa se han vuelto extrañas y nada es como antes. Extraño los días de mi niñez en donde no pensaba en nada, en donde podía quedarme horas perdida mirando el cielo.

Mi hermana mayor se hizo una prueba covid el día lunes, para la tarde el resultado salió positivo. El mismo día mí tío – el hermano menor de papá – fue llevado a urgencias por falta de oxígeno, su resultado también fue positivo. Llamaron a casa para informarnos lo que estaba pasando, y honestamente – como todas las veces en las que recibí noticias pesadas – no supe cómo reaccionar. Tras hablar con mi primo que es doctor y estuvo atendiendo casos de covid, sugirió que todos sigamos un tratamiento para el virus ya que al haber un infectado en casa era más que probable que todos nos hayamos contagiado. Claro que ninguno dudó de las palabras de mi primo, puesto que las semanas pasadas mi papá, mi mamá, mis hermanas e incluso mi abuela cogieron un fuerte resfriado. En otras palabras todos en casa menos yo cayeron en el campo de batalla. Así que todos están con tratamiento “covid” menos yo, ya que no presenté síntoma alguno, y me pregunto por qué ya que siempre fui la más débil de la casa. Menos mal aparte de perder el olfato y el gusto, tener diarrea y ciertas molestias el estado de todos es más que estable, lo que me llena de alivio.

Estas últimas semanas han sido muy estresantes para mí, además de tener que hacer de “mamá” y llevar la casa adelante, tuve que dar mis clases, tanto en el voluntariado como en las particulares. Aparte de eso el tema del dinero me estuvo poniendo muy ansiosa, papá no está trabajando y por ende no está generando dinero y como resultado no hay ingresos para la casa. Ya se ha gastado un montón sólo en medicamentos, en pagar el internet y en el mercado de la semana. No tienes idea de cómo me desagrada el dinero, pero vaya que lo necesito.

Estos días estuve reflexionando mucho en lo egoísta que soy al pensar en mí y en la libertad de ser un freelancer y no depender de una institución. Siendo mi primer año como freelancer no estoy ganando casi nada de dinero y eso me molesta porque quiero ahorrar, y en esta situación sería ideal para aportar a la casa. Estos días pensaba en hablar al instituto del cual me retiré sólo para poder tener un ingreso seguro y aportar de alguna manera económicamente. Pero, no quiero renunciar al agradable sentimiento de libertad y de independencia laboral… se lo comenté a papá, le comente el pensamiento que tuve y no me dijo nada. Eso me hizo sentir peor.

¿Sabes lo feo que se siente ver a mamá quejarse todo el tiempo, a papá dejando escapar suspiro tras suspiro y ver sus ojos cansados y su postura agotada, ver a mi hermana aislada y aparentemente malhumorada, ver a mis dos hermanas menores haciendo sus cosas entre que de mala gana porque ya se aburrieron del sistema virtual, y a la abuela sollozar porque sus hijos la olvidaron y nunca la visitan? No es necesario que respondas, estoy segura de que si sabes los que se siente. Para remate de todo es que no puedo hacer nada para mejorar la situación, no logro animarme a mí misma, cómo podría animar a toda mi familia que también pasa por sus propios desbordes emocionales.

Absolutamente todo en mi mente y en mi corazón está mezclado y no me deja estar tranquila, saco una sonrisa cuando las lágrimas de mi ser inundan mis emociones. Distraigo mi mente con canciones, con series o imaginaciones. Ya no quiero sentir, o por lo menos quiero sentir algo diferente. Solo espero que esta situación cambie, que algo bueno salga de esto porque siento que ya ni estoy viviendo, siento que básicamente estoy existiendo. 

15 de septiembre de 2018

Querida Yo,

Hay momentos en los que sólo quiero llorar, gritar y desgarrar. Hay momentos en los que odio y otros en los que amo a no dar más. Hay momentos en los que sólo quiero comer y otros en los que me quiero cuidar. Hay momentos en los que quiero soñar y otros en los que sólo me frustro y amargo. Hay momentos en los que ya no deseo estar y otros en los que más de mí quiero dar. Hay días en los que a mi cuerpo quiero renunciar y mi apariencia cambiar. Hay momentos como este que lágrimas puedo derramar… Siento una total mezcla de emociones y pensamientos. Mi mente viaja de imagen en imagen, desde lo vivido hasta lo soñado, desde lo escondido hasta lo mostrado.

Siempre me dijeron que yo fui la causante de todos los problemas de salud que tengo o tuve, todo por ser imprudente. No estoy segura si llamaría imprudencia a padecer dolores de cabeza desde la niñez, o haber nacido con displacía de cadera. No estoy segura si es por mi imprudencia haber heredado problemas en la tiroides. Ahora que lo pienso soy la autora de todo lo que está mal en mí. La genética no cuenta para nada, todo fue por mi imprudencia y ahora tengo que lidiar con las consecuencias de ello.

Ya me cansé de ir al doctor, cada vez que voy hay algo nuevo. Según dicen es por la tiroides. Sé que este problema no es tan grave como otros pero parece un cáncer del cual no puedo deshacerme ni sanar, es algo con lo que tengo que cargar hasta que mi cuerpo decida fallecer. Tal vez agravo mucho mi estado diciendo esto, pero es como cargar cadena perpetua, como caminar con los pies atados. No importa que tanto me cuide o que tanto intente, la enfermedad seguirá ahí silenciosa pero dejando su marcado rastro. Me consume, no sólo de manera física pero también emocional.

Sabes, me parece que a esta vida le gusta verme sufrir. Durante este año he enfermado de bronquitis repetidas veces. La verdad no tenía idea de lo que era, parecía un simple resfrío, así que terminé “sanándome” de manera natural. Pero claro, se fue haciendo más fuerte y resistente. Terminé yendo al médico porque ya no parecía un simple resfrío. Conclusión, bronquitis que terminó desembocando en un grado de asma bronquial.

P.S.

Fue mi imprudencia cuidar a mi sobrina que tuvo bronquitis.

30 de mayo de 2021

Querida yo,

Ha pasado bastante tiempo desde la última vez que escribí algo de mí, de hecho, creo que esta es la primera vez en el año que me tomo el tiempo para poner en estas hojas lo que el corazón me demanda liberar. Uso mis palabras en el idioma que me acompañó desde que estaba en el vientre, lo cual es nuevo ya que cuando se trataba de expresar mi sentir y pensar, el inglés era la mejor opción.

No sé cómo empezar, qué decir exactamente, pero debo sacarlo, no puedo seguir llevándolo conmigo. No entiendo por qué lidio tanto conmigo misma, con el futuro y con las metas o sueños. No entiendo por qué el vivir me resulta muy difícil. No sé por qué no puedo habituarme al ritmo de vida de este mundo. Y no sé por qué siempre ando deseando más, algo más. La verdad es que ya no estoy segura ni de lo que quiero, no tengo idea de qué hacer, y honestamente dudo que laguna vez lo supe.

Me siento frustrada y desanimada en muchos aspectos. La vida no es lo que esperaba, pero ¿alguna vez lo es? Odio pensar de esa manera. Me desagrada no tener una “esperanza de vida”, una razón para luchar. Soy alguien que renuncia con mucha facilidad cuando algo no me gusta, y ¿a dónde me lleva eso? A nada. Mi problema es que quiero ser y hacer demasiadas cosas fuera de mis posibilidades, fuera de mi alcance y habilidades. Quiero lograr aquello para lo que no fui llamada. Trato de amoldarme al sistema, pero simplemente no encajo, no puedo, no quiero. Hallo placer en cosas tan insignificantes y hasta ridículas que no me retribuyen de ninguna manera.

Quiero no tener que pensar en dinero, y es en lo que últimamente mi mente no deja de pensar. Quiero no tener que preocuparme por cunetas o la economía. Estoy harta del dinero y de su enorme importancia para sobrevivir en esta tierra, que si bien tiene cosas maravillosas está cada vez más infectada.

Hay días que me despierto y me digo a mí misma que quiero hacer algo como escribir, grabar videos, estudiar, leer, ver una serie o una película… pero de pronto este pensamiento turbio de “¿De qué te sirve hacerlo?” viene y se apodera de mi mente. En otras palabras, no hallo una razón, un motivo para hacerlo.

Hay una escena en una película en la que escuché: “Si al despertar por la mañana sientes que debes cantar, entonces se un cantante…” Claro que ese no es mi caso, cada mañana al despertar tengo un sentimiento diferente al del día anterior, ¿qué debo hacer entonces? Últimamente no quiero nada más que dormir. Prácticamente me obligo a despertar cada mañana y hacer la misma rutina sin sentido que me he impuesto para cada día. Quiero desesperadamente hallar eso que me haga feliz y que también me sostenga económicamente. Cada vez que esta clase de bajones vienen, trato de pensar en lo que me hace feliz en un día cualquiera y termino diciendo cosas como: dormir y hacer ejercicio, ver doramas y leer, cantar y reír… sin embargo nada de eso me asegura un futuro.

¡Maldita crisis existencial! ¿Por qué no puedo simplemente superarla y madurar? Me siento perdida y de vuelta en el foso de la oscuridad y desesperación, lugar donde he estado tantas veces que ya se siente como que nunca salí… es posible que no lo haya hecho. No tengo nada claro. No veo nada. Todo en mi entorno es tan oscuro como cunado cierro los ojos. Abiertos o no, no hay diferencia. Busco mantener el equilibrio mientras estoy en la cuerda floja y, sólo tengo dos opciones: derecha o izquierda. Tengo que seguir moviéndome para no caer, tengo que seguir caminando para no perder el equilibrio. Derecha o izquierda. Izquierda o derecha. Cualquiera que escoja terminaré cayendo. Mantengo el balance, cambio de pies pero aún no avanzo.

Hay algunas cosas que si está muy claras para mí. No estoy segura si vaya a lograrlas, o si vale realmente la pena, pero como dije, me hacen feliz. Uno, quiero adelgazar y vivir de manera sana. Dos, quiero dominar por completo el coreano; en lectura, escritura, escuchando y hablando. De momento no siento duda al querer estos dos.

Sé que hay más, mucho más que quiero, pero dudo demasiado, no confío en mí misma ni en mi capacidad para hacerlo, así que dejo que esos deseos vivan en mi mente e imaginación. Ya he metido la pata demasiadas veces como para seguir perdiendo más de lo que ya perdí.

27 de julio de 2018

Querida yo,

En ocasiones suelo creer que la vida es un viaje en el cual cada uno tiene la misión de encontrarse, de buscar quién es y qué debe hacer. Para cada persona esta misión será fácil o difícil de lograr. Somos tan diferentes que cada quien reaccionará de manera distinta. En cuanto a mí, tengo veintiún años y hasta ahora ha sido la tarea más difícil que tengo. Saber quién soy, buscarme, encontrar lo que tengo que hacer… es un reto que no logro superar. Veintiún años y aún hay cosas que no sé de mi misma, sin embargo de lo único que estoy segura que forman parte de mí y me hacen lo que aún no soy son la música, la escritura y la actuación. Creo que no son meros gustos o hobbies para pasar el rato, son actividades que he llegado a amar y que me hacen feliz aun cuando no sean para mí.

Hace algunos años intenté sumergirme en el maravilloso mundo de la música, ir más allá que simplemente escuchar las sublimes melodías, quise ser yo quien las cree, lo intenté. Tristemente mi falta de talento musical hizo que volviera a sentarme en la banca de espectadores, si bien aún gozo de poder escucharla y perderme en ella, quiero llegar al clímax de poder producir y no tan solo oír.

Por otro lado, “siempre” pensé que suelo desenvolverme y expresarme mejor escribiendo, aunque últimamente no ha sido de esa manera. En fin, recuerdo cuando estaba en mi último año de colegio y escribía para la clase de literatura, pese a que la maestra era la única que leía mis escritos, encontré – en cierta manera – mi voz, en especial en un momento difícil para mí y mi familia.

En cuanto a actuar, mi hermana menor me suele decir que soy demasiado dramática para actuar, no cree que sea lo mío. Realmente no tengo la menor idea de si tenga la habilidad o la madera para hacerlo, pero he sido tantos personajes en mi mente que siento esta incómoda cosa en el pecho que me dice que debo hacerlo, al menos para saber si puedo o no.

5 de julio de 2021

Querida yo,

Durante estas semanas he vuelto a sentir esa vocecita en mi interior que me dice que aún puedo hacerlo, que aún no es tarde. He estado practicando, mas no lo he estado haciendo bien, la verdad es que apesto. Sueño tanto con poder tener un voz linda… ¡Bah, qué digo! Sueño, deseo, ansío no sólo tener una voz espectacular y única, sino que anhelo con tener talento para hacer música.

Sé que el mundo está repleto de personas talentosas que día a día muestran ese talento en las redes sociales o YouTube. Cuando los veo, debo reconocer que los admiro, pero también los envidio. Pese a que esta chispa de la música aún brilla en mí, no sé si vaya a ser lo suficiente o lo necesario para – aunque sea – saciar y complacer esa sed que tengo por la música. Claro, el talento es importante, sin duda alguna, pero quiero saber desesperadamente si también puedo hacerlo.

No quiero fama, tampoco entrar en el mundo del entretenimiento, pero quiero hacer música para alguien en este sobrepoblado mundo, para alguien que pueda sentir aquello que vaya a transmitir tal como yo – y otras miles de personas – podemos vivir al escuchar la voz, el sonido de una nota… de aquellos que comparten su música.

Sinceramente no sé cómo voy a lograrlo, no tengo el talento, los recursos ni el “instrumento” para hacerlo. De momento solo mantengo la chispa encendida con esperanzas basadas en sueños inalcanzables que se apoyan en canciones que hacen que toque el cielo.

19 de diciembre de 2018

Querida yo,

Los días pasan cada vez más rápido, el año está por concluir y yo aún no sé dónde me encuentro. A veces me veo a mi misma en medio de un vacío donde quiero hacerme escuchar pero mis gritos son gemidos inaudibles.

Hay un monstruo en mi interior que desea salir, que desea destruir y darse a conocer. Ha estado oculto por tanto tiempo que viene a atormentarme en sueños, supongo que es la manera en la que se manifiesta. Este monstruo aparece gritando, lastimando, destruyendo… y no le importa. Cuando despierto aun siento el sabor de este ser. Con los ojos abiertos no puede salir, pero al cerrarlos en la oscuridad y soledad de la noche nuevamente sale jugando su destructivo papel.

P.S

El fin de semana nos reunimos todos en familia, la ocasión fue recordad el cumpleaños de mi abuela – quien como sabes falleció en agosto. Aun se siente raro, no me acostumbro a su ausencia, pero tampoco quiero aferrarme a ella. Todos lloraron, como era de suponer, sin embargo creo que fue una forma en la que muchos pudieron dejarla ir. No sé si yo la haya dejado ir, ¿cómo puedes dejar ir a alguien que no tuviste?

25 de junio de 2021

Querida yo,

Una vez más desperté sin ánimo de hacer algo. Me forcé a levantarme pese a que sentía mi cuerpo cansado lleno de flojedad. Me cambié, me quité la ropa de dormir y me puse la de ejercicio – cómo si eso pudiera mejorar algo. Tomé la computadora y bajé a la sala como de costumbre. Moví las cosas haciendo espacio para realizar mi rutina, ya es un hábito. Dejé que el movimiento y la emoción del ejercicio me inundaran, no creí que funcionaría pero así fue, poco a poco me sentí más despierta y con ánimo. Hay momentos en los que no quiero hacer nada más, me gusta esa sensación de poder que me da el ejercicio, me gusta sentir a mi cuerpo agotado y la sangre correr alocada, me gusta cómo me hace sentir. Tristemente, esa gloriosa sensación dura una hora de mi vida, ya que la misma continúa y el tiempo avanza y hay obligaciones que cumplir.

Por otro lado, la relación con mamá está volviendo a ser lo que era antes, repelente. Somos como agua y aceite, como perro y gato… y lo que me desagrada de esta situación es que pasa lo mismo con mis hermanas. Ellas han adquirido la misma actitud con mi madre. Siento que es por culpa mía. Me apena que la relación madre – hijas no sea la que ella o nosotras esperábamos ya que somos sus únicas hijas y ella es nuestra única madre. Realmente espero que no terminemos como mi abuela y mi madre.

P.S

Hoy, mientras preparaba el almuerzo, escuchaba una canción que describe exactamente como me siento últimamente – creo que es más, los últimos años. “…vivimos una vida siempre soñando un sueño que se haga realidad, así que yo vivo esta vida queriendo algo que no puedo ver, y algo que no puedo alcanzar o algo que no puede existir… Siento que me convertí en zombi, no estoy vivo pero aun camino, cuando el sol está sobre mí estaré esperando por el día para morir…

No sé cómo ni porqué, pero ese deseo de no querer despertar se está apoderando de mí nuevamente, simplemente no tengo ganas de vivir pero también quiero vivir.

21 de julio de 2019

Querida yo,

“Él llena mi vida con buenas cosas” la biblia dice que todo lo que pasa nos ayuda a bien.

Una de las cosas que jamás pude entender es porqué me es tan difícil creer en Dios. Nacer y crecer en una familia cristiana sin duda no te garantiza una fe verdadera. Para ser honesta he dudado mucho, y no solo he dudado, pero dudo. Hay muchas cosas que la biblia dice que en cierto aspecto me llena de esperanza, esa esperanza que me alienta a querer vivir, pero no puedo vivir lo que las sagradas escrituras demandan.

Me puse a pensar en porqué pese a todo lo que siento, todo lo que pienso y todo lo que soy e hice aún sigo aquí. Creo que es por pura gracia y misericordia del cielo. Supongo que como se dice “Dios tiene un plan para mí”, la pregunta es qué plan. Quiero creer que es verdad, quiero creer que él tiene un plan para mí, y es más, quiero creer en él. No importando cuanto haya intentado, tratado y esforzado, no logro vivir una vida que Dios espera…

P.S

No puedo asegurar que después de pedir perdón y rogar por redención, todo será perfecto… la verdad es que mi vida es un campo de batalla donde la guerra entre lo bueno y lo malo que se alimentan de mis pensamientos y sentimientos… quien vaya a ganar depende de cuánto se alimente de lo que en mí hay.

2 de enero de 2019

Querida yo,

Idealizar cómo puede la vida ser es una actividad que constantemente me gusta hacer, imaginar el inicio y los posibles finales. Sin embargo, toda esas escenas creadas en mi mente quedan olvidadas una vez que la realidad me confronta o cuando nada ocurre de la manera que no visualicé, mi ánimo decae y me siento triste.

Es posible que hasta ahora hayas visto que estuve escribiendo sobre mis penas y frustraciones. Es posible que yo termine por escribir las palabras más recónditas de mi ser, las más tristes y también las más feas, pero es posible que se esa la parte que quiera mostrar realmente.

Ya es dos de enero, un nuevo año. Para ser honesta a esta atura de mi vida me hubiera gustado publicar al menos un libro. También me hubiera gustado tener mi título y estar trabajando. Me hubiera gustado estar delegada – ¡maldita apariencia física! – Hay tanto que me hubiera gustado ser, hacer y tener para ahora, pero nada de lo que en mi mente sucedió ha ocurrido, y quién sabe, tal vez nunca ocurran.

No quiero llegar a ser una amargada, renegada con la vida – que por cierto creo que ya lo soy – solamente quiero poder ser y alcanzar todo lo que anhelo, o al menos una parte de ello, lo más importante. No quiero sufrir ni quedar frustrada porque no vaya lograrlo. Sabes, cuando me veo al espejo intentando buscarme, no veo nada más que a una chica gordita tratando de ser alguien más y buscándose desesperadamente. Veo a alguien que solo me produce enojo. ¿Quién soy?

No voy a engañarte, deseo tanto haber sido creada de otra manera y no como soy. Cuanto deseo que Dios me haya hecho linda, como mis hermanas. Hubiera querido que me haga con talento, ser un ruiseñor en lugar de una rana. Hubiera querido que me de las oportunidades que tanto anhelaba y nunca tuve. Hubiera querido… hubiera querido… hubiera querido… hay tantos “hubiera querido” que puedo llenar páginas enteras con todo lo que hubiera querido y de todas esas ninguna soy.

Quiero gritar, gritar de impotencia e incluso gritar rencorosamente por no ser lo quiero… ¿por qué Dios no me hizo así? Me duele y también me enoja que él me creara de esta forma, y para peor parece no haber razón alguna de ser como soy. Qué puedo lograr con esta actitud o pensamiento. Qué puede la gente aprender de mí.

5 de agosto de 2018

Querida yo,

Descartes dijo que el alma es toda esencia del hombre, sustancia que no necesita de ningún lugar para ser ni depende de ninguna cosa material. El alma es aquello que después de la muerte continúa dejando atrás su molde físico. Tal vez te preguntas porqué hablo del alma, la verdad es que quiero hablar de la muerte y de su efecto en los vivos.

Los últimos días viví algo que nunca antes había vivido, si lo había visto en películas o leído incontables veces, e incluso lo había escuchado de personas cercanas. Nunca supe cuál podría ser mi reacción hasta que sucedió. Siempre me había preguntado qué haría en tal situación, pero una vez viviéndola la figura es netamente distinta. Perder a alguien no es fácil. La muerte sobrepasa el entendimiento humano. La vida es lo único que conocemos y que vamos a conocer.

Todos en la familia estábamos conscientes de que su partida llegaría, ella ha sufrido mucho en estos últimos años. Verla no ha sido nada sencillo. Era como tener un bebé crecido y arrugado. Poco a poco se veía la luz de sus ojos apagarse pero que aún rogaban por más días de vida. Al cuidarla, al cambiar su ropa o al alimentarla deseaba darle mi vida para que ella alargara la suya. Por qué aquellos que deseas vivir tienen que sufrir, y nosotros que no aprovechamos la vida se nos otorga muchos días.

Estábamos solas en casa. No teníamos ni la menor idea de los correteos de mi papá y sus hermanas en la ambulancia. Esa noche no se dijo mucho. El ambiente era callado. Sabíamos que era el momento. Pasadas las nueve detonó la noticia, ella se fue. Su alma, su espíritu dejó su cuerpo físico y se fue. No la vi. No lloré, no podía. Las lágrimas simplemente no me salían. Quise ser parte y acompañar a mi papá en el proceso. No me dejaron. Ellos se fueron hicieron todo lo que tenían que hacer. Me quedé en casa esa noche sin llorar y sin poder dar consuelo. Me dormí pensando en la muerte pero incrédula ante la situación.

El velorio fue la noche del día siguiente. Por la mañana me puse a limpiar la casa como loca. Necesitaba distraer mi mente. No podía sentir nada, ni tristeza, ni dolor, siquiera enojo. Seguía sin llorar. En el velorio había muchas personas. La familia moqueaba y dejaba caer tristes lágrimas de sus ojos hinchados. Aun cuando mi corazón se conmovió al ver a mis tías y sobre todo a mi papá, las lágrimas no me salían.

Solo Dios sabe por qué pasan las cosas” dijo un hermano de la iglesia quien compartía algunas palabras de “animo” para nosotros. ¿Solo Dios sabe por qué pasan las cosas?, seguro, pero la muerte nos pasa a todos, la muerte es parte de la vida, está establecido que todos moriremos algún día. En verdad que deteste esas palabras. Era su momento, no algo injusto, era su hora.

La mañana siguiente fue el entierro. Nos dirigimos al cementerio. Aun no tenía lágrimas. Aún no podía llorar. Caminé sola entre los árboles y nichos de ese campo santo. Miraba mi entorno y las personas que nos estaban acompañando y no sé por qué no sentía sinceridad en su presencia. Se hizo oficial, el ataúd se metió al nicho y cuando se hubo sellado, se confirmó su total partida.

No sabía que sentir, estaba como un observador sin palabras que dar y sin la empatía para escuchar. Es posible que mi actitud haya sido demasiado antipática, pero después de ser mi primera vez perdiendo a un ser querido, y viendo toda esa formalidad del velorio y del entierro, me di cuenta de que no sirve de nada, que mi abuela yacía en el cielo gozando de la eternidad sin mirar atrás. Pero al ver las lágrimas de mi papá y hablar con tono quebrado tratando de componerse, recordé que los funerales no son para los muertos, sino para los vivos. La forma en la que recibí a la muerte puede que haya sido muy distinta a la de los demás. Al salir del cementerio sentí algo, pequeño, pero al menos estaba sintiendo algo. Me sentí aliviada y en cierta manera feliz de que mi abuela ya no estuviera sufriendo y de que se encontrara más allá del sol, en ese hogar, dulce hogar donde no hay dolor ni sufrimiento. Ella estaba en paz.

6 de septiembre de 2019

Querida abuelita,

Ya ha pasado un mes y recién te vengo a ver. No me había dado la oportunidad de ver cómo había quedado tu nicho el día del funeral. Y aquí está frente a mí, en blanco sucio y flores marchitas.

Quise venir desde hace mucho, quería que sea una vez más sólo tú y yo, es posible que el deseo de verte haya sido tan grande ya que vine de manera automática, sin siquiera pensarlo. Nuevamente entré por la inmensa puerta de este campo santo trayendo vívidamente los recuerdos de aquel día a mi mente. Caminé sola como en el día de tu entierro, vaya coincidencia.

Sé que nunca me trataste mal, nunca me hiciste llorar, nunca tuvimos un mal momento juntas, pese a que muchas veces te quejabas bastante. Ahora que lo pienso es algo que tengo de ti. Mientras más te recuerdo, más alegre te veo. Incontables veces me hiciste reír y también feliz, pese a que yo te hacía renegar. Contigo era fácil charlar. Podía quejarme, hablarte de las clases, no importando lo que era sabías escuchar. Muchas veces al contarme una historia hacías que mi mente viajara, escuchar tus anécdotas y vivencias era incomparable.

Tuviste una experiencia diferente con cada una de mis hermanas, un estilo de conexión distinta a la nuestra. Tengo que confesarte que por muchos años el enojo de mi madre provocó que me alejara de ti, pero una vez vi tu verdadero ser todo fue diferente.

Me hubiera gustado haber pasado más tiempo contigo, haber hecho más por ti, o por lo menos haber mostrado el amor que te tengo. Sé que hice todo lo que estaba en mis manos, todo lo que pude… siento que pude hacer más, pero no lo hice por estar enfrascada en mi propio dolor e inmadurez. No me arrepiento de nada excepto de no haberte dicho te amo más seguido.

Puedo notar que mi duelo es diferente al de otros. Después de un mes recién tu ausencia empiezo a sentir. Nada, absolutamente nada es lo mismo sin ti, y sin duda no será lo mismo, de hecho tengo miedo a que las cosas, la relación cambien de manera rotunda. No quiero olvidarte, no quiero que te olvidemos, pero quiero que podamos dejarte ir.

Antes de irme, quiero dejar aquí las lágrimas que aquel día no pude derramar. Dejo aquí mi sentir, mi dolor, mi pena y estas palabras. Dejo un beso sobre este nicho para despedirme, de la misma manera que besé tu cabeza la última vez que nos vimos. Pronto volveré y estaré esperando verte de nuevo, ya sea en un sueño o en cielo.

Te amo mucho mi clavel blanco.

26 de junio de 2021

Querida yo,

Tengo la sensación que cada día que pasa es un día en el que me desentiendo con mi entorno y con las personas que en él están. He llegado a cierto punto en el que no me toleran y no tolero a nadie. Me he encariñado con este ámbito de soledad que mayormente no quiero nada más que mi espacio. Sin embargo, hay momentos en los que esa misma soledad me consume y deseo afecto y personas cerca de mí, pero cuando eso ocurre, es cuando menos mi entorno cerca de mí quiere estar.

No deseo decir esto ya que siento vergüenza de mí misma, especialmente porque he tratado de cambiar. Siento que mi forma de ser, mi actitud, mi personalidad o como quieras llamarlo es un extraordinario repelente de personas. Se siente horrible. Lo detesto. Detesto tener un concepto así de desagradable de mí misma, siendo de esta manera no consigo nada más que perder a las personas que aprecio, no logro nada más que perderme a mí misma… no importa cuánto me esfuerce, no importa cuánto trate de mejorar, sólo me auto saboteo sin dejarme salir de éste círculo vicioso.

No es muy detallado lo que estoy diciendo, pero sé que sabes a qué me refiero. Este concepto que durante estos años he creado de mí misma es justamente lo que me lleva a tener esa reacción de no ser yo misma, ni dejar que otros entren en mi vida. Me estoy envenenando de con mi propia toxicidad aun sabiendo que puedo abrir la ventana y dejar el aire entrar.

30 de julio de 2019

Querida yo,

Nunca he sido ese estilo de personas que tiene muchos amigos. No soy ese estilo de persona con quien todos desean estar. Me entristece el hecho que cuando alguien me conoce me olvida con facilidad – al menos eso es lo que pienso, podría estar equivocada… tú si te acuerdas de mí.

Tengo este sentimiento que soy este estilo de persona que a veces puede hacerte reír, que puede sentir tu tristeza cuando lo necesites, alguien que puede escucharte en lugar de hablar… pero soy alguien a quien se olvida con facilidad. ¿Soy realmente así?

No deseo tener muchos amigos, solo quiero tener los correctos. Quiero ser sincera conmigo y con ellos. Quiero no tener miedo de mostrar como soy realmente, aunque ellos terminen riéndose de mí.

Papá me dijo una vez “el que quiere amigos ha de mostrarse amistoso”, sé que soy amistosa, pero no sé por qué intento congraciarme más, trato de agradar a todos y al mismo tiempo no quiero. Puede que decir todo esto no tiene sentido alguno, pero querida yo, cuando pienso detenidamente respecto al tener amigos y ser amistosa, me doy cuenta que si quiero amigos pero al mismo tiempo no.

28 de agosto de 2019

Querida yo,

No estoy segura de cuántas veces intenté algo, pero después de un tiempo terminé dejándolo. ¿Por qué no puedo simplemente ser consecuente?

Estoy luchando con mis pensamientos y mis deseos. Es como que quería realmente algo, pero simplemente ya no lo quiero – no es la primera vez que siento esto – pero también siento que muy dentro de mí aún lo deseo, aun lo quiero. Así es, estoy hablando del teatro. Ha pasado un tiempo desde que dejé de ir, y no sé por qué, una parte de mi simplemente no quiere ir más… pero, está este otro lado que quiere continuar… ruego por saber qué hacer, no puedo decidir. No es exactamente el sabor que creí que tendría, sin duda aun idealizo sus colores y sabores. No es como en mi mente pensaba y creatividad había inventado. Pero, sin duda alguna he aprendido varias cosas, desde respirar hasta el hecho que no me gusta que me digan qué hacer… tal vez la actuación no sea para mí, tal vez el crear lo es. No estoy segura de nada por el momento. He pedido al cielo que me ilumine pero no tengo una respuesta.

Querida yo, no sé por qué me esfuerzo tanto en saber si continuar con la actuación o no. No he desempeñado muchos papeles desde que empecé, no he salido en escena aun, todavía siento miedo al rechazo y a hacerlo mal. Y sabes, dadas las circunstancias, mi entorno y las oportunidades, el actuar no me dará nada.

20 de agosto de 2018

Querida yo,

Cinco de seis. Ya son seis clases del reclutamiento actoral, yo solo asistía a cinco, el primero me lo perdí. En fin, no quería tocar este tema hasta que concluyera mi experiencia con la actuación, pero si decido hablar ahora es porque lo necesito, necesito poder sacar esto que siento. Traté de compartirlo con mis hermanas pero fue casi imposible, me gustaría decírselo a mis padres pero no, sabes que no están de acuerdo con esto, así que te lo digo a ti.

Durante este tiempo he aprendido bastante, no explicaré mucho ni a detalle pero hay dos cosas que quiero apuntar ahora: uno, no compararse con lo que se hizo previamente ya que el objetivo es ir mejorando y porque cada clase se aumenta al nuevo o diferente. Dos, actuar es ser tú mismo en una determinada situación. A lo que me lleva estos dos puntos es que desde que inicié no dejo de comparar lo que hago conmigo misma y con los demás, también tengo problemas con eso de ser yo misma en una situación determinada. Pienso que ocurre esto porque no tengo muchas experiencias de vida, pero sobre todo porque no soy yo misma.

He encontrado otro problema más, ansío hacerlo bien, quiero actuar y deslumbrar pero estoy empezando a frustrarme ya que no obtengo el resultado que espero. La verdad es que tengo miedo, tengo miedo a ser un fracaso en esto como en otras actividades que ya intenté. Tengo miedo a no tener talento, no quiero desechar esto y mandarlo a la bodega de sueños perdidos por no tener el talento que se requiere para desempeñarlo. Durante mi tiempo de vida he tenido que desechar, borrar sueños por falta de la destreza y habilidad – extraño el atletismo, extraño la guitarra, extraño pintar… – ya he dejado a un lado demasiado como para quedarme con las manos vacías. No quiero quedarme sin nada, no en este despiadado mundo que no le importa caer sobre ti con todo su peso y aplastarte haciéndote sentir insignificante y miserable.

Me duele. Duele sentir que ni para esto sirvo. Me duele ver que no soy lo suficientemente especial como para recibir un alago. Me duele esforzarme y no recibir nada a cambio.

Tengo que decirlo nuevamente. Tengo miedo a fracasar. Me siento débil y triste. No sé por qué este morboso deseo de ser aplaudida y admirada, pero tengo miedo.

3 de julio de 2021

Querida yo,

No es la primera vez que siento esto. De hecho cada año es peor. Tengo flojera vivir. No sé si realmente es flojera o si es depresión, no sé si se ha vuelto un mal hábito o es que tengo alguna enfermedad. La cuestión es que tengo flojera vivir, literalmente quiero hacer nada, botarme a la cama y simplemente existir. Sólo quiero vaguear, literalmente vaguear, perder el tiempo haciendo cosas no productivas, pero más que nada quiero dormir y ya.

Escuché a alguien decir que es normal sentirse de esta manera, que todos en un momento dado sentimos una incontrolable flojera por vivir. Sin embargo, en mi caso se está tornando más y más grande hasta el punto que no me preocupa mi fututo no dónde caer muerta.

Cómo me gustaría que nuestro cuerpo tenga un botón de reset, para así empezar desde cero con una nueva mentalidad y objetivos claros. Quisiera ser como una máquina a la que se le programe qué hacer y cumplir diariamente para lo que fui creada. Pero no. No soy una máquina, soy un humano que siente, y creo que siente demasiado. Soy un humano que no se conforma con lo que es ni con lo que tiene pero que tampoco hace algo para cambiar o mejorar. Soy un humano ahogándose en el vaso de agua de la vida y en el mar de sus pensamientos. Soy un humano que mientras más días de vida tiene ruega al cielo por no tener más. Soy un humano que está cansado de la misma porquería de cada día y de la humanidad en general. Soy un humano egoísta que sólo quiere cesar.

Querida yo, dime cuándo nos daremos la libertad de vivir realmente.

12 de octubre de 2018

Querida yo,

Ha habido tantos secretos hasta ahora que estoy harta de ellos. Secretos entre hermanas, secretos con mis padres. Hay tantas cosas de sus vidas que no sé y tantas otras que ellos no saben de la mía como también hay aún otras que desconozco de mis hermanas. Y así nos hacemos llamar familia, qué ironía. Sabes, la verdad que en este punto ya no me importa lo que vaya a ocurrir, sin embargo aún siento un peso, una obligación por mis hermanas menores en especial por lo que terminé confesando.

Nada, absolutamente nada es como creí que era, es que soy acaso tan inocente. No he estado viendo más allá que mi propia condición, que una vez la realidad me golpeó hizo que gritara de desesperación por querer huir de todo. “¿Y crees que morir es la solución a todo?” fue lo que papá me dijo. Sinceramente no creo que morir sea la solución a nada, es solo un escape sin retorno, y en este momento solo quiero escapar para no retornar.

Todo este año ha sido muy confuso, lleno de bajones respecto a mi futuro y qué hacer al terminar mi carrera. Sólo un mes más de estudio y luego qué. Estoy confundida respecto a mi fe, no sé si realmente tengo una o si alguna vez la tuve. No sé si realmente Dios me ama, en especial por despreciar la vida que me dio. Mis padres dicen que sí, que él me ama. Pero si me ama por qué no sirvo para nada, si me ama por qué no hallo una esperanza, si me ama por qué no puedo verlo ni sentirlo, si me ama por qué pienso así.

Las ganas que tengo para hacer ese escape sin retorno es solamente porque ya no quiero sentir, ya no quiero ver, ya no quiero hablar, ya no quiero vivir. Quisiera tener motivos más fuertes que me lleven a pensar de esta manera, pero no hay nada más que la confusión en mi mente y el sentir extremadamente que la vida no es más que un castigo divino.

P.S. Recordé que una vez hace años pasamos una situación difícil en la familia, todos sufríamos pero no nos consolábamos entre nosotros. Tenía que cargar con mucho, no puedo especificar los detalles, no me corresponde, pero estaba cansada, cansada de cargar con el dolor de mis padres, cansada de lo que estaba pasando, cansada de haber renunciado a una parte que me hacía feliz, cansada de tener que sostener a mis hermanas para que ellas no caigan. Recordé que un día estaba ya harta, agarré unas tijeras sin intención de hacer algo, me puse a jugar con ellas, de pronto empecé a raspar mi brazo, vi que la piel empezaba a pelarse y la sangre a brotar poco a poco, dejé las tijeras, y me dije que no lo haría. Aunque por un momento el dolor físico disipó el dolor emocional, me di cuenta que realmente no le hallaba un sentido a esa estupidez de lastimarme físicamente, ¿qué no bastaba con el dolor en el corazón como para dañar mi cuerpo más?

Siempre lo pensé, pero nunca lo hice. No puedo decir que no tuve el valor de hacerlo, morir bajo mis propias manos no es un acto de valentía.

No lo haré.

22 de octubre de 2018

Querida yo,

No recuerdo si lo escribí, pero sé que lo dije “Tenemos que hablar… no podemos callar y vivir una doble vida fingida”.

Terminé gritando y enojándome, reaccioné horriblemente golpeando la pared como si la pobre tuviera culpa en ser testigo de todo. La bestia que tanto temía que saliera terminó afuera soltando palabras de las que hasta ahora me arrepiento. Me equivoqué. Pedí perdón, pero como todo lo que digo últimamente, mis palabras resbalaron de los oídos de mis hermanas cayendo en tierra y hundiéndose allí.

Hace unos días dije que es mejor que las cosas se vayan diciendo y no esperar a que todo estalle, no como la primera vez cuando todo se desbordó. Ese día tenía una corazonada, sentía que algo pasaría, lo presentía.

Lunes, el día D, el día de la temida explosión. La menor de nosotras comentó a su amiga un tanto de lo que pasaba y lo que le preocupaba. No culpo a la amiga, pero no tenía partida en este juego. Ella terminó contando a su mamá y a su vez su mamá le contó a la mía. ¡Vaya cadena nos tocó! Esa tarde estábamos en casa y mamá nos preguntó qué estaba pasando con la mayor de todas. No quise decir nada, sentía que no tenía el derecho de exponer a la mayor de nosotras, así que dije “Pregúntaselo a ella.” Por otro lado, la menor contó todo lo que sabía, me sorprendió el hecho que sabía más que yo. Mamá con esa única habilidad de hacerte sentir culpable, terminó hundiendo mis sentimientos haciendo que la culpa que ya sentía se convierta en una carga más pesada de llevar.

No me arrepiento de no haber dicho nada, después de todo ella sólo me había compartido la punta del iceberg adornado sus verdades y secretos tomándome por tonta. No sé por qué la mayor terminó contando sus secretos a las dos menores cargando en sus corazones semejante peso. Pienso que de alguna manera sobre sus sentimientos influyó y sacó ventaja de alguna manera. Ahora sé que todo lo que las menores saben yo no lo sabía.

Al final hablamos con papá y mamá, menos mal no detonaron como lo esperaba y tanto temía. Pero después de hablar, pero no de haber sacado todo a luz, la mayor se quedó con ellos, no sé qué fue los que dijeron, solo sé que nada está bien, tal vez está peor. Después de lo que repentina pero esperadamente pasó, la mayor de nosotras ha perdido por completo la confianza en sus hermanas, claro nada es igual y no lo será, sólo queda esperar que sea para bien o para mal.

Sé que no soy perfecta, nadie lo es, sé que hago mal y que oculto no solo lo que hago pero también lo que siento y pienso, pero el ambiente es completamente tenso. Las miradas, el tono de voz, nuevamente desconfianza… no puedo decir que antes era mejor, este ambiente es igual de malo que cuando se ocultaba todo.

19 de julio de 2021

Querida yo,

Hay algo que no he dicho todavía, y es el hecho que si había vuelto a confiar en Dios ahora he perdido esa confianza. Creo que estoy molesta, no sé si con él o conmigo. La verdad que no veo nada con claridad.

Estos días estuve revisando las cartas que escribí durante finales del 2019 y la primera mitad del 2020. Hay un común denominador que encontré y es que en mis cartas aún muestro que muero por dentro, pero a diferencia del hoy es que entonces pedía ayuda a Dios. La verdad, la dificultad, el problema, como quieras decirlo siempre estuvo ahí y sigue, pero al juzgar por mis cartas con Dios los días se hacían pasables.

El 8 de septiembre de 2019 escribí: “Querido Dios, gracias por lo que has estado haciendo conmigo últimamente. No estoy de acuerdo con todo, pero sé que es para mi bien – todo lo que viene de ti trae algo bueno. Gracias por los regalos del hoy, continúa sorprendiéndome con todo lo que tienes para mí. Dame ese corazón abierto para recibir todo con gozo y amor.” Recuerdo con claridad que trataba de entregarle mí día a día y vivir con un corazón y mente conectados al suyo. Para ahora solo le pido nuevamente que mis días terminen.

P.S. Querida yo, he vuelto a dudar.

31 de octubre de 2019

Querida yo,

Tal vez no hay forma para decir esto, tal vez solo hay una manera para decirlo. Tenemos una sola vida y una sola oportunidad para vivirla y hacerlo a lo grande o desperdiciarla. Podemos tener diferentes opciones pero solamente podemos tomar una. No estoy segura de lo que estoy tratando de decir ahora, tal vez es que… lo que quiero decir es que apenas estoy dando mi mayor esfuerzo para vivir esta única vida que se me ha otorgado. Estoy haciendo lo mejor para creer que estoy en el lugar y camino correctos. Estoy haciendo lo mejor que puedo para creer en Dios, no digo que no crea en él, pero me cuesta entender sus planes y voluntad.

Sabes, no puedo decir que mi vida es la peor, porque no lo es, pero tampoco puedo decir que es la mejor, porque no lo es. Estoy segura que mi vida puede ser mejor que la de muchos, pero también puede ser peor que la de otros, ¿cómo puede ser eso posible? No puedo explicarlo. En ocasiones, siento que soy el resultado de algo no deseado, esperado pero no deseado. Vine a la tierra para ser el castigo de alguien más o simplemente éste es mi castigo.

Solo sé que a pesar de todo este pensamiento, estoy aquí. Debe haber una razón por la cual existo, sea para bien o para mal. Espero un día ser capaz de entenderlo completamente, pero por ahora supongo que no importa cuán sola o inútil me sienta, debo confiar, solamente confiar… confiar aunque me cuesta y aunque aún duele y duele mucho.

25 de marzo de 2020

Querida yo,

Siento una completa desesperación. En mi corazón hay una mezcla de todo. Al principio creí que las cosas irían bien, en especial porque he estado tratando de dar mi vida diariamente a Dios. Pero sabes, en este momento no siento más que duda, la vida acaba de dar un giro de trecientos sesenta grados, no creí que la situación del COVID sería tan grave, pero lo es.

Hace poco que empezamos la cuarentena y debo decir que me hizo feliz saber que no tendría que trabajar, creo que salté de una pierna al enterarme. Por otro lado no puedo pensar de esta manera teniendo en cuenta que hay miles de personas muriendo por este virus. Hablando de ello, hay muchas teorías al respecto y la verdad que ya no sé si creerlas o no. Cada cosa que se dice me lleva a pensar en que esta situación es una porquería. Lo sé, no me digas nada.

Supuestamente en un par de semanas todo volverá a la normalidad, who really knows? Pero de momento me hace tan feliz no tener que pensar en madrugar, no tener que pensar en trabajar, no tener que pensar que hay responsabilidades que tengo que cumplir porque tengo que trabajar. A pesar de sentir esta tranquilidad de no tener que enfrentar el ámbito laboral, siento una creciente ansiedad porque una vez que termine tengo que volver a la vida que no me gusta. Volver a trabajar, enseñar y madrugar sólo por dinero. ¡Ah!, hablando de dinero, tenemos lo suficiente para este tiempo, pero no sé qué pasará después.

1 de julio de 2021

Querida yo,

Mientras más reviso mis cartas del año pasado más encuentro cartas, o más bien, plegarias a Dios. He redactado casi cada día pidiendo por ayuda, guía, misericordia y un montón de cosas al Dios que me permite vivir. No sé cómo – nuevamente – he pasado de escribir a Dios cada día a dejar de pensar en él.

Hay un pasaje en la biblia que dice “…el hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos…” Tras analizar mi vida y todo lo que he hecho me doy cuenta que no soy nada más que un ser de doble ánimo, inconstante en todos sus caminos; y no hablo simplemente de todo lo que inicié y nunca terminé, hablo de mi vida con Dios. Muchos no lo entienden he incluso he sido juzgada y despreciada por ello. Muchos creen que es fanatismo, pero no saben lo difícil que es la vida siguiendo a Dios. Siento que me estoy rindiendo en ello también.

Mientras más pienso en mi vida, en lo que hago, en lo que no hago, en lo que pienso e incluso en lo que quiero, me digo a mi misma que no hay manera en que Dios me otorgue la vida que quiero ni la muerte antes de su tiempo. No sé cómo detallar o explicar esto…

Siento un vacío en mi corazón y soy muy consiente que solamente Dios puede llenar ese vacío, pero confieso que quiero llenarlo con cosas que no vienen del cielo, quiero llenarlo no con cosas que Dios me ofrece, pero con cosas que el mundo y la vida me ofrece.

P.S. Mientras no me decida, seguiré tambaleando estando inestable llorando por algo que aún no sé si quiero.

Marzo 17 de 2019

Querida yo,

Sé que no he escrito en mucho tiempo, qué puedo decir, la vida ha sido algo rara últimamente. En resumen, terminé mi carrera, obtuve mi título, empecé con un nuevo grupo de teatro – en el cual soy oficialmente un miembro – estoy enseñando inglés y gramática en español… Hay montón de pequeñas cosas que están ocurriendo, algunas me gustan, otras no.

Tengo mi mente y mi corazón lleno y vacío al mismo tiempo. Quiero sacarlo todo, pero simplemente no puedo, no me sale. Quiero llenar ese vacío, pero no estoy segura con qué. Quiero sentirme como la estrella de la película por una vez en mi vida, quiero sentir que lo estoy haciendo bien. Quiero brillar, no para aplacar a otros, pero porque tengo la necesidad de hacerlo. A ratos quiero ser conocida, no de la manera que soy, quiero que mi trabajo sea conocido, quiero poder ser lo suficientemente buena en aquello que quiero hacer.

Por otro lado, hay momentos en los que quiero ser completamente desconocida, sin nombre… trato de conocerme a mí misma y vaya que es demasiado intenso, me encuentro en situaciones y momentos que no imaginé antes… supongo que ese es el objetivo de vivir, descubrirnos a nosotros mismos y no fregar nuestra vida en el intento… la vida es difícil, sin duda alguna, pero también es un misterio, un rompecabezas para solucionar.

P.S. La vida es un juego donde debes esforzarte para ganar. La vida es un misterio, un rompecabezas para solucionar. La vida es un regalo que no tiene segundas oportunidades. La vida es vida y no puedes morir si vives. Juega el juego de la vida. Arma el rompecabezas. Encuentra el misterio. Toma las oportunidades que vienes a ti. Vive sabiamente. Vive haciendo el bien. Respira y has que cada respiro cuente. No desperdicies tu tiempo ni fuerzas en algo que no traerá beneficio para ti. Haz de tu vida algo inolvidable. Sólo se vive una vez.

11 de julio de 2021

Querida yo,

Se dice que el éxito es el resultado de fracaso tras fracaso. Cada vez que pienso en ello menos lo creo, de lo contrario ya sería exitosa.

A menudo me encuentro soñando despierta con un mundo y una vida diferente de la que conocemos. Una vida en la que si bien pienso solo en mí, las circunstancias son favorables… de pronto siempre ocurre algo que me hace volver de mis pensamientos lanzándome la fría realidad en el rostro. Si bien mi realidad es un paraíso para muchos, este paraíso se puede tornar en un infierno a veces con pequeñas actitudes que pueden oscurecer mi cielo y ennegrecer mis sentimientos.

Cuando escapo a mi mente por lo general me imagino sola. Creo estar tan consciente de que aquello que diga o haga puede afectar a mi entorno de tal manera que cuando escapo me aseguro de no llevar a mi entorno, así lo que diga o haga no podrá afectar de ninguna manera. Lo sé, y ya lo dije, es egoísta. Sin embargo estoy cansada de tener que pensar en que toda acción tiene una reacción. Quiero simplemente ser y ya.

Mi mente, mi escape diario es el lugar donde puedo ser y ya, es el lugar donde escribo mis historias aventuras con la tinta de colores que a mí me parezca y guste, sin tener que preocuparme por aquello que la realidad me estruja cada día. Mi mente es el lugar donde puedo borrar lo que no me gusta y volver a construirlo desde mi perspectiva, deseo o pensamiento. Mi mente es el escape diario donde no hay límites ni imposibles para mí, es el lugar donde puedo brillar cuanto me plazca.

La realidad es el lugar donde veo mi reflejo en el espejo cada vez más viejo y cansado, aun dependiendo de mis padres, aun siendo el típico parásito que no vive ni deja vivir. La realidad es el lugar donde no importando lo que hago sigo fracasando y perdiendo, no solo fuerzas y dinero pero también a mí misma. La realidad es el lugar donde simplemente no encajo. La realidad es el lugar donde no podré cumplir mis sueños ni deseos.

P.S. Una ocasión le dije a papá: “No quiero crecer, quiero irme a Nunca Jamás.” Él respondió: “Y ¿dónde queda eso?” Señalé la ventana que mostraba el cielo oscuro de la noche donde las estrellas brillaban, entonces dije: “La segunda estrella a la derecha.”

8 de julio de 2021

Querida yo,

Incontables veces he llorado sin que nadie se entere simplemente teniendo a mi almohada y a Dios de testigos. He derramado mis lágrima y no ha habido alguien que me las seque. He dibujado una nueva sonrisa cada día para ocultar y olvidar lo que realmente siento. Me he llenado se anestesia y analgésicos diariamente para que ya no duela, pero aun duele.

No sé si decir lo peor de esto, pero sin duda es algo que me desagrada bastante y me hace sentir mal, cuando trato de sacar y contar a mis padres o a mis hermanas estos sentimientos, pensamiento, esto que cargo cada día, sólo me dicen que madure. No sé qué tan inmadura soy que he dejado que mis sentimientos me lastimen tanto. Sabes, he estado tanto tiempo en este estado que ni me acuerdo cuándo y cómo inició, pero el hueco del dolor aún está ahí y a medida que los años pasan la causa del dolor también va cambiando. Tal vez necesito hacer del dolor mi amigo, mi aliado, tal vez así sería diferente, tal vez así ya no me lastimaría.

Hoy volví a llorar, la causa: no lograr llenar las expectativas de mis padres y estar consciente de que no lo haré, y es que quiero llenar mis expectativas no las de nade más. Hoy volví a llorar, la causa: no puedo llenar mis propias expectativas.

P.S. En la mañana desperté con el pensamiento de cómo sería mi vida si hubiera recibido el apoyo y ánimo suficiente para continuar con el arte, la música y/o el deporte. ¿Cómo sería yo ahora? ¿También estaría frustrada? ¿Sería feliz? ¿Habría logrado algo?

