No existe una manera correcta de despedirse y menos cuando no sabías que era una despedida, porque la palabra se dijo para volver a verse, para volver a hablarse, se dijo para volver, no para que lo único que llegara es un eterno silencio.
No existe una manera correcta de aceptar la muerte, porque es obligada, impuesta, no pide permiso, se lleva lo bueno, se lleva lo malo, y hace que la vida se llene más de soledad, porque se van y te quedas tu, sin ellos.
No existe una manera correcta de explicar el dolor, porque la pregunta es innecesaria, abre la herida, remueve el recuerdo, confirma la soledad, y hace recordar la incorrecta despedida, y aleja el que aceptes la muerte.
No existe una manera correcta de superar la ausencia, porque nadie llena el vacío de otros, porque los espacios siguen abiertos pero quien los llenaba ya no esta, porque ya no estas y no puedes saber como hacías parte de la vida de otros.
No existe la manera correcta de nada, porque ya no existes, porque ahora hay que aceptar que no haces parte de este mundo, porque ya no hay voz, ya no hay actos, ya no hay esa idea de cambiar el mundo, porque ya no hay mundo.
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