Hoy simplemente quiero hablar de como me siento con esto de la finitud. 

Últimamente reflexiono mucho sobre todo lo que implica la muerte. Creo que en mi interior siempre le tuve algo de miedo porque en todo momento traté de ser lo más trascendente posible, ya sea por lo que escribo, lo que pienso o como vivo mis días. No sé como me siento ante todo lo que está pasando en el mundo, de hecho supongo que elegí el camino de ignorar por completo la complejidad y fatalidad que nos rodea.

Me gusta creer que el obviar ciertas cosas, hace que se esfumen en el tiempo, pero hoy me doy cuenta que no funciona con todo. 

En este último tiempo me sentí desganada por completo. Algo se perdió, el aire ya no se siente igual. Empecé a perder las esperanzas sobre ver la luz al final del túnel sobre todo lo que está pasando.

Analicé también eso que la gente se plantea después de las despedidas como «ojalá hubiese dicho lo que sentía, hubiese abrazado más o simplemente hubiese sabido desde antes que tal cosa pasaría, para haber hecho más»… Pero también me di cuenta que cuando de despedidas hablamos, no importa cuánto hayas hecho, nunca será suficiente y siempre sentiremos que faltó más por hacer, por vivir y por sentir.

La muerte nos acecha en todo momento y no sé cuántos de nosotros podríamos decir que si la muerte eligiera llevarnos en este instante, estaríamos satisfechos con la vida que llevamos. No lo sé, por mi parte hay un millón de cosas que experimenté, pero un millón y medio más que todavía no. Me angustia el no saber cuánto tiempo me queda para vivir lo que me quede de vida.

Eso es lo absurdo de la vida. Queres hacer mil cosas para disfrutar lo máximo posible y que todo tenga sentido, pero de un momento a otro, todo pierde sentido porque no importa cuánto hagas, el destino igual es el fin.

El amor supone ser lo único que nos salve un poco de la angustia que conlleva aceptar que lo único seguro es morir. Es lo que nos devuelve un poco de vida en tanta desolación.

Nos dicen que no salgamos, que la muerte está ahí afuera y para protegernos tenemos que estar en casa. Pero también estamos, quizás, perdiendo valiosos últimos minutos de nuestras vidas encerrándonos privándonos de amigos, aire libre o juntadas que tal vez no se repitan jamás. 

Cuando todo esto empezó todo eran memes y risas. Estoy totalmente de acuerdo con que siga siendo así porque la risa nunca puede morir, es lo único que nos queda de salvavidas ante tanto gris. Pero hoy, hoy ya todo se nos fue de las manos… Ya no sabemos si reír o llorar. 

Las muertes que no pudieron ser lloradas de la forma correcta, las familias enteras que se desarmaron, la pobreza que va en aumento y la poca atención que se le dio a la psiquis en un mundo donde tu mente es tu motor vital para salir adelante. 

Como fiel amante de la ley de atracción, sé que esto viene para peor. Sólo se habla de destrucción, muerte y pobreza. Nuestra mente sólo recibe esa información y parece ser nuestro único eco en la eternidad. ¿Lo único que nos queda es sufrir e intentar que la muerte no nos encuentre?

Supongo que por todo esto elegí ignorar. Necesito que al menos mi mente deje de perpetuar tanto dolor e incertidumbre. Necesito creer que no todo es tan grave como parece y que cada vez estamos más cerca de reírnos de esto como un tiempo pasado grave y anecdótico que sólo vivirá en el pasado. 

Lo único que quiero decir es que traten de disfrutar de las cosas más tontas de la vida como un café a la mañana o dormir con sus mascotas de la forma más incomoda del mundo. Siempre la muerte nos va a atrapar por sorpresa, la angustia nos va a tocar la puerta pero sólo como una formalidad y la incertidumbre siempre parece correr más rápido que la paz, pero al menos hagamos algo con todo lo que nos aqueja. 

Sigamos teniendo problemas tontos y absurdos, porque vivir también se trata de eso. No dejemos de tener sueños y proyectos. No le permitamos al dolor ser la única respuesta. No dejemos de creer que dentro del caos, siempre existe algo por lo que luchar.

Abracemos el hoy. Es lo único que nos queda.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS