De los caminos aprendo que pueden ser rectos, en subida, en bajada.
Que pueden cambiar, o podes cambiar vos.
Que podes elegir.
Que no todo es meritocracia, hay cierta base de privilegios.
Que podes distraerte y errarle, pero no pasa nada.
Podes encarar por otro lado.
Que algunos son fáciles, accesibles y cómodos.
Mientras otros no están marcados como nos gustaría
y requieren paciencia.
Requieren detenerse cada tanto a respirar, hidratar cuerpo/alma y seguir.
Que pueden tener piedras, de todos los tamaños.
Y que por una extraña razón, suelen ser los que más sorprenden.
-Para bien o para mal, dependiendo también del tamaño de tus expectativas-
Que aunque te quieran convencer de lo contrario, en todo camino predomina la gente piola.
Y aguante cruzarlas.
Que hay algunos caminos que están buenos para recorrer solxs.
Y que hay otros
-la mayoría-
Que son mejores en compañía.
Sobre todo con amigxs.
Para cagarse de risa de las caídas
No aflojar
Seguir el ritmo
Y para ir rotando esa mochila que pesa.
Te duele la espalda? Me duele la espalda?
Nos ayudamos a llevarla.
Que te pueden decir «vas a tardar esto»
Pero, qué me importa?
Es relativo, cada unx maneja sus tiempos.
De los caminos aprendo que todo camino puede andar, pues Spinetteana.
Y como dicen, se hacen al andar.
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