El correr del río, puede ser rápido y tormentoso,
A veces estrepitoso,
Incesante y doloroso.
Pero la piedra de río, prevalece.
Suavizada en ocasiones,
Golpeada en repeticiones
Y aun así, prevalece.
Bella, eterna, en movimiento.
Y hoy, no es la excepción,
La piedra amanece con autodeterminación,
Un nuevo año de perpetuo resplandor,
De cambio y oportunidades,
De explorar nuevas profundidades,
Y nuevas superficies con la fuerza del amor.
Y esa piedra de río que eres, desafiando al mundo con fulgor,
Prevalecerá por siempre, en las orillas donde tu huella afloró.
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