RENACER EN MODO RENACER

En ese momento intento dormir, pero las moscas danzaban sobre él como buscando el sucio polen acumulado en los rincones de su cuerpo mugriento y maloliente. Furioso lanzaba puñetazos al aire, en vano. De regreso, la intolerancia que lo caracterizaba hacia méritos para superarse a sí misma. Ahora era preferible verlo haraganeando todo el día en casa que soportar sus planteos patriarcales. La delicia de sus palabras condimentaba el puchero en la mesa. Ella sabía suplir las miserias, ella era combatiente de la rutina, ella aun reía con gracia invicta. El futuro se le vino encima y no alcanzo a comprender que una gallina no es un ágila defectuosa.

Entonces desarmamos la máquina, porque empezó hacer un ruidito extraño para aceitar, engrasar y limpiar todas las piezas. Ya no hace ruidos la máquina de la felicidad pero no sabemos qué hacer con las piezas que sobraron…