El cerebro es uno de los órganos más complejos del cuerpo humano. Forma parte del Sistema

Nervioso Central (SNC), pesa poco más de un kilo y medio (representando apenas un 2% del peso

corporal total) y recibe aproximadamente un 25% de la sangre total que bombea el motor de

nuestro organismo, el corazón.

El cerebro está protegido por el cráneo y un líquido transparente líquido cefalorraquídeo, que

evita tanto afecciones físicas como inmunológicas. De este miembro reside la capacidad de

dictaminar las órdenes que regulan el cuerpo humano. Estamos hablando tanto de movimientos,

sensaciones como sentimientos.

En diferentes ocasiones, se cataloga erróneamente a este órgano como un músculo. Sin embargo,

no está formado por células musculares (miocitos), sino por millones de neuronas que,

interconectadas mediante axones y dendritas, permiten regular todas y cada una de las funciones

del cuerpo y la mente.

Su estudio se remonta a cientos de años atrás, pero siempre ha sido un órgano que suscita la

curiosidad de los científicos por su enorme complejidad. El cerebro, tal y como lo conocemos hoy,

es el resultado 2,5 millones de años de evolución humana, desde los primeros homínidos hasta el

actual Homo Sapiens. De hecho, se considera que este empezó a aumentar notablemente de

tamaño a partir del Australopitecus africanus.

Su estructura y anatomía general, es muy similar entre los diferentes mamíferos, pero el

componente diferenciador entre humanos y animales es el volumen encefálico significativamente

superior de las personas.

A pesar de toda la información que la neurología ha conseguido recabar en los últimos años (en

especial, gracias a los avances de la tecnología), el cerebro humano sigue siendo todo un misterio.

Para esté sano, fuerte y funcione adecuadamente, es preciso que lo mimemos y cuidemos cada

día. Nuestros hábitos, como por ejemplo la alimentación o el ejercicio, determinan

significativamente la evolución, desarrollo y salud del miembro.

El cerebro es un órgano no solo vital para nosotros, sino también un elemento intrincado,

complejo y fascinante del que aún nos queda mucho por descubrir

Procesa imágenes a toda velocidad

En muchísimo menos de un segundo nuestro cerebro es capaz de procesar las imágenes. Así, un

estudio reciente llevado a cabo por científicos del Massachusetts Institute of Technology (MIT), ha

comprobado que el cerebro humano es capaz de procesar imágenes completas en tan solo 13

milésimas de segundo.

Siempre aprendiendo

Un estudio del MIT reveló que nuestros ‘circuitos’ están en constante actualización para mantener

la expansión de nuestro conocimiento. Así, las neuronas en la zona del cuerpo estriado del cerebro

y las neuronas de la corteza prefrontal parecen sintonizarse continuamente para absorber y

analizar rápidamente nueva información, esto es, para aprender.

Decisiones difíciles

¿Qué mecanismos cerebrales influyen en la toma de decisión sobre la severidad que imponemos a

un castigo? Un equipo de científicos de la Universidad de Harvard (EEUU) realizó un experimento

para dar respuesta a esta pregunta, descubriendo que la manipulación intencionada del lenguaje

para exponer un suceso de una forma más truculenta o terrible, nos conduce a imponer un castigo

más severo.

Envejecimiento prematuro

Un estudio de la Universidad de Duke (EEUU) y de la Universidad Nacional de Singapur concluyó

que por cada hora que reducimos la duración del sueño, más disminuye gradualmente nuestro

rendimiento cognitivo global. Dormir menos de 7 horas al día provoca una reducción en el

volumen cerebral y una disminución en el desempeño cognitivo, como consecuencia de un

envejecimiento más rápido del sistema nervioso. El proceso se produce de una forma lenta,

gradual, pero imparable.

El interruptor de la decepción

Una investigación liderada por la Universidad de California en San Diego (EEUU) identificó la parte

exacta del cerebro que controla el procesamiento de la información tanto emotiva como sensorial

que provoca que nuestro estado de ánimo cambie. Así, la idea de que algunas personas ven el

mundo como un vaso medio vacío tiene una base química en el cerebro.

Procesando el miedo

¿Cómo procesa el miedo el cerebro? Un novedoso estudio llevado a cabo por científicos del

Centro de Salud Mental de la Universidad de Texas en Dallas (EEUU) mostraba la reacción

emocional que el miedo provoca en las personas, ya sea positiva o negativa, siendo la primera vez

que un trabajo de investigación identificaba un marcador electrofisiológico del miedo en el

cerebro. Así, descubrieron que el cerebro da prioridad a la información amenazante sobre otros

procesos cognitivos y que el miedo provoca un aumento precoz de actividad de ondas theta del

lóbulo occipital, el área del cerebro donde se procesa la información visual), seguido de un

aumento posterior de actividad theta en el lóbulo frontal (donde se producen las funciones

mentales superiores tales como la toma de decisiones y la planificación) y de un aumento en las

ondas beta relacionadas con el comportamiento motor.

La risa relaja el cerebro

Un reciente estudio de la escuela de medicina de la Universidad de Loma Linda en California

(EEUU) afirma que la risa provoca unas ondas cerebrales similares a las que tenemos cuando

hacemos meditación. Por tanto, el humor involucra una experiencia total en el cerebro similar a la

meditación haciéndonos capaces de pensar con mayor claridad, tener pensamientos más positivos

y conciliadores y ser capaces de tomar decisiones clave en nuestra vida de una forma más serena.

Sintonizado para el lenguaje

Investigadores de la Universidad de California en San Francisco (UCSF) revelaron que el sonido que

emana de nuestros labios deja un rastro acústico que el cerebro es capaz de interpretar. Así, el

área de Wernicke del cerebro es la zona donde se interpretan los sonidos del lenguaje, pero hasta

ahora, no se había revelado específicamente cómo interpretaba el cerebro el discurso. Los

investigadores descubrieron que el cerebro tiene una organización sistemática para las unidades

de función de sonido básico, como los elementos de la tabla periódica; de esta manera es capaz de

extraer diferentes sonidos de las vibraciones acústicas y realizar una representación de todas y

cada una de ellas.

Recuerdos traicioneros

Según un estudio publicado la Universidad Northwestern Bridge (EEUU) nuestro cerebro nos

engaña y no es por otro motivo que por el complejo funcionamiento de nuestra memoria. Así, el

hipocampo del cerebro trabaja como un sistema de edición de contenidos, en este caso con

recuerdos tanto recientes como pasados, que opera constantemente, sin pausa, retocando o

editando cada escena de nuestra vida.

Interruptor quema grasas

Según un estudio de la universidad australiana de Monash (2018), el cerebro posee una especie de

interruptor molecular capaz de regular la quema de las grasas. Los investigadores afirman que el

hecho de poder controlar este interruptor, podría desembocar en terapias alternativas para la

obesidad y otros problemas metabólicos como la diabetes de tipo 2

Bostezar, todo un misterio

Aunque parezca un gesto muy simple y común, lo cierto es que aún no se ha encontrado una

explicación empírica para explicar por qué bostezamos. Por el momento, la teoría más aceptada

por la comunidad científica es la de que mediante el bostezo, refrescamos el cerebro y

aumentamos la velocidad de respuesta.

Un estudio de la Universidad Estatal de Nueva York descubrió en 2016 que la duración del bostezo

está directamente relacionada con el tamaño y la complejidad de la estructura cerebral. Para ello,

se analizó el bostezo de 29 especies de animales diferentes, así como el de los humanos.

La hormona del amor

La oxitócica es una hormona, producida en el hipotálamo y secretada por la glándula pituitaria

posterior, que controla nuestros sentimientos y emociones. Este compuesto emanado del cerebro

es el responsable de nuestras conductas prosociales como la empatía, la amistad, el amor e

incluso el placer durante el orgasmo. Se ha descubierto que la oxitócica incrementa nuestra

atención hacia la información social y emocional de nuestro ambiente. Con ello, nos guía hacia

determinados estímulos para procesarlos como significativos y poder recordarlos, interpretarlos y

procesarlos.

De forma más reciente, otro estudio, llevado a cabo por un equipo de científicos de la Universidad

de Birmingham (Inglaterra), ha descubierto que la oxitócica tiene un efecto en nosotros similar al

que nos produce beber alcohol, ya que esta actúa como un desinhibidor.

Consume una gran cantidad de energía

El cerebro consume 10 veces más energía de lo que debería teniendo en cuenta su tamaño. Según

un estudio de la Universidad de Washington, el 60-80% de energía que consume el cerebro se

destina a mantener la conexión entre las distintas neuronas, mientras que el resto de energía se

dedica a responder a las demandas del medio.

