No tiene precio.

Un amor que sea libre y salvaje, como el amor a uno mismo o el amor por la vida. Donde no hayan máscaras ni la necesidad de ninguna apariencia. Caer siempre será la mejor opción para dejar de estar ciega y aprender de nuevo lo que es el amor olvidando lo que está escrito en mis cadenas. Siempre a tiempo y nunca tarde es el momento en el que te das cuenta de que no estás en el lugar correcto. Aún así comprendo que puedo amar sin necesidad de quedarme. Pues demasiado difícil es la vida para que el amor también se convierta en un infierno. Un infierno de esos que queman y van marchitando tu esencia y tu ser. Y te miras cada día en el espejo sin poder reconocer quien eres o ni tan siquiera poder recordarlo. El apego sin medidas puede destruir todos los momentos felices, puede enjaularte y asfixiarte hasta tal punto de ya no sentir la vida. Hasta que un día despiertas y te preguntas de como llegaste hasta aquí. Pretendiendo salvar a alguien que no quiere ser salvado solo te destruirás a ti mismo. Y es un precio demasiado alto para una vida que no lo tiene.