Sus ojos azules
Sólo fue una canción que repetí cada día de septiembre,
sólo fue su mirada coincidiendo con la mía:
sus ojos azules,
que eran como el cielo después de llover.
Y sé que tal vez nunca más me recuerde,
sé que nunca me recuerda porque fui como brisa
yéndose deprisa,
mirándonos de paso para nunca retroceder;
nos miramos para nunca más.
¿Quién es ese corazón que se llevó el sueño y la esperanza
de abrazarlo como el mar a mi silencio,
de imaginarlo,
tocándome los labios que tiemblan al besar?…
Miro hacia el pasado y allí nadie me besaba,
miro los días muertos y nadie me estaba queriendo
aún de lejos, lamentándome porque no iba a pasar,
nunca sus labios me iban a hablar.
*
¿Qué hay de sus ojos? ¿Qué hay de su mirada?,
¿quién se atrevió a naufragar sobre sus latidos,
su voz y su sangre,
mientras yo sonrío con tan poco; mientras la mañana
me recuerda siempre haberlo visto
sólo por un instante?…
*
Yo daría un suspiro por mirar desprevenido y volverlo a ver,
yo daría mis dulces silencios por hablarle, diciéndole
que un beso suyo me bastaría para soñar;
y soñar con reprimir el calor latente de su piel;
y pensar que su pelo jugaba según los ecos del aire
de vientos amables,
como la mañana primera y nunca más,
como el tiempo que ríe al marchitar.
*
¿Qué hay de sus ojos? ¿Qué hay de su mirada?,
¿quién se atrevió a naufragar sobre sus latidos,
su voz y su sangre,
mientras yo sonrío con tan poco;
mientras la mañana
me recuerda siempre haberlo visto
sólo por un instante?,
porque el cielo imita el color de sus ojos,
porque el alba es su ser volviéndome loco
antes del sol nacer, amándome;
y sé que su rostro se llenará de nuevos septiembres,
sé que me muero.
*
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