Cada noche la nostalgia me invade y maldigo a la enfermedad que no me deja vivir. Cada campana, cada tic tac del reloj me invita a mirar mi vida. ¿Qué puedo observar de ella? En mi sentido, me observo a mi misma como un esqueleto sin vida y la percepción me impide sostener la mirada.

Mirada fría manejo, intento reconocer las emociones que me sostienen pero se derrumban cuando me miran. En mi espacio la desesperación toma partido, por favor no fijes tus ojos en mí que no puedo manejarlo, mi cuerpo desea quedarse en un cuarto oscuro a la intemperie de la soledad. Procura evitar tu roce que la piel se me eriza, pues tu sombra me perseguirá siempre y la tempestad nunca se acabará.

Lo mío no es psicológico, tú me ocasionaste esto, pago la falsedad por tí y me derrumbó día a día sin poder construir mi torre.

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