Nunca llegue a pensar que luego de entrenar por largo tiempo a mi corazón roto, hoy al verte en persona se volviera añicos retrocediendo todo este proceso como si tuvieras una especie de control remoto.

Se une la humedad junto a las luces nocturnas empañando el vidrio del auto volviendo todo esto un martirio, aunque mi psicosis formula una serie de preguntas a través de mis delirios.

Sigues siendo la misma luego de todo este tiempo mientras yo sigo aquí acompañándote en silencio. Pensé que con el transcurrir de los años se borrarían en mi cada una de tus huellas pero ya veo que aún siguen presente cada una de ellas.

Vuelvo aquel viejo lugar donde el silencio es fugaz y quizás sea así porque tú ya no estás. Sigues con la misma mirada fija en el vacío y a la vez te juzgas a ti misma cada vez más desatando internamente todo un lío.

Escale tus montañas sin hacerle caso a lo que la gente dijera, desde aquí arriba me doy cuenta que valió la pena llegar hasta la cima para ver lo que tu corazón quería que siempre conociera.

Te regresas, me besas y además pides un espacio en mi corazón con suma delicadeza, déjame decirte que sigo sin entender donde van las piezas de todo este rompecabezas.

Se desaparece la pluma que escribió toda esta historia y desde ahora solo quedarán los recuerdos en un rincón de tu memoria. ¿Acaso mis fantasmas del ayer hicieron un pacto con tus ángeles desterrados? ¿O es que mi corazón masoquista no se ha cansado de estar esperanzado? Me queda claro que al parecer nada ha cambiado.

Te devuelves nuevamente haciéndome recordar cada uno de mis sentimientos incluso los que aún se mantienen latentes por ti emergiendo desde aquí adentro. Te despides cruzando la calle con la esperanza y tu promesa de un volver a vernos, entre tanto yo sigo quemándome en los yacimientos de este infierno.

Puedo ver tu silueta en la luna color carmesí mientras las señales de tránsito me conducen por todo este frenesí, arrojándome en el inmenso acantilado provocado por ti; pero tomo conciencia de las consecuencias que desde un principio asumí.

¿Dime, quién seguirá siendo el esclavo de las noches en que me arropa tu ausencia? Sin duda alguna, seré yo mismo quien siga sumergido en la cama ante esta limerencia.

√Alegoricamente

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