Agujerear el museo con el corazón

Agujerear el museo con el corazón

Paola Paula

14/06/2021

Invitada por la agrupación C. A. Colombine, voy desde Orcasitas, rumbo a un encuentro que se
desarrolla en los jardines del Museo Reina Sofía;  «el
 picnic del
barrio, la alegría de estar juntas», es una fiesta de la pluralidad entre culturas.
 

Me asomo con expectación, es la segunda vez que
participo en una actividad presencial al aire libre tras la pandemia
(el verano pasado fue la primera).Días atrás, junto a María,
Patricia, Ela, realicé la intervención de “el cacharro”, un
dispositivo de comunicación-manifestación para los colectivos de
Lavapiés
en espacios públicos, en una de las instalaciones del
museo. 
Con viva emoción observo en el “picnic” la presencia de
«el cacharro» como una oportunidad para expresarse creativa
y políticamente a través de los colores, las palabras, el
compartir, el diálogo. Es que la reunión que nos convoca, trata de
“un museo situado”, “un museo dentro del museo”, La
exposición de fotos de Ela R que R, de los tres años de «Museo
Situado» en un lateral del jardín, son testimonio gráfico de
las intensas vivencias. ¿Cuál es el sentido entonces de «Museo
Situado»
en la construcción de coordenadas alternativas de
encuentro ciudadano de referencia e inclusión en el barrio de
Lavapiés?. En tal sentido hay muchas respuestas que nos remiten a
las complejidades de un territorio delimitado por historias en común
unidas
por la construcción de una “trama de afectos”. Así lo
evidencia el manifiesto «Ética de la catástrofe» que nos
acerca a aquello que no se puede desoír. Por ello , por unas horas,
el jardín del Museo Reina Sofía, es convertido en un área de
participación, celebración, juego, baile, risas, cercanía y
proximidad que reivindica la interacción de las luchas sociales
junto a la visibilidad de personas y realidades diversas, a través
de colectivos como: Asociación sin papeles de Madrid, CCIC La
Tortuga, Centro Acogida y Encuentro San Lorenzo, Comisión Artística
Colombine, Cruce de Arte y Pensamiento; Habitar la Línea; Mbolo Moy
Dole, La unión hace la fuerza, Memorias en Red, Impresiones, Red
Interlavapiés, Red Solidaria de Acogida, Senda de
Cuidados, Territorio Doméstico, Valiente Bangla, Yo sí, Sanidad
Universal.
Al trazar una cartografía de personas, espacios
habitados, expectativas y sueños, es inevitable nombrar a Ana
Longoni
, Directora de Actividades
Públicas del MNCARS. Ana, llegó al museo desde Argentina cargada de
sensibilidad y experiencia en proyectos como investigadora,
escritora, curadora. En la actualidad es la mediadora clave que
inspiró y animó a “situar” en el museo, diversas acciones,
palabras, contextos de las personas migrantes , personas en riesgo en
el barrio, apelando a la capacidad crítica, perturbadora, disruptiva
del arte , imaginando transformaciones y mundos nuevos según lo
señaló en una entrevista publicada en enero de 2019 en el diario
“El Clarín” a un año de su llegada al museo. Y es que Lavapiés
es un territorio donde se localizan distintas comunidades en lucha
por el derecho a habitar la ciudad. Ubicado en una de las zonas más
populares de Madrid, Lavapiés, es un barrio con una historia intensa
de auto-organización comunitaria. Un barrio en el que conviven
distintas comunidades migrantes y no migrantes, y que en los últimos
años ve transformado su hábitat por las presiones de la
especulación. Si bien el Museo Reina Sofía sostuvo desde hace
varios años diálogos y colaboraciones con diferentes colectivos, es
recién en marzo de 2018 que surge la idea de “Museo
Situado” a partir de una primera asamblea vecinal fuera del
museo, esbozando propuestas por habitar el museo, como “el picnic
del barrio” en el jardín del viejo edificio Sabatini. Así es como
se “agujerea el reina”, haciendo de lo accesible un principio de
inclusión irrefutable promoviendo el uso de carnets de biblioteca
para personas sin papeles, visitas comentadas en lenguas migrantes
con propuestas que se deliberan en asambleas participativas con Nines
o Pepa, en red, en constelación, en conexión con agentes,
activistas, artistas e investigadores, en busca de relación con el
entorno más inmediato. Relevante es la estructura simbólica de un
museo que se transforma, observa las narrativas de lo participativo;
transcendiendo y reinterpretando su rol en la sociedad. Un museo
receptivo a las manifestaciones multiculturales que va incorporando
memorias, saberes y reivindicaciones, en un proyecto capaz de
deconstruir objetivos dando prioridad a los procesos. Inspirando y
generando reflexión también en otros barrios y otros territorios
donde no existe «una institución cultural guía» que se
comprometa con el entorno más vulnerable en lo próximo, en lo
colindante. Mi percepción en ese sentido es que personas como Ana
Longoni, han contribuido a influir en la re-definición de los
programas de la «institución» a través de la
incorporación de pedagogías críticas, que buscan romper las
barreras invisibles en la sociedad de segmentos. Así, al aproximarse
el retorno de Ana a América, unos versos de Alfonsina Storni son
evocados en mi mente…»Ya está sangrando, sí, la cara
mía/pero no de rubor/que me vuelvo a los hombres y repito:/¡He dado
el corazón!»

www.museoreinasofia.es/actividades/picnic-barrio

www.museoreinasofia.es/museo-situado/manifiesto-etica-catastrofe

www.clarin.com/cultura/ana-longoni-rol-museo-debe-cambiar-automatico_0_4eCpJs0xk.html

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