En la Francia de la edad media se llamaba coloquialmente” Jacobins “a los Dominicos, por el convento del orden fundado en París a principios del siglo XIII, dedicado a Santiago (en francés Saint Jacques) convento que luego daría nombre a la calle del mismo nombre Saint Jacques en el barrio latino de Paris.

En abril o mayo de 1789 un grupo de representantes de lo que ellos mismo se autodenominaban en el tercer estado.

Dentro de una de las situaciones que se suscitaron en este periodo, una de las más importantes fue el constante ataque sin piedad contra la iglesia católica y todo lo relacionado con aquello. Era una manera de destruir lo que se conocía como la antigua sociedad, para construir una manera de relacionarse en comunidad de manera totalmente distinta a la conocida hasta la fecha.

Uno de los casos más emblemáticos fue el de Robespierre, quién en un principio de la revolución estaba totalmente en contra de la pena de muerte y el derramamiento de sangre, y a favor de la libertad de prensa, pero ahora daría un drástico cambio que lo llevaría a una posición radicalizada que en el fondo a poco andar no le traería buenos réditos políticos como el los esperaba.

En el caso de la descristianización, las calles que llevaban los nombres de los santos en la ciudad de París fueron sacadas, y cambiadas de nombres y los iconos religiosos fueron destruidos casi en su totalidad.

El surrealismo toco un fondo inimaginable en la sociedad francesa, al punto que se reemplazó a la iglesia y a Dios por la adoración a Marat quién fue científico y médico francés que realizó gran parte de su carrera en Inglaterra, pero sobresale y es más conocido como periodista y político.

Esto fue un gran golpe para gran parte de la sociedad inclusive mucho más que la propia muerte del rey, existía una sensación que se estaba llegando a un punto que de locura total y de no retorno si las cosas seguían así.

Otra cosa increíble, extraordinario y asombrosa es que se cambia el calendario cristiano, y ya no se toma en cuenta las fechas en relación al nacimiento de Cristo, sino a partir de septiembre de 1972, el año del derrocamiento de la monarquía.

A los meses se le da un nuevo nombre. A julio se le llama termidor, por ejemplo. Los meses duran tres semanas, cada una de diez días de duración

Esta fue una de las armas contra el cristianismo, al tener semanas de diez días la gente no sabría cuando sería domingo

Al margen de esto existían los contras revolucionarios, uno de los ejemplos más connotados fueron los de Lyon, los cuales fueron atados, llevados a campos, y muchos de ellos exterminados.

En París Robespierre inicia un periodo aún más sangriento y barbárico, que se conoció como la ´´época del terror´´, se calcula o estima que al mes en Paris se realizaban aproximadamente 800 ejecuciones por mes.

El terror se descontrola en París de una manera incontrolable e inusitada, que las personas comunes y corrientes, o mejor llamados ciudadanos de a pie, entran en un delirio colectivo que en cualquier momento podría ser difícil de controlar.

En el caso concreto del que se convirtió en el verdugo inesperado para muchos como lo fue Robespierre, hasta sus propios aliados se empezaron a dar cuenta que estaba, o lisa llanamente había perdido la cabeza, y había llegado el inexorable momento que de una manera u otra se tenía que terminar con este delirio y serían estos mismo los que tomarían cartas en el asunto.

Fue tanto la falta de cordura a la que llego Robespierre que un día llegó a decir en plena asamblea que contaba con una lista de traidores a la causa de la revolución, y que aquellos estaban propios de los suyos, lo cual, por supuesto, puso de inmediata alerta a sus propios amigos, seguidores o aliados, ya que podrían ser acusados de traición falsamente en cualquier momento producto de las irracionales tácticas de Robespierre, las cuales las deja al descubierto en la asamblea de los Jacobinos , este sería su último discurso.

Dentro de algunos, existían los que creían que su fanatismo lo había superado o su locura lo había embargado por completo lo cual representaba una clara amenaza.

Atrás había quedado el elocuente orador y estratega político, aunque realmente Robespierre al parecer no se da cuenta de la situación en la que se encuentra.

El 27 de junio o el nuevo 9 de termidor impuesto, y conocido por ellos da un discurso en la asamblea del tercer estado lleno de amenazas.

En esta convención Robespierre comete un error muy grande, da a conocer que posee una lista de muchos traidores a la republica que estaban es sus lides y que la daría a conocer al día siguiente.

Los diputados de la convención le gritan y lo acusan de rebeldía.

Robespierre y algunos de sus seguidores son retirados de la convención, y por supuesto arrestados y llevados al ayuntamiento.

A la mañana siguiente se escuchan disparos y los guardias corren al segundo piso, abran las puertas y se encuentran con un escenario dantesco. Uno de los seguidores de Robespierre se ha tirado desde aquella altura, otro se ha disparado un tiro certero en la cabeza, y Robespierre se ha disparado en la mandíbula en un claro intento fallido de suicidio.

Irónicamente el hombre de las mejores oratorias habría quedado sin hablar de haber sobrevivido.

Robespierre pasa sus ultimas horas en la mesa del comité de seguridad de donde tantas veces había enarbolado discurso que siguieron multitudes, afluencias, masas y aglomeraciones de seguidores

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Luego moribundo como estaba fue trasladado a la guillotina al igual como muchas veces el también lo había ordenado para muchos, al final terminó bebiendo de su propia medicina revolucionaria.

La democracia que propugnaban los jacobinos era heredera directa del modelo de democracia de Jean Jacques Rousseau, en su aspecto comunitarista y creador del concepto de ciudadano. De las teorías de Rousseau expuestas en El contrato social, comparten la idea según la cual la soberanía reside en el pueblo y no en un dirigente o un cuerpo gobernante. También comparten la noción de voluntad general, que no es la suma de las voluntades individuales, sino que procede del interés común. Esta primacía del bien común sobre los intereses particulares llevó a algunos analistas como el historiador Jules Michelet a reprocharles, tanto a Rousseau como más tarde a los jacobinos, el haber favorecido la aparición de regímenes totalitarios.

Este modelo muy por el contrario de pensar que sucedió en Francia se replicó en muchos lugares del mundo especialmente en Latinoamérica donde se replicaron y ocuparon tácticas y modos políticos derivados de la revolución.

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