Yo sí muero de amor, amargo amar mío. Muero de ésta congestión de besos que se me acumulan en la boca, y se me pudren en los labios por no poder ser repartidos en cada pedacito de tu piel. Muero por el exceso de aire que cada suspiro me deja en el pecho; puedo sentir como cada bocanada de recuerdo me rompe el corazón y los pulmones. Muero de coraje y de ira porque cada paso me aleja más de ti. Muero por falta de sentido y de dicha; muero como una hoja en un otoño café y amarillo, un ámbar de recientes pesadillas, siempre por dentro, siempre; mis venas pierden tu humedad y tu aire, tu fuego y tu tierra. Todo nacía de ti y es hora de pagar el justo precio del pacto.
Muero por nuestra hija nunca nacida; muero como mis manos que se marchitan por esas caricias que nunca más podré darte; muero como mis esperanzas de poder vivir a tu lado. Y sufro de éste cáncer que se ha vuelto la soledad sin tu alma. Muero del amor que se estanca y se hace veneno; muero con mis fantasías que llenaste con tu nombre.
Y eso es lo que debo hacer… morir. Matar el tiempo del que tanto hablabas, el cual decías que mostraría la verdad, y hoy la vi; tú ocupas tus labios en otros besos y en otros “te amos”; mi “te amo” sigue intacto, aguardando a la persona que me lo arranque con un beso. Debo morir en el pasado, donde no recuerdo más que dolor y tristeza y gracias por haberte llevado esas dos adicciones y por haberme hecho escribir hermosamente triste por un momento. Lo que tú decías yo sí lo sentí… me enseñaste que las palabras en tu boca suenan más que mágicas, pero aunque quisiste ocultarlo comprendí, que son mejores las palabras que se callan pero se sienten en el corazón. Siempre has de ganarme discutiendo… el arte de tu boca no sólo se trata de la delicia de tus besos; pero hay algo que me queda de consuelo, yo sí tengo un corazón con sentimientos. Ahora debo morir… arrancarme el corazón lleno de tus fantasías y fantasmas hábilmente tejidos. Y me desclavaré el alma con un TE AMO falso para una mujer de mentira, que vertió en mí el mismo veneno que alguien más le dio a probar… y por el cual decía que lloraba por el dolor de la toxina.

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