Nunca podré superarte. Aunque lo intento.

Nunca podré superarte. Aunque lo intento.

Kristel

13/07/2021

Jamás pude superarte a ti, mi primer beso, bajo ese techo, ese diciembre, donde corriendo como pequeños sin atavíos nos escondíamos del anochecer, tomábamos nuestras manitas, sudando, con miedo hasta de querer.

Jamás pude superarte a ti, mi primer abrazo, en aquella mañana destellante, donde después de tantos años de estar perdidos en un sendero sin salida, la vida nos volvía a unir, ese abrazo que calentó hasta nuestras almas, almas que no se pudieron unir.

Jamás pude superarte a ti, mi primera entrega, atrapando cada mariposa que del refugio salía, colocando cada triunfo que lograba esta niña, resguardando siempre cada beso, en la boca, en el cuello y en tu mejilla.

Jamás pude superarte a ti, niño de ojos negros, grandes como saturno, abismales como los hoyos negros, succionando todo lo bueno de la vida, atraparte esta mirada insípida haciéndola tuya.

Jamás pude superarte a ti, chico de cabello ondulado, que tratando de ocultarlo bajo tus gorras, el sol siempre me hacía ver tus rizos, entre mis manos, entre esos escondrijos que nunca quisiste que dejara ver.

Jamás pude superarte a ti, hombre de pecho erguido, con esos brazos que podían tomarme con ligereza, y corriendo hacia bajo de cualquier camino, podías sujetarse a mí sin dejarnos caer. 

Jamás pude superarte a ti, el primero en todo, un pionero de este corazón, un corazón que tu formaste, y yo sin sentir y tu tan caliente, llegaste arrasando con todo lo que mi mente tenía como inerte. Como abrasa el fuego cada hierba, así te llevaste todos mis temores, descubriendo cada idea de mi mente, cada latido de mi pecho al respirar, aquel que me salvaba de mis propios tormentos, a ti nunca te pude superar.

Jamás pude olvidarte cariño mío, el niño que me devolvió las esperanzas para amar, la persona que me levantó del sufrimiento, a la que el alma le pude entregar. Jamás podría olvidarte, ni clavándome entre los ojos la espada con la que me enterraste, ni volviendo a besar esos labios, que sedientos se bebían lo poco que dejaste de mí.

Me marché por miedo, y regresé por amor, te acercaste a mi pecho, como estrella que no fulgura ya, ni lo hará hoy.

Jamás podría olvidarte, pero espero poderte soltar, tantos años de lucha y esperaba que volviésemos, como niños… a con sinceridad, entre ambos, el que pudiésemos amar.

-Kristel.

-Fluyendo como río, como mis ríos.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS