En la cama II

En la cama II

Ema UB

17/03/2021

Ese día transité por ese lugar sin esperar tu presencia encontrar, pero los vientos supieron soplar y en mi camino tus pies acertar, una mirada, una palabra y el espacio sideral tiende a estallar en la alquimia que antes solíamos practicar.


Los antecedentes se tienen que ahogar entre los besos que nacerán después del primero, ese que robó mi respiración. Una pregunta que tu voz envuelta en pánico tiene que responder, ¿qué hacías durante el tiempo que mis ojos no alcanzaron tu mirar?

-Exiliado en el recuerdo de nuestras peleas infinitas, esas en las que una lágrima tuya solía romper mi serenidad, esos días en los que tu voz enervada se colaba entre los versos que me dedicabas. Ahí estaba, atrapado en un bucle de tiempo. Tu silueta se paseaba en la habitación, tus manos me acariciaban imaginarias, despertando ese viejo dolor que reclamaba tu calor sobre mi cuerpo.

Displicencia, eso es lo que nos separa y el deseo es lo que nos ata, pero saciada toda pasión carnal, ¿qué nos quedará?

-Nada. Desistiré de aceptar esta invitación, los recuerdos polvorientos que se depositen en el cementerio emocional, mis pies deben eximir tus pisadas, tú debes proseguir, regala tus besos y cuerpo a las manos que quieran recibir espinas sin la dulzura de anestesia. Yo no, las cicatrices todavía arden en mi cuerpo.

Cobardía. Es tu cobardía, te resistes a sostenerme entre tus manos mientras grito desesperadamente “te amo” te duelen mis palabras, resientes de mis emociones y huyes. ¡Cobarde! ¡Cobarde! ¡Cobarde! Dime que eres cobarde y así soltaré tu cuerpo, declararé huérfanas mis sábanas, no te volveré a ver más y en el agua diluiré los tatuajes que me has vuelto a dejar.

-¿Cobardía? Huir del cuchillo que besa mis labios hasta el hueso, preservar mi cordura alejada de las mentiras que gustas depositar en mi cuerpo, si a esto le llamas cobardía, seré cobarde, abandonaré tus brazos, me sumergiré en lejía, me sacudiré la tinta de tus besos malvados y mal dados.

¿Cuándo? ¿Cuándo te he hecho daño? Mi boca para ti ha estado llena de “te amos” desesperación, pasión y la búsqueda incesante de tu comprensión. Déjame entender, cuándo fue que decidiste creer que no te amo.

-El silencio sepulcral de tu amor pasional suele pisotear el pequeño sendero que en mi corazón dejaste, las horas van borrando tus palabras y tus acciones aniquilan toda esperanza. Ahora suelta mi cuerpo, el daño ha sido hecho, sea esta la última vez que me sumerjo en veneno.

Mientes. Sé que mientes. No puedo encontrarte y otra vez dejarte marchar. Te quedarás, mis manos te harán comprender que solo tu cuerpo pueden y quieren sostener. Aunque te crezcan espinas, juro que soportaré, pero de aquí no te vas.

-Te vi. Largos cabellos rojizos, labios con labial cobrizo, pestañas rizadas y ojos color miel. Te vi y aprendí que de entre todos, tú eres quién mejor sabe mentir.

    Te vi y ahora, debes dejarme ir.

    Sábanas heladas, cama solitaria, un amante llorando junto a la ventana y ella la puerta cruzando, en la espalda se va tatuando el adiós decisivo. Se acabó la coincidencia, el choque de galaxias y la incondicional murió con el último suspiro de aquella boca mentirosa.

    Ese día transité por ese lugar en el que nuestras pisadas solían encontrarse, por la acera paralela, él sostenía las manos de la dama de cabellos rojizos.

    Sonrisa de satisfacción por la mejor decisión, una cama solitaria no morirá, las sábanas no quedaran desoladas. Algún día escribirán poema definitivo en el que me pueda acurrucar sin dudar.

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