DOÑA OLGA

DOÑA OLGA

pame

26/04/2021

El cosquilleo se sentía en casi todo el cuerpo, peleaba mi mente con mi corazón, tenía dudas que se mezclaban con la excitación el miedo y la emoción que produce el riesgo y lo prohibido

– porque puedo, si es porque necesito y puedo – me repetía mordiendo mi labio inferior, Roberto me empuja bruscamente al interior y la bolsa que porto se cae, suena un pitillo agudo por algunos segundos, tardo en poder ver, la oscuridad es total , las linternas se encienden y Marcos me entierra un bastón en las costillas para avanzar, se oye el resoplido agitado de nuestros púberes cuerpos, me golpeo con algo en la cadera y lanzo una maldición , el cajón está cerrado, una luz roja comienza a girar a penas nos acercamos a la caja , me muevo despacio sudo bajo el buzo de mecánico y las orejas me arden por el pasamontañas, estoy ahogado y puedo sentir el olor de mi aliento a marihuana y cerveza , es entonces que de la nada sale la mujer , una mujer vieja en bata, que tiene en sus manos una escopeta, sin mediar palabra alguna dispara sobre Roberto y el ruido es infernal me acuclillo pero veo los fogonazos y el material de los muros lanzando escombros sobre nosotros

Marcos chilla con las manos ensangrentadas y golpea el piso , veo que tiene una mancha que se va agrandando en la pierna, soy el único indemne luchando por buscar una salida , la oigo recargar , me entra el pánico, me arrastro a punta y codo por el pasillo , la mujer recorre los extremos pesadamente y choca con algunas gavetas , oigo como amenaza con la voz enronquecida y se desplaza con una agilidad incomprensible para sus años, Roberto ya no se mueve esta caliente aún y al tocar su cuello no tiene pulso, ambas manos sostienen su estomago vaciado casi en su totalidad en el piso , la nausea me estremece , avanzo hasta Marcos que gimotea y golpea el piso a instantes, muy blanco , alterado le hago un torniquete y sigo avanzando sintiendo la voz de la extraña mujer siguiéndome de cerca por los pasillos, a cada tanto me grita

te voy a encontrar puto pendejo de mierda – se me acelera el corazón y me saltan las lágrimas, hace tres horas jugábamos un partido en la calle, como fue que me metí en esto, percibo que di vueltas en circulo cuando estoy de nuevo en la caja las manos me tiemblan tanto que soy incapaz de abril el cajón así que me hago de un metal y lo palanqueo hasta que cede, cuando lo abro mi angustia aumenta y siento rabia, debe haber unos 25.000 pesos. Algo así como 23 euros , un arma corta, una bolsa con monedas y una cajita pequeña con una imagen de la virgen en plata maciza, un sudor frio viene apoderarse de mí, cuando me veo las mangas ensangrentadas, húmedo maloliente, las manos manchadas y temblorosas , rescato todo y lo introduzco en la bolsa de pan, el fogonazo da sobre mi cabeza al punto que el aire hiede a pólvora, me agacho y arrastro sorteando los pasillos como puedo intentando dar con la salida, estoy desorientado, voy llorando abrazado a la bolsa con la sangre de mis amigos cubriéndome , casi al llegar a la puerta metálica que da al patio es que recuerdo el arma, decido que voy a vengar a mis amigos y la saco de la bolsa, es pesada e incómoda, le reviso el cargador y saco el seguro, en cuanto este a tiro mato a la cabrona, espero impaciente, sudoroso, agitado, solo recuerdo la fuerza que me impulsó hacia adelante, el dolor indescriptible en el hombro y mis huesos desastillados saltando por los aires, el arma salta a un par de metros , me doy la vuelta como puedo con un chorro de sangre caliente como una lluvia , que me recuerda las películas de terror , se acerca con el arma apuntalada cerca de la clavícula derecha , es una sombra amorfa al principio, una mujer pasada en peso, con un rostro redondo, el pelo desgreñado, pero tiene garbo, se mueve en sincronía y sus ojos de un color amarillento destacan porque son grandes, me patea la zapatilla y cuando sonríe le faltan varias piezas, socarronamente me pregunta

– ¿Cuántos quedan?, yo intento hablar, pero no me sale nada, siento empapado el pelo en sangre y el charco que de a poco se enfría estremeciéndome, ella vuelve a patear mi pie

¡cuántos quedan te digo? repite ahora guturalmente

-¡tay cagao!, van a morirse todos aquí – me grita muy cerca, arrebatándome la bolsa con mi exiguo botín, cierro los ojos y veo mi torta con 13 velas dos días atrás, el desafío de robar la ferretería de dona Olga y me voy desvaneciendo.

Cuando llega la policía apenas estoy consciente , está sentada en una esquina, le toman la presión le dan agua con azúcar y va relatando una historia completamente distinta, el botín a sido vaciado en el suelo, excepto la virgen, el desorden con luz es total , no recuerdo que hallamos volteado las repisas, nada esta en su sitio .hay colillas, latas de cerveza que tampoco recuerdo, lloriquea y se victimiza al punto que el sargento la abraza , el arma ha sido puesta en un rincón , lleva pantuflas , el cabello desgreñado , los ojos enrojecidos, parece tan distinta, cuando me alzan lanzo un grito porque mi brazo entumecido me mata de dolor

-Nos persiguió. Nos disparó a quemarropa, esta loca esta señora quería matarnos chillo – entrecierra malignamente los ojos y solloza más fuerte

-Tranquila señora ya está, les dio a los tres muchachos, uno tal vez no sobreviva, camino a la ambulancia la gente se agolpa cerca, oigo gritos de apoyo y también detractores

-Ta bien, eso se merecen los chicuelos malandrines estos!!

– Mamá cállese la mujer les disparó a tres niños

-Era su negocio, ellos irrumpieron – la corrige alguien

Y ese ? hay que esperar al legista esta muerto , mi amigo Roberto cubierto de sangre y con el vientre partido deja un reguero de líquidos mientras es montado en una camilla y tapado con una lona, Marcos va desmayado la pierna se ha inflado y se ve pálido, ojeroso, descompuesto, va desmayado, yo tengo el hombro completamente deshecho, oigo el crujir de los huesos rotos, la herida aun emite borbotones de sangre y duele muchísimo ,al punto que creo desvanecerme a cada oleada de dolor, alguien toma mi mano, es mi abuela mandi

-chiquillo estúpido – me reprende, pero me acaricia la mano y la aprieta contra sí. En la esquina , apoyada en el poste de la luz mi madre me observa sin acercarse y con una expresión de pena, rabia, desconcierto o decepción no logro elegir solo una, no llora, parece impávida mientras me suben a la ambulancia a la que ni siquiera hace amago de subir, es mi hermana Rosa la que sube , trece años mayor que yo , último año de pedagogía en letras , no dice nada solo se sienta junto a mí , sin tocarme, ni mirarme, el techo metálico se me hace a ratos extraño difuminado, el dolor sordo no pasa a pesar de las bolsas colgando a mi alrededor., en una mano enganchada a una pieza metálica del vehículo, las esposas.

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