Unidos por el amor, separados por el deber.

Unidos por el amor, separados por el deber.

Kristel

06/08/2021

Unidos por el amor, separados por el deber.

Pero esas han sido las peores palabras que pudiste haberme dicho. ¿Cómo que va a separarnos el deber? Así es. Así ha sido toda mi corta vida, llámame niña, llámame como tú quieras. Déjame si eso quieres.

Ojalá no te hubiese conocido antes de esto, pude haberme ido. Pero cuando me marché, me percaté de algo que no había sentido antes. Estábamos a punto de separarnos, y yo no entendía porque sentía una apatía enorme en mi pecho, me desgarraba pensar que no te vería por meses, que al escaparme serían unas tres horas de charla, de plática sin sentido, de llantos y gemidos que ya no me conmovían el corazón. Ojalá hubiese podido evitar todo esto, no haberme enamorado de ti, que no te hubieses fijado en mí, para que al marcharme no me matara una bala, si no este dolor.

Unidos por el amor que tuvimos hace tiempo, fue corto el pasar de los días, y fue cuando de amigo pasamos a algo más, nos juntamos, nos besamos, hablamos, reímos y lloramos. Nos escapamos, nos vimos después de tu trabajo, nos veíamos aún después del mío; dime entonces amor mío, ¿Por qué ya no puedo quererte? ¿Por qué ya no sufro tu partida? ¿Por qué disfruto la mía?.

Unidos por el amor que unos pocos días provocaron en nosotros, ardían y brotaban las burbujas sollozantes que hervían en nuestros interiores, renacían cada día de diferente forma, de diferentes roses, nos veíamos, nos escuchamos, nos quisimos. Y es verdad, yo quise colocarme ese atuendo primero, porque no te conocía, y ahora que la frase estuvo encima de mí, me alejé, nunca tuve miedo de irme, entregar todo a la nación, pero eras tú quien hacía que pudiera dejar ese sueño, esa entrega que yo quería. A mi que me importa si le tiene miedo mi madre, si mi hermano no quiere que me marche, es mi sueño y sin el no soy feliz. Era feliz al tenerte, pero se apagó todo lo que alguna vez ardió.

Yo quise estar de camuflaje en cada entrenamiento, que mis gotas siguieran cayendo en esta tierra, que me siguiera doliendo el cargar tan pesadas cargas. Porque nadie podía darme esa fuerza más que la entrega que yo le tenía, nunca tuve lo que quise y aunque lo anhelo de lejos te tenía a ti. Ah, pero que hombre tan más apasionado en lo que haces, ¿No quieres venir conmigo?.

Yo quise cargar el arma que tu cargabas el lunes que te vi. Tú bien lo supiste, colocaste tu gorra sobre mi cabello desordenado, te reías y me veías tan enamorado, pero jamás podría corresponderte amor mío, tu ya tienes otro jardín, y eso te va consumiendo cada noche. Vuelve a robarme ese beso de la tarde, puedo regalarte algo más de lo que ya te llevaste de mí.

Unidos por el amor y separados por el deber. El deber que como lava iba rodando sobre nuestras espaldas, ¿Recuerdas cuando sufrimos? Me quemé con las municiones, y fuiste a consolarme, salí corriendo como una pequeña niña, llorando y sollozando debajo de mi camisa me encontraste, solo me tomaste tan tierno como siempre, tu mirada JAMÁS la quitas de mis ojos llorosos, de mis ojos rojos, revisas como siempre, tan minucioso mi brazo, pides perdón por lo que el sol hacía sin darte cuenta, dame lo que tienes, pero no me des lo que te sobra. Te recargas con todo tu armamento sobre mi hombro, en verdad que pesabas, pero la adrenalina que expulsaba mi corazón por tenerte a mi lado fueron mayores, no sentí nada después. 

Separados por el deber, el deber de servir, de apoyar, de ayudar, de estar conmigo. Deberías, podrías… pero no obligo a nadie a quedarse, así como decides quedarte por unos momentos, cuando te vayas, te voy a extrañar, porque tenemos un amor de niños. Y no, no se ha acabado el amor que te tengo, podré no contestarte por unos momentos, podrás ausentarte unas horas, podremos irnos un rato después del trabajo a caminar, a seguirnos mirando. 

Esa frase no quería escucharla, aunque en mi pecho ya estaba tatuada, las placas que cuelgan de tu cuello las siento cada que me abrazas, cada que tus manos me juntan a tu pecho, aunque el chaleco nos estorbe, o cuando la ansiedad nos domina, dejas de un color carmín mis labios cada que me miras, la sangre revolotea entre mis pómulos y eso te causa ternura. Unidos por el amor que nos tenemos, que no se acaba, no podrás olvidarme… Separados por el deber que pudimos tener, que no podré dar.

Me apalabré, y aunque intento, ya no puedo y creo que dentro de poco estaré acompañándote, es mi sueño entregarme a lo que más quiero. Y te quiero a ti.

Unidos aún en mente, separados físicamente. Pero yo estoy como tú para mí.

-Kristel.

-Tus manos y corazón tan grandes como alas de águila.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS