A veces en ese espacio intemporal
entre líneas grabadas en pergamino
tú regresas a mí.
En medio de recuerdos moldeados,
una sinfonía de versos prevalece;
tonos dulces…
Mi corazón palpita en armonía,
agotado por la profundidad de lo que era,
perdido en la revelación de lo que es,
esta página rota atrae.
Un remanente de días fundidos
en una multitud de momentos.
Yo espero,
anhelando esa primera caricia,
arrojado a ese último temblor persistente,
en cada aliento
de cada sueño que sigue.
Subsumido;
en este incansable eco de la eternidad,
pausa, divino descanso,
en páginas manchadas de lágrimas,
un diario de tesoros pasados,
Frágiles recordatorios, oh,
de cuando una vez fui amado
Aquí,
en esta vida unido en escriba,
una pasión escrita en prosa,
sobre un corazón grabado;
me mantengo,
oh encarcelado,
hasta que vengas de nuevo,
en algún lugar de ese espacio atemporal.
El sol moribundo se hunde en el horizonte
iluminando el cielo en una miríada de tonos crepusculares
de rosa, rojo, naranja, índigo y gris.
Es como si fueran recuerdos felices y tristes
acumulado en su camino diurno de este a oeste
estas tenues trazas de una vez gloriosa luz
siendo engullido por la más negra de las noches.
Como este viejo sol, seguramente también tuve mi día
y con mis propios recuerdos pronto desaparecerán.
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