MARIAN ——

Pues eso es lo que nos demuestra; tampoco se si estará enamorado.

Quizás por lo que una amiga me a contado de el…

Puedo deducir, es ella la que me cuenta algunos detalles.

Dice, que su conciencia, a su amor le impedían enamorarse; que un resplandor casi divino le anegaba el alma.

Como si por una comprensión misteriosa; la luz extinta hubiese surgido en su interior alumbrándolo como a un incendio.

Su corazón, ungido por el fuego, adquirió el temple y la rotundidad del acero.

En el se agolpaba el afecto en una intimidad estricta y avasalladora.

Dice esta amiga, que bien pudo estar enamorada de él, que el alma de Juan era como los cielos y los picos nevados con un blanco color.

Que se adivinaba en él, el zigzag de la racha trágica.

Como una claridad de relámpago cortando la noche con su estruendo quebrando el silencio.

Desde luego que Juan, dejaba traslucir su deseo de amor y necesidad imperiosa.

CAROLINA Ella no profundizó mucho; pero pude ver con mi experiencia de la vida… que en su historia había algo que dejaba traslucir de dulzura al comentar con tanto interés sobre el.

MARIAN — La llamé y quedamos para vernos, teníamos que contarnos algunas cosas; cosas que cotilleamos las mujeres.

Y ahí en “ LA ESPAÑOLA”, una cafetería muy solicitada por Literarios y Pintores.

Mientras tomábamos un café,

CAROLINA– seguía muy entusiasmada contando las cosas buenas de Juan.

MARIAN-— la que yo le respondo con un comentario sobre la edad de él, yo no se si Juan tiene 23 años, pero parecería que anda mas o menos entre esa edad.

Es así que mi amiga continúa con su historia salteando mi pequeño comentario.

CAROLINA Juan es un soñador sin gestos románticos, pues el va en línea recta hacia la esencia de las cosas…

Hacia los grandes fundamentos de la vida, hacia los espejismos lontanos.

MARIAN — Bueno a todo esto puedo deducir algo, no mucho mas, quizás en base a todo lo que ella me dice…

Pues ella me sigue contando… y quizás luego me atrevería a deducir algo sobre ellos dos.

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