Jesus David Rivera Pérez
La dama de negro
Cuenta la leyenda que en un de cuyo nornbre no qiiero ni puedo
Acordarme, de esos perdidos entre montañas y que en invierno quedan
De esos qce a menudo son por la niebla y cuyas casas son aún de piedra y
Madera, sus gentes guardan un antiguo e insólito secreto. Dice también la leyenda en
Dicho pueblecito hace ya más de 50 años que algunos de sus habitantes han vivido
Atemorizados. Estos habitantes son los que recuerdan un hecho que cambió la del
Pueblo para sieve. Un hecho que, bien por injusticia, bien por su crudeza, no sido
Nunca revelado a forasteros o a localidades cercanas, de tal modo que el secreto de
Momento ha quedado guardado dentro de los límites del pueblo y de la mente de sus más
Ancianos habitantes.
Este hecho, increíble e incomprensble para todos aquellos que no vivieron, cuenta que
En las afueras de la localidad, y casi escondido entre una espesa arboleda, hay un edificio que habla servido muchos años antes corm un psiquiátrico. Ali enviaron a muchísimos
Y mujeres que habían perdido la razón, a rmchos que correteron atroces
Asesinatos o que se les consaeraba pelOroscs a lo largo y ancho del terntoro
Cuando pasó 01 tiempo y tanto el personal del psiqjiátrico corm los enfermos fueron
Reubicados en otros centros más cercanos a las grandes urbes, legó el punto en el que el
Psiquiátrico se vacó oficialmente. Pero, corm en casi todas las versónes ofcales. Hubo
Parle de la verdad que se ocultó, ya que en el pueblo empezó a circular el rumor deque a
Ciertos enfermos problemátcos. Los servicios de salud o las administradores perinentes
Deddieron que salia más rentable ellos un ejercicio de
Se fundamentaban en testimonios de celadores del psiquiátnco a los que arrnçcs o
Conocidos del pueblo les habían oído quejarse de la atrocidad que se estaba
Al dejar allí a muchos enfermos atados con correas a sus camas. Grtancn
Abandonándoles sin alimento ni y e insonorizando sus para que nadie pudiera saber nunca más de ellos.
La atrocidad no se llegó a producir totalmente, ya que la dea fue dermler aquel edinao
Con los inqudinos que había -olvidado Dentro. Por una razón o ora el
Edificio no llegó a derrolerse, así que allí quedó el psiquiátrico olvidado por cm
Inquilinos dentro y abandonados a una muerte segura y horrible.
Pero lo que no se podía esperar nadie fue lo que ocurrió después. Pocas semaras tras el
Abandono del edificio, muchos habitantes del puebb ermezaron a oir feroces gnos por
Las noctes que provenían de la espesa arboleda, gritos que pronto pudieron identfl•car
Como procedentes del edificio del centro. Los habitantes entraron en un
Pánico general, ya que nxjie qceria hablar de ego, y preterían callar ante IO que parecia
Un hecho imposible. Los otros ya deberían estar muertos. Llevaban un mes
Sin alirnento ni líqudo, encerrados y aislados.
La situación se ernpezó a complicar más ya que, unido a los gatos
Nocturnos, a los lúgubres alardos provenientes del antiguo psi(Viátreo, los habitanz dd
Pequeño meblo notaron cómo cada ruche desaparecían aninules Oe sus granjas y
Corrales: gallinas, vacas… Cada mañana faltaban mas arunales y aparaan
Trozos de algunos de ellos por el pud)10. Rastros de sangre salían las cercas
Ganado y prácteamente no habla nadk) que no se hubiera de que
Rastros conducían camino del antiguo psquiátrico a través la espesura de la arboleda.
Hubo quien, además, advirtió que había visto por las noches a lo lejos a una nuer vestida
De negro, de aspecto fantasmal y armada con una daga, destripar a hs animales y
Lbvarse muchos de ellos, para luego perderse en la negrura de la noche camino del
Siniestro edificio.
Pasaron las semanas, y en vista de las pérdidas de ganado en el meblo, un día de fin de
Año mas vecinos decidieron poner fin al robo de animales, aunque muchos de ellos se
Temieran que las desapariciones eran obra de un fantasma. Así que noche tras noche
Mntaron guardia en todos los corrales y cercados, hasta que por fin noche dieron tarde.
Uno de los vecinos que vigilaba encontró al ladrón con las manos en la masa y lamó al
Resto de personas que montaban guardia, que rápidamente se unieron a éL Delante de
Elbs, como si espectros realmente existieran y fueran algo tan natural como el día o la
Noche, había una figura tapada con una manta negra, levitando unos centímetros sobre el
Suelo, con una daga que movía diestrame te con una mano mientras decapitaba un pollo
Sujeto con la otra. La figura pareció percatarse de la gran expectación que estaba provocando sobre los habitantes del pueblo, que, armados con antorchas guadaña Palos y otras armas espontáneas, no paraban de mirarla.
Con una velocidad sobrenatural, la figura partió -volando literalmente con el pollo muerto
En la mano hacia el edificio, confundiéndose en la negrura de la noche. Todos los vecnos,
Sin dudarlo, y venciendo el miedo a Io sobrenatural chbido a que masa htnana redur
El temor, corrieron raudos hacia el oscuro y viejo edificio para atrapar al rón y
La matanza de sus animales.
A llegar allí, entraron salvajemente al edificio iluminárxjolo con sus antorchas. No
Encontraron nada en el primer piso, sólo viejas camillas y mesas qutúrgicas con
Telarañas. Pero, al subir al siguiente piso, todos ellos se detuvieron y
Petrificados al ver el repugnante espectáculo que tenían ante sus ojos. En la sala que se
Abría ante sus narices había varias decenas de cuerpos famélicos, encogdos. De largas
Melenas y que se les notaban todos los huesos. Les miraban asustadizas posturas.
Tirados por el suelo, acurrucados en los rincones. Mientras cientos de trozos de arurrales
Y gran cantuad de sangre estaban esparcidos entre enos y por sus cuerpos. En el centro,
La figura de la dama con la manta negra permanecía de pie, levitando, con el pollo
Ensangrentado y la daga en las manos.
Todos los vecinos salieron huyendo despavoridos en una torpe carrera. ¿Los enfermos
Olvidados? ¿Fantasmas? Nadie supo quiénes eran los humanos o tal vez los
Que allí estaban. A partir de entonces, cada fin de año los vecinos de este pueblo dejm.
Antes por temor y ahora por tradición, abunas gallinas o cerdos u otros anirTules en la
Entrada de la arboleda, y gracias a ello, dEen los viejos del lugar (a los ahora se les
Considera que cuentan batallitas inventadas) que los gritos no se han vuelo a escuchar
Por las noches. Lo que bien es cierto, es que esos animales cada mañana de año nuevo
Desparecio.
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