El amor, el dolor y los miedos son sentimientos que nos transforman. El amor nos moviliza, nos vuelve invencibles, nos hace indestructibles. Cuando amamos vemos en nosotros un superhéroe o una superheroína capaz de saltar muros y romper estructuras. El amor, y el amar es la fuerza que mueve al mundo, Por amor se escribieron grandes historias y se cruzan océanos. Pero cuando esa fuente de energía inagotable por alguna razón falla llega el dolor. Un sentimiento ensordecedor que quema, angustia y te hace dudar de todo lo que fuiste, eres y serás. El dolor ciega, es amigo de las preguntas absurdas y dueño de acciones que jamás pensaste realizar, le encanta alimentarse de canciones, dulces y de la necesidad innecesaria pero tan efectiva de dormir. Sentir dolor no es tan malo, te recuerda que la vida son instantes y a veces un despertador tan efectivo como ese es lo que puede volvernos a la vida. ¿Se puede sobrevivir ante tanto dolor?, te diría que sí. Y si lograste salir de ese sentimiento, el miedo toca tu ventana… te viene a recordar que un día amaste tanto que cuando se fue llegó el dolor. No hace más que aturdir, repite una y otra vez los terribles escenarios que pueden ocurrir en ti si te arriesgas. El miedo, es especialista en frases como: “Si estoy bien así, ¿para qué complicarme?” sabiendo que no es más que un freno para salir de la zona de confort. Tener miedo nos protege, sin embargo, hay veces que no necesitamos esa protección.
Pero, ¿Qué se siente cuando ya nada se siente?, ¿Qué hay después de una ruptura?, ¿Qué sentimiento viene luego?. Ya aceptaste que ese amor está ausente, ya no lloras la pérdida. Ya no lo esperas, ya no hay más dolor, ni tristeza, ni miedos. Pero no hay nada, no hay semillas que de un amor nuevo. Ese jarrón interno de sentimientos esta vacío, escondido del mundo. El alma se encuentra en una especie de reconstrucción emocional de la que no somos totalmente conscientes. ¿Es posible salir de ese limbo?, sin dudas pienso que es otro freno, otro mecanismo de defensa pero ¿Cuánto puede durar?, ¿Cómo se reactiva?, ¿Qué se necesita para terminar esa reconstrucción?. Dicen que el tiempo todo pone en su lugar, es verdad. El tiempo es mágico para algunas cosas pero para otras, somos nosotros quienes debemos decidir avanzar y soltar, incluso si creemos que no tenemos nada que soltar… detrás de cada vacío y cada corazón congelado debe existir un botón de reseteo para volver a la vida.
Amé tanto que floreció un jardín en mi alma. Lloré tanto que ahogué cada rosa. Se levantó un invierno y no consigo cambiar de estación.
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