VAS CAMINANDO…
Estás avanzando solo.
Te iluminan las estrellas y una luna llena hermosa…
La noche es toda tuya, vas andando y cada tanto te das vuelta buscándome.
Te veo triste y apagado pero tu marcha no cede; sabés que yo te amparo y te adoro.
Hay algo de viento y una niebla que te cubre.
Ahora me acerco a vos y caminamos juntos, me movés la cola de alegría y alivio.
No sé hacia dónde vamos pero lo importante es el cariño que nos dispensamos.
No, no te fuíste ni te dejé y vos lo sabés!
Me acerco otra vez a vos y te acaricio amable y dulcemente y me devolvés con alegría el movimiento de tu rabo.
Pareciera en ciertos momentos que avanzamos juntos en la turba Malvinense, cargada de angustias y agonías; pero no, esto es distinto, es nuestra historia de vida: Mimito y Eduardo, que se extendió por el tiempo durante dieciseis años y se extinguió en segundos cuando el médico veterinario que vino a casa puso fin al sufrimiento tuyo y mío…
Pasa el tiempo y la penumbra y la neblina nocturnas nos alejan mútuamente pero nuestros afectos serán eternos.
Mimo, no pienses que todo se ha terminado; el futuro será nuestro y el tiempo unirá tu alma a la mía.
Eduardo Nicolás Romera
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