Una mujer singular
A lo largo de mi vida he conocido muchas mujeres, tal vez demasiadas para mi gusto. Algunas de ellas latinoamericanas y la mayoría argentinas, pero el carisma y el don de gente que poseen las mujeres de nuestro país, no lo encontré ni en Estados Unidos ni en Europa, por no destacar su belleza física que es sinceramente superlativa.
Con algunas de ellas tuve la fortuna de salir, unas pocas, ya que tuve muchos más no que si, en mi derrotero amoroso. A pesar que considero tener buena memoria, de varias solo tengo un recuerdo borroso.
Pocas de ellas me impactaron realmente, hasta que conocí a una fuera de molde en la residencia donde me encuentro.
A ella me voy a referir, ya que no se, si tendré la suerte de verla nuevamente.
A mis ojos vetustos, ya que me encuentro en el ocaso de mi existencia, me parece sumamente bonita., por lo que imagino que debe tener una jauría de hombres detrás de ella, que caen rendidos a su suave y erguido andar. Es muy fina y elegante, y combina muy bien la indumentaria que luce.
Pero no es lo anteriormente dicho, lo más me llama la atención, sino su esencia, ya que es un alma caritativa, que atiende a los pacientes suave y presurosamente, con un muy buen estado de ánimo y una gran sonrisa, donde yo sólo soy uno más.
Para mí, fue mi hada madrina, por la forma que se me brindó al llegar acá, hace ya un año.
Realmente disfrutaba en grado sumo las charlas que teníamos, escasas por otra cierto, ya que siempre estaba ocupada, porque era una gran oportunidad para aprender de su mano, cosa que no se termina nunca de hacer, y como es una gran melómana, veía con placer, su rostro encendido al escuchar su música con mis auriculares.
Ahora que estoy vacunado y puedo salir a trabajar por permiso del director, ratifico lo que le dije en una oportunidad., que todo lo que pueda hacer por ella es poco.
Es lo menos que puedo realizar, pues ella siempre da lo mejor de sí misma a todos, y yo sólo soy un burdo imitador. Es no sólo enfermera sino también psicóloga, profesión esta última por la que no sentía mucho respeto, hasta que la conocí y traté. Sin proponérselo reivindicó a sus colegas.
Se que tuvo muchas e importantes pérdidas en su vida, pero a pesar de que la procesión va por dentro, no se rinde nunca y emerge altiva. Me hace acordar al poema Avanti de Almafuerte, pues es un digno ejemplo.
Es una madre amorosa, como debe ser y se desvive por sus hijos, sufriendo si no están bien.
A saber, su curiculum de estudios, es realmente brillante, mucho más inteligente que yo, por lo que soy un humilde admirador. De su mano aprendí a tratar de ser mejor ser humano, por lo que seguiré esforzándome., teniendo a su humanidad como ejemplo.
Como enfermera me parece muy aplicada y le auguro la mejor de las suertes en su vida profesional, donde quiera que se encuentre.
Próximamente será su cumpleaños, por lo que le deseo que lo tenga muy feliz y con la grata compañía de sus seres queridos.
No importa cuánto tiempo pase, no será fácilmente olvidarla en este lugar, ese es mi caso al menos. Este escrito no es una despedida. sino tan sólo hasta pronto.
Por siempre suyo agradecido y a sus órdenes
17 de julio de 2021 Ricardo Soto
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