Hoy es una mañana de esas en las que el sueño no llega, he perdido la cuenta de los días y las noches, puede que tú lunes sea mi sábado o que mi martes sea tu jueves, no sé, es complicado y relajante a la vez, falta poco para que el sol aparezca y mi noche aún no comienza, entonces, recordé lo que más amo que es escribir y para no tener que levantarme tome mi teléfono luego de escuchar varias horas de música relajante y esas cosas que se supone te ayudan a conciliar el sueño y me di a la tarea de escribir lo que se me ocurra, debo mantener mi mente ocupada, y ahí, dónde me preguntó si soy la única que se aferra a estos pensamientos, recuerdos vagos, que no ayudan a nadie a sentirse mejor, recordé que hace un tiempo mi sueño era ir a la luna, tenía la leve esperanza de que lo lograría, cuando eres un niño todo puede ser posible, pero, te caes en la realidad y no logras muchas cosas, también quería ser doctor, quería calmar el dolor de la persona que más amaba, mi madre, ella era una madre joven, valiente y muy persistente, la vida no me dió la oportunidad, un día, me ví portando un uniforme, quería servir a mi patria y ser alguien que cambiará el mundo de alguna forma, el tiempo no me dió tiempo, así que se esfumó mi deseo pendiente. Tal parece que nacimos para vivir una lucha constante entre el ¿Quien soy? Y ¿Quien debo ser? Han pasado los años y lo único que me queda es que debo seguir adelante, aún tengo una fuerza ferviente que nunca cesó de decirme que aún puedo con esto y más, bien, ¿Cómo puedo olvidar? ¿Cómo puedo no pensar? Es difícil hacerlo si cada que lo intento aparecen de nuevo, cómo olas que van y vienen a la orilla, cómo llegan la noche y el día, creo que seguiré intentando, hasta que logre ahogar mis recuerdos y crezcan nuevos, nuevos con raíces menos fuertes, nuevos con semillas menos fuertes…
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