«tienes que morir unas cuantas veces antes de poder vivir de verdad»

Las palabras de un borracho resonaron en mi cabeza, un borracho que me entendía, porque 

al parecer, lo que escribía era un sentimiento elegible por mí, las mejores notas salen con el sentimiento, 

salen a gritarle al mundo lo que necesitas, el llanto, el dolor, la decepción. 

A veces te despides de una vida, pero abres paso a una más, cada paso es un momento dejado, cada

segundo es un paso muerto para la vida que va rezagando tu pasado, va quedando atrás.

Y me quedé ahí, varado, pensando en ese borracho, en ese vago que me entendía, que sin saber, lo escribió,

lo que se aventuró a expresar, me aliviaría el alma y me haría también, un adicto a la bebida y al humo de las conversaciones que se queman por el calor que emanan los cuerpos al verse directamente a los ojos.  

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