Interpretación de la obra de Zdzisław Beksiński. 
Fue entonces cuando la vi atada a esa silla, mirando directamente hacia la puerta, sus ojos suspendidos e inamovibles observaban una especie de universo apocalíptico consumido en la decadencia. Me acerqué con temor y con suficiente sigilo para no ser percatado, pero justo cuando estuve tan cerca descubrí que la soga no la abrazaba, era un diábolo sostenido por ella, allí entronizada esbozaba una sonrisa, mientras se mantenía erguida e impávida, admirando el infierno que había creado.
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