Hoy siento una presión en el pecho y cierta pesadez. Me desperté con miedo ante un suceso que probablemente no sea real.

¿En qué momento puedo serle fiel a lo que mi mente me dice? ¿Estoy frente a un peligro inminente o solamente estoy ante la tan temida distorsión cognitiva?

Probablemente solo el único enojo que estoy experimentando sea el imaginario y la otra persona no tiene ni idea de cuantas veces hemos terminado nuestra relación en mi cabeza, cuantas veces me he mentalizado que esto no va a durar, que eventualmente tomaremos caminos separados y debo alistarme para no sufrir su futura, y probable, ausencia. Porque todo se reduce a posibilidades, si existe aunque sea el 2% de chance que eso pueda suceder, debo estar preparada, en constante alerta. Y aquí viene la gran interrogante, ¿Es ansiedad o es solo la cruda realidad?

Las flores se marchitan, los perros mueren, los ojos que alguna vez mostraban sonrisas juveniles pronto estarán marcadas con lo que nos gusta llamar «experiencia».

¿Qué es eterno? Incluso nuestra existencia como seres humanos parece tener fecha de caducidad. Entonces, ¿Podríamos catalogar nuestros recuerdos, momentos y vivencias como efímeras o sería restarle importancia a nuestro valor como individuos en esta tierra? SI dejara de existir, el mundo se acostumbraría a mi ausencia, podría ser reemplazable y las personas que alguna vez me juraron amor, un día dejarían de sentir dolor.

Pero regresando a la pregunta principal, si las relaciones y personas cambian, tienen límites o simplemente pierden el interés, ¿No sería prudente tener el calendario y la fecha posible lista y circulada en rojo? De esa forma, la intuición/ansiedad que se presenta antes de que verdaderamente haga mella la situación serían como la alarma que te recuerda las fecha de cumpleaños o aniversarios. Esos recordatorios fueron creados previamente, deberías creerles y obedecerles, ¿no? Pero si debo seguirles la corriente, entonces cuando me despierto con los latidos de mi corazón resonando en mis oídos, ¿debo ser consciente de la posibilidad que lo que me recuerda mi mente es real?

Existen personas que han marcado mi vida, que amaría disfrutar de su compañía por años, décadas si es posible. Pero para que eso sea posible, ¿Hasta dónde debo ceder? ¿Puedo tener un «no negociable» que puedo reconsiderar si una persona que amo no lo ha cumplido? ¿Sería traicionar a mi mente, mis emociones y mi cuerpo o sería honrar ese cariño que siento por esa persona y que espero ese individuo sienta por mi? ¡Esto aplica para amistades, familia y/o pareja?

A veces me pregunto si lo que siento es real o solamente es mi mente aburrida creando problemas en donde no los hay. Si algo me duele, pero en algún punto deja de hacerlo, ¿Lo que sentí todavía merece ser mencionado? Si es así, y yo estoy mal ¿por qué me siento una impostora que no puede decir que algo le afectó?

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS