
Y SE QUEDO EN MI ALMA
– El es y será parte de mi –
En ocasiones, el amor se manifiesta en formas inesperadas, y a veces se convierte en un hermoso suicidio emocional. Me enamoré de alguien que, a pesar de nuestro profundo deseo, no podía ser. Imaginar un futuro juntos, soñar con aventuras y construir una vida compartida son anhelos que todos los enamorados experimentamos. ¿Quién no ha fantaseado con la idea de un «para siempre»? Esta es la historia de cómo comenzó mi primer amor.
Era un nuevo año escolar, lleno de algunas caras desconocidas y nuevas oportunidades. Durante la presentación de los compañeros, él apareció. Desde el primer instante en que cruzamos miradas, supe que había robado mi corazón. Ilusionada, esperaba que él sintiera lo mismo. Con el tiempo, nos conocimos, pero nunca nos hicimos verdaderos amigos. Él tenía una personalidad algo pícaro y juguetona, lo que me llevó a pensar que era solo un juego. Sin embargo, cuando finalmente se declaró, no dudé en aceptar su propuesta.
Así comenzó mi primer amor, lleno de inocencia y belleza, hasta que mi madre se enteró. Para ella, nuestra relación era inaceptable, y esgrimió una serie de razones que, aunque válidas, no lograron hacerme desistir. Como toda joven enamorada y rebelde, decidí seguir viéndolo a escondidas. Sin embargo, el tiempo fue cruel y, a medida que la relación avanzaba, empezamos a fallar el uno al otro. No estoy segura de qué provocó ese deterioro, pero ambos sentimos el impacto de nuestra inestabilidad.
Aquellos momentos de separación se convirtieron en un tormento. Las rutinas diarias se llenaron de celos y lágrimas, y mis noches se convirtieron en un mar de tristeza, con mi almohada absorbiendo cada lágrima. La idea de un futuro juntos seguía viva en mis sueños, pero la realidad se tornaba insostenible. Eventualmente, llegó la primera ruptura significativa: él decidió terminar la relación, creyendo que lo engañaba, cosa que no era cierta. Mi orgullo me llevó a iniciar una relación con alguien que, de hecho, no amaba, solo por despecho.
Mientras esta nueva relación se desarrollaba, sentía que mi alma se desgarraba al ver a mi primer amor sufrir. A pesar de los intentos de olvidar, no podía dejar de pensar en él. Cuando finalmente quise romper con mi nueva pareja para volver con el amor de mi vida, mi madre lo impidió, llevándome a cambiar de colegio. Aun así, seguimos viéndonos en secreto, hasta que decidí alejarme, convencida de que no podía seguir causando dolor.
Pasaron los meses, y aunque intenté dedicarme por completo a mi nueva relación, el eco de mi primer amor resonaba en mi mente. Fue entonces cuando, en un giro inesperado del destino, mi pareja me engañó frente a mis ojos. Aproveché esa oportunidad para alejarme, reconociendo que mi corazón pertenecía a otra persona. Sin embargo, no sabía si era correcto correr a sus brazos después de todo el dolor que le había causado. Así que, aunque continuamos viéndonos a escondidas, no formalizamos nada.
Cuando supe que él había comenzado una nueva relación, decidí desaparecer de su vida, sintiendo que no tenía derecho a interferir. Mi deseo de verlo feliz superaba mis propias necesidades. A pesar de todo, el tiempo y la distancia no lograron borrar lo que sentía por él. Nos mantenemos en contacto, transformando nuestra conexión en una profunda amistad, llena de recuerdos y aventuras compartidas.
Hoy, aunque nuestra relación ha cambiado y hemos perdido la chispa de aquellos enamorados, él sigue siendo parte de mí. Lo aprecio profundamente y deseo que triunfe en la vida. Esta historia es un recordatorio de que el amor puede ser complejo, pero también nos enseña la importancia de la comunicación. Si algo no está bien, háblenlo. No permitan que el arrepentimiento por lo que pudo ser les consuma.
Ámense bonito, y cuídense siempre.
NOTA: Si algo esta mal háblenlo no hay razones para que ustedes también cometan el miso error de luego arrepentirse por lo que no pudo ser .
OPINIONES Y COMENTARIOS