

Cuando te desvistan las olas que el mundo retiene,
las lance sin tino, abriendo sus puertas,
y arranquen de paso las ropas, que a veces te cubren,
irás recordando aquellos desmanes que no merecías.
Apartan las telas que cubren tu cuerpo vacío.
Han sido estrujados, todos los sudores que están en tus manos,
todas las vergüenzas que los propios senos guardaron
de antaño.
Bandas de miradas buscando un defecto que las regocije,
cubren con arenas aquellos senderos
que tapan caminos para que no huyas.
Me voy a otros mundos de todas maneras,
me han ido enviando mensajes sin letras.
Dejaré detrás todos mis disfraces,
cansados de hacer lo que saben hacer,
contar realidades conversas.
A la nueva vida, la que yo creía que me iba mostrando
esta nueva forma de tocar palabras,
me até yo con fuerza.
De mis dos bolsillos y sus oquedades,
donde la guardaba,
se van descolgando todos los finales repletos de ella.
Ojalá quedara aquel entusiasmo abriendo paredes,
mostrándome nubes en forma de alas abiertas, para que volara.
Cuando las toqué,
se fueron borrando todos esos humos,
ya casi no eran.
Entonces se ha ido marchando despacio,
sin ruidos,
la vida.
Apenas quedaron algunos suspiros,
ninguno era mío,
todos de la vida,
sólo los de ella.
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