No siente dolor

A pesar de que es el órgano encargado de detectar este estímulo en el resto del cuerpo, el cerebro

es inmune a sentir dolor. Esto se debe a la carencia de nociceptores, o también llamados,

receptores del dolor.

Ante esta idea, queda descartada la relación entre dolor de cabeza con el cerebro, pues lo que en

realidad nos duele es el tejido que lo rodea, así como los vasos sanguíneos circundantes al sufrir

una dilatación.

Hemisferios

El cerebro está constituido por dos mitades, denominadas hemisferio izquierdo y hemisferio

derecho. Cada una de estas zonas está relacionada con la actividad y desarrollo de una serie de

funciones diferentes. Así, la zona izquierda, la dominante, se vincula con el lenguaje, el

razonamiento lógico, etc. El hemisferio derecho, por su parte, está relacionado con la imaginación

y la creatividad. A pesar de sus diferencias, se encuentran constantemente conectados y

coordinados a través del Cuerpo Calloso.

Diferencias entre sexos

La Universidad Erasmo de Róterdam (Países Bajos) ha determinado en su último estudio que

existen diferencias claras en el cerebro humano dependiendo del sexo de la persona.

Los resultados han destacado que el cerebro de los hombres es de mayor tamaño que el de las

mujeres (aproximadamente un 14% más). Sin embargo, se ha demostrado que el cerebro

femenino está mejor organizado y procesa la información de manera más eficiente que el de su

opuesto.

Mapa de palabras

Los significados de las palabras toman forma en nuestro cerebro. Así lo demostraron unos

científicos estadounidenses a través de un mapa que ubica dónde se representan las palabras

conforme las vamos oyendo. Los investigadores han descubierto que los datos se agrupan en

sectores muy concretos y diferentes del cerebro. Dicha distribución está bastante extendida,

concretamente por más de 100 regiones distintas del cerebro, a través de los dos hemisferios de la

corteza cerebral.

El falso mito del 10%

Esta falsedad, presuntamente científica, se resiste a morir. Según los neurólogos, utilizamos casi el

100 % del cerebro en todo momento, pero muchas personas siguen pensando que no empleamos

más de una décima parte. Como si el resto estuviera permanentemente apagado, cuando las

imágenes por resonancia magnética y las tomografías computarizadas llevan décadas

demostrándonos justo lo contrario. El cerebro permanece ocupado incluso cuando no hacemos

nada. De hecho, hasta controla funciones inconscientes como la respiración y el latir del corazón.

Las tecnologías de imagen nos han enseñado que su actividad es intensa, hasta en lo más

profundo del sueño, en el que se implican gran número de zonas cerebrales

Con forma de almendra

La amígdala está situada en el centro del cerebro y es una zona procesadora de los sentidos. Está

conectada al hipocampo y tiene una función en los recuerdos con carga emocional. Su estructura,

se asemeja a la de una almendra. Como dato, cabe destacar que precisamente este alimento

posee múltiples propiedades beneficiosas para el cerebro, pues le ayuda a tener una mejor

actividad y reduce a su vez el riesgo de padecer enfermedades degenerativas como el alzhéimer.

Produce electricidad

El cerebro humano produce electricidad continuamente. De hecho, el cerebro produce suficiente

electricidad como para encender una lámpara pequeña. Esto se debe a que las neuronas envían

señales entre ellas produciendo una enorme cantidad de actividad eléctrica en el cerebro. Esta

forma un patrón de ondas cerebrales que varían dependiendo del tipo de actividad que se realice.

¿Cómo funciona el sistema nervioso?

diminutas llamadas neuronas. El cerebro contiene miles de millones de esas células, que

están especializadas en muchas funciones diferentes. Por ejemplo, las neuronas sensoriales

envían información sensorial al cerebro desde los ojos, los oídos, la nariz, la lengua y la piel.

Las neuronas motoras envían mensajes procedentes del cerebro al resto del cuerpo.

Todas las neuronas se envían información entre sí a través de un proceso electro-químico

complejo, y establecen unas conexiones que afectan a la forma en que piensas, aprendes, te

mueves y te comportas.

La inteligencia, el aprendizaje y la memoria. Cuando creces y aprendes cosas, los

mensajes viajan de una neurona a otra, una y otra vez, creando conexiones (o vías

neuronales) en el interior de tu cerebro. Por eso, aprender a conducir requiere mucha

concentración, pero, más adelante, conduces de una forma casi automática porque las vías

neuronales ya están bien establecidas.

En los niños pequeños, el cerebro es sumamente adaptable. De hecho, cuando una parte del

cerebro de un niño se lesiona, otra parte suele aprender a desempeñar algunas de las

funciones perdidas. Pero, a medida que nos hacemos mayores, al cerebro cada vez le cuesta

más establecer nuevas redes neuronales, lo que hace que nos resulte más difícil dominar

tareas nuevas o cambiar patrones de conducta ya establecidos. Por eso, muchos científicos

creen que es importante seguir planteando nuevos retos al cerebro para que aprendan cosas

nuevas y establezcan nuevas conexiones. Esto ayuda a mantener activo al cerebro durante

todo el curso de la vida.

La memoria es otra función compleja del cerebro. Las cosas que haces, aprendes y ves se

procesan primero en la corteza cerebral. Luego, si sientes que esa información es lo bastante

importante como para que merezca la pena recordarla de forma permanente, se envía a otras

partes del cerebro (como el hipocampo y la amígdala) a fin de que la retengas en la memoria a

largo plazo. A medida que esos mensajes viajan por el cerebro, se crean vías neuronales que

son los fundamentos de la memoria.

El movimiento. Distintas partes del telencéfalo se encargan de mover distintas partes de

cuerpo. El lado izquierdo del cerebro controla los movimientos del lado derecho del cuerpo, y

el lado derecho del cerebro controla los movimientos del lado izquierdo del cuerpo. Cuando

aprietas el acelerador con el pie derecho, es el hemisferio cerebral izquierdo el que envía el

mensaje que te permite hacer ese movimiento.

Funciones corporales básicas. Una parte del sistema nervioso periférico llamada sistema

nervioso autónomo es la que controla muchos de los procesos corporales en los que casi

nunca necesitas pensar, como la respiración, la digestión, la transpiración (o sudoración) y el

temblar. El sistema nervioso autónomo está compuesto por dos partes: el sistema nervioso

simpático y el sistema nervioso parasimpático.

El sistema nervioso simpático prepara al cuerpo para las respuestas rápidas en situaciones

de estrés, como si presenciaras un robo. Cuando ocurre algo peligroso, el sistema nervioso

simpático hace que el corazón bombee más deprisa para que envíe más sangre a las distintas

partes del cuerpo que la podrían necesitar. También hace que las glándulas suprarrenales,

ubicadas en la parte superior de los riñones, segreguen adrenalina, una hormona que ayuda a

proporcionar fuerza adicional a los músculos para una huida rápida. Este proceso se conoce

como respuesta de «lucha o huida».

El sistema nervioso parasimpático hace justo lo contrario: prepara al cuerpo para el

descanso. También ayuda a que funcione bien el tubo digestivo para que el cuerpo pueda

asimilar eficazmente los nutrientes de los alimentos.

Los sentidos

La vista. Probablemente la vista nos dice muchas más cosas sobre el mundo que nos rodea

que cualquier otro sentido. La luz que nos entra por los ojos forma una imagen invertida sobre

la retina. La retina transforma la luz en señales nerviosas y las envía al cerebro. El cerebro

invierte la imagen para que la veas derecha y te indica qué es lo que estás viendo.

El oído. Todos los sonidos que oyes son ondas sonoras que te entran por los oídos y hacen

que te vibren los tímpanos. Esas vibraciones viajan a lo largo de la cadena de huesecillos del

oído medio y se transforman en señales nerviosas. La corteza cerebral procesa esas señales

y te indica qué estás oyendo.

El gusto. La lengua contiene unos grupitos de células sensoriales, llamadas papilas

gustativas, que reaccionan a las sustancias químicas de los alimentos. Las papilas gustativas

reaccionan a los sabores dulce, ácido, salado y amargo. Ellas son las encargadas de enviar

mensajes a las áreas de la corteza cerebral encargadas de procesar el sabor.

El olfato. Las células olfativas de la mucosa que recubre el interior de tus fosas nasales

reaccionan a las sustancias químicas que inspiras y envían mensajes al cerebro a través de

nervios específicos.

El tacto. La piel contiene millones de receptores sensoriales que recogen información

relacionada con el tacto, la presión, la temperatura y el dolor, y la envían al cerebro para que

la procese y tú reacciones en consonancia.

Hipotálamo

El hipotálamo regula las funciones, como la sed, el apetito y los patrones de sueño. También

regula la liberación de hormonas de la glándula pituitaria.

Glándula pituitaria

Esta pequeña glándula produce las hormonas que regulan el crecimiento, la pubertad, el

metabolismo, el equilibrio de agua y minerales, y la respuesta del cuerpo ante situaciones de

estrés, entre otras cosas.

Cerebelo

El cerebelo ayuda a coordinar los movimientos y a ajustar la motricidad fina y el equilibrio.

Médula espinal

Esta parte del sistema nervioso central se encuentra en el interior y a lo largo de la columna

vertebral. Conecta el cerebro con los nervios que llegan al resto del cuerpo.

Lóbulo frontal

El lóbulo frontal está ubicado detrás de la frente y se encarga de gran parte del trabajo del

pensamiento complejo, como la planificación, la imaginación, la toma de decisiones y el

razonamiento.

Lóbulo parietal

El lóbulo parietal, ubicado detrás del lóbulo frontal, procesa los mensajes relacionados con el

tacto, el gusto y la temperatura.

Lóbulo occipital

El lóbulo occipital, ubicado en la parte posterior del cerebro, procesa la luz y otra información

visual que recibe de los ojos.

Cerebelo

El cerebelo ayuda a coordinar los movimientos y a ajustar la motricidad fina y el equilibrio.

Lóbulo temporal

El lóbulo temporal, ubicado cerca de los oídos, procesa la audición y participa en la

recuperación de los recuerdos.

¿Qué hace el cerebro?

El cerebro controla lo que piensas y sientes, cómo aprendes y recuerdas y la forma en que te

mueves. También controla muchas cosas de las que apenas te das cuenta, como el latido de tu

corazón y la digestión de la comida.

Piensa en el cerebro como en una computadora central que controla todas las funciones de tu

cuerpo. El resto del sistema nervioso viene a ser una red o entramado que envía mensajes en

ambos sentidos entre el cerebro y distintas partes del cuerpo. Lo hace a través de la médula

espinal, que desciende por la espalda desde el cerebro. Contiene nervios en su interior, unos

filamentos que se ramifican hacia los demás órganos y partes del cuerpo.

Cerebro

Es la porción más grande del encéfalo y está formada por dos hemisferios (o mitades). El cerebro

controla los movimientos voluntarios, el habla, la inteligencia, la memoria, las emociones y

procesa la información que recibe a través de los sentidos.

Tronco encefálico

El tronco encefálico se ubica en la base del cerebro y se conecta con la médula espinal. Está

conformado por el mesencéfalo, la protuberancia y el bulbo raquídeo.

Mesencéfalo

El mesencéfalo actúa como un conmutador complejo que permite que el cerebro se comunique

con el resto del sistema nervioso.

Protuberancia

La protuberancia transmite mensajes desde el cerebro hacia el cerebelo y la médula espinal.

Bulbo raquídeo

Esta parte del tronco encefálico está ubicada justo por encima de la médula espinal. Regula

funciones vitales, como el latido del corazón y la respiración.

Tálamo

El tálamo, que está ubicado en la parte central del cerebro, procesa y coordina los mensajes de los

sentidos (como el tacto) que recibe del cuerpo

Cuando llega un mensaje al cerebro procedente de cualquier parte del cuerpo, el cerebro envía al

cuerpo un mensaje sobre cómo reaccionar. Por ejemplo, si tocas un horno caliente, los nervios de

tu piel enviarán un mensaje de dolor a tu cerebro. Y el cerebro responderá enviando un mensaje a

los músculos de tu mano para que la retires. Afortunadamente, esta carrera de relevos

neurológica ocurre en solo un instante.

¿De qué partes consta el sistema nervioso?

El sistema nervioso está compuesto por el sistema nervioso central y el sistema nervioso

periférico:

el cerebro y la médula espinal forman el sistema nervioso central.

Y los nervios que se extienden por todo el cuerpo forman el sistema nervioso periférico.

El cerebro humano es increíblemente compacto, y solo pesa unas tres libras (unos 1.360 gramos).

De todos modos, tiene muchos pliegues y surcos. Esto le da la superficie añadida que necesita para

almacenar información importante para el cuerpo.

La médula espinal es una acumulación de tejido nervioso de unas 18 pulgadas (45 cm de largo) y

1/2 pulgada de grosor (poco más de 1 cm). Se extiende desde la parte inferior del cerebro hasta el

final de la columna vertebral. A lo largo de todo su recorrido, los nervios se van ramificando hacia

el resto del cuerpo.

Tanto el cerebro como la médula espinal están protegidos por huesos: el cerebro, por los huesos

del cráneo, y la médula espinal, por una serie de huesos entrelazados en forma de anillo, llamados

vértebras, que forman la columna vertebral. Ambos están protegidos y amortiguados por capas de

unas membranas llamadas meninges, así como por un líquido especial conocido como líquido

cefalorraquídeo. Este líquido ayuda a proteger el tejido nervioso, a mantenerlo sano y a eliminar

sus productos de desecho.

¿Cuáles son las partes del cerebro?

El cerebro está compuesto por tres grandes partes: el prosencéfalo, el mesencéfalo y el

robencéfalo.

El prosencéfalo

El prosencéfalo (también conocido como «cerebro anterior») es la parte más voluminosa y

compleja del cerebro. Está formado por el telencéfalo, el área con todos los pliegues y surcos que

se suele ver en las ilustraciones del cerebro, así como por otras estructuras que hay debajo de él.

El telencéfalo contiene la información que, básicamente, te convierte en quien eres: tu

inteligencia, tu memoria, tu personalidad, tus emociones, tu habla y tu capacidad de sentir y de

moverte. Áreas específicas del telencéfalo se encargan de procesar diferentes tipos de

información. Se llaman lóbulos, y hay cuatro en total: el lóbulo frontal, el parietal, el temporal y el

occipital.

El telencéfalo se divide en dos mitades, llamadas hemisferios. Están conectadas por la parte

central mediante un haz de fibras nerviosas (el cuerpo calloso) que permite que se comuniquen

entre sí. Aunque ambas mitades puedan parecer idénticas, como una imagen y su reflejo, muchos

científicos creen que tienen funciones diferentes.

El hemisferio izquierdo se considera el lado lógico, analítico y objetivo.

El hemisferio derecho se considera el lado más intuitivo, creativo y subjetivo.

Por lo tanto, mientras haces cuentas, utilizas el hemisferio izquierdo. Pero, mientras escuchas

música, utilizas el lado derecho del cerebro. Se cree que en algunas personas predomina más el

hemisferio izquierdo o el hemisferio derecho, mientras que en otras no predomina ningún

hemisferio porque utilizan ambos hemisferios en la misma medida.

La capa más externa del telencéfalo se llama córtex o corteza cerebral (también conocida como la

«materia gris»). La información recogida por los cinco sentidos llega al córtex cerebral. Después,

esta información se envía a otras partes del sistema nervioso para su ulterior procesamiento. Por

ejemplo, cuando tocas un horno caliente, no solo recibes el mensaje de que retires la mano, sino

que esa información también se dirige a otras partes del cerebro para ayudarte a recordar que no

vuelvas a tocar un horno caliente.

En la parte interna del prosencéfalo se encuentran el tálamo, el hipotálamo y la hipófisis:

El tálamo se encarga de enviar los mensajes procedentes de los órganos sensoriales, como

los ojos, los oídos, la nariz y los dedos, a la corteza cerebral.

El hipotálamo te controla el pulso, la sed, el apetito, los patrones de sueño y otros

procesos que ocurren en tu cuerpo de forma automática.

El hipotálamo también controla la hipófisis, una glándula que fabrica las hormonas que

controlan el crecimiento, el metabolismo, el equilibrio de agua y minerales, la maduración sexual y

la respuesta al estrés.

El mesencéfalo

El mesencéfalo (también conocido como «cerebro medio»), situado debajo de la parte central del

prosencéfalo, actúa como un maestro de ceremonias, coordinando todos los mensajes que llegan

al cerebro y los que salen hacia la médula espinal.

El rombencéfalo

El rombencéfalo (también conocido como «cerebro posterior»), se encuentra debajo de la parte

posterior del telencéfalo. Engloba el cerebelo, el puente y el bulbo raquídeo (o médula oblonga).

El cerebelo, también conocido como «el pequeño cerebro» porque parece una versión a pequeña

escala del cerebro, controla el equilibrio, el movimiento y la coordinación.

El puente y el bulbo raquídeo, junto con el mesencéfalo, se suelen conocer como el tronco

encefálico (o tallo cerebral). El tronco encefálico recibe, envía y coordina los mensajes cerebrales.

También controla muchas de las funciones que el cuerpo realiza automáticamente, como la

respiración, la frecuencia cardíaca, la tensión arterial, el tragar, la digestión y el parpade

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