Después de estar en soledad absoluta, bajo silencios desgarradores, barreras pulverizadas y sentimientos expuestos, necesitaba escribirte.
Revelar que me duele hasta lo intangible, que he perdido la sintonía; ya no hay conexión.
Una vez más estoy dividido, se me han roto las palabras; la oscuridad me ha encadenado y, esta vez la profundidad no tiene horizonte.
Las lagrimas se han desviado del trayecto, el aire es denso y dificulta respirar.
EL reloj se ha confundido, el tiempo se ha echado a dormir.
El café siempre está frío y todo está al revés.
Si me lees, es porque esto está a punto de terminar, la lección se ha grabado en mis entrañas, y es probable que no me reconozcas.
Espero que en un par de días todo se haya unido de nuevo y que el café vuelva a ser como antes…
J.L. Zúñiga
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