Para cuando te marches.

No me asusta que te marches,

sé que cuando cruces aquella puerta,

y decidas no volver,

la casa va a estar de duelo,

tal vez más fría en invierno.

Y me va a envolver en sus habitaciones,

donde tantas veces nos sentamos,

con las piernas cruzadas,

a sólo mirarnos durante horas.

Cuando te vayas no olvides llevar,

todos los libros de nuestra estantería,

no quiero volver a encontrarte,

en todas esas palabras ya olvidadas,

tomá todas las cartas que te envié,

guardalas en algún lugar lejano,

donde el tiempo las haga añicos.

No te des la vuelta cuando salgas,

no mires por esas ventanas en las que alguna vez,

nos detuvimos a observar el mundo juntas,

y se detuvo por un breve momento,

solamente dejame entender,

por qué te vas,

y aceptar que no va a estar,

tu presencia nunca más.