El baño se inunda.
Hay alguien gritando «ayuda»,
Sentado, quieto, inmóvil
Ahogándose con sus palabras.
La amargura trepa por sus ojos,
respira desesperación,
rugiendo, con la boca cerrada,
pero aún así, esa voz no es muda… se escucha,
atormenta de a ratos y por momentos se neutraliza
con el ruido mismo de la vida.
Todo sigue como está,
como hasta ahora,
esperando que la última gota rebalse.
Con el fin de saber si morir en dignidad,
o vivir bajo el engaño del rescate.
OPINIONES Y COMENTARIOS