23 de septiembre de 2018

Querida yo,

Quiero comer no importando si tenga hambre o no, si el estómago me duele o no, simplemente quiero comer. Quiero comer aun sabiendo que me engorda más de lo que ya estoy. En ocasiones creo que comiendo adelgazaré y tendré el cuerpo perfecto.

Mientras ingiero no importa qué me siento bien, en esos momentos no pienso en el efecto que pueda hacerme, según yo durante esos instantes de glotonería mi apariencia no importa. Mi mente me engaña y juega conmigo como si no tuviera bastante con qué lidiar… pero cuando estoy frente al espejo o cuando me siento la verdad sale a luz y solo quiero gritar, solo quiero romper esta gorda envoltura, solo quiero cambiar.

Quiero comer y nunca engordar. Quiero comer y no preocuparme. Quiero comer pero no por ansiedad. Esa clase de milagros no existen. Quiero comer sin que la gente me mire. Quiero comer y no ser criticada. Quiero comer y no vomitar. Quiero comer y no torturarme. Quiero comer y no sentir culpa. Quiero comer porque quiero comer. Quiero comer… maldición… querida yo, la verdad es que no quiero comer, quiero dejar de hacerlo. Quiero simplemente conseguir una buena apariencia porque ya me cansé del rechazo, no sólo de otros, pero el mío en especial. Querida yo, cuando seré capaz de amar la gorda envoltura que soy, cuándo seré capaz de aprovechar este gordo empaque en el que estoy.

9 de agosto de 2021

Querida yo,

No he sido completamente sincera contigo. Hay cosas que he guardado para mí porque no me siento lista para contártelas todavía. Quiero que sepas que has sido de gran ayuda todo este tiempo simplemente leyendo todo lo que te escribí, siendo paciente y nunca rindiéndote conmigo, dándome cierto aliento y aire de esperanza. Sin embargo hay una verdad que no puedo ocultar más.

Tras haber redactado tantas cartas y haberte confesado no solo mis sentimientos pero también mis secretos, me di cuenta de algo que no me es fácil decir, no me es fácil digerir y tampoco me es fácil aceptar. Lo cierto es que pese a que cargo una enorme frustración por la vida que llevo, por lo que soy y lo que no soy, por no hacer y haber hecho, conozco claramente la salida de todo este enredo. Sé qué debo hacer para salir del laberinto. Sé qué conlleva tomar la decisión de pararme y salir del oscuro agujero. Conozco la respuesta.

Con o sin razón alguna me hundo cada día en la soledad, en la frustración y en la amargura de mi corazón. Con o sin motivo dejo que la depresión que siento me siga arrastrando y no hago nada al respecto.

La verdad es que hay sólo una forma de no sólo superar todo esto que siento, hay sólo una cosa que debo hacer… no sé si estoy lista… sólo requiere de una firme e inamovible decisión.

Yo, te hablo de una verdad absoluta, aun cuando se dice que no hay verdades absolutas. Te hablo de la salida y la solución a todos los problemas no sólo míos, pero la de todos. Me refiero a aquello que todos sentimos pero ignoramos porque sabemos que el aceptarlo nos lleva a negar lo que somos. YO, sé que sabes exactamente a lo que me refiero… así es…

La verdad es que no importando cuánto busque en este mundo y trate de llenar el vacío que mi triste alma tiene, no podré hacerlo, no lo lograré sino hasta rendirme por completo y entregar mi vida al Dios de este universo. Al Dios que no sólo creó la vida sino aquel que puede salvarla y perdonarla. Aquel que ha sido, es y será. Esa es la verdad. Muchos creen en esta verdad, otros no, otros como yo sabiendo la verdad aún buscamos entre este mundo la respuesta a nuestro vacío.

No quiero ponerme espiritual o religiosa, pero es así. Honestamente me pregunto si Dios hubiera permitido ser como en mi mente me idealizo, ¿sería feliz? ¿Le sería fiel? ¿Utilizaría mis habilidades para honrarlo? ¿Seguiría buscando la aprobación del mundo en lugar de la del creador?

Querida yo, no soy más que un fraude. Alguien que una vez decidió entregar su vida a aquel que murió por mis pecados y maldad, pero que descaradamente le ha dado la espalda. No soy más que un ser vil que sabiendo la verdad de las verdades no la aprovecha. No soy más que un débil que se deja seducir por los placeres de este mundo. No soy más que un ser egoísta que busca dejar un fruto podrido en un mundo podrido en lugar de buscar la vida eterna. No soy nadie más que un mal agradecido que echa por la borda el regalo invaluable de la salvación. No soy nada más que alguien que le teme a la vida con Dios pero que también le teme la vida sin Él. No soy nada más que un ser inconstante y de doble ánimo. Soy ese ser tibio que Dios repudia y vomita. Querida yo, no soy nada en esta vida.

Esa es la razón por la que no prospero. Esa es la razón por la que siempre pierdo. Esa es la razón por la que tomo decisiones apresuradas y malas. Esa es la razón por la que no he logrado nada aún. Esa es la razón por la que no seré nada. Esa es la razón por la que no podré amar de verdad y no podré ser amada. Esa es la razón por la que no me casaré. Esa es la razón por la que el vivir no me trae nada más que peso y lágrimas. Esa es la razón por la que deseo ser diferente. Esa es la razón por la que ruego al mismo Dios que me dio la vida que me quite de esta tierra antes de seguir envenenando a otros. Esa es la razón por la que jamás seré escritora. Esa es la razón por la que no encontraré una razón de vivir. Esa es la razón por la que estas palabras no harán más que dañarte.

En realidad salir de esto es muy sencillo. Arrepentirme de mis pecados y de la maldad que hay en mi mente y corazón. Aceptar no sólo la salvación que Dios ofrece, pero también el plan de vida que Él tiene para mi vida. Vivir correctamente conforme al corazón de Dios. Es así de sencillo. Claro que hacer todo esto no significa que los problemas, las debilidades o tentaciones se irán, de hecho vendrán con más fuerza. La vida de aquel que decide seguir a Dios lleva una vida de paz y gozo, pero también una vida de lucha contra huestes de maldad. Lo he vivido…

Y, ¿por qué sabiendo esta verdad no la sigo? Honestamente tengo miedo. Tengo miedo que los sueños que vagamente creo para mí no sean los sueños que Dios tenga para mí. Tengo miedo que Él me tenga enseñando toda mi vida. Tengo miedo tener que conformarme y entrar al sistema laboral que tanto me choca. Tengo miedo tener que vivir una vida que no me gusta. Tengo que morir a mí y a mis pasiones, deseos e incluso sueños para llenarme del pensamiento y sueños que Dios tiene para mi vida. No quiero sonar desagradecida, en especial porque si no fuera por su pura gracia no estaría aquí, pero en todo este tiempo no he podido vivir ni experimentar las cosas buenas que Él tiene…

No sé cuánto tiempo más vaya a estar así, dubitativa, inestable, perdiendo sus bendiciones, perdiendo oportunidades nada más porque quiero algo de fama y ganarme la vida de mis palabras es historias. No sé cuánto tiempo más resistiré sabiendo que estas palabras que escribo no las leerá nadie más que tú. No sé cuánto tiempo más seguiré intentando y cayendo impactando cada vez con más fuerza solo por no querer la vida que Dios tiene para mí.

Querida yo esta es mi última carta. Me despido rogando al cielo y a Dios por un cambio genuino y no mirar atrás. Me despido resignada sabiendo que no llegaré a ninguna parte con mis escritos, al menos no con este, porque podría destruir a muchos. Me despido sin más que decir.

Siempre tuya,

Yo.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS