Cuando miro la hierva humana
pienso en la mirada carnívora de los hombres de plata
veo el cinzano de los fiordos coloreados
los panes verdes asemejándose al mar salado
Cuando miro la hierva humana
veo el anaranjado de tu pasión universal
pienso en los sombreros ávidos de
papeles alterados contando
la historia que mancha
Las iglesias socorren aveces el llanto dormido
sin ser omnipotente del encanto dañado
La mujer herida por la voz
palpante del grito del hombre
cae en su cien
enmigrañando las noches
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