INCÓGNITAS EN LA RAZÓN CAP. 1

INCÓGNITAS EN LA RAZÓN CAP. 1

                                           I

¿Por qué actúas de esa manera?  – Preguntó la razón… 

 Desde el vacío interior respondió él – ¿Cómo? ¿Cargado y repleto de problemas imaginarios? ¿De cuáles quieres hablar? ¿Viste a mamá borracha de nuevo? ¿Y qué me dices de papá? ¡Cómo que si me gustan los atardeceres rojos!, ¿acaso puedo cambiar el pasado por un bello presente?, ¿o quizás puedo volver al pasado y navegar en las turbias aguas del los hechos? ¿En qué anzuelo pescaría el nuevo y bello presente?, ¿y qué me dices del futuro? ¿Podría escudriñar el futuro de mi vida? ¿O solo podré indagar?… ¿Por qué no deseas dormir? ¿El dolor acaso sigue? Pero… ¿Cuál de los dolores? ¿Eso que me hizo ser así?, ¿así cómo? ¿Creando anécdotas inventadas o tratando de entender la razón sin la razón? ¿Y quién tendría la razón?, ¿la mentira por no herir a nadie o la verdad para aplastar a quien lo escuche?

El futuro no existe, nadie garantiza el día de mañana. ¿O acaso puedes decirme lo que en una hora puede pasar?, ¿o buscarías una alternativa de ver lo que en el fondo del abismo hay?, ¿o verías acaso las manecillas del reloj del tiempo y del espacio detenerse? ¿Acaso sabes lo que piensa? ¿Volverías atrás para arreglarlo todo?, ¿y todo para qué? Para que al volver al presente veas un atardecer sin antes querer echarte a llorar… Para que te olvides de lo que has aprendido en tus innumerables errores que te hizo deslizar arrodillado y rendido ¿eso que ahora te ha hecho alguien sabio, lucido y cuerdo?

Dime… ¿Por qué tantas incógnitas sin anécdotas? ¿Por qué tantas sonrisas con dolor? ¿Por qué tantas lágrimas aparentemente sin sentidos? ¿Por qué las noches son tan largas? ¿Por qué las horas pasan lentos? Díganme… ¿Por qué la escucha se agudiza solo para oír a las personas rugir? Solo para oír los gemidos inefables de un alma en pena. De una diosa de las flores ser la primera en arrancársela desde la raíz, ¿y todo para qué? Para satisfacer los apetitos desordenados… para placeres vanos y efímeros…

Creo que estamos unidos con la razón. Aunque la razón ruga, más aún lo hace la verdad; y aún con más fuerza… y ¿Qué tiene la verdad que no le guste a los simples mortales?, ¿acaso nos vuelve débiles o vulnerables a la muerte?  – Pues la razón me grita… Vulnerable lo vuelve al mentiroso y no por poseer una menor fuerza, sino que la razón reconoce la verdad cuando se habla verdad.

Y si reconocemos el valor de la verdad, ¿Cuánto más el amor a la verdad?, ¿por qué amamos la mentira y odiamos la verdad?  – La razón ruge… la mentira engaña al creerse verdad, pero más daña la verdad al creer que no es para nosotros. Más daña la verdad al ser orgulloso y creerse más que la misma verdad.

Solo la humildad basta para amar la verdad, como también el amor basta para ser humilde, y, ¿Cómo amar la verdad si arraigado estoy al orgullo? ¿Y qué me dices de la dignidad? – Habla la razón… la dignidad es ser digno instrumento de la verdad, es ser un plebeyo, un servidor, una vasija de barro; dignos al desvainar la espada de la verdad y ejecutarlo. 

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS