Suspendidas las clases, sociales

A partir del lunes quedan suspendidas las clases… Sociales
Anótese, publiquesé y archívese.

Y al final se tomó la medida que desde los tiempos de Marx se estaba esperando, solo por 15 días, solo por cuestiones sanitarias.
A partir de este lunes el chacarero podrá subirse por fin a la camioneta del patrón para visitar a los parientes que hace años que no ve, dejando al dueño de la estancia, espalda al sol en la cosecha.
En pocos días podremos escuchar una cumbia de la villa profunda sonar en el Colon mientras que los tapados de vizón rozarán el barro de alguna toma perdida.
En algunas horas todes les niñes de este suelo, entenderán inglés, matemática y literatura porque llegarán puntuales al aula, con sus pies secos, bien dormidos y entenderán la lección entera porque el hambre recién los distraerá al medio día.
En las próximas dos semanas veremos al hijo del dueño, corriendo con su currículum de allá para acá, en la fila con el migrante, él de la universidad publica, él de la privada, acomodando sus referencias y habilidades dándose cuenta que al fin y al cabo, si le habían regalado muchas cosas.
Solo por medio mes, la policía no se fijará en tu cara, tu ropa o tu barrio para detenerte, y reprimirá de la misma manera a hambrientos desocupados, empleados con sueldos de hambre y señoras paquetas que no pueden comprar divisas.
En poco tiempo vamos a ver, al igual que vimos caer el muro de Berlín, a los grandes alambrados de los barrios cerrados y el pueblo podrá mojar sus pies en agua cristalina de algunos lagos artificiales, o de cursos de agua públicos que tuvieron el atrevimiento de quedar dentro de la urbanización.
Pero solo por 15 días. Pasado ese período, cada cual a su lugar, las señoras paquetas contarán entre risas y té, las andanzas realizadas, para luego pensar en que lugar del mundo descansar el próximo semestre. Los alumnos van a volver cada uno a su instituto, no sea cosa que se mezcle el privado con el publico, que despropósito.
El empleado con sueldo de hambre volverá solo a pensar en llegar a fin de mes, mientras las ganancias que genera de sus manos financian los excesos de otros.
Vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a su riqueza dijera alguna vez un catalán. El problema es que por este lado del mundo ni en la noche de San juan alguien comparte su pan.