Mi amigo el gnomo del patio de mi vecina

Mi amigo el gnomo del patio de mi vecina

Jiménez Cruz Rosa María

Érase una vez un niño que se llamaba John el cual tenía 6 años y acababa de mudarse a una nueva casa en una nueva ciudad con sus padres debido a que su mama quien era jueza había decidido que lo mejor sería cambiar de ciudad luego de meter a un poderoso mafioso a la cárcel y por miedo a tener represarías en contra de ella o su familia.

A pesar de que John entendía perfectamente la situación no podía evitar sentirse triste pues tubo que dejar su antigua casa, antigua vida, y a todos sus amiguitos que había hecho en el colegio, además que en el vecindario donde se encontraba su nueva casa no había más que dos niños viviendo por ahí, y estos solo lo ignoraban debido a que se sentían incomodos con un niño nuevo ya que ya estaban acostumbrados a solo ser ellos dos, por lo tanto John se sentía demasiado solo en el vecindario. El único consuelo de John era que una vez fuera inscrito en la escuela nueva a la que iba a asistir empezaría a hacer muchos amigos para invitarlos a su casa para jugar a cosas como futbol, juegos en línea o con sus juguetes. Pero él no contaba con que para llegar a la escuela más cercana de por ahí debía de viajar unos 20 minutos en auto, está por supuesto que era una razón bastante obvia por la cual sería casi imposible que sus nuevos compañeritos pudieran ir a su casa después de terminar las clases.

De camino en el auto de la escuela a la casa John se veía tan desanimado que su padre quien era quien acostumbraba a llevarlo al colegio se sintió demasiado preocupado por su hijo y decidió preguntarle por lo que ocurría.

– Hijo ¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan desanimado?

– Papa, odio este lugar, en el vecindario solo hay dos niños y ninguno quiere jugar conmigo, además que la casa está demasiado lejos de la escuela y a ninguno de mis compañeros les dan permiso de ir porque está muy lejos la casa

– Hijo sé que no parece una buena opción para traer a un niño de 6 años, pero estoy seguro de que debe de haber algo positivo y que te guste en este lugar, recuerda que debemos de esforzarnos por no preocupar a tu madre

– Está bien me esforzare porque me guste este lugar por mama

-Muy bien hijo, ¿Por qué no pasamos por algo de helado en la tienda de conveniencias que está cerca de la casa?

– Si

Cuando llegaron John y su padre a la tienda de conveniencias John empezó a mirar por la puerta transparente a una casa de una de sus vecinas que se encontraba al otro lado de la calle y en su patio tenía un gnomo, esto llamo demasiado la atención de John ya que era la primera vez que veía uno, por ello no dudo ni un poco y salió corriendo de la tienda para cruzar la carretera y poder observar un poco más de cerca a el gnomo, cuando ya estaba a punto de llegar justamente un auto el cual estaba pasando por ahí acelero para que no tuviera que pararse en el alto del semáforo a pocos centímetros de que el auto atropellara a John El gnomo como por arte de magia se movió a toda velocidad de donde se encontraba parado y salvo a John, al darse cuenta de esto John entro en estado de shock pero aun así le agradeció al gnomo por ayudarlo y este solo respondió

-Está bien, pero no le digas a nadie que tengo vida ya que si se enteraran me podrían romper y no quisiera que eso pasara.

John asintió con la cabeza y le dijo

-Su secreto está a salvo conmigo así que no se preocupe señor, por cierto usted quisiera jugar conmigo cuando regrese de la escuela, es que me siento solo porque no tengo amigos por aquí y mis amigos de la escuela no pueden venir

El gnomo respondió

-Por supuesto que si

En cuanto el gnomo acabo de decir esto apareció un hombre el cual era el que anteriormente estaba conduciendo el auto que casi atropella a John intento llevarse a John a la fuerza ya que aparentemente este era uno de los hombres del mafioso que la madre de John había metido a la cárcel y tenía las ordenes de capturar al niño. Pero el pequeño gnomo decidió ahuyentar a aquel hombre así que empezó a caminar hacia él y le gritaba que dejara al pequeño porque si no le aventaría una “maldición de gnomo”. El hombre al ver que el gnomo de jardín se estaba moviendo se espantó demasiado y decidió huir de ahí para que no le pasara nada.

Una vez más el pequeño gnomo había salvado a John de que le sucediera algo y por lo tanto John se sintió feliz de que no le pasara nada. Desde entonces John iba con regularidad a visitar al pequeño gnomo para jugar y hablar y fue cuestión de tiempo para que se volvieran los mejores amigos y John ya no se sentía solo ni triste.

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